El mes de febrero ha dejado varias estampas dolorosas, indignantes y de furia en mi memoria: Por una parte, el gobierno de Mariano Rajoy aprueba una reforma laboral encaminada a una mayor precarización de las condiciones de trabajo y una aniquilación total de nuestros derechos como trabajadores. Gana el empresario, como siempre, mientras que nosotros salimos peor parados: esta reforma facilitará la contratacíon en condiciones míseras y se permitira el despido cuando al empresario le parezca. En pocas palabras, estamos retrocediendo en el tiempo.
En Valencia, varios jóvenes que protestaban contra los infames recortes en la enseñanza pública han sido agredidos por los antidisturbios. La brutalidad policial ha sido tremenda, y muchos jóvenes han sufrido graves secuelas físicas: Por ejemplo, a una chica le abrieron la cabeza y tuvieron que colocarle seis grapas de sutura en el cuero cabelludo. La imagen es escalofriante. No voy a ponerla porque es muy fuerte y no apta para estómagos sensibles, coloco el link abajo:
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Si bien decía Lenin que el Estado utiliza la violencia para que una clase social se imponga sobre la otra, en este caso fue así. En mi opinión, la actitud por parte de las fuerzas del estado es deleznable. Y más vergonzosa la de la Delegación de Interior de la Generalitat, que se calló y no condenó la represión.
El tratamiento (des)informativo fue bochornoso. Desde los medios de la derecha más rancia (como Intereconomía o ABC) hasta los del grupo PRISA (como Cuatro o El País), pasando por otros como La Vanguardia, Telecinco o Antena 3, se ha calificado a los manifestantes de "alborotadores", "violentos" e "incívicos"; cuando en realidad pedían pacíficamente algo justo. ¿Cómo se atreven a vilipendiar a quienes están luchando por un derecho inalienable como es el derecho a la educación? Nos ha costado mucho esfuerzo y angustia luchar por una enseñanza pública y accesible para todos.
Por otra parte, en Los Ángeles tenía lugar hace una semana la decadente y vacua gala de los Oscar. Nunca he seguido esta gala ni la seguiré, porque no me entusiasma y me importa un pimiento si la Streep o el francesito ganan la estatuilla bañada en oro. Lo que se premia también provoca alguna que otra decepción. Hay muchos que consideran que no se premia lo que gusta al público, sino lo que a un pequeño grupo de personas les parezca según los criterios que establezcan a libre albedrío. Otra cosa es que prefiero otras cosas en vez de desperdiciar cuatro horas de mi vida viendo una aburrida entrega de premios, es una verdadera pérdida de tiempo. Sin embargo, las dos únicas ediciones que seguido en mi vida han sido la 76 (2004) y la 81 (2009), en las cuales ganaba como mejor actor Sean Penn. Este evento no es más que un desfile de esmóquines y vestidos de gala que cuestan lo que gana un trabajador en 15 años; y la lista de los que se llevan el muñequito dorado a casa. Básicamente consiste en eso, simple y llanamente.
No le presto, ni le presté ni le prestaré atención a este evento. Si a mí, ¡que más me da!. No trabajo en el mundo del espectáculo ni voy a ganar un Óscar. Y ni falta que me hace ganarlo, antes luchar por la educación y la sanidad pública que hacerme famosa. Así de claro.
Lo que más me irritó es que se le dedicase más páginas en la prensa a banalidades como los Oscar, si el Barça se clasifica para no-se-qué liga o si Paquirrín tiene nueva novia o cualquier otra estupidez por el estilo; en vez de preocuparse de cosas de especial relevancia como la crisis, el paro, los recortes, la privatizacion de los servicios públicos, el hambre, la pobreza, las guerras, la destrucción del medio ambiente... Esto es una vergüenza. A los medios de comunicación de masas no les interesan que pensemos en lo que de verdad es importante: nos están arrebatando nuestros derechos y no nos estamos dando cuenta. A ellos les interesa que vivamos en una permanente lobotomía, es decir, que nos anestesian con publicidad para callarnos la boca y no protestar. Estamos pasando por una grave crisis estructural del capitalismo, un sistema que es incapaz de superar cualquier crisis, que ha sido provocada por los mismos que manejan los hilos del poder y de las finanzas. Y lo más escabroso de esto es que nos "olvidemos" de la crisis a base de "Pan y Circo". Darte cuatro falsas comodidades y contarte los rollos que se trae la gente famosa para mantenernos alienados y ser manejados por los poderosos. Además, el capitalismo los convierte en modelos a seguir de la sociedad, promoviéndo unos valores egoístas y superficiales.
Para desgracia de muchos, aquí solo se escucha la voz de quienes controlan. Mucho hablar de libertad de prensa y criminalizar a quienes pongan una resistencia frente al dominio neoliberal pero, prácticamente, esta es nula. ¿Cómo puede haber libertad de prensa si un sólo señor es propietario del 90% de la prensa mundial? NOS ESTÁN TOMANDO EL PELO. ¿Se creen que somos idiotas o qué?
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En Valencia, varios jóvenes que protestaban contra los infames recortes en la enseñanza pública han sido agredidos por los antidisturbios. La brutalidad policial ha sido tremenda, y muchos jóvenes han sufrido graves secuelas físicas: Por ejemplo, a una chica le abrieron la cabeza y tuvieron que colocarle seis grapas de sutura en el cuero cabelludo. La imagen es escalofriante. No voy a ponerla porque es muy fuerte y no apta para estómagos sensibles, coloco el link abajo:
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Si bien decía Lenin que el Estado utiliza la violencia para que una clase social se imponga sobre la otra, en este caso fue así. En mi opinión, la actitud por parte de las fuerzas del estado es deleznable. Y más vergonzosa la de la Delegación de Interior de la Generalitat, que se calló y no condenó la represión.
El tratamiento (des)informativo fue bochornoso. Desde los medios de la derecha más rancia (como Intereconomía o ABC) hasta los del grupo PRISA (como Cuatro o El País), pasando por otros como La Vanguardia, Telecinco o Antena 3, se ha calificado a los manifestantes de "alborotadores", "violentos" e "incívicos"; cuando en realidad pedían pacíficamente algo justo. ¿Cómo se atreven a vilipendiar a quienes están luchando por un derecho inalienable como es el derecho a la educación? Nos ha costado mucho esfuerzo y angustia luchar por una enseñanza pública y accesible para todos.
Por otra parte, en Los Ángeles tenía lugar hace una semana la decadente y vacua gala de los Oscar. Nunca he seguido esta gala ni la seguiré, porque no me entusiasma y me importa un pimiento si la Streep o el francesito ganan la estatuilla bañada en oro. Lo que se premia también provoca alguna que otra decepción. Hay muchos que consideran que no se premia lo que gusta al público, sino lo que a un pequeño grupo de personas les parezca según los criterios que establezcan a libre albedrío. Otra cosa es que prefiero otras cosas en vez de desperdiciar cuatro horas de mi vida viendo una aburrida entrega de premios, es una verdadera pérdida de tiempo. Sin embargo, las dos únicas ediciones que seguido en mi vida han sido la 76 (2004) y la 81 (2009), en las cuales ganaba como mejor actor Sean Penn. Este evento no es más que un desfile de esmóquines y vestidos de gala que cuestan lo que gana un trabajador en 15 años; y la lista de los que se llevan el muñequito dorado a casa. Básicamente consiste en eso, simple y llanamente.
No le presto, ni le presté ni le prestaré atención a este evento. Si a mí, ¡que más me da!. No trabajo en el mundo del espectáculo ni voy a ganar un Óscar. Y ni falta que me hace ganarlo, antes luchar por la educación y la sanidad pública que hacerme famosa. Así de claro.
Lo que más me irritó es que se le dedicase más páginas en la prensa a banalidades como los Oscar, si el Barça se clasifica para no-se-qué liga o si Paquirrín tiene nueva novia o cualquier otra estupidez por el estilo; en vez de preocuparse de cosas de especial relevancia como la crisis, el paro, los recortes, la privatizacion de los servicios públicos, el hambre, la pobreza, las guerras, la destrucción del medio ambiente... Esto es una vergüenza. A los medios de comunicación de masas no les interesan que pensemos en lo que de verdad es importante: nos están arrebatando nuestros derechos y no nos estamos dando cuenta. A ellos les interesa que vivamos en una permanente lobotomía, es decir, que nos anestesian con publicidad para callarnos la boca y no protestar. Estamos pasando por una grave crisis estructural del capitalismo, un sistema que es incapaz de superar cualquier crisis, que ha sido provocada por los mismos que manejan los hilos del poder y de las finanzas. Y lo más escabroso de esto es que nos "olvidemos" de la crisis a base de "Pan y Circo". Darte cuatro falsas comodidades y contarte los rollos que se trae la gente famosa para mantenernos alienados y ser manejados por los poderosos. Además, el capitalismo los convierte en modelos a seguir de la sociedad, promoviéndo unos valores egoístas y superficiales.
Para desgracia de muchos, aquí solo se escucha la voz de quienes controlan. Mucho hablar de libertad de prensa y criminalizar a quienes pongan una resistencia frente al dominio neoliberal pero, prácticamente, esta es nula. ¿Cómo puede haber libertad de prensa si un sólo señor es propietario del 90% de la prensa mundial? NOS ESTÁN TOMANDO EL PELO. ¿Se creen que somos idiotas o qué?
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