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    Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores.

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    Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores. Empty Urgencias Climaticas - Le Monde Diplomatique

    Mensaje por IonaYakir Mar Ene 03, 2012 9:52 pm

    Camaradas comparto este preocupante articulo, muy interesante de verdad, vale la pena cada párrafo.

    Un saludo.

    ---------------------------


    URGENCIAS CLIMATICAS

    La grave crisis financiera y el horror económico que padecen las sociedades europeas están haciendo olvidar que –como lo recordó, en diciembre pasado, la Cumbre del clima de Durban, en Sudáfrica– el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad siguen siendo los principales peligros que amenazan a la humanidad. Si no modificamos rápidamente el modelo de producción dominante, impuesto por la globalización económica, alcanzaremos el punto de no retorno a partir del cual la vida humana en el planeta dejará poco a poco de ser soportable.
    Hace unas semanas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció el nacimiento del ser humano número siete mil millones, una niña filipina llamada Dánica. En poco más de cincuenta años, el número de habitantes de la Tierra se ha multiplicado por 3,5. Y la mayoría de ellos vive ahora en ciudades. Por primera vez los campesinos son menos numerosos que los urbanos. Entre tanto, los recursos del planeta no aumentan. Y surge una nueva preocupación geopolítica: ¿qué pasará cuando se agrave la penuria de algunos recursos naturales? Estamos descubriendo con estupefacción que nuestro “ancho mundo” es finito...
    En el curso de la última década, gracias al crecimiento experimentado por varios países emergentes, el número de personas salidas de la pobreza e incorporadas al consumo sobrepasa los ciento cincuenta millones...(1) ¿Cómo no alegrarse de ello? No hay causa más justa en el mundo que el combate contra la pobreza. Pero esto conlleva una gran responsabilidad para todos. Porque esa perspectiva no es compatible con el modelo consumista dominante.
    Es obvio que nuestro planeta no dispone de recursos naturales ni energéticos suficientes para que toda la población mundial los use sin freno. Para que siete mil millones de personas consuman tanto como un europeo medio se necesitarían los recursos de dos planetas Tierra. Y para que consumieran como un estadounidense medio, los de tres planetas.
    Desde el principio del siglo XX, por ejemplo, la población mundial se ha multiplicado por cuatro. En ese mismo lapso de tiempo, el consumo de carbón lo ha hecho por seis... El de cobre por veinticinco... De 1950 hasta hoy, el consumo de metales en general se ha multiplicado por siete... El de plásticos por dieciocho... El de aluminio por veinte... La ONU lleva tiempo avisándonos de que estamos gastando “más del 30% de la capacidad de reposición” de la biosfera terrestre. Moraleja: debemos ir pensando en adoptar y generalizar estilos de vida mucho más frugales y menos derrochadores.
    Este consejo parece de sentido común pero es evidente que no se aplica a los mil millones de hambrientos crónicos en el mundo, ni a las tres mil millones de personas que viven en la pobreza. La bomba de la miseria amenaza a la humanidad. La enorme brecha que separa a los ricos de los pobres sigue siendo, a pesar de los progresos recientes, una de las características principales del mundo actual (2).
    Esto no es una afirmación abstracta. Tiene traducciones muy concretas. Por ejemplo, en el tiempo de lectura de este artículo (diez minutos), 10 mujeres en el mundo van a fallecer durante el parto; y 210 niños de menos de cinco años van a morir de dolencias fácilmente curables (de ellos, 100 por haber bebido agua de mala calidad). Estas personas no fallecen por enfermedad. Mueren por ser pobres. La pobreza las mata. Mientras tanto, la ayuda de los Estados ricos a los países en desarrollo ha disminuido, en los últimos quince años, un 25%... Y en el mundo se siguen gastando unos 500.000 millones de euros al año en armamento...
    Si en las próximas décadas tuviésemos que aumentar en un 70% la producción de alimentos para responder a la legítima demanda de una población más numerosa, el impacto ecológico sería demoledor. Además, ese crecimiento ni siquiera sería sostenible porque supondría mayor degradación de los suelos, mayor desertificación, mayor escasez de agua dulce, mayor destrucción de la biodiversidad... Sin hablar de la producción de gases de efecto invernadero y sus graves consecuencias para el cambio climático.
    A este respecto, conviene recordar que unos 1.500 millones de seres humanos siguen usando energía fósil contaminante procedente de la combustión de leña, carbón, gas o petróleo, principalmente en África, China y la India. Apenas el 13% de la energía producida en el mundo es renovable y limpia (hidráulica, eólica, solar, etc.). El resto es de origen nuclear y sobre todo fósil, la más nefasta para el medio ambiente.
    En este contexto, preocupa que los grandes países emergentes adopten métodos de desarrollo depredadores, industrialistas y extractivistas, imitando lo peor que hicieron y siguen haciendo los actuales Estados desarrollados. Todo lo cual está produciendo una gravísima erosión de la biodiversidad.
    ¿Qué es la biodiversidad? La totalidad de todas las variedades de todo lo viviente. Estamos constatando una extinción masiva de especies vegetales y animales. Una de las más brutales y rápidas que la Tierra haya conocido. Cada año, desaparecen entre 17.000 y 100.000 especies vivas. Un estudio reciente ha revelado que el 30% de las especies marinas está a punto de extinguirse a causa de la sobrepesca y del cambio climático. Asimismo, una de cada ocho especies de plantas se halla amenazada. Una quinta parte de todas las especies vivas podría desaparecer de aquí a 2050.
    Cuando se extingue una especie se modifica la cadena de lo viviente y se cambia el curso de la historia natural. Lo cual constituye un atentado contra la libertad de la naturaleza. Defender la biodiversidad es, por consiguiente, defender la solidaridad objetiva entre todos los seres vivos.
    El ser humano y su modelo depredador de producción son las principales causas de esta destrucción de la biodiversidad. En las últimas tres décadas, los excesos de la globalización neoliberal han acelerado el fenómeno.
    La globalización ha favorecido el surgimiento de un mundo dominado por el horror económico, en el que los mercados financieros y las grandes corporaciones privadas han restablecido la ley de la jungla, la ley del más fuerte. Un mundo en el que la búsqueda de beneficios lo justifica todo. Cualquiera que sea el coste para los seres humanos o para el medio ambiente. A este respecto, la globalización favorece el saqueo del planeta. Muchas grandes empresas toman por asalto la naturaleza con medios de destrucción desmesurados. Y obtienen enormes ganancias contaminando, de modo totalmente irresponsable, el agua, el aire, los bosques, los ríos, el subsuelo, los océanos... Que son bienes comunes de la humanidad.
    ¿Cómo ponerle freno a este saqueo de la Tierra? Las soluciones existen. He aquí cuatro decisiones urgentes que se podrían tomar:
    — cambiar de modelo inspirándose en la “economía solidaria”. Ésta crea cohesión social porque los beneficios no van sólo a unos cuantos sino a todos. Es una economía que produce riqueza sin destruir el planeta, sin explotar a los trabajadores, sin discriminar a las mujeres, sin ignorar las leyes sociales;
    — ponerle freno a la globalización mediante un retorno a la reglamentación que corrija la concepción perversa y nociva del libre comercio. Hay que atreverse a restablecer una dosis de proteccionismo selectivo (ecológico y social) para avanzar hacia la desglobalización;
    — frenar el delirio de la especulación financiera que está imponiendo sacrificios inaceptables a sociedades enteras, como lo vemos hoy en Europa donde los mercados han tomado el poder. Es más urgente que nunca imponer una tasa sobre las transacciones financieras para acabar con los excesos de la especulación bursátil;
    — si queremos salvar el planeta, evitar el cambio climático y defender a la humanidad, es urgente salir de la lógica del crecimiento permanente que es inviable, y adoptar por fin la vía de un decrecimiento razonable.
    Con estas simples cuatro medidas, una luz de esperanza aparecería por fin en el horizonte, y las sociedades empezarían a recobrar confianza en el progreso. Pero ¿quién tendrá la voluntad política de imponerlas?

    NOTAS:
    (1) Sólo en América Latina, como consecuencia de las políticas de inclusión social implementadas por gobiernos progresistas en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Venezuela y Uruguay, cerca de ochenta millones de personas salieron de la pobreza.
    (2) En el mundo, unos 100 millones de niños (sobre todo niñas) no están escolarizados; 650 millones de personas no disponen de agua potable; 850 millones son analfabetas; más de 2 000 millones no disponen de alcantarillas, ni de retretes...; unos 3 000 millones viven (o sea se alimentan, se alojan, se visten, se transportan, se cuidan, etc.) con menos de dos euros diarios.

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    Mensaje por pedrocasca Vie Feb 10, 2012 4:36 pm

    "Desastres climáticos: tres obstáculos para hacer algo"

    texto de Immanuel Wallerstein

    tomado de la web Cubadebate - abril del año 2007

    Desde hace unos 50 años los científicos nos han estado advirtiendo acerca de los peligros de las transformaciones (causadas por los humanos) del clima terrestre. Pero en los recientes dos o tres años ha habido dos cambios importantes en esta situación. Primero, hay una serie de informes confiables -realizados por diferentes grupos científicos-, los cuales confirman que no sólo son reales estos peligros, sino que vienen ocurriendo a un ritmo mucho más apresurado de lo que los científicos creían hace cinco años. Como dijo recientemente la canciller Angela Merkel, de Alemania, “No faltan cinco minutos para la medianoche; son cinco minutos después de la medianoche”.

    El segundo cambio es el grado en que para la gente común se han hecho visibles estos cambios. Hubo un tsunami en el océano Indico. Hay un incremento en la frecuencia y ferocidad de los huracanes en el Caribe, que culminó en el notable desastre de Katrina. Las fotos del derretimiento de las zonas de hielo en el Artico circulan ampliamente en la prensa. Y este año los meteorólogos que en Londres han estado midiendo las temperaturas por más de tres siglos anunciaron que éste fue el invierno más cálido allí desde que comenzaron a medir. La contraparte del clima cálido en Europa son los tornados y otros desastres provocados por el viento en otras partes.

    Entonces, ¿por qué se está haciendo tan poco? Es claro que no es por falta de conciencia del problema, por más que algunas personas traten de negar su existencia. No obstante, el grado en que los líderes políticos están dispuestos a hacer algo, y de hecho el grado en que existe presión del público para que hagan algo, es sorprendentemente bajo. Cuando hay una separación tan clara entre el conocimiento y la acción, debe haber obstáculos en la arena sociopolítica que expliquen esto. De hecho, existen tres obstáculos bastante poderosos en acción: los intereses de productores-empresarios, los de las naciones menos ricas y las actitudes de ustedes y yo. Cada uno de estos obstáculos es poderoso.

    A los productores/empresarios les preocupa primero que nada obtener ganancias con sus actividades. Si uno les pide que internalicen costos que actualmente no tienen que pagar (el mejoramiento o limpieza de sus procesos de contaminación), esto afecta seriamente sus ganancias en dos formas. Primero, los fuerza a elevar sus precios, lo que puede ocasionar la eliminación de ciertos clientes suyos. Y si internalizan sus costos pero los competidores no lo hacen, pueden perder ventas que lograrán estos competidores.

    Es por esto, como regla general, que las acciones voluntarias tienen poca posibilidad de funcionar, debido a que rara vez son unánimes. En este caso, los productores/empresarios virtuosos perderían ante los competidores. La solución sería la internalización obligatoria de costos ordenada por el gobierno. Aun si esto resolviera el problema del competidor nacional, deja abierto perder ante los competidores internacionales, así como el hecho de que, por arriba de cierto precio, hay disminución de la clientela.

    El segundo problema es precisamente el de la competencia internacional. Los países más pobres buscan mejorar su capacidad de competencia en el mercado mundial. Una de las formas en que hacen esto es produciendo ciertos productos a un menor nivel de costos de tal modo que algunos artículos puedan ser comercializados a un nivel menor de precios. Si se ordenaran (digamos mediante algún tratado internacional) ciertos virajes en el proceso de producción (la reducción en el uso de carbón como fuente de energía), esto requeriría una costosa restructuración de las industrias en esos países, así como la pérdida potencial de su ventaja competitiva relativa a precios. Este es el argumento esgrimido actualmente por países muy grandes como China e India, pero también por naciones de Europa central y oriental como Polonia y República Checa.

    Existe, por supuesto, una solución parcial a este problema. Es el financiamiento masivo de los costos de restructuración de las industrias de estos países por parte de las naciones que actualmente son ricas (Estados Unidos, Europa occidental). Pero dicha transferencia de riqueza -porque esto es lo que es- siempre ha sido impopular y cuenta con poco respaldo político en estos países más ricos. En cualquier caso, esto no afecta la pérdida potencial de la ventaja en los precios, tan importante para estos estados menos ricos.

    Ustedes y yo constituimos el corazón del tercer obstáculo. Se le llama consumismo. A la gente siempre le ha gustado consumir. Pero en los pasados 50 años, el número de personas que podrían consumir más allá de cierto nivel mínimo de supervivencia se ha incrementado notablemente. Cuando llamamos a los individuos a consumir menos electricidad o potencia, o a consumir menos de los productos que requieren de estos insumos, estamos convocando a quienes ahora son consumidores a que cambien su estilo de vida, de modos significativos. Y en cuanto a aquellos que actualmente no son lo suficientemente ricos como para consumir de esa forma, uno los convoca a renunciar a la poderosa aspiración de tener acceso al consumo que históricamente se les ha negado.
    Esto también puede ser resuelto. Las personas pueden reducarse unas a otras. La gente puede poner en el centro de su sistema de valores otras cosas que no impliquen consumo. Podemos todos aceptar la necesidad de lograr niveles de vida más igualitarios por todo el planeta, aun si para algunos esto tal vez signifique reducir sus propias ventajas.

    Hace 50 años los científicos produjeron la primera evidencia de que consumir productos de tabaco tenía la consecuencia de una mayor probabilidad de contraer cáncer. Hacerlo encontró los mismos obstáculos que hoy implica hacer algo acerca de los riesgos climáticos. Después de 50, a escala mundial, la tasa de fumar ha disminuido considerablemente, en parte debido a que se fuerza a las compañías tabacaleras, mediante demandas legales, a rembolsar los costos sociales de sus acciones previas, en parte porque los individuos se reducan y porque los gobiernos ordenan restricciones a los locales donde está permitido fumar. Entonces es claro que algo puede hacerse.

    Pero, ¿tenemos 50 años para hacerlo?

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    Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores. Empty Re: Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores.

    Mensaje por pedrocasca Vie Feb 10, 2012 4:39 pm

    Hay en el Foro al menos dos temas más relacionados con Immanuel Wallerstein:

    "Inmigrantes" - artículo de Immanuel Wallerstein - publicado en el periódico mexicano La Jornada en 2002
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    "Ecología y costes de producción capitalistas: No hay salida" - texto de Inmanuel Wallerstein - año 1997
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    Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores. Empty Re: Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores.

    Mensaje por amantedelalibertad77 Vie Feb 10, 2012 6:17 pm

    muy bueno el artículo camarada
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    Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores. Empty "Sobre las causas estructurales de la crisis climática y la crisis global" - texto de Elizabeth Peredo Beltrán - publicado en el blog Marxismo ecológico

    Mensaje por pedrocasca Sáb Mar 10, 2012 11:52 pm

    Sobre las causas estructurales de la crisis climática y la crisis global

    Elizabeth Peredo Beltrán - directora de la Fundación Solón, Bolivia

    publicado en el blog Marxismo ecológico

    Hablar de la crisis climática es hablar de la crisis del sistema capitalista o más bien de la crisis del mundo a raíz del sistema capitalista y del colonialismo que durante siglos explotaron sin límites los recursos naturales, las culturas de los pueblos, sus saberes y conocimientos y las fuerzas de trabajo de miles de millones de personas, de aquellas que sostienen con su esfuerzo y sus energías la vida de las sociedades del mundo. Así, el cambio climático que a estas alturas puede considerarse como uno de los mayores crímenes cometidos contra la humanidad y contra la Madre Tierra, es el síntoma más claro y paradigmático de una crisis civilizatoria que ha tocado límites.

    Un crimen que –contrariamente a las versiones ingenuas ampliamente difundidas en las que todos seríamos culpables- tiene responsables con nombre y apellido: sus siluetas se ven transitando de las gerencias de las fábricas a los bancos, de los hoteles de lujo a los tribunales de arbitraje, de los gabinetes de gobiernos vendidos a los proyectos de “mal desarrollo”, de las conferencias de la OMC, Banco Mundial y FMI a las sesiones diarias de la bolsa, de los campos despojados y territorios destruidos a los ghettos de opulencia de los pocos ricos del mundo y que con sus decisiones y afán de lucro no dudaron en poner en riesgo la vida de miles de millones de seres humanos, de miles de especies vivas, de innumerables ecosistemas en el planeta.

    Todo este entramado de sistemas de explotación de las riquezas en el mundo ha generado la mayor concentración de Gases de Efecto Invernadero de la historia y provocado, por tanto, un incremento de la temperatura global que ya excede la capacidad de la atmósfera y del planeta para controlarlo y regularlo, ha sobrepasado toda posibilidad natural y sólo una acción drástica de cambio de paradigmas podrá ejercer un cambio. Sus impactos no afectan a todos por igual, son los países del Sur, los países llamados en desarrollo y los grupos más pobres y vulnerables de las sociedades los que sufren sus consecuencias de manera inclemente.

    El 80% de las emisiones globales son producidas por las industrias, la energía y el consumo desmedido de los países más ricos y más desarrollados que reúnen el 20% de la población mundial. América Latina es responsable apenas del 10.3% de las emisiones globales.

    Esta diferencia en las emisiones entre países desarrollados y países en desarrollo no ha sido controlada ni antes ni ahora, a pesar de haberse alertado sobre este peligro hace más de 15 años y de haberse firmado el Protocolo de Kyoto destinado a este fin. De los 191 países que han firmado el Protocolo, uno de los más poderosos y contaminadores (EEUU: 20.2%) se ha negado sistemáticamente a ratificarlo, junto a varios otros que en las negociaciones de la Convención no realizan compromisos verdaderos para reducir sus emisiones e incluso pretenden escapar del cumplimiento que les exige el Protocolo de Kyoto archivándolo y buscando un acuerdo frágil y antidemocrático, sin mecanismos de control como es el Entendimiento de Copenhague de diciembre de 2010.

    El peso vinculante de los acuerdos a favor de la humanidad y el medio ambiente es mínimo comparado con el peso vinculante de la fuerza del capital que tiene sus propios acuerdos e instituciones.

    Y esta situación ha puesto al planeta y sus habitantes al borde del abismo. Las emergencias por desequilibrios climáticos se han multiplicado por 40 veces en el último tiempo y cada catástrofe es una herida por la que vemos desangrar la vida y en la que se hace evidente la desgarradora vulnerabilidad de los más pobres, de los pueblos indígenas, de las mujeres, los viejos y los niños ante las calamidades producidas por la crisis climática. Sólo en estos días hemos lamentado más de 300 muertos y desaparecidos en las favelas de Brasil por las torrenciales e inusuales lluvias que inundaron el Estado de Río de Janeiro obligando a los alcaldes cariocas a pedir que se desconecten las centrales nucleares instaladas en Angra do Reis por su enorme peligrosidad para la población.

    Hace poco, en la región andina de Bolivia y Perú, se ha lamentado pérdidas de más de un centenar de vidas por las catástrofes de derrumbes e inundaciones en el Cuzco, el Oriente boliviano y otras regiones, al tiempo que se derriten nuestros glaciares, fuente de vida e identidad cultural. Mientras que en otras regiones se han vivido periodos de sequía severos que han matado miles de cabezas de animales. Europa y América del Norte no han escapado a las inundaciones y tormentas de nieve inusuales en su magnitud este último invierno.

    Mientras que la silenciosa desaparición de Venecia, es un efecto evidente del cambio climático del que todavía no se habla.

    La deuda climática y la deuda histórica

    Los gases de efecto invernadero (GEI) se han ido concentrando en la tierra desde la revolución industrial, pero las mayores concentraciones de GEIs se han dado durante los últimos 40 años coincidiendo con el despliegue del neoliberalismo. Y han sido fundamentalmente los países desarrollados, los más ricos y aquellos que iniciaron la conquista del mundo sometiendo a sus pueblos a la colonización de sus territorios, al exterminio de sus habitantes, a la negación de sus culturas, los que se han beneficiado de esa explotación de combustibles fósiles, de riquezas minerales, de la biodiversidad y del conocimiento local. Son ellos los principales responsables de la crisis climática, mientras que los países del Sur global son los que más sufren sus consecuencias.

    Así, los países del Norte tienen una enorme deuda ecológica y climática que pagar a las naciones pobres, debate que se ha reflejado en el proceso de la Conferencia de Cambio Climático de las NNUU, evidenciando una de las relaciones más inequitativas y desequilibradas de nuestra civilización.

    Los países en desarrollo plantean que la única forma de pagarla es con reducciones de emisiones drásticas que paguen la deuda acumulada y mitiguen efectivamente los cambios producidos pero que además dejen el espacio atmosférico libre para el desarrollo equitativo de los países en desarrollo, es decir transferencia sustantivas de fondos al Sur para enfrentar los costos de adaptación, para contribuir a la mitigación del cambio climático mediante el uso de tecnologías adecuadas, por lo tanto de transferencias de tecnologías fuera de las reglas de comercio privatizadoras.

    La mercantilización de todo lo que está ante nuestros ojos

    El paradigma dominante de la civilización colonial- capitalista o capitalista neocolonial, es que todo tiene un precio, pero también que todo puede alterarse para ser vendido. Así, los principios fundamentales de la vida, del derecho a la vida, de los equilibrios y de la diversidad genética se vulneran; el agua, la tierra, el fuego, la energía y hasta el aire están mercantilizados y son territorios ocupados. El ejemplo más claro es la atmósfera, ahora ocupada por los gases de efecto invernadero en un 80% producido por el 20% de la población concentrada en los países más ricos y desarrollados.

    Ese grado de concentración de gases imposibilita el ejercicio del derecho al desarrollo de los pueblos que no han logrado alcanzar niveles básicos de acceso a los derechos de alimentación, energía, transporte, infraestructura básica. Pero además pone en peligro la propia existencia del planeta que enfrenta el mayor peligro a su estabilidad.

    La base de ese sistema mercantil está concentrada en las instituciones que desarrollaron reglas de comercio y financieras que legitiman y profundizan ese paradigma dominante: la OMC, el Banco Mundial, el FMI, los acuerdos de comercio como el NAFTA o el CAFTA que establecen una serie de normas, mecanismos y condicionalidades para generar “crecimiento”.

    Estas normas y reglas van de la mano con la mayor irracionalidad neoliberal en la que el despilfarro, la anulación de la biodiversidad genética, la contaminación de las fuentes de agua y vida, la mercantilización de los bienes comunes, la sobreexplotación de los recursos de la tierra, el uso desmedido de la energía en la producción y traslado de mercancías contribuyen de manera continua no sólo a una mayor emisión de GEI, sino a una huella ecológica totalmente insostenible. Según el informe del WWF de 2009, actualmente la huella ecológica de la intervención humana sobrepasa en un 30% la capacidad de la biósfera para restituirse.

    Según esta misma fuente, la primera vez que se ha registrado este “déficit” entre lo que se consume y lo que la tierra es capaz de reponer fue en los 80, coincidiendo con el inicio del Consenso de Washington que formuló un plan global en el que la inversión privada fue concebida como la clave del desarrollo.

    Las visiones de desarrollo y la ruptura del equilibrio con la Madre Tierra

    Otra de las bases estructurales del cambio climático está en la forma en que se concibe el desarrollo y el propio desarrollo sostenible cuya definición se concentra en mantener condiciones para las futuras generaciones; pero al no contar con una visión holística de interrelaciones vitales con la naturaleza no necesariamente incluye o presupone un equilibrio con la Madre Tierra: “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades” (UN). Por lo tanto el concepto y la práctica del “desarrollo sostenible” han sido articulados con los enfoques mercantilistas y extractivistas, pues la sostenibilidad se ha definido en un estrecho enfoque androcéntrico, extractivista y predominantemente basado en el consumo de fuentes fósiles.

    En el trasfondo de esto yace la ruptura de la civilización humana con la naturaleza que propició la cultura occidental capitalista en la que la tierra no es vista más que como un “recurso” y un territorio de ocupación. Informes serios afirman que la intervención humana ha superado las propias fuerzas de la naturaleza y se constituyen en un verdadero peligro para los innumerables equilibrios logrados por la evolución para la habitabilidad de las especies en siglos.

    De ahí el enorme valor de todos los procesos locales y movimientos sociales que en el mundo están intentando resignificar la Naturaleza con el concepto de Madre Tierra, y reafirmando aquello que la naturaleza no es un “recurso”, es “nuestro hogar”, es nuestra Madre Tierra.

    Sistemas financieros y sistemas económicos

    Pero también es fundamental analizar en estas causas estructurales los mecanismos y estructuras financieras que gobiernan al mundo.

    Estas estructuras financieras se han articulado para seguir extrayendo recursos de los países en desarrollo y de sus estados a favor de la grandes transnacionales y de los países poderosos. La deuda es una de las muestras más claras de estos mecanismos que no sólo empobrece a los pueblos sino que posibilita que las multilaterales condicionen a los países en desarrollo a aplicar políticas neoliberales que en el fondo favorecen a las multinacionales.

    Como se dio en las décadas de los 80 y 90 con procesos de liberalización y reducción del poder regulador de los estados, en favor del poder de las trasnacionales. Ejemplos de ello tenemos miles, como el caso de los tribunales de arbitraje que se permiten juzgar a los pueblos porque las empresas se han visto afectadas por leyes locales ambientales, laborales, de salud, etc.

    La relación de estos sistemas financieros y económicos con la crisis climática es directa y causal y se expresa también en los procesos de negociación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático - CMNUCC- en los que se debate ahora cómo se va a financiar la adaptación de los países en desarrollo, proponiéndose que sea a través de mecanismos ya viciados. Por eso es que los países en desarrollo proponen que cualquier mecanismo de financiamiento debe ser en el marco de un control multilateral, transparente, democrático y no condicionado al financiamiento para adaptación.

    Pero aún más grave es la posibilidad de que algunos países desarrollados, en el afán de eludir sus responsabilidades y compromisos multilaterales, destinen sus fondos de cooperación a fondos de financiamiento para cambio climático, como se advierte en las últimas propuestas efectuadas en el parlamento de la Unión Europea.

    Los países desarrollados han propuesto 30.000 millones de $US para el periodo 2010-2012 y 100.000 millones hacia el 2020. (Entendimiento de Copenhague). Suma irrisoria si se considera, como sugiere el G77, que los gastos superarán el 5% del Producto Nacional Bruto de los países desarrollados (1.900.000 millones de $US.) Y si se comprara con lo que necesitaría sólo un país devastado como Haití (cuya tragedia no fue causada por el cambio climático pero que es una muestra de la vulnerabilidad de los países más pobres) que va a requerir alrededor de 11.000 millones de $US.

    Pero también la discusión está en la propia estructura de los sistemas económicos que han puesto en prioridad el lucro y la rentabilidad en lugar de la eficiencia de los servicios y del cuidado de los pueblos y la naturaleza. Los índices de crecimiento económico de una sociedad se miden por medio de inversiones, valores en la bolsa, pero no existen indicadores que midan cuán beneficioso podría ser para una sociedad un uso distinto del tiempo, de los recursos humanos, de una priorización diferente de las áreas que requieren de mayor atención y destino de recursos económicos para ser más humana. En ese sentido, la economía feminista ha dado y está dando muchos elementos para encontrar alternativas.

    El control de territorios, la migración obligatoria y los acuerdos de integración

    Finalmente se deberá analizar, en la perspectiva de las causas estructurales, el tema del control de territorios. El cambio climático está produciendo en el mundo una reconfiguración geopolítica debido al desplazamiento y movilidad de personas a gran escala, pérdidas de territorios, procesos de deglaciación que permitirán el acceso a riquezas naturales ahora valoradas por su valor económico como el petróleo y los minerales.

    Según la Organización Internacional para las Migraciones -OIM-, se estima que más de 200 millones de personas serán, en pocas décadas (2050), migrantes climáticos desplazados y buscando en el mundo un lugar donde vivir.

    Ya en la actualidad alrededor de 40 millones de gente ha sido desplazada de sus lugares de origen por impactos de la minería y la industria altamente contaminante. Mientras que, sin ninguna sensibilidad, las grandes potencias y los países en desarrollo endurecen sus leyes de migración y desarrollan planes perversos de reclutamiento étnico para admitir a jóvenes extranjeros en sus países.

    Hace más de una década, se decía que había más de 25 millones de personas obligadas a abandonar sus territorios por motivos medioambientales como la contaminación, degradación de suelos, sequías y desastres naturales.

    Hoy los “refugiados medioambientales” son más que los refugiados por persecución política y por guerras. (OIM).

    Pero lo curioso de todo es que en lugar de flexibilizar las reglas de inmigración, los países desarrollados se han dedicado a construir cada vez más reglas y prácticas draconianas para evitar y controlar la migración a un límite inaudito, como el muro de la vergüenza entre Estados Unidos y México y la Directiva Retorno de la Unión Europea. A esto se suman las numerosas manifestaciones xenófobas y casi fascistas que se generan a partir de estos enfoques. En Estados Unidos se han puesto en marcha programas para controlar a los inmigrantes mexicanos que involucran a la población civil estadounidense (mediante la formación de patrullas) e incluye vigilancia electrónica fronteriza (monitores de TV). En Italia se han registrado vergonzosos disturbios xenófobos contra los inmigrantes. (BBC)

    Esto cuestiona profundamente los llamados acuerdos de integración que se multiplican por el mundo pero sólo para facilitar la circulación de mercancías y crear condiciones cada vez más favorables para las inversiones y fortalecer matrices energéticas “petroadictas”, extractivistas, expoliadoras de recursos naturales, pero no encaran el tema de la circulación y los derechos humanos y laborales de las personas. Pero que sobre todo no promueven una verdadera adaptación de sus contenidos a la emergencia climática, a la crisis global que no sólo provocará catástrofes que requerirán de grandes montos de dinero para atenuarlos, sino de infraestructuras y normas para encarar el tema de la migración por razones climáticas y financieras, fruto de la deuda histórica del Norte con el Sur y consecuencia de las políticas vigentes de acumulación de riquezas.

    Lo bueno de todo es que la crisis global, y en particular la crisis climática, han puesto en evidencia la necesidad de cambiar el mundo, de cambiar los paradigmas, de buscar restablecer el equilibrio con la Madre Tierra y de eliminar las profundas inequidades e injusticias de un sistema que se come el mundo de a pedacitos. La fuerza de los pueblos está ahora a prueba para resignificar la vida en el planeta y fortalecer la solidaridad y la justicia.

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    pedrocasca
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    Causas y consecuencias de la crisis climática global, principales obstáculos para su solución - Recopilación varios autores. Empty "Para entender el cambio climático" - texto publicado por World Rainforest Movement en 2003 en EcoPortal.net - Interesante

    Mensaje por pedrocasca Dom Abr 15, 2012 7:38 pm

    "Para entender el cambio climático"

    texto publicado por World Rainforest Movement -WRM- en 2003 en EcoPortal.net

    El "efecto invernadero" no es en sí mismo un problema. Es más, el delicado equilibrio de dicho sistema es lo que ha creado las condiciones que permiten la vida en el planeta. El problema surge porque se ha agregado una carga artificial de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

    El clima de nuestro planeta es un complejo sistema resultante de la interacción de cinco factores: la atmósfera, los océanos, las regiones de hielo y nieve (criosfera), los organismos vivos (biosfera) y los suelos, sedimentos y rocas (geosfera), a su vez todos ellos directamente vinculados con el sol.

    Sólo en estos términos es posible comprender los flujos y ciclos de energía y materia de la atmósfera, lo cual es imprescindible para investigar las causas y los efectos del cambio climático. Pero también, a estos factores hay que agregar uno más: el factor antropogénico, resultante de la actividad humana.

    De "invernadero" a "horno"

    El clima, como ya dijimos, está directamente relacionado con la energía solar, que llega hasta la superficie de la Tierra y vuelve al espacio en forma de rayos infrarrojos. Pero esa energía que sale, pasa por la atmósfera. La atmósfera contiene, además de nitrógeno, oxígeno y argón, una mezcla de otros gases diferentes (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, ozono, vapor de agua) que envuelve al planeta y forma un sistema ambiental integrado con todos los componentes de la Tierra.

    Son esos gases los que permiten pasar la energía solar pero a la vez atrapan y absorben parte del calor que "rebota" y vuelve a salir (aproximadamente un 30%; del resto un 45% es absorbido por la tierra y los océanos, y un 25% por la atmósfera). Este sistema de control natural de la temperatura de la Tierra se asimila así al efecto de un invernadero, y a los gases que actúan en ese proceso se los conoce como "gases de efecto invernadero". El efecto invernadero permite también en gran medida la presencia de agua en estado líquido.

    El "efecto invernadero" no es en sí mismo un problema. Es más, el delicado equilibrio de dicho sistema es lo que ha creado las condiciones que permiten la vida en el planeta. El problema surge porque se ha agregado una carga artificial de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Se está poniendo una capa "de abrigo" extra que no necesitamos, y que aumenta el calor. El invernadero se está convirtiendo en un horno.

    El calentamiento global

    Si bien el clima de la Tierra es inestable y más bien impredecible -y muy sensible a factores internos o externos-, la temperatura probablemente no ha cambiado tanto en los últimos 200.000 años: las temperaturas de la última era glaciar fueron solamente 5º C más frías que en el presente. La temperatura media de la Tierra es actualmente de aproximadamente 14º C (sin el efecto invernadero sería de -18º C).

    Sin embargo, en los últimos 200 años ha ocurrido un brusco aumento de temperatura. La temperatura media de la superficie terrestre ha aumentado entre 0,3 y 0,6º C con respecto a la época preindustrial, y el mayor aumento ha ocurrido en los últimos 40 años. El calentamiento del planeta
    se ha hecho evidente tanto en la superficie marina como terrestre, lo cual es apoyado por indicadores indirectos como la retracción de los glaciares.
    A escala mundial, 1998 fue el año más caluroso y la década de los 90 la más calurosa de la historia. Esta tendencia está directamente relacionada con las actividades humanas, que están provocando un aumento de los niveles de gases de efecto invernadero presentes en la atmósfera.

    El dióxido de carbono (CO2), uno de los más importantes de estos gases, cumple un complejo ciclo vital. Es liberado por las erupciones volcánicas, por la respiración, por procesos del suelo, la combustión de componentes de carbono y por la evaporación oceánica. A su vez, se disuelve en los
    océanos y es consumido por la fotosíntesis de los vegetales. Con posterioridad a la revolución industrial y en especial después de la Segunda Guerra Mundial, la actividad industrial ha emitido enormes cantidades de CO2 a la atmósfera a través de la combustión de combustibles fósiles de depósitos subterráneos, de los cuales los tres principales son carbón, petróleo y gas.

    La mayor parte de las emisiones de dióxido de carbono son producidas por la utilización de combustibles fósiles para generar energía, los procesos industriales y el transporte, pero también son producidas por los procesos de deforestación y tala de bosques. Las actividades agrícolas y los
    cambios del uso de la tierra producen emisiones de metano y óxido nitroso, mientras que los procesos industriales también emiten productos químicos artificiales llamados halocarbonos (CFCs, HFCs, PFCs).

    Los gases clorofluorocarbonos (formados por moléculas de carbono, cloro y fluor) son totalmente antropogénicos (es decir, creados por actividades humanas) y son producidos por aerosoles, refrigeradores y aparatos de aire acondicionado. Se considera que estos gases han contribuido en gran medida al calentamiento global.

    Más que una evolución lineal, el clima sigue un trayecto no lineal con sorpresas inesperadas y drásticas cuando los niveles de gases de efecto invernadero alcanzan un punto crítico que desencadena otros procesos hasta ahora desconocidos. Todo indica que las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por actividades humanas pueden causar cambios climáticos drásticos en el siglo XXI y más allá, con efectos de amplio alcance en el ambiente y en las sociedades y economías humanas.

    La razón de la sinrazón

    El aumento del dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero responsables del cambio climático es una consecuencia de los actuales modelos de desarrollo -producción y consumo- que fomentan una utilización excesiva de combustibles no renovables así como de modelos de utilización de la tierra inapropiados.

    En general, las emisiones de gases de efecto invernadero de combustibles fósiles y el modelo de consumo característico de la sociedad industrializada moderna van de la mano: cuanto más rico es el país, mayores son las emisiones. Es así que Estados Unidos está a la cabeza, registrando alrededor de un 24% del total de emisiones.

    Los países industrializados han explotado y consumido más combustibles fósiles, bosques y otros recursos del planeta, que el Sur, lo que les permitió alcanzar el grado de riqueza y poder actual. En ese camino, han colocado a la humanidad en un estado de riesgo tal que corre peligro de sucumbir. Es justo que recaiga en ellos la mayor parte de la responsabilidad de evitar la crisis social, ambiental y planetaria.

    Cuando el futuro nos alcance

    Muy pocas personas ponen en duda seriamente que el clima de la Tierra está cambiando y que, de no adoptar medidas, la humanidad entrará en un periodo de desequilibrio climático intensificado. Los modelos climáticos predicen que si las tendencias de emisión actuales continúan incambiadas, para el año 2100 la temperatura aumentará entre 1,4ºC y 5,8ºC. Son cambios sin precedentes en los registros históricos. Dentro de un siglo -que es decir casi nada en la historia de la Tierra- nuestros descendientes y los de las demás criaturas vivas podrían tener que soportar temperaturas muy por
    encima de las experimentadas durante la mayor parte de su proceso de evolución. Las consecuencias para muchas especies, incluida la humana, podrían ser catastróficas.

    Una de las predicciones centrales de los expertos en clima es que los fenómenos extremos tales como tormentas, huracanes, inundaciones, sequías e inviernos severos, serían cada vez más frecuentes, con consecuencias graves para las condiciones de vida humana. No obstante, los impactos no serán los mismos en el planeta. Algunas regiones (particularmente las zonas secas del Tercer Mundo) se secarían, causando una grave degradación de la tierra mientras que otras sufrirían un enfriamiento considerable debido a cambios en la Corriente del Golfo. En general habría un aumento del nivel del mar (con proyecciones de 9 a 88 cm para el año 2100) a medida que el calentamiento del agua alcanzara las profundidades del océano.

    Un posible impacto ecológico es la destrucción de la mayor parte del bosque amazónico para fines del siglo XXI, producto de la sequía. La pérdida de bosques a escala mundial liberaría aún más dióxido de carbono, exacerbando el cambio climático.

    Los más vulnerables a los impactos del cambio climático son los que viven en condiciones sociales y económicas adversas: los sectores de menores ingresos de las poblaciones de los países del Sur, los sectores pobres urbanos en general, los residentes de regiones costeras e islas, y los habitantes de tierras semiáridas. La creciente exposición a desastres naturales tales como inundaciones, sequía, deslizamientos de tierra, tormentas y huracanes, serán más graves para los sectores que están en
    mayor situación de riesgo.

    Para ilustrar más claramente la gravedad de los impactos previstos, veamos caso por caso lo que predicen los expertos:

    * aumento del nivel del mar: si bien es difícil medir los cambios del nivel del mar, se calcula que en los últimos 100 años el nivel del mar ha crecido entre 10 y 25 cm. Esto indica que en gran medida ese cambio ha estado relacionado con el aumento de la temperatura ocurrido en los últimos 100 años. En esta escala de tiempo, la expansión del volumen del océano provocada por el calor podría ser parte de la causa, y el resto por la contracción de los glaciares y la pérdida de capas de hielo. El grosor de los hielos árticos sumergidos en el mar se redujo en la década de 1990 más de un metro con respecto a veinte o treinta años atrás. La pérdida generalizada de las capas de hielo discontinuas del planeta desencadenará la erosión de las regiones árticas, cambiando los procesos hidrológicos y
    liberando dióxido de carbono y metano a la atmósfera.

    * zonas costeras: como corolario del aumento del nivel del mar, las regiones costeras sufrirán inundaciones graves. Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo, también es el más vulnerable al aumento del nivel del mar. Su población está gravemente afectada por las tormentas.
    Las catástrofes naturales ya han causado daños en hasta 100 km. Tierra adentro, por lo que resulta pavoroso imaginar a qué punto llegarían con un aumento acelerado del nivel del mar.

    * precipitaciones: se ha observado un aumento en regiones de altas latitudes del Hemisferio Norte, especialmente durante el invierno, mientras que con posterioridad a la década de 1960 han disminuido en los subtrópicos y trópicos desde África a Indonesia. Las predicciones indican un aumento de las precipitaciones a escala mundial, pero las tendencias a escala local son mucho menos seguras. Mayores lluvias y nieve significarán condiciones del suelo más húmedas en los inviernos de latitudes altas, pero el aumento de la temperatura podría implicar que en el verano los suelos estarán más secos.

    * salud: la transmisión de numerosas enfermedades infecciosas está directamente relacionada con los factores climáticos, ya que los agentes de infección y sus organismos transmisores son sensibles a factores tales como la temperatura, el agua, la humedad en general y del suelo en particular, el viento. Esto se aplica en especial para las enfermedades transmitidas por organismos vivos, como en el caso de la malaria que es transmitida por un mosquito. Si bien no está unánimemente aceptado, algunas proyecciones indican que el cambio climático y el cambio de los patrones meteorológicos afectarían el alcance (tanto en altitud como en latitud), la intensidad y la estación propicia de numerosas enfermedades infecciosas.

    * agricultura: el aumento de la tasa de evaporación contribuiría a la salinización de las tierras agrícolas irrigadas. La degradación del suelo inducida por el clima sumada al aumento de plagas, sequía e inundaciones podría provocar una pérdida de entre 10% y 15% de los rendimientos de
    granos de África, América Latina y Asia en los próximos 50 años. De cumplirse esta previsión y de mantenerse incambiado el actual modelo de distribución desigual de la apropiación de los recursos, el riesgo de que se exacerben las condiciones de hambre en los países empobrecidos es muy grande.

    * bosques: el cambio climático afectaría la salud y composición de los bosques del planeta. Algunas proyecciones indican que en un plazo de cien años podría haber un desplazamiento de entre 150 y 550 km en las zonas climáticas aptas para ciertos bosques. En las regiones montañosas, ciertas especies y comunidades vegetales, en especial de árboles, podrían desaparecer totalmente por el desplazamiento hacia latitudes superiores de especies que viven cerca de los bordes altos de las montañas. La migración, que se produce por la adaptación de las semillas diseminadas en zonas más aptas, quedaría limitada por la falta de espacio para que las semillas puedan establecerse. Los bosques caducifolios (que pierden las hojas anualmente) se desplazarían hacia latitudes más altas, reemplazando en muchas regiones a los bosques de coníferas. Estudios realizados en Suiza sugieren que un aumento de 3º C en la temperatura provocaría una invasión de árboles caducifolios en el cinturón subalpino y la invasión de árboles de coníferas en la zona alpina.

    Por otro lado hay especies de árboles que han desarrollado una ventaja comparativa que les permite sobrevivir en condiciones de suelo y clima muy específicas. Un cambio, siquiera mínimo, de las condiciones las afectaría gravemente y podría provocar incluso su desaparición.

    Pueden ocurrir numerosos cambios en los bosques como consecuencia de alteraciones sutiles del equilibrio competitivo entre las especies. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas seguramente cambiarían el intervalo entre la época de floración y la estación en que pierden sus hojas, pero los efectos podrían ser diferentes para las distintas especies.

    Todo esto, en definitiva, implica que la diversidad biológica estaría en peligro ya que el posible ritmo del cambio climático al cual estarían sujetos los bosques será mayor que el ritmo al cual éstos puedan adaptarse.

    * los recursos hídricos: los cambios en las corrientes de los ríos podrían afectar las napas de agua subterránea. El aumento del nivel del mar podría provocar el ingreso de agua salada en los acuíferos costeros. Las fuentes de agua podrían ser degradadas o desaparecer, agudizando la competencia.

    * aumento de las sequías y las inundaciones: se calcula que la alteración de los ciclos hidrológicos provocará la extensión e intensificación de los procesos de desertificación en varias partes de África, mientras que en el sudeste asiático ya se está experimentando la disminución de los monzones en algunas regiones. En otras regiones, como Nepal, Birmania e India, esos cambios han causado inundaciones en gran escala.

    * contaminación de la tierra y el agua: las inundaciones contribuirían a esparcir los productos químicos tóxicos utilizados en los modelos agrícolas industriales.

    Todos estos factores sumados implicarían el colapso de numerosos ecosistemas frágiles (bosques y arrecifes de coral, por ejemplo), que no pueden responder con la suficiente rapidez a los cambios bruscos de temperatura, con lo cual habría un aumento drástico del índice de pérdida de especies. La pérdida de la biodiversidad podría incluso desencadenar una serie de catástrofes que podrían significar la extinción de la vida del planeta tal como la conocemos.


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