Varios de los primeros consejeros económicos de Gorbachov
habían tenido alguna influencia bajo Kruschev y
habían participado en las reformas económicas de mediados
de la década de los 60. Conscientes de la necesidad de
una política más radical, se volvieron hacia los años 20
previos al estalinismo, antes de la introducción del primer
plan quinquenal y su énfasis en la industria pesada centralizada
y en el terror. El repudio del estalinismo en 1987 y 1988
conllevaba, por primera vez en la Unión Soviética, asumir
una ruptura clara y definitiva con el leninismo posterior
a 1928, lo cual quedó explícito en el discurso de Gorbachov
del 20 de abril de 1990. Así quedó establecido en la Unión
Soviética el tipo de debate que durante décadas se había desarrollado
en Occidente acerca de la responsabilidad de Lenin
en el estalinismo. Como muchos comentaristas occidentales
habían hecho antes, los asesores de Gorbachov utilizaron los
últimos escritos de Lenin, por ejemplo, Sobre cooperación y
«Más vale menos, pero mejores», para argumentar que si él
hubiera sobrevivido, la Unión Soviética podría haber llegado
7 M. Liebman, Leninism under Lenin, Londres, 1975
a ser verdaderamente socialista, y que la Nueva Política Económica
podría haber representado una alternativa económica
al estalinismo. Esto llevó a un renacer del interés por
Bujarin y los economistas de la década de 1920; Chayanov,
Kondratiev y el mismo Bujarin fueron rehabilitados, y el profesor
S. Cohén, el biógrafo americano de Bujarin, fue traducido
y publicado en Moscú8. La primera política económica
de Gorbachov, la introducción de cooperativas y la incentivación
de un sector del mercado tenían muchas similitudes con
la NEP. La perestroíka fue promocionada como la reveladora
del verdadero Lenin, y en enero de 1990 tuvo lugar una mesa
redonda del comité ideológico del Comité Central bajo el título
El leninismo y la perestroíka.
En marzo del mismo año, Pravda publicó un extenso
artículo preparatorio para el inminente 120° aniversario del
nacimiento de Lenin señalando claramente su importancia
para la reforma en curso. Lenin era descrito como «un ejemplo
de servicio a una gran causa y una nueva forma de acercarse a
la solución de los complejos problemas sociales». Fue presentado
como un ser humano, no como un santo, corno alguien
capaz de reconocer sus errores, tales como la política del comunismo
de guerra. «Él vio la necesidad de abandonar la coacción
el desinterés por la diversidad de los intereses sociales y nacionales...
comprendió la necesidad de los incentivos materiales y
el mecanismo económico de la producción de mercancías». En
un discurso Gorbachov describió a Lenin como «sorprendentemente
actual»9. La «corrección» de la política de las nacionalidades
de Lenin fue enfatizada en esa época en la que Gorbachov
intentaba mantener unida la Unión Soviética.
Empezaron a aparecer nuevos trabajos sobre él, muchos
de ellos dirigidos a escolares y estudiantes, que destacaban
sus últimos años y se apoyaban especialmente en el volumen
45 de la quinta edición de las Obras Completas de Lenin, que
incluían su testamento político y críticas a Stalin. Un ejemplo
8 Pravda, 21 de abril de 1990; S. Cohén, Bukharin and the Bolshevik Revolution,
Nueva York, 1971. Véase también M. Haynes, «Bukharin and the
Soviet Union Today» en Society and Change, vol. VI, núm. 2, julio-septiembre
1989.
9 Pravda, 7 de marzo de 1990, 11 de abril de 1990
fueron los trabajos de Plimak sobre el Testamento, y también
en 1989 apareció un volumen con citas seleccionadas de Lenin,
titulado V I. Lenin on Glasnost. Numerosos artículos y documentos
acerca de los últimos años de Lenin, e informes sobre
su enfermedad y su muerte —algunos de los cuales nunca
habían sido publicados antes—, aparecieron en los medios de
comunicación. Gorbachov podía hacer referencia a la NEP
para apoyar su política de reformas del mercado, pero la política
de reconstrucción iría más allá que la reforma económica.
Una diferencia fundamental entre la década de los 20 y la de
los 80 era que Lenin había acompañado la liberalización económica
de 1921 con la abolición de los últimos derechos de
otros partidos socialistas, y también prohibió las corrientes
políticas dentro del Partido Comunista. Sin embargo, como la
glasnost era considerada necesaria para ganar apoyo para
la perestroika, y como gran parte de la oposición a Gorbachov
venía de las filas del propio partido, éste acompañó su dolorosa,
e infructuosa, reforma económica de un cambio político.
Para santificar la política de democratización, Lenin debía
ser reinterpretado. La autorización, en primer lugar, de la
elección de candidatos en las elecciones y, posteriormente, en
el verano de 1989, la convocatoria del Congreso de los Diputados
del Pueblo, transformó la vida política de la Unión
Soviética. Los debates en el Congreso, que fueron llevados a
cabo en una atmósfera de franqueza sin precedentes y
retransmitidos en directo por televisión, revolucionaron las
posturas populares. La rápida formación de frentes populares
nacionalistas, grupos de interés y, por último, partidos políticos
alternativos, combinados con una prensa prácticamente
libre, amenazaban con un fuerte descenso del prestigio y la
influencia del Partido Comunista. La democratización de
Lenin para sancionar un trastorno de estas magnitudes, y la
esperanza de poder controlarlo, era un paso radical y, como
señaló John Gooding, requería una profunda revaluación del
mismo Lenin10.
10 J. Gooding, «Lenin in Soviet Politics, 1895-1991», en Soviet
Studies, 1992. Véase también C. Smart, «Gorbachev's Lenin: the myth in service
to Perestroika» en Studies in Comparative Communism, xxiii, primavera
de 1990.
A partir de 1988, varios escritores empezaron a preparar
al público soviético para la idea de que, si Lenin hubiera vivido
lo suficiente, a la Nueva Política Económica le habría seguido
una Nueva Política de la Política; otros partidos socialistas,
como los mencheviques, habrían sido legalizados, y se habría
introducido alguna forma de gobierno parlamentario. «Lenin
nos preparó para eso», escribió B. Oleinik ese año en Literaturnaya
Gazeta, «pero no lo logró, no vivió lo suficiente»11. El
general Volkogonov, historiador militar, escribió en su biografía
de Stalin Triumph and Tragedy: «mi análisis y mis conclusiones
están, ante todo y sobre todo, basadas en el trabajo de
Lenin», y continuaba con su punto de vista de que el potencial
democrático con el que Lenin estaba empezando a construir
su nuevo Estado cuando murió, por desgracia no fue llevado
adelante. Cuando, en la década de los 20, los colegas de Lenin
ignoraron su testamento y no apartaron a Stalin de su puesto
de Secretario General del Partido, condenaron a la Unión
Soviética, en contra de los deseos de su fundador, a la dictadura
y el totalitarismo12. En febrero de 1990 Gorbachov autorizó
la eliminación del célebre artículo 6 de la Constitución
Soviética, que otorgaba el monopolio del poder al Partido
Comunista. En el mes de julio, en un discurso al XXVIII Congreso
del Partido, declaró que había llegado la hora de volver a
la «forma leninista de entender el partido como fuerza de vanguardia
de la sociedad», y afirmó que este papel de vanguardia
debía ser sobre todo educativo y no implicaba una «posición
excluyente». Por el contrario, el partido podía coexistir con
otros y debía «luchar por el papel dirigente dentro de los límites
del proceso democrático» —en una línea similar a la segui
da por Dubcek en Checoslovaquia en 1968—. En esta nueva
línea, se seguía considerando a Lenin como fuerza conductora,
ya que él había «deseado el firme establecimiento en la vida
sociopolítica de las reglas de la democracia, la responsabilidad
cívica, la disciplina y el respeto estricto de la Ley», mientras
que, bajo Stalin, «el espíritu de la creatividad, la democracia y
el humanismo, la receptividad hacia los valores humanos uni-
11 Literaturnaya Gazeta, 4 de mayo de 1988.
12 D. Volkogonov, Stalin, Triumph and Tragedy, Londres, 1991, empezó a
aparecer en Oktiabr, núm. 11, 1988
versales y la percepción del hombre como más alta aspiración
en lugar de un medio para alcanzar el progreso, fueron forzosamente
arrancados del legado de Lenin»13.
En muchos sentidos, los asesores de Gorbachov estaban
adoptando la interpretación que el historiador disidente
soviético Roy Medvedev hacía de Lenin, con lo que se acercaban
a los eruditos occidentales pro leninistas. El trabajo de
Medvedev sólo había sido publicado en Occidente, pero en la
Unión Soviética él había sido protegido, y su percepción de
que Lenin era esencialmente un demócrata cada vez tenía
más influencia. Sin embargo, no todos estaban convencidos
de ello. Como expuso un comentarista irritado, «actualmente,
en mi opinión, el punto de vista de Lenin está siendo descaradamente
liberalizado. La persona que lleva el nombre de
Lenin es una especie de intelectual chejoviano»14. A pesar
de los intentos de Gorbachov por utilizar un nuevo Lenin
democrático y humano para sancionar sus reformas, el
gobierno soviético, con su política de glasnost que ya no controlaba
los medios de comunicación, no estaba en posición de
silenciar los puntos de vista alternativos. A finales de 1988
estaba claro que, contrariamente a las intenciones de Gorbachov,
el redescubrimiento del pasado no se iba a quedar en las
críticas a Stalin. Cada vez más, comentaristas escépticos cuestionaban
la visión oficial de Lenin.
Uno de los primeros signos de que Lenin no escaparía a la
nueva libertad fue la puesta en escena de dos obras de Mijail
Shatrov: una versaba sobre la firma del tratado de Brest-
Litovsk con los alemanes, y en la otra, titulada Adelante, adelante,
adelante, Lenin se disculpaba por no haber evitado el
estalinismo y por su responsabilidad en el ascenso de Stalin
en el partido. Shatrov elogió sumisamente la NEP, pero pronto
se vio que si Gorbachov y los pro leninistas dirigían sus
miradas hacia la década de 1920, los críticos de Lenin se concentraban
en los años de la guerra civil y el comunismo de
guerra. Como diría Gabril Popov, el radical alcalde electo
de Moscú que luego tendría que abandonar el partido, «las
13 Radio Liberty, Informe sobre la URSS, 13 de julio de 1990.
14 R. Medvedev, The October Revolution, Nueva York, 1979; D. Urnov en
Literaturnaya Gazeta,l7 de enero de 1988
estructuras políticas y el aparato del poder se formaron en los
años del comunismo de guerra, de rígidos métodos de gobierno
por decreto. ¿Podían entonces ser capaces de construir
una verdadera base económica socialista por medios totalmente
democráticos?» Su respuesta era un «no» rotundo. El
leninismo no se podía reformar15. Los que se oponían a Lenin
hablaban del dominio de la Cheka, la utilización del terror,
la toma de rehenes y las detenciones masivas y los fusilamientos
de grupos de personas en función de sus orígenes de
clase aunque no hubieran cometido acto ilegal alguno. Éstas,
decían, eran prácticas que se remontaban a la guerra civil,
y fueron el legado de Lenin a su sucesor.
En lugar de un período heroico de la Revolución, la guerra
civil empezó a ser considerada un error y una tragedia.
Películas y biografías sobre las islas Solovetsky, en el Mar
Blanco, y sus campos de concentración, revelaban que los
gulags surgieron con Lenin. Una novela aparecida en la publicación
literaria Novyi Mir sobre el levantamiento de Kronstadt,
en 1921, lo presentaba no como el complot de la Guardia
Blanca descrito oficialmente, sino como una revuelta de
las masas obreras contra la dictadura comunista. Aparecieron
artículos que atacaban la política de Lenin contra el campesinado
en los primeros años de la Revolución, y le acusaban
de haber sido responsable de la política de requisas que
llevaría a la revuelta de los campesinos, la represión,
el hambre y millones de muertes. Antes de este período,
algunos episodios de la guerra civil habían recibido mala
prensa en obras de ficción. En 1978, una novela de Yuri Trifonov
había tratado el asunto del levantamiento de 1919, la consiguiente
masacre de los cosacos y la muerte de su líder, Mironov.
En 1988 el episodio volvió a ser abordado en Sovetskaya Rossiya,
aunque no ya como ficción, y fue seguido por otros
informes16.
Uno de los primeros ataques a Lenin, y uno de los más
dramáticos e influyentes, llegó en mayo de 1988 proveniente
15 Sovetskaya Kultura, 21 de julio de 1988; V. I. Startsev en Pravda, 3 de
abril de 1990.
16 Yunost, núm. 10, 1990. La novela era Kapitan Dikshtein, de M. Kuraev,
eríNovyiMir, núm. 9, 1987. Sovetskaya Rossiya, 10 de julio de 1988. Voprosy
Istorii, núm. 10, 1990
de la pluma de un economista llamado V. Selyunin; fue publicado
en Novy Mir, y era un ataque directo a la utilización de
la política del terror por Lenin. «La represión se extendió sin
límites», escribió. «Al principio la represión estaba dirigida a
los que se oponían a la Revolución, luego a los potenciales
opositores a la Revolución, y finalmente la represión se convirtió
en una forma de economía.» En otras palabras, fue
Lenin, no Stalin, el que dio origen a un rígido sistema administrativo
utilizando el trabajo forzado, por lo que la idea de
una posible vuelta al leninismo democrático era históricamente
equivocada. Una de las cosas más interesantes del
argumento de Selyunin es su explicación de este fenómeno.
Consta de dos partes: primero, la tradición rusa, que viene de
Iván el Terrible y Pedro el Grande, de la modernización
mediante un Estado controlador que utiliza la mano de obra
esclava, y segundo, el anclaje utópico en el marxismo. Esto,
afirmaba, fue adoptado y desarrollado por Lenin, y justificó
el sacrificio de las vidas individuales por el bien supremo del
Estado y en nombre de una ideología de igualdad17. Para apoyar
su caso, Selyunin citó pasajes poco conocidos de las Obras
Completas de Lenin, cosa que también hizo el novelista Vladimir
Solukhin para atacar el leninismo de la guerra civil18,
pero nuevos documentos, al menos nuevos en la Unión Soviética,
también estaban saliendo a la luz y servían para socavar
la imagen del líder soviético con la que habían sido educados
los ciudadanos soviéticos.
Un ejemplo utilizado para ilustrar la crueldad y la implacabilidad
de Lenin fue una carta del 19 de marzo de 1922 en
la cual pedía la expropiación de las propiedades de la Iglesia
bajo el argumento de la necesidad de obtener fondos para
paliar el hambre. «La hambruna», escribió, «es el único momen
to en el que podemos golpear la cabeza del enemigo [la Iglesia].
Ahora mismo, cuando en zonas golpeadas por el hambre
hay personas que están siendo devoradas por otras personas,
podemos expropiar los bienes de la Iglesia con la energía más
furiosa e implacable.» Otro documento que causó conmoción
17 Novy Mir, núm. 5, 1988.
18 «Chitaya Lenina», en Rodina, núm. 10, 1989. Más adelante Soloukhin
publicó una biografía de Lenin titulada In the Light ofDay
fue una nota de Lenin a Trotsky, de agosto de 1920, pidiendo
«unos 10.000 burgueses, con ametralladores detrás de
ellos», y unos pocos centenares fusilados como advertencia,
para ser utilizados como primera línea de un avance militar
contra los Estados bálticos19.
El asunto de los documentos de Lenin no publicados surgió
en 1988 en Moscow News, y Roy Medvedev confirmó la
existencia de archivos inéditos sobre la relación de Lenin con
la Cheka, y de cartas a Inessa Armand, su amante. El dramaturgo
E. Radzinsky citó cartas que implicaban directamente a
Lenin en la orden de -matar a la familia real, en 192820.
A finales de 1988 y principios de 1989, A. Tsipko, un eminente
filósofo, escribió en una serie de cuatro artículos ace
de las fuentes del estalinismo en Nauka i Zhizn, un periódico
de ciencia popular, «la culpa no es de los bigotes sino de las
barbas»; en otras palabras, de Lenin, Marx y Engels. Los
padres fundadores del marxismo-leninismo ya no eran inmunes
a los ataques en la Unión Soviética. Tsipko atacó a Marx
por haber dividido el movimiento socialista en el siglo xix en
dos campos contrapuestos: un ala socialdemócrata que quería
la democracia parlamentaria y la reforma social, y otra comunista,
luego leninista, que llamaba a la lucha de clases. El estalinismo,
decía, tuvo sus raíces en la Revolución de octubre, la
guerra civil y el extremismo de izquierda. Para 1989, El Archipiélago
Gulag, de Alexander Solzhenitsyn, y la novela Fluyendo
para siempre, de Vasily Grossman, obras ambas hostiles a
Lenin y al marxismo, habían sido publicadas en Moscú21.
Enfrentados a esta andanada de críticas, los comunistas
«duros» comenzaron a presionar a Gorbachov para que volviera
al leninismo tradicional de la historia soviética. Para
otoño de 1990, bajo la presión de los miembros del ala dura
del partido y del complejo militar-industrial, Gorbachov estaba
dando marcha atrás en muchas de sus reformas políticas,
19 Investigaciones de Radio Liberty, 20 de julio de 1988. V. Tolz y G.
Superfin, «Censorship of Lenin in the USSR». El documento sobre la Iglesia
fue publicado más tarde en Izvestiya Tsentral'nogo Komiteta Kommunisticheskoi
Partii Sovetskogo Soyuza, núm. 4, 1990 (Izvestiya TsKKPSS).
20 Argumenty iFakty, 17 de noviembre de 1990.
21 «Istoki Stalinizma», en Nauka i Zhizn, núms. 11 y 12, 1988; núms. 1 y
2, 1989.