Cuando el Museo del Holocausto de Washington, en Estados Unidos, empezó a investigar hace 13 años los campos de concentración de los nazis en Europa, esperaban documentar unos 7.000 centros y guettos donde los judíos fueron marginados y brutalmente asesinados a mediados del siglo XX. La historia refleja que hHasta seis millones de personas de raza judía perdieron la vida en estos centros, en la campaña de limpieza étnica más brutal de la historia.
Los investigadores del centro estadounidense, sin embargo, tras todos estos años de documentación, han descubierto que la cifra de 7.000 campos nazis estaba muy por debajo de lo estimado, según los resultados de las pesquisas que han sido adelantados este mes por el New York Times. Que la cifra ascendía a 42.500. Y que entre estos lugares de ignominia se incluían campos de trabajo forzado (unos 30.000), guetos (hasta 1.150), campos de concentración (980), centros de detención de prisioneros de guerra (unos 1.000), burdeles con esclavas sexuales (aproximadamente 500) y miles de lugares donde se aplicaba la eutanasia a ancianos y se realizaban abortos forzados.
"Sabíamos que la vida en los campos de concentración y en los guetos era terrible, pero los números que estamos manejando son increíbles", afirmaba al diario estadounidense Hartmut Berghoff, el director del Instituto Alemán de la capital de Estados Unidos, donde fueron presentados los resultados preeliminares del estudio sobre la expansión de estos centros desde Francias hasta Europa oriental
El estudio también corrige al alza el número de fallecidos en estos campos. Los volúmenes publcados por el Museo del Holocausto identifican de 15 a 20 millones de víctimas del genocidio de judíos —así como gitanos, homosexuales, polacos o rusos— , un cifra que triplica los seis millones que se estimaban hasta la fecha. El aumento, según los investigadores, es consecuencia del descubrimiento de estos nuevos centros del terror nacional-socialista alemán.
"Básicamente, era imposible moverte por Alemania sin encontrar un campo de trabajos forzados o un campo de concentración. Estaban por todas partes, comparte el doctor Dean, otro de los investigadores del proyecto.
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