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    "Por qué no creo en la existencia de espíritus" - texto de Ferrán Tarrasa - publicado en 2003 en la web Escepticismo

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Vie Mar 23, 2012 9:44 pm

    Por qué no creo en la existencia de espíritus

    texto de Ferrán Tarrasa

    publicado en noviembre de 2003 en la web Escepticismo

    A parte del ser humano, ¿hay alguna otra criatura viva sobre la Tierra que sea plenamente consciente de la existencia de la muerte? ¿Alguna otra especie es consciente de que la vida siempre tiene un fin, de que llega un momento en que, de una forma u otra, todo proceso biológico se detiene, de que todo lo que hemos sido va a desaparecer y de que sólo va a quedar, si es que queda, un recuerdo de lo que fuimos, que a la larga también está condenado a desaparecer? Estas ideas pueden llegar a ser aterradoras y, por ello, no es extraño que se busque consuelo en la esperanza de que entidades "no físicas" como el espíritu o el alma existan y terminen con la amenaza de la disolución absoluta de nuestra personalidad que representa la muerte. Precisamente, uno de los reclamos de la mayor parte de las religiones reside en la aceptación de una entidad incorpórea inmortal que representa todo lo que somos y la promesa de una vida eterna, (por supuesto, siempre que se sigan los preceptos que dicta esa religión). Sin embargo, ¿es plausible la existencia de tal entidad?; si es una entidad no física y todos nuestros sentidos sólo interaccionan con el mundo físico, ¿cómo puede ponerse de manifiesto?. Si se acepta la existencia del alma, ¿debe hacerse exclusivamente en base a la fe, renunciando a cualquier demostración empírica? Prácticamente todas las religiones contestarían afirmativamente a esta última cuestión. Sin embargo, ¿no hay gente que afirma que habla con los muertos?, ¿no hay gente que afirma que los espíritus de los difuntos se manifiestan de docenas de formas distintas y que estas manifestaciones espiritistas son verdaderas y que pueden verificarse y controlarse? Intentemos examinar con mayor atención estas últimas afirmaciones.

    Afirmaría que desde los tiempos más remotos han existido personas que han afirmado poderse comunicar con los muertos; sin embargo, el espiritismo moderno se remonta a mediados del siglo pasado, cuando una serie de ruidos extraños empezaron a manifestarse en una casa de Hydesville, Nueva York. Corría el año 1848, cuando en el hogar de las hermanas Fox, de 6 y 8 años de edad, empezaron a escucharse una serie de ruidos en respuesta a preguntas que eran formuladas en voz alta. Entre estas preguntas se contaban algunas como : ¿Es algún ser vivo el que contesta a mis preguntas correctamente?, ¿Eres acaso un espíritu? Si es así da tres golpes. ¿Se estaba en presencia de la primera manifestación espiritista perfectamente reproducible y verificable?

    Antes de contestar a esta pregunta quizá convendría saber que estos fenómenos sólo tenían lugar cuando las niñas estaban presentes en la habitación. Cuando ellas se ausentaban los misteriosos ruidos no se manifestaban, por mucho que se intentara interrogar a alguna supuesta entidad desencarnada. No faltaron las voces críticas que denunciaron estas supuestas manifestaciones como fraudulentas y fruto de la ausencia de adecuados controles para evitar los engaños. Sin embargo, a raíz de una serie de demostraciones públicas que las hermanas Fox realizaron en distintos teatros de Estados Unidos, la fiebre de los ruidos misteriosos o raps se empezó a extender por este país y también por Europa. Empezaron a proliferar autoproclamados médiums que aseguraban entrar en contacto con los seres queridos desaparecidos tiempo atrás, transmitiendo mensajes de buena voluntad desde el más allá.

    Entre los personajes notables que aceptaron estas manifestaciones como reales se contaba a distinguidos científicos como Sir William Crookes o Sir Oliver Lodge, o a famosos literatos como Sir Arthur Conan Doyle. Curiosamente, el padre de uno de los personajes de ficción más cerebrales y racionales jamás creado, el famoso detective Sherlock Holmes, fue también uno de los más fervientes promotores de la nueva pseudoreligión del espiritismo; de hecho Conan Doyle incluso creían en la existencia física de las hadas!!. En muchas ocasiones, la conversión al espiritismo, (por llamarlo de alguna manera), era una consecuencia directa de una experiencia traumática, resultado de la muerte de algún familiar o ser querido. Por ejemplo, Conan Doyle sufrió la pérdida de su hijo durante la I Guerra Mundial y abrazó al espiritismo como la única solución para intentar seguir en contacto con él.

    Durante esta primera época del espiritismo, las demostraciones de los médiums, las personas que afirmaban comunicarse con los difuntos, fueron evolucionando y haciéndose cada vez más complejas, a medida que un cierto sector de la sociedad se sentía cada vez más atraída hacia estos fenómenos. Aunque los raps nunca desaparecieron, el repertorio de efectos se amplió con materializaciones de ectoplasma y de pequeños objetos, movimiento y levitación de objetos, generación de música espírita procedente del más allá, aparición de rostros o de manos luminosas que flotaban, (se supone que de los mismísimos difuntos), e incluso, en ocasiones, la levitación del propio médium! Todos estos fenómenos, ¿eran la prueba irrefutable de que el contacto con el más allá era posible? Desafortunadamente, aunque los testimonios eran muy abundantes, el conocer en que condiciones se llevaban a cabo estas sesiones espiritistas resta credibilidad a los fantásticos relatos de los testimonios.

    En primer lugar, la mayoría de las sesiones en las que se producían grandes y espectaculares efectos, sólo estaban destinadas a aquellos que profesaban una auténtica fe ciega en el médium. Si alguno de los asistentes demostraba la más ligera duda al respecto o intentaba alguna estratagema para desenmascarar al médium, la sesión concluía con resultados muy pobres y esa persona nunca más era invitada a una sesión. Es obvio que un público receptivo y ansioso por asistir a una demostración sobrenatural será más fácil de convencer que otro cuyos miembros insisten en examinar las ropas del médium o registrar la mesa sobre la que tendrá lugar la sesión. En segundo lugar, la atmósfera en la que se llevaban a cabo estos prodigios siempre contaba con una sala absolutamente a oscuras en la que era muy fácil, para alguien con habilidad, producir misteriosos fenómenos. En ocasiones, las maniobras eran facilitadas por un cómplice. Para hacerlo aún más fácil, durante muchas de estas sesiones el médium ni siquiera estaba presente entre los participantes, en estos casos, el médium se sentaba en el interior de una pequeña cabina o cuarto de madera donde permanecía durante toda la sesión, aunque nadie se molestara nunca en comprobarlo!! Bajo estas condiciones tan laxas y permisivas, ¿quién no podría producir fenómenos maravillosos? ¿Necesita un poco de ectoplasma? Tome gasa sedosa muy fina y escóndala en su ropa hasta el momento oportuno ¿Quiere un poco de música espírita? Esconda un pequeño instrumento, como una pequeña armónica, y hágalo sonar cuando le apetezca ¿Le gustarían levitaciones de manos fosforecentes? Salga de su cabina de madera por la parte de atrás y mueva manos fosforescentes alrededor de la habitación ¿Que el médium quiere levitar? Hágase ayudar de su cómplice y mueva un muñeco en su cabina de madera, y si los asistentes son muy crédulos, hágalo también fuera de la cabina!! Si se encuentra alrededor de la mesa de sesiones y los asistentes le sujetan las manos, emplee los pies para tocar a los asistentes fingiendo que son los muertos!! (Pero quítase los zapatos antes de hacerlo!!)

    Es obvio que todas estas manifestaciones deberían haber sido cuidadosa y escrupulosamente examinadas antes de asignarles cualquier grado de credibilidad, pero ¿quiénes serían los testigos más cualificados para esta tarea? Es obvio que serían aquellos capaces de reproducir este repertorio de efectos de manera rutinaria, es decir, los ilusionistas y los magos de escenario. Esto es precisamente lo que hizo el gran mago Harry Houdinni, que dedicó gran parte de sus energías a desenmascarar a un sinnúmero de médiums, que abusando de la confianza y credulidad de sus clientes, falsificaban todas las supuestas manifestaciones espiritistas. Houdinni incluso publicó varios libros en los que explicaba los métodos empleados por estos mercaderes del más allá lo que le valió la enemistad de todos ellos, (actualmente el mago James The Amazing Randi está realizando una labor similar a ésta y ofrece un premio de 1 millón de dólares a cualquiera que puede producir un fenómeno metapsíquico o paranormal bajo condiciones controladas; de momento, parece que el dinero está más seguro que en una cámara acorazada). Volviendo a nuestros días, es una lástima que todas estas maravillas hayan desaparecido del repertorio de los médiums actuales. ¿Es posible que los espíritus hayan perdido facultades psíquicas con el tiempo? o quizá se deba a que ahora una simple linterna encendida durante la sesión en un momento inoportuno, por algún asistente incrédulo, escéptico o con ganas de diversión, podría pillar al médium "in fraganti".

    Lo que se lleva ahora es la canalización, algo mucho más aburrido y sin gracia. En la canalización, un supuesto espíritu toma posesión del cuerpo del médium y se expresa a través de él. El único efecto visible es un cambio en la voz del médium, aunque a veces ni siquiera eso tiene lugar. De hecho es un nombre nuevo para un efecto antiguo, ya que los supuestos espíritus ya se expresaban a través de los médiums de los primeros tiempos. En general, los mensajes transmitidos eran, y son, muy insulsos y triviales. De hecho, este tipo de manifestaciones espiritistas llegaron a ser tan patéticas que Thomas Henry Huxley expresó lo siguiente "Sólo veo una cosa buena en que se pruebe la Verdad del Espiritismo, y es que proporcionaría un argumento adicional en contra del suicidio. Mejor vivir como un pelagatos, que morir y que una médium contratada a guinea la sesión te haga decir una sarta de ridiculeces". Desafortunadamente, este penoso panorama no ha cambiado hasta hoy. No obstante, algunos médiums parece que sean capaces de suministrar una información sobre el cliente que, en principio, ellos no podrían conocer de antemano, (o al menos eso aseguran los clientes que consultan con estos médiums). ¿Es esto una evidencia de comunicación real con los muertos o con el más allá?, me temo que no, y esta vez la respuesta se relaciona con lo que los ilusionistas conocen como lectura en frío.

    La lectura en frío es una técnica empleada por los ilusionistas para aparentar poderes mentales y es empleada por algunos médiums, astrólogos, tarotistas y adivinos; aunque la gran mayoría no se preocupe por dominar esta técnica y se limite a suministrar mensajes vagos e imprecisos, (lo que para muchos clientes es más que suficiente para dejarlos contentos). En la lectura en frío, el supuesto dotado, canalizador o médium extrae información del cliente a base de una conversación en la que se mezclan comentarios que suenan a preguntas con afirmaciones vagas. Las repuestas proporcionadas de forma inadvertida por el cliente a estas preguntas son luego devueltas al mismo, de modo que éste no sea consciente de que el fue la fuente original de la información. Sin embargo, como expresa el psicólogo Ray Hyman, (autor del artículo "Lectura en frío o como convencer a los extraños que lo sabe todo acerca de ellos"), la mejor táctica suele ser decir aquello que el cliente quiere escuchar.

    El sentido común nos indica que afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias y cuando esto se aplica al espiritismo todo se desvanece. Aunque la idea de la vida después de la muerte sea muy atractiva jamás se ha aportado ninguna prueba, que haya sido obtenida en experiencias bajo control y a prueba de fraude, que confirme este anhelo arraigado tan profundamente en el ser humano, la supervivencia más allá de la muerte.

    Ah! se me olvidaba un detalle, las hermanas Fox confesaron muchos años más tarde de iniciar las demostraciones que dieron lugar al nacimiento del espiritismo moderno que producían sus raps mediante las articulaciones del dedo gordo del pie. ¡Cómo se puede complicar una broma de dos chiquillas!
    Algunas lecturas recomendadas:

    John Booth, Paradojas Psíquicas, 265 pp. , Tikal, 1994.
    Martin Gardner, D. D. Home Sweet Home en La Nueva Era, pp. 254-259, LB 1436, Alianza Editorial, 1990.
    Carlos M. de Heredia, Fraudes Espiritistas y Fenómenos Metasíquicos, 381 pp., Acervo, 1993.
    James Randi, Hadas en el Jardín en Fraudes Paranormales, pp. 13-45, Tikal, 1994.
    Miguel Angel Sabadell, Hablando con Fantasmas, 277 pp., Temas de Hoy, 1998.
    Richard Wiseman, Matthew Smith and Jeff Wiseman, Eyewitness Testimony and the Paranormal en The Skeptical Inquirer, November/December, 1995

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