El historiador y politólogo belga Éric Toussaint participa hoy en el arranque de la Semana de Filosofía.
Para mi, la clava reside en la coherencia entre lo que hablamos o pensamos y nuestro modo de vida como comunistas.
Fuente
"Una gran parte de la deuda de países como España es ilegítima, dado que procede de una política que favoreció a una ínfima minoría de la población en detrimento de una aplastante mayoría de ciudadanos, así que tenemos que auditar esas deudas con participación ciudadana y anular todo lo ilegítimo; de lo contrario, las víctimas de la crisis seguirán sufriendo una doble condena en beneficio de los culpables, los banqueros", señala Éric Toussaint. Es uno de los expertos convocados a la Semana Galega de Filosofía para debatir sobre las posibles salidas para una Europa en plena asfixia financiera.
—¿Se están aplicando en la Unión Europea las recetas que ya se utilizaron en América Latina en los años ochenta?
—Si, por supuesto es posible esa comparación: en Europa claramente estamos en una situación tipo finales de los años ochenta, comparable también a la década de los noventa en América Latina, es decir las deudas públicas han aumentado de modo importante y constituyen el pretexto para una nueva ofensiva neoliberal de austeridad totalidad, es decir represión del gasto pública y represión salarial, congelación al menos pero en varios países reducciones fuertes. En Grecia se acaba de reducir en un 22% el salario mínimo legal y para los jóvenes en un 35%, una austeridad brutal. Y la situación también es comparable porque a la población latinoamericana le costó diez años sacar la conclusión de que este tipo de políticas son totalmente nefastas, que no se puede seguir con el neoliberalismo. Y a partir del inicio de los 2000 hubo cambios políticos muy importantes en Venezuela, Brasil, Argentina con la sublevación popular de 2001... También Bolivia, Ecuador y Uruguay, así que mi pregunta es ahora: ¿Nosotros cuantos años vamos a tardar en liberarnos de estas políticas neoliberales?
—¿Ningún ajuste hará que se salga de la crisis?
—No, se profundiza en ella, con la reducción del gasto público y una reducción del poder de compra de las mayorías sociales por supuesto no hay una salida a nivel económico, no hay posibilidad de tener crecimiento porque no hay mercados de exportación.
—Pero la lógica es: reducción del gasto público para buscar equilibrio fiscal y reducción del poder de compra de los trabajadores para ser competitivos en los mercados externos.
—Pero resulta que no funciona porque todos lo hacen, en Estados Unidos también hay crisis y no hay mercado, así es que las exportaciones de los países europeos son limitadas, incluso para el campeón de las exportaciones que es Alemania, porque Alemania se va a empezar a encontrar problemas en mercados de exportación.
—¿Qué opinión le merecen las medidas adoptadas en España?
—España está siguiendo el camino de Grecia, Portugal e Irlanda, a su ritmo pero es el mismo camino, ya con la política de Zapatero y ahora empeorada o radicalizada todavía más hacia el neoliberalismo por el gobierno del PP, está claro que el camino elegido es más austeridad en los dos o tres años que quedan, más paro y seguramente más reacciones o explosiones sociales. Ya el 29 de marzo hubo algo de esa participación popular pero veremos en los meses y años que vienen, de todos modos si seguimos con este tipo de políticas no lo dude, tenemos crisis para diez o quince años.
—¿Es optimista sobre si es posible huir de estos nuevos órdenes o el FMI, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio nunca lo permitirían?
—No les va a gustar, pero no se plantee que no lo van a permitir porque es que no tienen el poder de impedir o de prohibir un cambio, en realidad la fuerza de estas instituciones viene de la docilidad de los gobiernos, cuando un gobierno decide romper con la lógica impuesta por el FMI en realidad el FMI no tiene realmente poder de represalia. En esto también el ejemplo de América Latina también es interesante: por supuesto hay diferencia entre España y Argentina, pero tampoco Argentina es un país de los más pobres de América Latina, es un país de unos 40 millones, con industria, condiciones de vida que eran de un cierto nivel medio, y se implementaron políticas neoliberales muy duras en los 90 con Carlos Menem, privatizadoras, vino después un gobierno de centro de De la Rúa, que profundizó en esa política, hubo una rebelión popular, cinco presidentes en tres semanas y luego el gobierno anunció la suspensión del pago de la deuda por cien mil millones de dólares, la más alta suspensión de pagos de deuda de la historia. Y sin pedir permiso al FMI y a los acreedores.
—¿Y el resultado?
—La situación en Argentina continuó siendo difícil en 2002 porque ya llevaba 33 meses en recesión pero gracias al no pago de la deuda y a políticas sociales de aumento del gasto público, de aumento de las ayudas a los desempleados y a su movimiento, el movimiento piquetero, hubo una situación de relanzamiento de la actividad económica, de modo que Argentina desde 2003 hasta hoy en día registra un 8% anual de crecimiento económico, sin emitir deudas en los mercados financieros... Es una política diferente, no voy a decir revolucionaria ni para mi es un modelo, pero demuestra al menos que un país puede romper con esa lógica dominante y tener éxito económico y social.
—¿Deberían seguir países como Grecia, Portugal o España esos ejemplos?
—Para mi si, España tendría que evitar a toda costa las condiciones impuestas por la troika (en alusión a la UE, el FMI y al Banco Central Europeo), implementar otras políticas, lo que implica negarse a asumir deudas privadas. España tenía una deuda pública que llegaba al 60% del Producto Interior Bruto, de las deudas públicas más bajas de la UE cuando Alemania supera el 80%, España estaba con una deuda pública controlada, bastante pequeña, y ahora ya asciende al 82% del PIB por haber llevado a cabo una política neoliberal y haber empezado a asumir el costo del rescate de las grandes empresas inmobiliarias, de bancos y cajas de ahorros. Claro que era necesario proteger los depósitos de los ahorradores, pero no socializando deudas privadas. A su pregunta de antes de si soy optimista le diría que no es ser optimista o pesimista, sino que la única solución es una movilización ciudadana, prolongando el movimiento de los indignados del pasado año, tomando las plazas y exigiendo una política que proteja los derechos económicos y sociales de la población. Y si esa solución tarda tendremos una profundización de la crisis: o una solución que venga de la movilización ciudadana o a España le esperan diez o quince años de crisis.
La 29 Semana reúne a 15 especialistas para repensar Europa
El reparto del poder económico y político en Europa, la crisis del estado-nación, el papel de las oligarquías económicas, la crisis de las democracias o el desafío cosmopolita son algunos de los temas que debatirá a partir de hoy la vigésimo novena Semana Galega de Filosofía. El congreso internacional abrirá supuestas a las 10,30 horas en el auditorio de NovacaixaGalicia en un acto encabezado por el alcalde, Miguel Fernández Lores, y el coordinador del Aula Castelao (organizadora de la Semana), Carlos Calviño. El simposio lleva por título este año "Filosofía y Europa" y reunirá durante cinco días a 15 ponentes procedentes de distintos centros de investigación, universidades, academias y también de movimientos sociales. Jacobo Muñoz Veiga, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense, será el encargado de pronunciar la lección inaugural, "La herencia de Europa: crisis y conflicto". Su intervención centrará la sesión de la mañana, tradicionalmente la más filosófica y pensada para los matriculados en el congreso. En la jornada de tarde, de 17 a 19,30 horas, intervendrá la primera de las ponentes invitadas a analizar el caso de Galicia. Será Ana Miranda, europarlamentaria nacionalista y vicepresidenta de la Alianza Libre Europea (ALE), que disertará sobre "Galicia en las instituciones europeas". Finalmente, la sesión inaugural concluirá con la conferencia de Éric Toussaint a partir de las 20 horas sobre "Poder político y poder económico en Europa".
Para mi, la clava reside en la coherencia entre lo que hablamos o pensamos y nuestro modo de vida como comunistas.
Fuente