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Le da una semana para negociar «con voluntad real» o habrá varios paros de 24 horas a la semana o protestas de forma ininterrumpida
Los trabajadores del suburbano lanzaron ayer un ultimátum a la dirección de Metro Bilbao. Concedieron una semana de plazo a los actuales gestores para que se sienten a negociar «con voluntad real» de solucionar el conflicto, que es desde hace ya tiempo el más largo en la historia de la compañía -estalló en noviembre-. Si no percibe «un cambio de actitud», la plantilla está dispuesta a endurecer sus protestas de cara al mes que viene. El abanico de posibilidades es amplio, afirman los sindicatos. Desde llevar a escena varios paros semanales de 24 horas hasta desarrollar una huelga indefinida. «El personal no descarta ninguna opción, aunque la intensidad de la respuesta está aún por definir, en función de lo que pase en los próximos días», afirmaron fuentes del comité de empresa.
Si el pasado lunes, tras el fracaso de la última reunión, UGT, ELA, LAB, CIM y ESK elevaron el tono de su discurso y advirtieron de que no están dispuestos a que la situación «se prolongue más» en el tiempo, ayer le tocó el turno a los empleados. El centenar de operarios (son unos 740) que acudió a las dos asambleas convocadas mostraron su «hartazgo» con las últimas noticias que recibieron sobre la marcha de las conversaciones. En este sentido, y según apuntaron sus representantes, creen que es conveniente dar un puñetazo sobre la mesa para «desatascar» el diálogo.
El foro de trabajadores dio carta blanca al comité de empresa para presionar a Metro Bilbao con un recrudecimiento de las protestas. La hoja de ruta aprobada ayer prevé esperar primero a mañana -hay cita en el Preco- y después a la reunión de la semana que viene, para la que todavía no hay fecha concreta, por si se produjeran avances.
Del resultado de ambos encuentros dependerá la intensidad de las movilizaciones. En caso de que el diálogo dé frutos «paralizaremos nuestra ofensiva, pero si siguen tomándonos el pelo, nos veremos en la obligación de iniciar una campaña de paros en Metro Bilbao desconocida hasta el momento». Las medidas de presión definitivas se decidirían en una nueva asamblea, que tendría lugar el próximo jueves.
Este golpe de timón se produce después de que los sindicatos salieran «profundamente enfadados» del último cara a cara con el presidente, Txema Oleaga. «En teoría nos había citado para aplicar la reciente sentencia del juzgado sobre la ampliación de plantilla y resolver el primero de los cinco puntos del conflicto, pero al final fue una tomadura de pelo», insistieron.
«Aprobados sin plaza»
Para desbrozar las conversaciones, los sindicatos exigen que la empresa acepte que tiene que contratar a cuatro nuevos operarios. Algo que la compañía no discute, en principio. El punto de fricción parece estar en el hecho de que el comité exige que «sean cuatro personas que cuentan con un aprobado sin plaza» las que ocupen esos puestos, «según la normativa», mientras que la dirección no tiene tan claro que esto se pueda hacer así. Por eso quiere que los servicios jurídicos estudien el pronunciamiento judicial y su aplicación.
Para los representantes de los trabajadores es condición 'sine qua non' que este primer punto se resuelva de la manera que plantean para seguir adelante con las otras cuatro discrepancias. Los sindicatos, además, no descartan pedir en breve la ejecución de la reciente sentencia y que sea el juez el que estipule como debe plasmarse.
La dirección, por su parte, lanzó ayer un mensaje de cautela para que los servicios jurídicos de la compañía estudien el caso. Asimismo, emplazó a los representantes de los trabajadores a la reunión de mañana y de la semana que viene
Los trabajadores del suburbano lanzaron ayer un ultimátum a la dirección de Metro Bilbao. Concedieron una semana de plazo a los actuales gestores para que se sienten a negociar «con voluntad real» de solucionar el conflicto, que es desde hace ya tiempo el más largo en la historia de la compañía -estalló en noviembre-. Si no percibe «un cambio de actitud», la plantilla está dispuesta a endurecer sus protestas de cara al mes que viene. El abanico de posibilidades es amplio, afirman los sindicatos. Desde llevar a escena varios paros semanales de 24 horas hasta desarrollar una huelga indefinida. «El personal no descarta ninguna opción, aunque la intensidad de la respuesta está aún por definir, en función de lo que pase en los próximos días», afirmaron fuentes del comité de empresa.
Si el pasado lunes, tras el fracaso de la última reunión, UGT, ELA, LAB, CIM y ESK elevaron el tono de su discurso y advirtieron de que no están dispuestos a que la situación «se prolongue más» en el tiempo, ayer le tocó el turno a los empleados. El centenar de operarios (son unos 740) que acudió a las dos asambleas convocadas mostraron su «hartazgo» con las últimas noticias que recibieron sobre la marcha de las conversaciones. En este sentido, y según apuntaron sus representantes, creen que es conveniente dar un puñetazo sobre la mesa para «desatascar» el diálogo.
El foro de trabajadores dio carta blanca al comité de empresa para presionar a Metro Bilbao con un recrudecimiento de las protestas. La hoja de ruta aprobada ayer prevé esperar primero a mañana -hay cita en el Preco- y después a la reunión de la semana que viene, para la que todavía no hay fecha concreta, por si se produjeran avances.
Del resultado de ambos encuentros dependerá la intensidad de las movilizaciones. En caso de que el diálogo dé frutos «paralizaremos nuestra ofensiva, pero si siguen tomándonos el pelo, nos veremos en la obligación de iniciar una campaña de paros en Metro Bilbao desconocida hasta el momento». Las medidas de presión definitivas se decidirían en una nueva asamblea, que tendría lugar el próximo jueves.
Este golpe de timón se produce después de que los sindicatos salieran «profundamente enfadados» del último cara a cara con el presidente, Txema Oleaga. «En teoría nos había citado para aplicar la reciente sentencia del juzgado sobre la ampliación de plantilla y resolver el primero de los cinco puntos del conflicto, pero al final fue una tomadura de pelo», insistieron.
«Aprobados sin plaza»
Para desbrozar las conversaciones, los sindicatos exigen que la empresa acepte que tiene que contratar a cuatro nuevos operarios. Algo que la compañía no discute, en principio. El punto de fricción parece estar en el hecho de que el comité exige que «sean cuatro personas que cuentan con un aprobado sin plaza» las que ocupen esos puestos, «según la normativa», mientras que la dirección no tiene tan claro que esto se pueda hacer así. Por eso quiere que los servicios jurídicos estudien el pronunciamiento judicial y su aplicación.
Para los representantes de los trabajadores es condición 'sine qua non' que este primer punto se resuelva de la manera que plantean para seguir adelante con las otras cuatro discrepancias. Los sindicatos, además, no descartan pedir en breve la ejecución de la reciente sentencia y que sea el juez el que estipule como debe plasmarse.
La dirección, por su parte, lanzó ayer un mensaje de cautela para que los servicios jurídicos de la compañía estudien el caso. Asimismo, emplazó a los representantes de los trabajadores a la reunión de mañana y de la semana que viene
