PRIMER COMUNICADO DEL FRENTE RACIONAL
El Frente Racional se constituye el 22 de abril de 2012 bajo el encargo de poner en práctica la teoría comprendida en El Polo de la Polaridad, su fuente ideológica por excelencia.
Al plantearse dicha tarea, el Frente Racional ha concluido que la única forma de llevarla a cabo es a través de una huelga general global indefinida que paralice la economía mundial, y, por lo tanto, la totalidad de Estados-naciones, hasta la caída del Imperio del Dogma.
Al plantearse dicha acción, el Frente Racional ha concluido que necesitará de personal para organizarse; luego insta a todo aquel que se vea capacitado a contactar con la dirección del Frente para su evaluación.
Para la comprensión de este comunicado queda adjunto El Polo de la Polaridad.
¡Nazca el Imperio Humano de su irrefutable emperatriz: la Razón!
F. R.
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P. B. D.
El Polo de la Polaridad
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La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.
Michel Eyquem de Montaigne
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Nociones de semántica.
La semántica es el “Estudio del significado de los signos lingüísticos y de sus combinaciones, desde un punto de vista sincrónico o diacrónico”.
Mientras que la sincronía es la “Coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo” y la diacronía el “Desarrollo o sucesión de hechos a través del tiempo”.
Es decir que la semántica es la captura de la verdad que se forma a través de la definición del caos de definiciones de las palabras.
He aquí varios ejemplos:
Las cosas: ciegamente claras.
No hay nada que se vea más claro que lo que un ciego ve claro.
¡Viva Rajoy! ¡Viva España! ¡Viva lo muerto!
No hay nada vivo que pueda recibir la orden de vivir.
“Desinhibido, da.
(Del part. de desinhibir).
1. adj. Espontáneo, desenvuelto, sin reservas.”
¿Inhibido? La palabra inhibido no está en el Diccionario.
Nadie es “espontáneo, desenvuelto” al ser espontánea y desenvuelta la falta de espontaneidad o desenvoltura. Es decir que la inhibición carece de inhibición alguna, que es tan desinhibida como la desinhibición.
"violento, ta.
(Del lat. violentus).
1. adj. Que está fuera de su natural estado, situación o modo."
Que ¿cómo salió de su natural estado, situación o modo si no a través de su natural estado, situación o modo? Expediente X.
Es imposible que algo sea antinatural al ser todo parte de la naturaleza.
La manipulación es un invento del manipulador, el anillo perfecto para el manipulado.
Nadie manipula, pues todos manipulamos el entorno a la vez que, simbióticamente, todos somos manipulados por el mismo.
Cortocircuito: rompe la rutina de romper la rutina.
El hecho de romper la rutina es algo igualmente rutinario.
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Prólogo.
Indignados, dignos, yo os saludo al reconoceros, al poder miraros a la cara; al ver personas, hombres, mujeres y niños, en vez de esclavos. Habéis dado conmigo, con vosotros mismos, en el clavo, o ha sido dios, lo mismo da, porque todos lo sabemos, dignos, todos sabemos que, en la superficie del fondo, dios es todo, dios es el Universo, el orden del desorden.
Sabemos la respuesta: si los caminos del señor son inescrutables es porque, justamente, han sido escrutados, es porque, semánticamente, no lo son. Lo sabéis, dignos, lo sabéis al igual que el indigno sabe que quien no lo quiere saber es porque, obviamente, lo sabe.
Indignados, dignos, nosotros nos saludamos, porque sabemos que la igualdad está en la diferencia, que si todos somos diferentes es porque, justamente, somos, todos, exactamente iguales, al milímetro, el mismo perro con distinto collar. Estructuras, todos somos estructuras, cada una hecha por otras, por todo lo anterior a nosotros mismos, por dios.
Indignados, dignos, en nuestro nombre: yo os desafío a escrutar.
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Del origen del ser humano.
El ser humano es uno de los muchos resultados de la evolución, que es la lucha de todo ser vivo por adaptarse a las circunstancias, al medio en que se encuentra.
Todo ser vivo resulta de las reacciones químicas que dieron a luz a las primeras células, los primeros seres vivos que, lógicamente, empezaron dicha evolución.
Dichas reacciones químicas son, en última instancia, producto del Big Bang, como todo.
Antes del Big Bang no había tiempo ni espacio, así que no hay “antes del Big Bang”.
En teoría, pues todavía hay mucho que aclarar acerca de dónde venimos, se ve.
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Del ser humano.
El lobo. El homo sapiens, del latín: hombre sabio. O el hombre, simplemente. O el ser humano… Veamos lo que dice Wikipedia al respecto:
“El ser humano constituye desde el punto de vista biológico una especie animal bajo la denominación científica de Homo sapiens (del latín Homo=hombre, sapiens=sabio) y pertenece a la familia Hominidae.
Es también llamado genéricamente como el hombre o los hombres, aunque ese término es ambiguo pues se usa mayormente para referirse a los individuos de sexo masculino. Los seres humanos pueden llegar a poseer capacidades mentales que les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. Los humanos son entes sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Algunos humanos han sido capaces de visitar la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades –o superiores- en el universo.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún perdura.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad, por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.”
Incluso siendo de Wikipedia, lo citado es útil, sobre todo lo siguiente:
“Los seres humanos pueden llegar a poseer capacidades mentales que les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. Los humanos son entes sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Algunos humanos han sido capaces de visitar la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades –o superiores– en el Universo.”
“El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.”
El primer párrafo nos habla del poder del hombre, de aquello de lo que es capaz comparado con los demás seres vivos.
Mientras que el segundo, a cambio, nos habla del precio de ese poder, del desconocimiento de “los alcances y destino de su propia especie”. ¿Debido a qué? A aquello de lo que es capaz comparado con los demás seres vivos.
Es decir que la capacidad de conocer, de discurrir, implica la capacidad de desconocer, de detenerse; su fuerza conlleva su debilidad. La debilidad a la que, al ser, obviamente, cuestión de vida o muerte, tiene una solución natural: un conocimiento distinto pero lo suficientemente cuantioso como para satisfacer sus necesidades básicas, canalizándolas. El fuego es producto del dios del fuego, el hombre es producto de dios, el hombre no debe robar, el hombre debe ser circuncidado, el hombre debe casarse, trabajo, tribu, república, democracia, imperio, feudalismo, guerra, jerarquía, igualdad, fraternidad, libertad, familia, etcétera.
De ese modo, a dogmas, llena los vacíos de conocimiento, siente que sabe, que es, que tiene lo necesario para, al fin, dirigirse a un destino, por muy vago que sea. Pero, eso sí: a duras penas históricas, desgraciadamente.
Tal es, el hombre: mínimo, como un pájaro aprendiendo a volar. El primer intento puede ser fatídico, así que debe alzarse como sea: no de forma óptima, no cual experto, claro está, pero sí evitando estrellarse.
“¿Que qué soy? Español, catalán, vasco, portugués, francés, alemán, noruego, australiano, iraní… cristiano, musulmán, budista, hindú, confucionista, ateo, agnóstico… de derechas, de izquierdas…”. Por ejemplos de un conocimiento distinto pero suficientemente funcional, del blablablá que satisface la necesidad de todo loco de tener un tema con el que participar en el manicomio.
Sepamos un poco más de la formación del individuo mediante un conocimiento distinto, dejémoslo claro, mediante los siguientes supuestos:
Supuesto nº 1
Caja A: 10% de probabilidades de contener el premio.
Caja B: 90% de probabilidades de contener el premio.
Debes elegir.
La B, fácilmente. Veamos el siguiente:
Supuesto nº 2
Caja 1: probabilidades de premio desconocidas.
Caja 2: probabilidades de premio desconocidas.
Caja 3: probabilidades de premio desconocidas.
Y, así, hasta el infinito y más allá. Debes elegir.
Vaya… esta vez no puedo decidirme mediante la comparación de probabilidades, no hay ayuda, no hay nada que pueda razonar.
¿Entonces qué? ¿Cómo se decide si no es racionalmente?
Pues… irónicamente, razono que de la única forma restante: irracionalmente.
¿Que cómo decido irracionalmente? Sin decidir: metafóricamente, la decisión irracional sería el destino de un avión de cierto material construido de cierta forma y lanzado de cierta forma en cierto lugar y a cierta hora. Es el cúmulo de todas sus circunstancias, fortuitas, como todas, luego como ninguna, lo que lo dirige hasta una caja entre infinitas.
Esa capacidad de ser irracional puede parecer un tanto desagradable si se toma como una infravaloración de la voluntad individual, pero es la Vida misma: mi voluntad, mi persona, existe, sí, pero… lógicamente, es el producto del condicionamiento de mis circunstancias personales, de mi entorno, de todo lo que me influye. Es decir que, semánticamente, toda voluntad, todo lo que haga cualquier ser humano, es siempre involuntario, porque dos más dos siempre serán cuatro, porque su actuar, sea cual sea, fue, es y será siempre producto del mismo efecto dominó que lo conforma todo: el Universo, el Orden Entero. El siguiente enfrentamiento lo corrobora:
¿Cuál es la ley de la Ley?
La Constitución.
¿Cuál es la ley de la ley de la ley de la ley de la ley de la ley de la ley de la…
¿Que cuál es la ley primitiva, la primera de todas?
Exacto.
Pues la falta de ley, la ley de la selva, el orden del caos, el imperio de lo más fuerte.
Es decir que, semánticamente, todo orden es producto del desorden; que, simplemente, es el desorden, forma parte de él, del verdadero orden: el Universo, el Orden Entero.
Eso significa: que el orden es imposible al ser inexistente, que el hombre no puede dominarse a sí mismo, pues él mismo es quien domina, que es incorrecto por redundante.
Así es, por eso la voluntad es involuntaria, porque no puede darse en sí misma, ya que uno no puede tener la voluntad de tener o no una voluntad determinada sino que, simplemente, la tiene o no.
Por eso mismo, haga lo que haga, el hombre siempre lo hará del mismo modo: racionalmente, aunque sea irracionalmente.
Por eso mismo nada ni nadie escapa nunca de su destino, de su condición: porque dos más dos siempre serán cuatro.
Entonces ¿siempre perdemos?
No, ni ganamos ni perdemos: somos, simplemente; no es una competición. Vivimos, por lo que sea; nos abrimos camino, como sea. El Universo es imparable.
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Del precio del dogma.
El animal que sea capaz de domesticar empuñará la selva dándole el nombre de Razón.
El hombre es ese animal, el naturalmente antinatural, el sabio, el racional, el ingeniero del Universo.
Todopoderosa, así es la Humanidad, aunque todavía mínima, adolescente, incapaz de dominar su, por definición, inigualable poder al no haberlo descubierto todavía; y, por lo tanto, temerosa de sí misma, y con razón, irónicamente, pues éste se vuelve contra ella, maldomesticándola, maltratándola, aberrándola… atormentándola con todas los males registrados en la Historia.
Ese es el precio de un conocimiento distinto: la Historia del Dogma, o la Factura, mejor dicho, de lo que ocurre cuando el hombre debe tragarse su voluntad a favor de la de los demás, de la de su entorno. Esa es la Historia del Crimen, de la Corrupción, de la Guerra, del Sufrimiento. Esa es la Historia del Mal.
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Del destino del ser humano.
Tres son los posibles destinos de la humanidad.
Uno es que continúe, que siga igual, como siempre, basando su desarrollo en un conocimiento “distinto”. La misma desgraciada historia pero perpetua.
Otro es la misma desgraciada historia pero finita a causa de lo que sea: meteorito, holocausto nuclear, pandemia, etcétera.
Y el último es que se supere, que, por evitar lo anterior en la medida de lo posible, empiece a basar su desarrollo en el conocimiento, dando comienzo a una historia distinta, terminando la Prehistoria.
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Del basar nuestro desarrollo en el conocimiento.
La óptima implementación del desarrollo racional de la Humanidad implica, lógicamente, la constitución de ésta, la Humanidad, como Estado supremo en cuanto a todo se refiere.
En cuanto se disponga de los recursos, se usarán para constituir el Gobierno, o la Razón, o el Gobierno Racional, o la palabra de Dios, o como se llame, si debe llamarse de algún modo, ya se discutirá; que deberá encargarse de administrarlos según el dictado de la Razón.
Por supuesto, la democracia es innecesaria, inútil, porque la verdad es unánime al sólo haber una forma de ser objetivo; porque que la mayoría diga que determinada solución es la correcta no significa, en absoluto, que lo sea, hay que resolver el problema, hay que razonar, discurrir, he aquí un ejemplo:
La Humanidad, que es una al ser infinita, debe desarrollarse de una forma determinada, obviamente, y lo único capaz de determinar es la Razón, la palabra de Dios, del Universo, del Orden Entero. Luego el desarrollo de la Humanidad debe ser dirigido por la Razón.
He aquí la Constitución Humana, la Irrefutable Ley de leyes: las subjetividades sólo pueden ser gobernadas por la objetividad, el rebaño necesita, por definición, de un pastor. Raciocinio, irracional raciocinio ante el irraciocinio, ante el raciocinio salvaje.
El desarrollo de todo ser vivo se fundamenta en dos elementos: sus recursos, incluso el ser vivo mismo, y su objetivo o razón de ser. Y el objetivo o razón de ser de todo ser vivo es, lógicamente, vivir.
Dos son, pues, los elementos que fundamentan el desarrollo de la Humanidad: sus recursos y su objetivo o razón de ser. La Vida.
Otra ley, también irrefutable, obviamente, obviamente, obviamente…
Nuestros recursos tienen, semánticamente, cuatro usos en cuanto al cumplimiento de nuestro objetivo se refiere: consumo, generación, mejora de la generación y reserva. El primero, consumo, es el cumplimiento de nuestro objetivo de forma inmediata, es comer una manzana para continuar en vida. El segundo, generación, consiste en plantar una manzana para poder tener más a posteriori. El tercero, mejora de la generación, es el invertir una manzana en investigar cómo conseguir más manzanas de la misma plantación. Y el cuarto, reserva, es el dejar una manzana sin usar por si acaso, porque nunca se sabe.
Por prudencia: los tres primeros usos deben darse al mínimo para que el cuarto se dé al máximo. Por ejemplo:
Situación nº 1
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 8 manzanas
Aplicación:
- Consumo de manzanas: 1
- Generación de 4 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 5
Situación nº 2
Población: 2
Consumo individual: 1
Base de reparto: 9 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 2
- Generación de 5 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 5
Situación nº 3
Población: 3
Consumo individual: 1
Base de reparto: 10 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 3
- Generación de 6 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 5
Aunque, eso sí: en el caso de que sólo se disponga de una manzana, ésta debe usarse para generar. Y mientras no haya suficientes manzanas, el consumo debe ser satisfecho por otra fruta que pueda respecto a dicha ley...
Luego el orden prioritario de los posibles usos de los recursos es el siguiente: generación, reserva, consumo y mejora de la generación. Es decir que mientras no haya dos manzanas no será posible reservar además de generar, que mientras no haya tres no se podrá consumir además de generar y reservar.
Situación nº 1
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 1 manzanas
Aplicación:
- Consumo de manzanas: 0
- Generación de 2 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 0
- Reserva: 0
Situación nº 2
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 2 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 0
- Generación de 2 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 0
- Reserva: 1
Situación nº 3
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 3 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 0
- Generación de 2 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 1
Otro borrador de ley, irrefutable, como debe ser, por definición.
Semánticamente: de ese modo hay que legislar, mediante la inquebrantable ley de la verdad, a axiomas.
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Del polo de la polaridad.
¿Por qué es malvado el malvado?
¿Por ser más fuerte?, ¿por poder?, ¿por no tener límites?, ¿por hacer lo que sea por uno mismo?: mentir, robar, matar, torturar… ¿todo? ¿Por qué?
…¡Por su bien! Porque ella, la maldad, es siempre lo primero, ella, la maldad, por encima de todo, sea lo que sea. Obviamente desde la bondad, la maldad es un descenso, una infinita escalera hacia el infierno, El Infierno. Y el malvado, obviamente ignorante, se regocija: “Soy tan poderoso que por mi supervivencia, por mi bien, torturaría hasta la muerte a un recién nacido”. Ignorante, compite: “Pues yo doscientos cincuenta mil millones, quinientos, un billón, un trillón de recién nacidos torturados hasta la muerte, con mis propias manos, por mi cara bonita”.
Pero ¿cuál de los dos es el mejor malvado? Ninguno, luego los dos, pues los dos son cifras, lógicamente distintas entre sí, desde luego, pero igualmente cifras, al fin y al cabo.
Así es, los dos son el mismo error: la situación del bien propio por encima del de los demás cuando, en realidad, el bien propio es el de los demás, cuando, en realidad, el Bien no es de nadie, sino de todos.
Así es: el malvado se cree superior, a los demás, lógicamente, pero no, ¡no!, no lo es ni lo será nunca, jamás, pues es imposible que lo sea, porque si lo fuera, entonces, lógicamente, éstos dejarían de ser los demás para ser los otros, los inferiores.
Así es: el mal no es superior al bien, sino distinto y, por ende, inferior.
¿Entonces qué? ¿Es el malvado tonto?
No, ni de lejos: la maldad no es un síntoma de la tontería, no… ¡sino del Mal!
¡Así es!: ¡del Mal! es un síntoma, el malvado, la maldad, como el individuo es un producto de su entorno a la vez que el entorno es un producto de la sociedad. ¡Una simbiosis!, ¡una asquerosa, repulsiva, vomitiva simbiosis! ¡Una aberración!, ¡eso!, ¡eso son!, la maldad y el malvado, ¡eso!, ¡eso es el Mal!
¡¿Entonces qué?! ¡¿Todos somos malvados?!
¡Sí!, ¡joder!, ¡sí!: ¡todos!, ¡todos y cada uno!, ¡todo!, ¡todo lo es!, ¡todos somos malvados!, y lo seremos mientras uno -¡sólo uno!- lo sea, pues bien sabido es que para que triunfe el Mal sólo es necesario que los buenos no hagan nada, es decir: que sean malvados.
Así es: bien sabido es que, aunque haya mil millones de signos positivos ante la humanidad, basta con añadirles uno negativo para que dé menos humanidad, para que no dé humanidad.
¡¿Entonces qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué hay que hacer?! ¿¡Qué hacen los buenos!?
Irónicamente: nada. Eso hacen los buenos: nada, nada de nada. Porque al Mal no se le puede hacer ningún mal, sólo bien; porque sólo los combatientes combaten. Recuerda: el Mal no es antagonista, sino inferior.
Recuerda: el Mal no debe ser rechazado por el Bien como el rechazo no debe ser rechazado por la acogida, no, nunca, jamás.
Recuérdalo: el Mal debe obtener el beneplácito del Bien como el rechazo debe ser acogido por la acogida.
¿Cómo limitar el Infinito? ¿Cómo acabar con el Mal? Simple: con el Límite Infinito, con el Bien. Cuando el malvado comprenda que el fin es lo verdaderamente infinito. Cuando entienda que el Mal sólo puede tener una cúspide: el Bien. Cuando sea malvado consigo mismo por el bien de los demás, ¡entonces alcanzará el final del Infinito!, entonces -¡y sólo entonces!- será saciado, cuando mate el vacío:
“¡Os mataré!, ¡os torturaré!, ¡a todos!, ¡hasta la muerte!, ¡por mi vida!, ¡por mi bien!, ¡el mío y sólo mío!”, proclama el Mal.
“Vale. Mátanos, tortúranos, a todos, hasta la muerte, por ti, por tu bien, el tuyo y sólo tuyo”, acepta el Bien.
“¿Cómo? ¿Que queréis morir?”.
“No, no es que nosotros queramos morir: es que tú quieres matarnos. Nosotros nunca mataremos, nosotros nunca nos rebajaremos, nosotros sólo cambiaremos cuando dejemos de ser nosotros, cuando cambiemos. Nosotros moriremos de pie, tú vivirás de rodillas”.
“¡¿Qué nunca os rebajaréis?! ¡¿Y qué decís de la historia de la humanidad?! ¡¿No es eso rebajarse?! ¡¿No lleváis arrastrándoos desde tiempos inmemoriales?! ¡Hipócritas!”.
“Más vale tarde que nunca. Más vale perdonarse que seguir suicidándose. No se trata de compasión, de condescendencia, sino de comprensión, de conascendencia. O vivimos o te suicidas en vida. O morimos todos por todos o morimos nosotros, solos, o lo que es lo mismo: vosotros, los otros, malvados, os suicidáis en vida.
Entiéndelo. Tú no eres malvado, tú no eres un criminal, tú sólo eres producto de tu entorno, pues un mundo en el que el crimen está contemplado, en el que se castiga en vez de prevenir, de curar, ese: es un mundo criminal.
Mejor aún: tú, en el fondo, en su superficie, no eres un criminal, sino todo lo contrario, un héroe, un revolucionario, un mártir, eres tú, que prueba los defectos del mundo al explotarlos. Como un globo de agua lleno y con agujeros, diminutos por sí mismos, enormes por el tiempo, es el mundo; tú sólo eres una parte del agua que llena el globo, una gota que, fortuitamente, por la Desgracia del Big Bang, se escurre por uno de los agujeros, avisando a las demás de su existencia. Tú no eres la enfermedad, sino un síntoma.”.
“…”.
“¿Sí o no?”.
“…”.
“¿¡Sí o no!? ¡Mírame a los ojos!”.
“…tienes razón, está bien.”, el Bien, él, ya solo, en compañía.
He aquí la verdad: el Mal, lo negativo, lo egoísta, es lo que entroniza a la persona respecto al mundo, al resto. Es lo que individualiza.
Mientras que el Bien, lo positivo, lo altruista, es la mismísima persona respecto al mundo, a lo demás. Es lo que socializa.
El Mal subyuga, se retrasa; el bien se subyuga, se supera.
He aquí el Polo de la Polaridad.
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Epílogo.
Redundantemente: habéis leído bien.
El fin del mundo por el mundo, por su principio.
El nacimiento de la madurez de la Humanidad, del Bien, del Axioma, a cambio de la muerte de la Bestia, del Mal, del Imperio del Dogma.
La muerte por la vida.
La revolución, la única, la definitiva, la global.
Nuestro final:
El Bien: probabilidades de contener el premio desconocidas.
El Mal: infinitas probabilidades de contener el premio.
Debéis elegir, debéis razonar.
El Frente Racional se constituye el 22 de abril de 2012 bajo el encargo de poner en práctica la teoría comprendida en El Polo de la Polaridad, su fuente ideológica por excelencia.
Al plantearse dicha tarea, el Frente Racional ha concluido que la única forma de llevarla a cabo es a través de una huelga general global indefinida que paralice la economía mundial, y, por lo tanto, la totalidad de Estados-naciones, hasta la caída del Imperio del Dogma.
Al plantearse dicha acción, el Frente Racional ha concluido que necesitará de personal para organizarse; luego insta a todo aquel que se vea capacitado a contactar con la dirección del Frente para su evaluación.
Para la comprensión de este comunicado queda adjunto El Polo de la Polaridad.
¡Nazca el Imperio Humano de su irrefutable emperatriz: la Razón!
F. R.
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P. B. D.
El Polo de la Polaridad
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La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.
Michel Eyquem de Montaigne
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Nociones de semántica.
La semántica es el “Estudio del significado de los signos lingüísticos y de sus combinaciones, desde un punto de vista sincrónico o diacrónico”.
Mientras que la sincronía es la “Coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo” y la diacronía el “Desarrollo o sucesión de hechos a través del tiempo”.
Es decir que la semántica es la captura de la verdad que se forma a través de la definición del caos de definiciones de las palabras.
He aquí varios ejemplos:
Las cosas: ciegamente claras.
No hay nada que se vea más claro que lo que un ciego ve claro.
¡Viva Rajoy! ¡Viva España! ¡Viva lo muerto!
No hay nada vivo que pueda recibir la orden de vivir.
“Desinhibido, da.
(Del part. de desinhibir).
1. adj. Espontáneo, desenvuelto, sin reservas.”
¿Inhibido? La palabra inhibido no está en el Diccionario.
Nadie es “espontáneo, desenvuelto” al ser espontánea y desenvuelta la falta de espontaneidad o desenvoltura. Es decir que la inhibición carece de inhibición alguna, que es tan desinhibida como la desinhibición.
"violento, ta.
(Del lat. violentus).
1. adj. Que está fuera de su natural estado, situación o modo."
Que ¿cómo salió de su natural estado, situación o modo si no a través de su natural estado, situación o modo? Expediente X.
Es imposible que algo sea antinatural al ser todo parte de la naturaleza.
La manipulación es un invento del manipulador, el anillo perfecto para el manipulado.
Nadie manipula, pues todos manipulamos el entorno a la vez que, simbióticamente, todos somos manipulados por el mismo.
Cortocircuito: rompe la rutina de romper la rutina.
El hecho de romper la rutina es algo igualmente rutinario.
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Prólogo.
Indignados, dignos, yo os saludo al reconoceros, al poder miraros a la cara; al ver personas, hombres, mujeres y niños, en vez de esclavos. Habéis dado conmigo, con vosotros mismos, en el clavo, o ha sido dios, lo mismo da, porque todos lo sabemos, dignos, todos sabemos que, en la superficie del fondo, dios es todo, dios es el Universo, el orden del desorden.
Sabemos la respuesta: si los caminos del señor son inescrutables es porque, justamente, han sido escrutados, es porque, semánticamente, no lo son. Lo sabéis, dignos, lo sabéis al igual que el indigno sabe que quien no lo quiere saber es porque, obviamente, lo sabe.
Indignados, dignos, nosotros nos saludamos, porque sabemos que la igualdad está en la diferencia, que si todos somos diferentes es porque, justamente, somos, todos, exactamente iguales, al milímetro, el mismo perro con distinto collar. Estructuras, todos somos estructuras, cada una hecha por otras, por todo lo anterior a nosotros mismos, por dios.
Indignados, dignos, en nuestro nombre: yo os desafío a escrutar.
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Del origen del ser humano.
El ser humano es uno de los muchos resultados de la evolución, que es la lucha de todo ser vivo por adaptarse a las circunstancias, al medio en que se encuentra.
Todo ser vivo resulta de las reacciones químicas que dieron a luz a las primeras células, los primeros seres vivos que, lógicamente, empezaron dicha evolución.
Dichas reacciones químicas son, en última instancia, producto del Big Bang, como todo.
Antes del Big Bang no había tiempo ni espacio, así que no hay “antes del Big Bang”.
En teoría, pues todavía hay mucho que aclarar acerca de dónde venimos, se ve.
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Del ser humano.
El lobo. El homo sapiens, del latín: hombre sabio. O el hombre, simplemente. O el ser humano… Veamos lo que dice Wikipedia al respecto:
“El ser humano constituye desde el punto de vista biológico una especie animal bajo la denominación científica de Homo sapiens (del latín Homo=hombre, sapiens=sabio) y pertenece a la familia Hominidae.
Es también llamado genéricamente como el hombre o los hombres, aunque ese término es ambiguo pues se usa mayormente para referirse a los individuos de sexo masculino. Los seres humanos pueden llegar a poseer capacidades mentales que les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. Los humanos son entes sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Algunos humanos han sido capaces de visitar la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades –o superiores- en el universo.
En el pasado, el género Homo fue más diversificado, y durante el último millón y medio de años incluía otras especies ya extintas. Desde la extinción del Homo neanderthalensis, hace 25.000 años y del Homo floresiensis, hace unos 12.000 años, el Homo sapiens es la única especie conocida del género Homo que aún perdura.
Hasta hace poco, la biología utilizaba un nombre trinomial Homo sapiens sapiens para esta especie, pero más recientemente se ha descartado el nexo filogenético entre el Neandertal y la actual humanidad, por lo que se usa exclusivamente el nombre binomial. Homo sapiens pertenece a una estirpe de Primates, los hominoideos. Evolutivamente se diferenció en África y de ese ancestro surgió la familia de la que forman parte los homínidos.
El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.”
Incluso siendo de Wikipedia, lo citado es útil, sobre todo lo siguiente:
“Los seres humanos pueden llegar a poseer capacidades mentales que les permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas, matemáticas, escritura, ciencia, tecnología. Los humanos son entes sociales, capaces de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Algunos humanos han sido capaces de visitar la Luna, y aún no se tiene evidencia de que exista otra forma de vida con dichas capacidades –o superiores– en el Universo.”
“El ser humano prácticamente desconoce los alcances y destino de su propia especie. Filosóficamente, el ser humano se ha definido y redefinido a sí mismo de numerosas maneras a través de la historia, otorgándose de esta manera un propósito positivo o negativo respecto de su propia existencia. Existen diversos sistemas religiosos e ideales filosóficos que, de acuerdo a una diversa gama de culturas e ideales individuales, tienen como propósito y función responder algunas de esas interrogantes existenciales. Los seres humanos tienen la capacidad de ser conscientes de sí mismos, así como de su pasado; saben que tienen el poder de planear, transformar y realizar proyectos de diversos tipos. En función a esta capacidad, han creado diversos códigos morales y dogmas orientados directamente al manejo de estas capacidades. Además, pueden estar conscientes de responsabilidades y peligros provenientes de la naturaleza, así como de otros seres humanos.”
El primer párrafo nos habla del poder del hombre, de aquello de lo que es capaz comparado con los demás seres vivos.
Mientras que el segundo, a cambio, nos habla del precio de ese poder, del desconocimiento de “los alcances y destino de su propia especie”. ¿Debido a qué? A aquello de lo que es capaz comparado con los demás seres vivos.
Es decir que la capacidad de conocer, de discurrir, implica la capacidad de desconocer, de detenerse; su fuerza conlleva su debilidad. La debilidad a la que, al ser, obviamente, cuestión de vida o muerte, tiene una solución natural: un conocimiento distinto pero lo suficientemente cuantioso como para satisfacer sus necesidades básicas, canalizándolas. El fuego es producto del dios del fuego, el hombre es producto de dios, el hombre no debe robar, el hombre debe ser circuncidado, el hombre debe casarse, trabajo, tribu, república, democracia, imperio, feudalismo, guerra, jerarquía, igualdad, fraternidad, libertad, familia, etcétera.
De ese modo, a dogmas, llena los vacíos de conocimiento, siente que sabe, que es, que tiene lo necesario para, al fin, dirigirse a un destino, por muy vago que sea. Pero, eso sí: a duras penas históricas, desgraciadamente.
Tal es, el hombre: mínimo, como un pájaro aprendiendo a volar. El primer intento puede ser fatídico, así que debe alzarse como sea: no de forma óptima, no cual experto, claro está, pero sí evitando estrellarse.
“¿Que qué soy? Español, catalán, vasco, portugués, francés, alemán, noruego, australiano, iraní… cristiano, musulmán, budista, hindú, confucionista, ateo, agnóstico… de derechas, de izquierdas…”. Por ejemplos de un conocimiento distinto pero suficientemente funcional, del blablablá que satisface la necesidad de todo loco de tener un tema con el que participar en el manicomio.
Sepamos un poco más de la formación del individuo mediante un conocimiento distinto, dejémoslo claro, mediante los siguientes supuestos:
Supuesto nº 1
Caja A: 10% de probabilidades de contener el premio.
Caja B: 90% de probabilidades de contener el premio.
Debes elegir.
La B, fácilmente. Veamos el siguiente:
Supuesto nº 2
Caja 1: probabilidades de premio desconocidas.
Caja 2: probabilidades de premio desconocidas.
Caja 3: probabilidades de premio desconocidas.
Y, así, hasta el infinito y más allá. Debes elegir.
Vaya… esta vez no puedo decidirme mediante la comparación de probabilidades, no hay ayuda, no hay nada que pueda razonar.
¿Entonces qué? ¿Cómo se decide si no es racionalmente?
Pues… irónicamente, razono que de la única forma restante: irracionalmente.
¿Que cómo decido irracionalmente? Sin decidir: metafóricamente, la decisión irracional sería el destino de un avión de cierto material construido de cierta forma y lanzado de cierta forma en cierto lugar y a cierta hora. Es el cúmulo de todas sus circunstancias, fortuitas, como todas, luego como ninguna, lo que lo dirige hasta una caja entre infinitas.
Esa capacidad de ser irracional puede parecer un tanto desagradable si se toma como una infravaloración de la voluntad individual, pero es la Vida misma: mi voluntad, mi persona, existe, sí, pero… lógicamente, es el producto del condicionamiento de mis circunstancias personales, de mi entorno, de todo lo que me influye. Es decir que, semánticamente, toda voluntad, todo lo que haga cualquier ser humano, es siempre involuntario, porque dos más dos siempre serán cuatro, porque su actuar, sea cual sea, fue, es y será siempre producto del mismo efecto dominó que lo conforma todo: el Universo, el Orden Entero. El siguiente enfrentamiento lo corrobora:
¿Cuál es la ley de la Ley?
La Constitución.
¿Cuál es la ley de la ley de la ley de la ley de la ley de la ley de la ley de la…
¿Que cuál es la ley primitiva, la primera de todas?
Exacto.
Pues la falta de ley, la ley de la selva, el orden del caos, el imperio de lo más fuerte.
Es decir que, semánticamente, todo orden es producto del desorden; que, simplemente, es el desorden, forma parte de él, del verdadero orden: el Universo, el Orden Entero.
Eso significa: que el orden es imposible al ser inexistente, que el hombre no puede dominarse a sí mismo, pues él mismo es quien domina, que es incorrecto por redundante.
Así es, por eso la voluntad es involuntaria, porque no puede darse en sí misma, ya que uno no puede tener la voluntad de tener o no una voluntad determinada sino que, simplemente, la tiene o no.
Por eso mismo, haga lo que haga, el hombre siempre lo hará del mismo modo: racionalmente, aunque sea irracionalmente.
Por eso mismo nada ni nadie escapa nunca de su destino, de su condición: porque dos más dos siempre serán cuatro.
Entonces ¿siempre perdemos?
No, ni ganamos ni perdemos: somos, simplemente; no es una competición. Vivimos, por lo que sea; nos abrimos camino, como sea. El Universo es imparable.
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Del precio del dogma.
El animal que sea capaz de domesticar empuñará la selva dándole el nombre de Razón.
El hombre es ese animal, el naturalmente antinatural, el sabio, el racional, el ingeniero del Universo.
Todopoderosa, así es la Humanidad, aunque todavía mínima, adolescente, incapaz de dominar su, por definición, inigualable poder al no haberlo descubierto todavía; y, por lo tanto, temerosa de sí misma, y con razón, irónicamente, pues éste se vuelve contra ella, maldomesticándola, maltratándola, aberrándola… atormentándola con todas los males registrados en la Historia.
Ese es el precio de un conocimiento distinto: la Historia del Dogma, o la Factura, mejor dicho, de lo que ocurre cuando el hombre debe tragarse su voluntad a favor de la de los demás, de la de su entorno. Esa es la Historia del Crimen, de la Corrupción, de la Guerra, del Sufrimiento. Esa es la Historia del Mal.
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Del destino del ser humano.
Tres son los posibles destinos de la humanidad.
Uno es que continúe, que siga igual, como siempre, basando su desarrollo en un conocimiento “distinto”. La misma desgraciada historia pero perpetua.
Otro es la misma desgraciada historia pero finita a causa de lo que sea: meteorito, holocausto nuclear, pandemia, etcétera.
Y el último es que se supere, que, por evitar lo anterior en la medida de lo posible, empiece a basar su desarrollo en el conocimiento, dando comienzo a una historia distinta, terminando la Prehistoria.
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Del basar nuestro desarrollo en el conocimiento.
La óptima implementación del desarrollo racional de la Humanidad implica, lógicamente, la constitución de ésta, la Humanidad, como Estado supremo en cuanto a todo se refiere.
En cuanto se disponga de los recursos, se usarán para constituir el Gobierno, o la Razón, o el Gobierno Racional, o la palabra de Dios, o como se llame, si debe llamarse de algún modo, ya se discutirá; que deberá encargarse de administrarlos según el dictado de la Razón.
Por supuesto, la democracia es innecesaria, inútil, porque la verdad es unánime al sólo haber una forma de ser objetivo; porque que la mayoría diga que determinada solución es la correcta no significa, en absoluto, que lo sea, hay que resolver el problema, hay que razonar, discurrir, he aquí un ejemplo:
La Humanidad, que es una al ser infinita, debe desarrollarse de una forma determinada, obviamente, y lo único capaz de determinar es la Razón, la palabra de Dios, del Universo, del Orden Entero. Luego el desarrollo de la Humanidad debe ser dirigido por la Razón.
He aquí la Constitución Humana, la Irrefutable Ley de leyes: las subjetividades sólo pueden ser gobernadas por la objetividad, el rebaño necesita, por definición, de un pastor. Raciocinio, irracional raciocinio ante el irraciocinio, ante el raciocinio salvaje.
El desarrollo de todo ser vivo se fundamenta en dos elementos: sus recursos, incluso el ser vivo mismo, y su objetivo o razón de ser. Y el objetivo o razón de ser de todo ser vivo es, lógicamente, vivir.
Dos son, pues, los elementos que fundamentan el desarrollo de la Humanidad: sus recursos y su objetivo o razón de ser. La Vida.
Otra ley, también irrefutable, obviamente, obviamente, obviamente…
Nuestros recursos tienen, semánticamente, cuatro usos en cuanto al cumplimiento de nuestro objetivo se refiere: consumo, generación, mejora de la generación y reserva. El primero, consumo, es el cumplimiento de nuestro objetivo de forma inmediata, es comer una manzana para continuar en vida. El segundo, generación, consiste en plantar una manzana para poder tener más a posteriori. El tercero, mejora de la generación, es el invertir una manzana en investigar cómo conseguir más manzanas de la misma plantación. Y el cuarto, reserva, es el dejar una manzana sin usar por si acaso, porque nunca se sabe.
Por prudencia: los tres primeros usos deben darse al mínimo para que el cuarto se dé al máximo. Por ejemplo:
Situación nº 1
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 8 manzanas
Aplicación:
- Consumo de manzanas: 1
- Generación de 4 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 5
Situación nº 2
Población: 2
Consumo individual: 1
Base de reparto: 9 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 2
- Generación de 5 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 5
Situación nº 3
Población: 3
Consumo individual: 1
Base de reparto: 10 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 3
- Generación de 6 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 5
Aunque, eso sí: en el caso de que sólo se disponga de una manzana, ésta debe usarse para generar. Y mientras no haya suficientes manzanas, el consumo debe ser satisfecho por otra fruta que pueda respecto a dicha ley...
Luego el orden prioritario de los posibles usos de los recursos es el siguiente: generación, reserva, consumo y mejora de la generación. Es decir que mientras no haya dos manzanas no será posible reservar además de generar, que mientras no haya tres no se podrá consumir además de generar y reservar.
Situación nº 1
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 1 manzanas
Aplicación:
- Consumo de manzanas: 0
- Generación de 2 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 0
- Reserva: 0
Situación nº 2
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 2 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 0
- Generación de 2 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 0
- Reserva: 1
Situación nº 3
Población: 1
Consumo individual: 1
Base de reparto: 3 manzanas
Aplicación:
- Consumo: 0
- Generación de 2 manzanas: 1
- Mejora de la generación en 1 manzanas: 1
- Reserva: 1
Otro borrador de ley, irrefutable, como debe ser, por definición.
Semánticamente: de ese modo hay que legislar, mediante la inquebrantable ley de la verdad, a axiomas.
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Del polo de la polaridad.
¿Por qué es malvado el malvado?
¿Por ser más fuerte?, ¿por poder?, ¿por no tener límites?, ¿por hacer lo que sea por uno mismo?: mentir, robar, matar, torturar… ¿todo? ¿Por qué?
…¡Por su bien! Porque ella, la maldad, es siempre lo primero, ella, la maldad, por encima de todo, sea lo que sea. Obviamente desde la bondad, la maldad es un descenso, una infinita escalera hacia el infierno, El Infierno. Y el malvado, obviamente ignorante, se regocija: “Soy tan poderoso que por mi supervivencia, por mi bien, torturaría hasta la muerte a un recién nacido”. Ignorante, compite: “Pues yo doscientos cincuenta mil millones, quinientos, un billón, un trillón de recién nacidos torturados hasta la muerte, con mis propias manos, por mi cara bonita”.
Pero ¿cuál de los dos es el mejor malvado? Ninguno, luego los dos, pues los dos son cifras, lógicamente distintas entre sí, desde luego, pero igualmente cifras, al fin y al cabo.
Así es, los dos son el mismo error: la situación del bien propio por encima del de los demás cuando, en realidad, el bien propio es el de los demás, cuando, en realidad, el Bien no es de nadie, sino de todos.
Así es: el malvado se cree superior, a los demás, lógicamente, pero no, ¡no!, no lo es ni lo será nunca, jamás, pues es imposible que lo sea, porque si lo fuera, entonces, lógicamente, éstos dejarían de ser los demás para ser los otros, los inferiores.
Así es: el mal no es superior al bien, sino distinto y, por ende, inferior.
¿Entonces qué? ¿Es el malvado tonto?
No, ni de lejos: la maldad no es un síntoma de la tontería, no… ¡sino del Mal!
¡Así es!: ¡del Mal! es un síntoma, el malvado, la maldad, como el individuo es un producto de su entorno a la vez que el entorno es un producto de la sociedad. ¡Una simbiosis!, ¡una asquerosa, repulsiva, vomitiva simbiosis! ¡Una aberración!, ¡eso!, ¡eso son!, la maldad y el malvado, ¡eso!, ¡eso es el Mal!
¡¿Entonces qué?! ¡¿Todos somos malvados?!
¡Sí!, ¡joder!, ¡sí!: ¡todos!, ¡todos y cada uno!, ¡todo!, ¡todo lo es!, ¡todos somos malvados!, y lo seremos mientras uno -¡sólo uno!- lo sea, pues bien sabido es que para que triunfe el Mal sólo es necesario que los buenos no hagan nada, es decir: que sean malvados.
Así es: bien sabido es que, aunque haya mil millones de signos positivos ante la humanidad, basta con añadirles uno negativo para que dé menos humanidad, para que no dé humanidad.
¡¿Entonces qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué hay que hacer?! ¿¡Qué hacen los buenos!?
Irónicamente: nada. Eso hacen los buenos: nada, nada de nada. Porque al Mal no se le puede hacer ningún mal, sólo bien; porque sólo los combatientes combaten. Recuerda: el Mal no es antagonista, sino inferior.
Recuerda: el Mal no debe ser rechazado por el Bien como el rechazo no debe ser rechazado por la acogida, no, nunca, jamás.
Recuérdalo: el Mal debe obtener el beneplácito del Bien como el rechazo debe ser acogido por la acogida.
¿Cómo limitar el Infinito? ¿Cómo acabar con el Mal? Simple: con el Límite Infinito, con el Bien. Cuando el malvado comprenda que el fin es lo verdaderamente infinito. Cuando entienda que el Mal sólo puede tener una cúspide: el Bien. Cuando sea malvado consigo mismo por el bien de los demás, ¡entonces alcanzará el final del Infinito!, entonces -¡y sólo entonces!- será saciado, cuando mate el vacío:
“¡Os mataré!, ¡os torturaré!, ¡a todos!, ¡hasta la muerte!, ¡por mi vida!, ¡por mi bien!, ¡el mío y sólo mío!”, proclama el Mal.
“Vale. Mátanos, tortúranos, a todos, hasta la muerte, por ti, por tu bien, el tuyo y sólo tuyo”, acepta el Bien.
“¿Cómo? ¿Que queréis morir?”.
“No, no es que nosotros queramos morir: es que tú quieres matarnos. Nosotros nunca mataremos, nosotros nunca nos rebajaremos, nosotros sólo cambiaremos cuando dejemos de ser nosotros, cuando cambiemos. Nosotros moriremos de pie, tú vivirás de rodillas”.
“¡¿Qué nunca os rebajaréis?! ¡¿Y qué decís de la historia de la humanidad?! ¡¿No es eso rebajarse?! ¡¿No lleváis arrastrándoos desde tiempos inmemoriales?! ¡Hipócritas!”.
“Más vale tarde que nunca. Más vale perdonarse que seguir suicidándose. No se trata de compasión, de condescendencia, sino de comprensión, de conascendencia. O vivimos o te suicidas en vida. O morimos todos por todos o morimos nosotros, solos, o lo que es lo mismo: vosotros, los otros, malvados, os suicidáis en vida.
Entiéndelo. Tú no eres malvado, tú no eres un criminal, tú sólo eres producto de tu entorno, pues un mundo en el que el crimen está contemplado, en el que se castiga en vez de prevenir, de curar, ese: es un mundo criminal.
Mejor aún: tú, en el fondo, en su superficie, no eres un criminal, sino todo lo contrario, un héroe, un revolucionario, un mártir, eres tú, que prueba los defectos del mundo al explotarlos. Como un globo de agua lleno y con agujeros, diminutos por sí mismos, enormes por el tiempo, es el mundo; tú sólo eres una parte del agua que llena el globo, una gota que, fortuitamente, por la Desgracia del Big Bang, se escurre por uno de los agujeros, avisando a las demás de su existencia. Tú no eres la enfermedad, sino un síntoma.”.
“…”.
“¿Sí o no?”.
“…”.
“¿¡Sí o no!? ¡Mírame a los ojos!”.
“…tienes razón, está bien.”, el Bien, él, ya solo, en compañía.
He aquí la verdad: el Mal, lo negativo, lo egoísta, es lo que entroniza a la persona respecto al mundo, al resto. Es lo que individualiza.
Mientras que el Bien, lo positivo, lo altruista, es la mismísima persona respecto al mundo, a lo demás. Es lo que socializa.
El Mal subyuga, se retrasa; el bien se subyuga, se supera.
He aquí el Polo de la Polaridad.
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Epílogo.
Redundantemente: habéis leído bien.
El fin del mundo por el mundo, por su principio.
El nacimiento de la madurez de la Humanidad, del Bien, del Axioma, a cambio de la muerte de la Bestia, del Mal, del Imperio del Dogma.
La muerte por la vida.
La revolución, la única, la definitiva, la global.
Nuestro final:
El Bien: probabilidades de contener el premio desconocidas.
El Mal: infinitas probabilidades de contener el premio.
Debéis elegir, debéis razonar.