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    "Checoslovaquia: la construcción del Socialismo Democrático – Radoslav Selucký (1969)" - publicado en el blog Colaboratorio de singularidades simbiontes

    Platon
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    Mensaje por Platon Dom Mayo 05, 2013 6:35 pm

    Checoslovaquia: la construcción del Socialismo Democrático – Radoslav Selucký (1969)

    publicado en el blog Colaboratorio de singularidades simbiontes

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    Tres son las causas inmediatas de las transformaciones ocurridas en 1967-8 en la dirección del Partido Comunista Checoslovaco.

    Una de ellas fue el Congreso de Escritores Checoslovacos, celebrado en el mes de junio, en el que se llegó a un conflicto entre la jefatura política y los escritores, quienes exigían que el socialismo se reformase internamente, que se realizaran modificaciones estructurales, y que no sólo se concedieran a los individuos libertades fundamentales, sino que se resolvieran también sus problemas vitales urgentes.

    Este conflicto terminó con la victoria moral de los escritores. La jefatura política les pagó, sin embargo, en su forma habitual se expulsó del Partido a tres escritores; un cuarto recibió un severo correctivo del Partido, y otro perdió su puesto en el Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco. El semanario Literární noviny no se pudo seguir publicando, y la actividad de la Unión de Escritores quedó paralizada porque la jefatura política no confirmó al recién elegido comité directivo de la Unión.

    La segunda causa fueron las manifestaciones estudiantiles que se produjeron a finales de octubre de 1967 en el campus de los colegios mayores en la colina Strahov de Praga. Los estudiantes salieron a las calles con teas encendidas para protestar contra las míseras condiciones de sus colegios, en los que no había luz eléctrica ni funcionaba la calefacción. Estas manifestaciones originaron casi una crisis política la policía reprimió la manifestación con medios brutales y trató a los estudiantes como a enemigos de clase.

    La tercera causa inmediata se cocía entre bastidores. En el pleno del Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco, celebrado en octubre, se llegó a un conflicto entre Alexander Dubček y una parte del Politburó. Dubček criticó los métodos de trabajo del Partido, la actitud displicente de Novotný ante los problemas de Eslovaquia, y su falta de interés por analizar a fondo los agudos problemas sociales que amenazaban seriamente la estabilidad del régimen. Tras su discurso se produjo un violento intercambio de opiniones. La discusión se interrumpió con la decisión de reanudarla en una ulterior sesión del Comité Central en diciembre.

    Precisamente esta última causa inmediata tuvo la máxima importancia para los sucesos de enero. La discusión movilizó el único órgano que podía realizar una transformación en la jefatura, el único que, desde arriba, podía crear la posibilidad de una modificación de la política y de los métodos de dirección del Partido, así como de profundas reformas sociales. La crisis, latente durante muchos años, desató un gran debate político en el órgano supremo del Partido Comunista Checoslovaco, que por primera vez tuvo un carácter democrático. Después de haber sido otra vez interrumpido en diciembre, el debate se reanudó a principios del año siguiente. Su resultado decisivo fue el acuerdo del Comité Central de relevar a Antonín Novotný de su función de Primer Secretario. Al mismo tiempo se amplió el comité directivo del Partido con políticos nuevos y desconocidos, y se eligió a Alexander Dubček para el cargo de Primer Secretario.

    El comunicado oficial publicado inmediatamente después de la sesión era muy parco en información sobre el Pleno. En él se decía simplemente que el Comité Central del Partido había acordado iniciar la democratización de la vida social, comenzando por el propio Comité. A Antonín Novotný se le agradecían sus trabajos, pero del texto del comunicado se podía deducir que el Jefe del Estado había sido duramente criticado en el Pleno; se juzgaba negativamente la concentración de ambas funciones de poder en manos de un mismo individuo, y se hablaba de la influencia negativa de la acumulación de funciones sobre el trabajo del Partido.

    Quien se limitase a la lectura de los periódicos quizá sacase la impresión de que sólo se trataba de un relevo de personas en la cumbre del Partido que no tendría ninguna influencia en la evolución de las circunstancias sociales. Pero quien tuviese ocasión de echar una mirada tras los bastidores de la crisis de la jefatura del Partido que había durado tres meses, esperaba naturalmente consecuencias más amplias de esta acción. En el Pleno del Comité Central se habían enfrentado dos concepciones los representantes de la primera afirmaban que todo estaba en orden, que bastaba con corregir algunos defectos, con eliminar algunas faltas, y que la sociedad encontraría entonces fuerzas suficientes para un nuevo desarrollo dinámico; los representantes de la segunda afirmaban que el Partido debía experimentar una renovación interna y terminar con el sistema de poder personal. La sociedad había de democratizarse, y precisamente colaborando con todas las fuerzas que, tras los desencantos del stalinismo, estaban aún dispuestas a intentar una vez más la democratización del socialismo.

    La opinión pública se mostró escéptica, como consecuencia de la insuficiente información y de los largos años de esperanzas y expectativas chasqueadas.

    Conforme comenzaron a filtrarse en las organizaciones del Partido las informaciones acerca de lo ocurrido en las sesiones del Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco celebradas en diciembre y enero, los comunistas fueron presa de nueva actividad. Parecía como si se hubiesen inyectado; tan súbitamente salieron de la indiferencia y pasividad. En el transcurso de unas semanas se renovó la vida política dentro del Partido. Después de que la prensa hubo informado de lo ocurrido en el Pleno, comenzó también a revivir la vida política fuera del Partido; primero en la capital, después en las cabezas de distrito, hasta que poco a poco esta actividad alcanzó a las villas y pueblos. Resultaba casi inconcebible un pueblo, tantas veces defraudado por el sistema, recobraba nuevos ánimos e iniciaba no el derribo del socialismo sino su renovación; se esforzaba no por retardar sino por acelerar la construcción del socialismo; emprendía la ampliación del Programa de Acción del Partido, acerca del cual debía ponerse de acuerdo toda la sociedad y que se había de convertir en la línea directriz para el paso del socialismo burocrático al socialismo democrático. No describiré ni analizaré el curso de los acontecimientos en Checoslovaquia después de enero de 1968, que constituye materia suficiente para otro libro. Tampoco quiero analizar el Programa de Acción del Partido Comunista Checoslovaco, que tantas esperanzas despertó en los dos grupos nacionales de Checoslovaquia. Sólo quiero intentar un esquema del modelo del socialismo democrático, de su forma económica, política e institucional, sin esquivar los problemas aún no resueltos. No quiero ocultar nada, pero tampoco infravalorar lo que debía constituir la plataforma para renovar el socialismo en la República checoslovaca.


    Radoslav SELUCKÝ, El comienzo de la transformación, capítulo 9 de El modelo checoslovaco de socialismo, Alianza Editorial, Madrid, 1969, P. 131-135. Traducción de Miguel y Enrique Paredes Larrueca.

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