Apuntes del libro "Historia de Checoslovaquia (1849-1945)" (Csehszlovákiai történet) de Endre Arató. Tankönyvkiadó, Budapest, 1963. No es una traducción directa porque para eso no tengo tiempo. Es solo un resumen. El texto es un poco curioso porque es un intento de describir la historia desde un punto de vista diferente a la historiografía occidental típica, empleando ciertos tintes o un tono marxista, se habla de los acontecimientos de la historia política, pero se entrelazan con la economía y con la historia del movimiento obrero; aunque en mi opinión falla un poco y a mí, personalmente, no me parece del todo marxista (o digamos, es más marxista en el tono y las palabras que usa, que en el contenido real, algo por desgracia bastante típico en los historiadores de la Europa del Este). Aún así me parece interesante y para los que quieran conocer un poco de historia checa viene mejor que los libros típicos occidentales que se puedan encontrar en español (que tampoco son muchos)
Sobre el autor: Endre Arató (1921-1977)
Destacado historiador húngaro, experto en temas checos y eslovacos y especialmente en minorías étnicas. Miembro del Partido Comunista Húngaro desde 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo internado en varios campos de concentración nazis. A finales de los cuarenta se convirtió en el director de la Sección de Minorías Étnicas del Ministerio de Educación de la República Popular Húngara. Fue profesor de la Facultad de Historia de Europa Oriental en la ELTE (Universidad de Budapest). Autor de numerosos libros en los que analiza desde el punto de vista histórico la cuestión de las minorías étnicas y también de estudios sobre la historia de diversos países de Europa Oriental, especialmente Checoslovaquia.
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La República Checoslovaca democrático-burguesa (1918-1938)
En el otoño de 1918 se proclamó la República de Checoslovaquia, al mismo tiempo que se hundía la monarquía austro-húngara, divida en varios países independientes (Checoslovaquia, Hungría, Austria), o con territorios anexionados a otros países (Rumanía, Yugoslavia y Polonia). Con eso, el estado denominado cárcel de pueblos, dejó de existir. Checoslovaquia se creó sobre todo sobre tres regiones de la llamada Cisleitania (la zona al oeste del río Laita) -Chequia, Moravia y Silesia, en todas ellas existía una gran presencia de población alemana- y con la llamada Felvidék (Región Superior, o también conocida como Eslovaquia), que hasta entonces había pertenecido a Hungría y donde la mayoría de la población era eslovaca y ucraniana, pero también había una importante población húngara. Estos territorios tenían grandes diferencias económicas y sociales entre sí, lo que influyó decisivamente en la historia del nuevo estado y en su vida política, económica y cultural. Básicamente se puede hablar de una gran diferencia entre Chequia y Eslovaquia, que además fue ampliándose gracias a la política de la clase burguesa checa, dominante en el estado. Solo la llegada del socialismo supuso un cambio de situación y la diferencia entre Eslovaquia y Chequia fueron diluyéndose.
El 14 de noviembre de 1918, después de la proclamación del nuevo estado, se reune la Asamblea Nacional para decidir la nueva forma del estado y nombrar un primer gobierno. Lo primero que hace es destronar a los Habsburgo, y proclamar la república. Se elige como presidente a un conocido político checo de la emigración, Tomáš Garrigue Masaryk.
Como jefe del nuevo gobierno se elige a Karel Kramář y entre los ministros, destaca el de exteriores, Edvard Beneš.
Pero las fronteras del nuevo estado estaban lejos de estar definidas. Al mismo tiempo que se proclama el nuevo estado, la población alemana se organiza en cuatro provincias y se autoproclaman parte de la nueva República de Austria; las dos más importantes son las que reciben el nombre de Deutschböhmen y la de Sudetenland (los Sudetes). Estas provincias representaban la tercera parte del territorio checo, pero no estaban conectadas geográficamente con Austria, sino separadas por territorios habitados por checos. En diciembre de 1918 las tropas checas ocuparon las provincias y las incorporaron a Checoslovaquia.
Otro de los conflictos tuvo que ver con los polacos, que en noviembre de 1918 ocuparon la región del Těšín, habitada sobre todo por polacos. En enero de 1919 las tropas checas recuperaron parte del territorio, justificándolo por derechos históricos. Al final, con la mediación de las grandes potencias la zona oriental quedó integrada en Checoslovaquia, la zona oriental en Polonia.
En enero de 1919 comenzaron las negociaciones de paz cerca de París, donde hubo graves enfrentamientos dimplomáticos por la cuestión de las fronteras. Las fronteras checoslovacas fueron definidas de manera bastante favorable para los checos. Si en las regiones checas se aplicó el derecho histórico, en la Región Superior (más tarde conocida como Eslovaquia) y en Trascarpatia (Rutenia) junto a los principios étnicos, primaron también los económicos y militares, que muchas veces contradecían a lo étnicos. Por los acuerdos de Versalles, firmados con Alemania, Chequia recibió también la región de Hlučin, por los de Saint Germain, con Austria, recibió algunos territorios de la baja Austria, Vitorážsk y Valtice. Con Hungría, las negociaciones tuvieron lugar en Trianón, y las discusiones se centraron en el Csallóköz, una región pretendida por los checos, donde la gran mayoría de la población era húngara. El presidente Masaryk era partidario de ceder en la cuestión de Csallóköz si Hungría ofrecía alguna compensación, pero la delegación checa, dominada por los imperialistas, rechazó tal posibilidad (Nota de NSVLiit: se trata de una región con una importante agricultura, verdadera despensa de Eslovaquia en la actualidad).
Los acuerdos no hicieron más que sembrar la semilla de futuros conflictos entre los pueblos de Europa Oriental. No eran más que acuerdos consecuencia de una guerra imperialista, así que no podían ser justos. Hay que tener en cuenta también que justo en el momento en el que se firman esos acuerdos, hay una lucha a muerte entre los pueblos y los gobiernos burgueses, lo que condiciona los resultados de la conferencia. Así, cuando triunfa momentaneamente el poder popular en Hungría y Eslovaquia, los burgueses húngaros y checos se alían contra la República de los Consejos.
Naturalmente, una vez derrotada esta, se acabó la cooperación. Horthy, en Hungría, ponía en entredicho al propia existencia del estado checoslovaco y aunque la clase dirigente húngara, fascista, tenía razón en considerar Trianón como una paz injusta (porque lo era), no hay que olvidar que su deseo era seguir explotando a los pueblos de la zona, y tampoco hay que olvidar que Checoslovaquia era una democracia burguesa, frente al fascismo húngaro. Por eso el odio de Horthy y los suyos por Checoslovaquia revasaba la cuestión étnica, tenía también que ver con cuestiones políticas. En cualquier caso, el interés de la revolución obrera no era la destrucción de Checoslovaquia y la incorporación de sus territorios a Hungría (cosa que sucedió posteriormente, a consecuencia del Arbitraje de Viena, ya en vísperas de la Segunda Guerra Mundial).
Finalmente, quedaron definidas las fronteras de Checoslovaquia, que ocupaba un territorio de 140.408 km2 y tenía una población de 13612000 habitantes. Según el censo de 1921 la distribución étnica de la población era la siguiente:
- 8,8 millones (65,5%) checoslovacos (la política nacionalista de la burguesía checa consideraba un pueblo único a checos y eslovacos, algo erroneo)
- 3,1 alemanes (23,4%)
- 750 mil húngaros (5,6%) - según el censo de 1910 el número de húngaros de la región superaba el millón, así que es previsible que hubiera más húngaros que los que reflejan las estadísticas)
- 465 mil ucranianos (3,4%) (NSVLiit- en realidad rutenos o rusinos, pero en la URSS no se reconocía a este pueblo como autónomo, una concesión más al nacionalismo ucraniano).
- 180 mil judíos (1,4%)
- 76 mil polacos (0,7%)
La actividad fundamental a nivel exterior, fue asegurar estas nuevas fronteras, por lo que se firmó una alianza con Yugoslavia (agosto de 1920) y Rumanía (abril de 1921), que es llamada la Pequeña Entente, y que estaba sustentada fundamentalmente por Francia.
Otra cuestión era el afianzamiento del control interno por parte de la burguesía checa. En ese marco hay que contar con la creación de una moneda (la corona checoslovaca). Hasta entonces seguía usándose la corona austrohúngara, afectada por una inflación galopante. Además creció la influencia de los bancos checos en la región, ya que tanto húngaros como austriacos recurrían a ellos para poder financiar sus empresas.
En 1920 se ratificó una nueva constitución que establecía un sistema de gobierno bicameral: un parlamento de 300 diputados, y un senado de 150. El derecho a voto era el de un estado democrático burgués, y por lo tanto completmante diferente del que había existido en el Imperio Austro-húngaro. Los parlamentos tradicionales de las provincias checas no fueron renovados y ese mismo año, 1920, se fue anulado el sistema de provincias anterior (luego, en 1927 se regresó al sistema antiguo). Las provincias eran gobernadas por instituciones en parte elegidas por el gobierno, en parte por los ciudadanos.
Además hay que mencionar la cuestión religiosa. En las provincias checas, la influencia del husitismo (revolución en contra de la gerarquía y las prevendas de la iglesia), reforzaba las tendencias anticatólicas (aumentadas por la identificación entre la iglesia católica y el estado de los Habsburgo). Más de millón y medio de personas dejó la iglesia católica. Algo más del a mitad se unió a la nueva iglesia checoslovaca en formación, 150 mil se hicieron protestantes y el resto (unos 600 mil), prefirieron declararse aconfesionales. Esto, y las políticas estatales, que iban dirigidas a la separación de la iglesia y el estado provocaron un serio enfrentamiento con el Vaticano, que fue más visible todavía, cuando el gobierno declaró fiesta nacional el día de la muerte de Ján Hus. Fue la gota que colmó el vaso y el Vaticano rompió relaciones con Checoslovaquia (se recuperarían en 1927). A la vez, el estado checo normalizó sus relaciones con el resto de confesiones, y se formó la Iglesia Evangélica de los Hermanos Checos, fiel a las tradiciones checas. En la zona oriental del país la población era cristiana ortodoxa y la iglesia local se situó bajo influencia de la iglesia serbia.
La economía
Tras la guerra se produjo una crisis económica, pero a partir de 1922 en Chequia se produjo una ligera reanimación del a vida económica, que llegó a su cumbre en el periodo de 1926-29. Los banqueros e industriales acumularon enormes beneficios y el capital financiero se reforzó. Y también la concentración de capital. Hasta el punto de que en los años treinta, 9 bancos controlaban todo el sector industrial checo (el más fuerte era el Žitnostenská Banka).
El nivel técnico de la industria aumentó con gran fuerza, se extendió la automatización. Un caso típico es la fábrica Baťa de Zlín. Creció también el capital bancario. En el país funcionaban 108 bancos y cerca de 8 mil cajas de ahorro.
Dentro del país hay una lucha entre capitalistas alemanes y checos. Los primeros llevan las de perder, ya que el estado checo favorece a sus burgueses. Además los alemanes no confían en la corona checa, sino en la alemana, sin embargo, la brutal inflación que sufrió Alemania les hizo perder parte de su capital, mientras que la estabilidad de la corona checa favorecía a los burgueses checos. Por eso, en Eslovaquia, el predominio era de los capitalistas checos. Además, los banqueros judíos acabaron uniéndose a los checos, sobre todo después de la llegada del Hitler al poder en Alemania.
El capital checo tenía intereses en Yugoslavia, Bulgaria y Rumanía, así como Polonia y Lituania. Pero los capitalistas norteamericanos, ingleses, franceses, italianos y alemanes tenían también sus intereses en Chequia, y en realidad el país dependía de las potencias occidentales.
Había otro problema vinculado a la industria checa. Las provincias checas eran las más industrializadas del Imperio Austro-húngaro, pero dependían de materias primas que no eran locales.
En cuanto a Eslovaquia y Transcarpatia, eran regiones muy atrasadas respecto a las provincias checas. El atraso venía de lejos, y la evolución del capitalismo en el siglo XIX no había hecho más que reforzar esa tendencia. Al formarse Checoslovaquia, la burguesía eslovaca es débil y el papel director queda en manos de los checos. Eslovaquia quedará como la despensa de Chequia, casi sin industria. Además los burgueses húngaros y alemanes de la zona estaban en posición de clara desventaja respecto a los checos. Esta situación era todavía más evidente en Transcarpatia, región atrasada incluso respecto a Eslovaquia.
En agricultura se produjo un cambio importante por la reforma agraria. Naturalmente, la reforma sirvió a los intereses de la burguesía checa. Los grandes propietarios eran hasta entonces húngaros y alemanes, así que la reforma se aplicó principalemente sobre ellos. Nuevos colones checos ocuparon las tierras de propietarios húngaros y alemanes y fueron los bancos checos los encargados de realizar las transacciones necesarias (convirtiéndose así en grandes ganadores de la reforma). Las masas empobrecidas, sin tierra, no vieron ningún beneficio de la reforma, ya que la mayoría de las tierras fueron entregadas a propietarios, solo el 15,5% de las tierras fueron repartidas entre nuevos solicitantes.
La lucha de clases
Durante el gobierno de Kramár, representante de la gran burguesía, pero cuyo gobierno fue apoyado por los socialdemócratas se produjo un fuerte incremento de precios de alimentos de primera necesidad, lo que empeoró sensiblemente el nivel de vida de los obreros. Como señal de protesta se inició una campaña de huelgas y manifestaciones que acabaron en ocasiones con victorias obreras, como la imposición de la jornada laboral de ocho horas diarias, seguro de enfermedad, subsidio para parados, etc. En las empresas mineras llegaron incluso a crearse consejos obreros. Todo esto demuestra que existían las condiciones objetivas para la revolución. Faltaban en cambio las subjetivas: no existía el partido comunista.
En las elecciones de 1920 los socialdemócratas consiguieron casi la mitad de los escaños. Se formó un gobierno de coalición encabezado por el socialdemócrata Tusář, lo que abrió los ojos a muchos votantes obreros sobre el verdadero carácter del partido socialdemócrata, que no nacionalizó ni un solo banco, ni una sola empresa y permitió el empobrecimiento de la clase obrera.
El órgano de prensa del Partido, Právo Lídu (Derecho para el Pueblo), se había convertido ya antes en un órgano al servicio de la burguesía, como bien quedó demostrado cuando atacaba al gobierno de la comuna húngara, al que acusaba de ser un gobierno tan imperialista como lo había sido el Imperio Austro-húngaro. La política socialdemócrata contra la experiencia obrera húngara tuvo mucha importancia, ya que sirvió para debilitar y confundir al movimiento obrero, justo cuando la revolución se extendía por los terrenos eslovacos (la comuna eslovaca, proclamada el 16 de junio de 1919 en Prešov). Aún así los obreros de Kladno, Brno y otras zonas de Chequia organizaron manifestaciones en apoyo de la comuna.
La Asamblea de Prešov eligió un Comité Ejecutivo Revolucionario Provisional y un Consejo de Comisarios del Pueblo. Una de las primeras medidas del gobierno obrero fue la nacionalización de bancos y empresas. Sin embargo, cuando las tropas rojas húngaras se retiraron a la línea de demarcación exigida por las potencias occidentales, la comuna eslovaca quedó sola y fue arrasada por las tropas checas (al poco caería también la comuna húngara).
Dentro del Partido Socialdemócrata creció el descontento de muchos por la actitud del gobierno (socialdemócrata). Todavía existía una corriente marxista dentro del partido, dirigida por Bohumir Šmeral, Antonin Zápotocký y Marek Culen. Entre otras cosas, dicha corriente exigía la incorporación a la Tercera Internacional.
En septiembre de 1920 tuvo lugar el XIII Congreso del Partido Socialdemócrata Checo, en el que se produjo un duro enfrentamiento entre el ala izquierdista del partido y la dirección. Los 2/3 de los delegados elegidos para el congreso resultaron ser del ala izquierda. Pero la dirección se negó a aceptar las reivindicaciones de la mayoría y antes de que se iniciara el Congreso anuló varias iniciativas y exigió una nueva elección de delegados en la que quedaran excluidos por principio todos aquellos que aceptaran los principios de la III Internacional. A la vez, los ministros socialdemócratas del gobierno dimitieron de sus cargos. El gobierno cayó y se formó un nuevo gobierno (de expertos), apoyado por los socialdemócratas.
Se inició también una lucha entre la prensa del partido, ya que el ala izquierda empezó a editar el Rudé Pravo (Derecho Rojo), en la Casa del Pueblo, que fue ocupada por la policía en diciembre de 1920. A su vez se extendió una ola de huelgas por todo el país, que fueron reprimidas con violencia por parte de la policía. Varios obreros fueron asesinados y decenas heridos, más de 3 mil funcionarios del partido socialdemócrata fueron detenidos (entre ellos Zápotocký). La huelga se extendió a Eslovaquia y prendió influída por la experiencia de la Comuna. En algunos lugares los obreros ocuparon los órganos de administración y gobierno y crearon soviet obreros. Sin embargo el gobierno acabó con el movimento. El ala izquierda del Partido Socialdemócrata extrajo las consecuencias y el 14 de mayo de 1921 fundó el Partido Comunista Checoslovaco, que aceptó inmediatamente los principios de la III. Internacional. Era un partido multiétnico, ya que había checos, eslovacos, húngaros, alemanes y ucranianos en su composición, eso le dio un carácter único en la Checoslovaquia de entreguerras. Hay que tener en cuenta que muchos marxistas húngaros y eslovacos, tras la caída de la Comuna se habían refugiado en Checoslovaquia, huyendo de la Hungría fascista y se incorporaron rápidamente al movimiento, fortaleciendo al nuevo partido.
Sobre el autor: Endre Arató (1921-1977)
Destacado historiador húngaro, experto en temas checos y eslovacos y especialmente en minorías étnicas. Miembro del Partido Comunista Húngaro desde 1945. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo internado en varios campos de concentración nazis. A finales de los cuarenta se convirtió en el director de la Sección de Minorías Étnicas del Ministerio de Educación de la República Popular Húngara. Fue profesor de la Facultad de Historia de Europa Oriental en la ELTE (Universidad de Budapest). Autor de numerosos libros en los que analiza desde el punto de vista histórico la cuestión de las minorías étnicas y también de estudios sobre la historia de diversos países de Europa Oriental, especialmente Checoslovaquia.
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La República Checoslovaca democrático-burguesa (1918-1938)
En el otoño de 1918 se proclamó la República de Checoslovaquia, al mismo tiempo que se hundía la monarquía austro-húngara, divida en varios países independientes (Checoslovaquia, Hungría, Austria), o con territorios anexionados a otros países (Rumanía, Yugoslavia y Polonia). Con eso, el estado denominado cárcel de pueblos, dejó de existir. Checoslovaquia se creó sobre todo sobre tres regiones de la llamada Cisleitania (la zona al oeste del río Laita) -Chequia, Moravia y Silesia, en todas ellas existía una gran presencia de población alemana- y con la llamada Felvidék (Región Superior, o también conocida como Eslovaquia), que hasta entonces había pertenecido a Hungría y donde la mayoría de la población era eslovaca y ucraniana, pero también había una importante población húngara. Estos territorios tenían grandes diferencias económicas y sociales entre sí, lo que influyó decisivamente en la historia del nuevo estado y en su vida política, económica y cultural. Básicamente se puede hablar de una gran diferencia entre Chequia y Eslovaquia, que además fue ampliándose gracias a la política de la clase burguesa checa, dominante en el estado. Solo la llegada del socialismo supuso un cambio de situación y la diferencia entre Eslovaquia y Chequia fueron diluyéndose.
El 14 de noviembre de 1918, después de la proclamación del nuevo estado, se reune la Asamblea Nacional para decidir la nueva forma del estado y nombrar un primer gobierno. Lo primero que hace es destronar a los Habsburgo, y proclamar la república. Se elige como presidente a un conocido político checo de la emigración, Tomáš Garrigue Masaryk.
Como jefe del nuevo gobierno se elige a Karel Kramář y entre los ministros, destaca el de exteriores, Edvard Beneš.
Pero las fronteras del nuevo estado estaban lejos de estar definidas. Al mismo tiempo que se proclama el nuevo estado, la población alemana se organiza en cuatro provincias y se autoproclaman parte de la nueva República de Austria; las dos más importantes son las que reciben el nombre de Deutschböhmen y la de Sudetenland (los Sudetes). Estas provincias representaban la tercera parte del territorio checo, pero no estaban conectadas geográficamente con Austria, sino separadas por territorios habitados por checos. En diciembre de 1918 las tropas checas ocuparon las provincias y las incorporaron a Checoslovaquia.
Otro de los conflictos tuvo que ver con los polacos, que en noviembre de 1918 ocuparon la región del Těšín, habitada sobre todo por polacos. En enero de 1919 las tropas checas recuperaron parte del territorio, justificándolo por derechos históricos. Al final, con la mediación de las grandes potencias la zona oriental quedó integrada en Checoslovaquia, la zona oriental en Polonia.
En enero de 1919 comenzaron las negociaciones de paz cerca de París, donde hubo graves enfrentamientos dimplomáticos por la cuestión de las fronteras. Las fronteras checoslovacas fueron definidas de manera bastante favorable para los checos. Si en las regiones checas se aplicó el derecho histórico, en la Región Superior (más tarde conocida como Eslovaquia) y en Trascarpatia (Rutenia) junto a los principios étnicos, primaron también los económicos y militares, que muchas veces contradecían a lo étnicos. Por los acuerdos de Versalles, firmados con Alemania, Chequia recibió también la región de Hlučin, por los de Saint Germain, con Austria, recibió algunos territorios de la baja Austria, Vitorážsk y Valtice. Con Hungría, las negociaciones tuvieron lugar en Trianón, y las discusiones se centraron en el Csallóköz, una región pretendida por los checos, donde la gran mayoría de la población era húngara. El presidente Masaryk era partidario de ceder en la cuestión de Csallóköz si Hungría ofrecía alguna compensación, pero la delegación checa, dominada por los imperialistas, rechazó tal posibilidad (Nota de NSVLiit: se trata de una región con una importante agricultura, verdadera despensa de Eslovaquia en la actualidad).
Los acuerdos no hicieron más que sembrar la semilla de futuros conflictos entre los pueblos de Europa Oriental. No eran más que acuerdos consecuencia de una guerra imperialista, así que no podían ser justos. Hay que tener en cuenta también que justo en el momento en el que se firman esos acuerdos, hay una lucha a muerte entre los pueblos y los gobiernos burgueses, lo que condiciona los resultados de la conferencia. Así, cuando triunfa momentaneamente el poder popular en Hungría y Eslovaquia, los burgueses húngaros y checos se alían contra la República de los Consejos.
Naturalmente, una vez derrotada esta, se acabó la cooperación. Horthy, en Hungría, ponía en entredicho al propia existencia del estado checoslovaco y aunque la clase dirigente húngara, fascista, tenía razón en considerar Trianón como una paz injusta (porque lo era), no hay que olvidar que su deseo era seguir explotando a los pueblos de la zona, y tampoco hay que olvidar que Checoslovaquia era una democracia burguesa, frente al fascismo húngaro. Por eso el odio de Horthy y los suyos por Checoslovaquia revasaba la cuestión étnica, tenía también que ver con cuestiones políticas. En cualquier caso, el interés de la revolución obrera no era la destrucción de Checoslovaquia y la incorporación de sus territorios a Hungría (cosa que sucedió posteriormente, a consecuencia del Arbitraje de Viena, ya en vísperas de la Segunda Guerra Mundial).
Finalmente, quedaron definidas las fronteras de Checoslovaquia, que ocupaba un territorio de 140.408 km2 y tenía una población de 13612000 habitantes. Según el censo de 1921 la distribución étnica de la población era la siguiente:
- 8,8 millones (65,5%) checoslovacos (la política nacionalista de la burguesía checa consideraba un pueblo único a checos y eslovacos, algo erroneo)
- 3,1 alemanes (23,4%)
- 750 mil húngaros (5,6%) - según el censo de 1910 el número de húngaros de la región superaba el millón, así que es previsible que hubiera más húngaros que los que reflejan las estadísticas)
- 465 mil ucranianos (3,4%) (NSVLiit- en realidad rutenos o rusinos, pero en la URSS no se reconocía a este pueblo como autónomo, una concesión más al nacionalismo ucraniano).
- 180 mil judíos (1,4%)
- 76 mil polacos (0,7%)
La actividad fundamental a nivel exterior, fue asegurar estas nuevas fronteras, por lo que se firmó una alianza con Yugoslavia (agosto de 1920) y Rumanía (abril de 1921), que es llamada la Pequeña Entente, y que estaba sustentada fundamentalmente por Francia.
Otra cuestión era el afianzamiento del control interno por parte de la burguesía checa. En ese marco hay que contar con la creación de una moneda (la corona checoslovaca). Hasta entonces seguía usándose la corona austrohúngara, afectada por una inflación galopante. Además creció la influencia de los bancos checos en la región, ya que tanto húngaros como austriacos recurrían a ellos para poder financiar sus empresas.
En 1920 se ratificó una nueva constitución que establecía un sistema de gobierno bicameral: un parlamento de 300 diputados, y un senado de 150. El derecho a voto era el de un estado democrático burgués, y por lo tanto completmante diferente del que había existido en el Imperio Austro-húngaro. Los parlamentos tradicionales de las provincias checas no fueron renovados y ese mismo año, 1920, se fue anulado el sistema de provincias anterior (luego, en 1927 se regresó al sistema antiguo). Las provincias eran gobernadas por instituciones en parte elegidas por el gobierno, en parte por los ciudadanos.
Además hay que mencionar la cuestión religiosa. En las provincias checas, la influencia del husitismo (revolución en contra de la gerarquía y las prevendas de la iglesia), reforzaba las tendencias anticatólicas (aumentadas por la identificación entre la iglesia católica y el estado de los Habsburgo). Más de millón y medio de personas dejó la iglesia católica. Algo más del a mitad se unió a la nueva iglesia checoslovaca en formación, 150 mil se hicieron protestantes y el resto (unos 600 mil), prefirieron declararse aconfesionales. Esto, y las políticas estatales, que iban dirigidas a la separación de la iglesia y el estado provocaron un serio enfrentamiento con el Vaticano, que fue más visible todavía, cuando el gobierno declaró fiesta nacional el día de la muerte de Ján Hus. Fue la gota que colmó el vaso y el Vaticano rompió relaciones con Checoslovaquia (se recuperarían en 1927). A la vez, el estado checo normalizó sus relaciones con el resto de confesiones, y se formó la Iglesia Evangélica de los Hermanos Checos, fiel a las tradiciones checas. En la zona oriental del país la población era cristiana ortodoxa y la iglesia local se situó bajo influencia de la iglesia serbia.
La economía
Tras la guerra se produjo una crisis económica, pero a partir de 1922 en Chequia se produjo una ligera reanimación del a vida económica, que llegó a su cumbre en el periodo de 1926-29. Los banqueros e industriales acumularon enormes beneficios y el capital financiero se reforzó. Y también la concentración de capital. Hasta el punto de que en los años treinta, 9 bancos controlaban todo el sector industrial checo (el más fuerte era el Žitnostenská Banka).
El nivel técnico de la industria aumentó con gran fuerza, se extendió la automatización. Un caso típico es la fábrica Baťa de Zlín. Creció también el capital bancario. En el país funcionaban 108 bancos y cerca de 8 mil cajas de ahorro.
Dentro del país hay una lucha entre capitalistas alemanes y checos. Los primeros llevan las de perder, ya que el estado checo favorece a sus burgueses. Además los alemanes no confían en la corona checa, sino en la alemana, sin embargo, la brutal inflación que sufrió Alemania les hizo perder parte de su capital, mientras que la estabilidad de la corona checa favorecía a los burgueses checos. Por eso, en Eslovaquia, el predominio era de los capitalistas checos. Además, los banqueros judíos acabaron uniéndose a los checos, sobre todo después de la llegada del Hitler al poder en Alemania.
El capital checo tenía intereses en Yugoslavia, Bulgaria y Rumanía, así como Polonia y Lituania. Pero los capitalistas norteamericanos, ingleses, franceses, italianos y alemanes tenían también sus intereses en Chequia, y en realidad el país dependía de las potencias occidentales.
Había otro problema vinculado a la industria checa. Las provincias checas eran las más industrializadas del Imperio Austro-húngaro, pero dependían de materias primas que no eran locales.
En cuanto a Eslovaquia y Transcarpatia, eran regiones muy atrasadas respecto a las provincias checas. El atraso venía de lejos, y la evolución del capitalismo en el siglo XIX no había hecho más que reforzar esa tendencia. Al formarse Checoslovaquia, la burguesía eslovaca es débil y el papel director queda en manos de los checos. Eslovaquia quedará como la despensa de Chequia, casi sin industria. Además los burgueses húngaros y alemanes de la zona estaban en posición de clara desventaja respecto a los checos. Esta situación era todavía más evidente en Transcarpatia, región atrasada incluso respecto a Eslovaquia.
En agricultura se produjo un cambio importante por la reforma agraria. Naturalmente, la reforma sirvió a los intereses de la burguesía checa. Los grandes propietarios eran hasta entonces húngaros y alemanes, así que la reforma se aplicó principalemente sobre ellos. Nuevos colones checos ocuparon las tierras de propietarios húngaros y alemanes y fueron los bancos checos los encargados de realizar las transacciones necesarias (convirtiéndose así en grandes ganadores de la reforma). Las masas empobrecidas, sin tierra, no vieron ningún beneficio de la reforma, ya que la mayoría de las tierras fueron entregadas a propietarios, solo el 15,5% de las tierras fueron repartidas entre nuevos solicitantes.
La lucha de clases
Durante el gobierno de Kramár, representante de la gran burguesía, pero cuyo gobierno fue apoyado por los socialdemócratas se produjo un fuerte incremento de precios de alimentos de primera necesidad, lo que empeoró sensiblemente el nivel de vida de los obreros. Como señal de protesta se inició una campaña de huelgas y manifestaciones que acabaron en ocasiones con victorias obreras, como la imposición de la jornada laboral de ocho horas diarias, seguro de enfermedad, subsidio para parados, etc. En las empresas mineras llegaron incluso a crearse consejos obreros. Todo esto demuestra que existían las condiciones objetivas para la revolución. Faltaban en cambio las subjetivas: no existía el partido comunista.
En las elecciones de 1920 los socialdemócratas consiguieron casi la mitad de los escaños. Se formó un gobierno de coalición encabezado por el socialdemócrata Tusář, lo que abrió los ojos a muchos votantes obreros sobre el verdadero carácter del partido socialdemócrata, que no nacionalizó ni un solo banco, ni una sola empresa y permitió el empobrecimiento de la clase obrera.
El órgano de prensa del Partido, Právo Lídu (Derecho para el Pueblo), se había convertido ya antes en un órgano al servicio de la burguesía, como bien quedó demostrado cuando atacaba al gobierno de la comuna húngara, al que acusaba de ser un gobierno tan imperialista como lo había sido el Imperio Austro-húngaro. La política socialdemócrata contra la experiencia obrera húngara tuvo mucha importancia, ya que sirvió para debilitar y confundir al movimiento obrero, justo cuando la revolución se extendía por los terrenos eslovacos (la comuna eslovaca, proclamada el 16 de junio de 1919 en Prešov). Aún así los obreros de Kladno, Brno y otras zonas de Chequia organizaron manifestaciones en apoyo de la comuna.
La Asamblea de Prešov eligió un Comité Ejecutivo Revolucionario Provisional y un Consejo de Comisarios del Pueblo. Una de las primeras medidas del gobierno obrero fue la nacionalización de bancos y empresas. Sin embargo, cuando las tropas rojas húngaras se retiraron a la línea de demarcación exigida por las potencias occidentales, la comuna eslovaca quedó sola y fue arrasada por las tropas checas (al poco caería también la comuna húngara).
Dentro del Partido Socialdemócrata creció el descontento de muchos por la actitud del gobierno (socialdemócrata). Todavía existía una corriente marxista dentro del partido, dirigida por Bohumir Šmeral, Antonin Zápotocký y Marek Culen. Entre otras cosas, dicha corriente exigía la incorporación a la Tercera Internacional.
En septiembre de 1920 tuvo lugar el XIII Congreso del Partido Socialdemócrata Checo, en el que se produjo un duro enfrentamiento entre el ala izquierdista del partido y la dirección. Los 2/3 de los delegados elegidos para el congreso resultaron ser del ala izquierda. Pero la dirección se negó a aceptar las reivindicaciones de la mayoría y antes de que se iniciara el Congreso anuló varias iniciativas y exigió una nueva elección de delegados en la que quedaran excluidos por principio todos aquellos que aceptaran los principios de la III Internacional. A la vez, los ministros socialdemócratas del gobierno dimitieron de sus cargos. El gobierno cayó y se formó un nuevo gobierno (de expertos), apoyado por los socialdemócratas.
Se inició también una lucha entre la prensa del partido, ya que el ala izquierda empezó a editar el Rudé Pravo (Derecho Rojo), en la Casa del Pueblo, que fue ocupada por la policía en diciembre de 1920. A su vez se extendió una ola de huelgas por todo el país, que fueron reprimidas con violencia por parte de la policía. Varios obreros fueron asesinados y decenas heridos, más de 3 mil funcionarios del partido socialdemócrata fueron detenidos (entre ellos Zápotocký). La huelga se extendió a Eslovaquia y prendió influída por la experiencia de la Comuna. En algunos lugares los obreros ocuparon los órganos de administración y gobierno y crearon soviet obreros. Sin embargo el gobierno acabó con el movimento. El ala izquierda del Partido Socialdemócrata extrajo las consecuencias y el 14 de mayo de 1921 fundó el Partido Comunista Checoslovaco, que aceptó inmediatamente los principios de la III. Internacional. Era un partido multiétnico, ya que había checos, eslovacos, húngaros, alemanes y ucranianos en su composición, eso le dio un carácter único en la Checoslovaquia de entreguerras. Hay que tener en cuenta que muchos marxistas húngaros y eslovacos, tras la caída de la Comuna se habían refugiado en Checoslovaquia, huyendo de la Hungría fascista y se incorporaron rápidamente al movimiento, fortaleciendo al nuevo partido.