La Conquista Del Pan
(...) Pero sucedio que todo cuanto permite al hombre producir y acrecentar su fuerza productiva fue acaparado por algunos. El suelo que precisamente saca su valor de las necesidades de una población que crece sin cesar, pertenece hoy a minorias que pueden e impiden al pueblo cultivarlo según las necesidades modernas.
Las minas, que representan el trabajo de muchas generaciones y su valor no deriva sino de las necesidades de la industria y la densidad de la población, pertenece hoy a unos pocos y esos pocos limitan la extracción de carbon o la limitan en su totalidad si encuentran una colocación màs ventajosa para sus capitales. Tambièn la maquinaria es propiedad de algunos y aun cuando tal o cual maquina representa sin duda alguna el perfeccionamiento aportado por 3 generaciones de Obreros, no por eso deja de pertenecer a minusculos Patrones y si los nietos del mismo inventor que construyo 100 años a la primera màquina de hacer encajes, se presentan hoy en una fàbrica de Londres o París reclamando sus derechos les gritarian: "Marchaos de aquí, esta màquina no es vuestra". Y si quisiesen tomar posesion de ella se encontrarian con las metrallas y fusiles del ejercito.
Los Ferrocarriles, que no serían más que inutil hierro viejo sin la densa población de Europa, sin su Industria, su comercio y sus cambios pertenecen hoy a minotitarios accionistas, ignorantes quiza de los caminos que les dan renta superiores a las de un Rey de la Edad Media. Y si los hijos de los que murieron a millares cavando las trincheras y abriendo los tuneles se unieran y fueran andrajosos y hambrientos a pedir pan a los accionistas, el peso de la ley los aplastarìa y dispersaría para proteger los derechos adquiridos.
En virtud de esta organización monstruosa, cuando el hijo del trabajador entra en la vida no haya campo que cultivar, máquina que conducir ni minerales que sustraer con el pico sino cede una mayor parte de lo que produzca.
Tiene que vender su fuerza para el trabajo por una ración mezquina e insignificante. Su abuelo y su padre trabajaron para poner en optimas condiciones a ese campo, para edificar aquella fábrica, en perfeccionarla si él obtiene el permiso para dedicarse al cultivo de ese campo, es condición que él ceda una cuarta parte del producto a su amo y otra cuarta parte al gobierno y a sus intermediarios. Y ese impuesto que le saca el Estado, el Capitalista, el señor y el negociante irá creciendo sin cesar.
Si se dedica a la Industria, se le permitirá que trabaje a condición de no recibir más que el tercio o la mitad del producto siendo el resto para quien la ley reconozca como propietario de la maquina.
Clamamos contra el Barón feudal que no permitia al cultivador tocar la tierra a menos de entregarle al propietario el cuarto de la cosecha y el trabajador con el nombre de libre contratación, acepta obligaciones feudales porque no encontraría condiciones más aceptables en ninguna parte. Como todo es propiedad de un amo, debe ceder o morirse de hambre.
De tal estado de cosas resulta que nuestra producción es un contrasentido: al negocio no le conmueve las necesidades de la sociedad su único objetivo es aumentar los beneficios del negociante, de aquì las continuas fructuaciones de la Industria, las crisis en estado crònico. No pudiendo los obreros comprar con sus salarios las riquezas que producen la Industria busca mercados fuera entre los acaparadores de las demas naciones, pero en todas partes encuentra competidores puesto que la evolución de todas las naciones se realiza en el mismo sentido y tienen que estallar guerras por el derecho de ser dueño de los mercados. Guerras por las poseciones en oriente, por el imperio de los mares para imponer derechos aduaneros y dictar condiciones a sus vecinos. Guerras contra los que se sublevan.
No cesa en Europa el ruido del cañon. Generaciones enteras son asesinadas. Los Estados Europeos gastan en armamentos el 1/3 de sus presupuestos.
(...)
Pedro Kropotkin
(...) Pero sucedio que todo cuanto permite al hombre producir y acrecentar su fuerza productiva fue acaparado por algunos. El suelo que precisamente saca su valor de las necesidades de una población que crece sin cesar, pertenece hoy a minorias que pueden e impiden al pueblo cultivarlo según las necesidades modernas.
Las minas, que representan el trabajo de muchas generaciones y su valor no deriva sino de las necesidades de la industria y la densidad de la población, pertenece hoy a unos pocos y esos pocos limitan la extracción de carbon o la limitan en su totalidad si encuentran una colocación màs ventajosa para sus capitales. Tambièn la maquinaria es propiedad de algunos y aun cuando tal o cual maquina representa sin duda alguna el perfeccionamiento aportado por 3 generaciones de Obreros, no por eso deja de pertenecer a minusculos Patrones y si los nietos del mismo inventor que construyo 100 años a la primera màquina de hacer encajes, se presentan hoy en una fàbrica de Londres o París reclamando sus derechos les gritarian: "Marchaos de aquí, esta màquina no es vuestra". Y si quisiesen tomar posesion de ella se encontrarian con las metrallas y fusiles del ejercito.
Los Ferrocarriles, que no serían más que inutil hierro viejo sin la densa población de Europa, sin su Industria, su comercio y sus cambios pertenecen hoy a minotitarios accionistas, ignorantes quiza de los caminos que les dan renta superiores a las de un Rey de la Edad Media. Y si los hijos de los que murieron a millares cavando las trincheras y abriendo los tuneles se unieran y fueran andrajosos y hambrientos a pedir pan a los accionistas, el peso de la ley los aplastarìa y dispersaría para proteger los derechos adquiridos.
En virtud de esta organización monstruosa, cuando el hijo del trabajador entra en la vida no haya campo que cultivar, máquina que conducir ni minerales que sustraer con el pico sino cede una mayor parte de lo que produzca.
Tiene que vender su fuerza para el trabajo por una ración mezquina e insignificante. Su abuelo y su padre trabajaron para poner en optimas condiciones a ese campo, para edificar aquella fábrica, en perfeccionarla si él obtiene el permiso para dedicarse al cultivo de ese campo, es condición que él ceda una cuarta parte del producto a su amo y otra cuarta parte al gobierno y a sus intermediarios. Y ese impuesto que le saca el Estado, el Capitalista, el señor y el negociante irá creciendo sin cesar.
Si se dedica a la Industria, se le permitirá que trabaje a condición de no recibir más que el tercio o la mitad del producto siendo el resto para quien la ley reconozca como propietario de la maquina.
Clamamos contra el Barón feudal que no permitia al cultivador tocar la tierra a menos de entregarle al propietario el cuarto de la cosecha y el trabajador con el nombre de libre contratación, acepta obligaciones feudales porque no encontraría condiciones más aceptables en ninguna parte. Como todo es propiedad de un amo, debe ceder o morirse de hambre.
De tal estado de cosas resulta que nuestra producción es un contrasentido: al negocio no le conmueve las necesidades de la sociedad su único objetivo es aumentar los beneficios del negociante, de aquì las continuas fructuaciones de la Industria, las crisis en estado crònico. No pudiendo los obreros comprar con sus salarios las riquezas que producen la Industria busca mercados fuera entre los acaparadores de las demas naciones, pero en todas partes encuentra competidores puesto que la evolución de todas las naciones se realiza en el mismo sentido y tienen que estallar guerras por el derecho de ser dueño de los mercados. Guerras por las poseciones en oriente, por el imperio de los mares para imponer derechos aduaneros y dictar condiciones a sus vecinos. Guerras contra los que se sublevan.
No cesa en Europa el ruido del cañon. Generaciones enteras son asesinadas. Los Estados Europeos gastan en armamentos el 1/3 de sus presupuestos.
(...)
Pedro Kropotkin