¿Es posible el socialismo en la Francia actual?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Hollande, establece nuevos hitos: por primera vez en la historia a la cumbre del G-8 en Camp David (EEUU) asistió en calidad de primera dama no una esposa del jefe de Estado galo, sino su pareja sentimental.
Mientras tanto, a nivel nacional también abundan innovaciones: una de las más discutidas hoy por la prensa francesa es la reducción del 30% de gastos estatales en los ministros del gobierno.
Los periodistas aclaran que se trata no solo de reducir el salario (durante la presidencia de Sarkozy fue de 11.000 euros al mes), sino también de bajar los gastos de representación y la compensación por el alquiler de vivienda en París (con el expresidente, estos gastos ascendieron a 3.200 euros al mes). Así que hace poco el ministro le costaba al contribuyente 14.200 euros al mes, mientras que ahora le costará 9.900 euros.
Según el presidente, los ministros tendrán que apretarse los cinturones para servir de ejemplo de austeridad, acompañando a unos conciudadanos que están atravesando un periodo duro.
Hollande y su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, van a cobrar 14.850 euros al mes: su salario debe ser un 50% más alto que el de los ministros, en virtud de la legislación. Sarkozy cobró 21.200 euros.
Sin embargo, los derechistas comentan que aunque cada ministro del presidente socialista costará menos, en total el gabinete va a costar más, ya que mientras en la presidencia de Sarkozy Francia contó con 20 titulares, el gobierno de Hollande quedará formado por 34 ministros.
Este es el punto débil de los "socialistas" europeos: el intentar crear un gobierno ampliamente diversificado. Hollande, por lo visto, quiso satisfacer a todos. De allí que en el gabinete de Ayrault se puede encontrar tanto a franceses de origen africano, como a representantes de casi todos los partidos de la izquierda (con la excepción de los comunistas), así como a los veteranos del Partido Socialista (PS). Algunos de ellos se ocuparán de campos muy exóticos: hay una ministra de Derechos de las Mujeres, una ministra de la Igualdad de los Territorios y de Vivienda, e incluso un ministro de Reindustrialización: ¡nos faltaría a los rusos uno así!
A propósito, éste último, Arnaud Montebour, es una figura emblemática: mientras que el ala izquierda del PS aplaude su candidatura (en las elecciones primarias del partido fue el tercero, tras Hollande y Martine Aubry, logrando el 17%), los de la derecha no le soportan en absoluto.
¿Por qué? Montebour es el partidario del 'capitalismo cooperativo' que comprende no solo el lema “Economía de mercado, y no solo sociedad de mercado” sino más aún, la posibilidad de que los empleados junto con los dueños de las empresas sean propietarios de los medios de producción.
De momento, se puede sospechar que Hollande está dispuesto a seguir las propuestas de Montebour. El presidente galo ya ha declarado que Francia no ratificará el Pacto de Estabilidad europeo destinado a garantizar la sostenibilidad presupuestaria salvo que el documento se complemente con las propuestas para estimular el crecimiento económico. Se puede percibir aquí la influencia de Montebour: el rechazo de la eurodisciplina es el rasgo característico de los políticos de la izquierda de este tipo. En 2005 Montebour fue uno de los promotores de la campaña contra el proyecto de la Constitución Europea, enterrado finalmente por los electores franceses.
Se nota que de nuevo existe la tentación de construir el “socialismo en un solo país”, y que esta tentación es grande. Hasta ahora, el único que logró realizarlo fue el dictador soviético Iósif Stalin (gobernó la URSS desde 1941 hasta 1953). Pero lo consiguió a costa del aislamiento del país de la propia Europa. Mientras tanto, construir un estado socialista con una industria poderosa en el centro de Europa es una tarea casi irrealizable. Al menos porque la divisa común, el euro, supone también una política presupuestaria común, que no admitirá realizar son control inversiones en la economía francesa, por ejemplo. De lo contrario, el euro se vendrá abajo.
Hace tiempo, algo parecido fue probado por un antecesor de Hollande en el cargo del líder de los socialistas: el famoso Leon Blum, quien desempeñó el puesto del primer ministro en el gobierno del Frente Popular francés del 1936 al 1937. Los socialistas introdujeron entonces una semana laboral de 40 horas, las vacaciones de dos semanas pagadas, e intentaron relanzar la industria siguiendo los métodos propuestos por el economista inglés John Maynard Keynes, lo que provocó una masiva fuga de capitales de Francia. Noten que así ocurrió en los años 30, cuando no existían todavía ni el dinero virtual ni tarjetas de crédito. Hoy el dinero se puede transferir a cualquier parte del mundo con apretar un botón. Ahora la frase de Marx de que los trabajadores no tienen patria debería aplicarse, más bien, al capital. Pero esto significa que es casi imposible construir el socialismo en un solo país sin reformar toda la Unión Europea.
Cabe anotar que los gobiernos más derechistas que siguieron a Blum conservaron algunos de los logros de los socialistas, como la semana laboral de 40 horas y las vacaciones pagadas, considerándolos correctos: no se puede tratar a la gente como a esclavos en una sociedad rica. Es obvio que ahora las reformas sociales son imprescindibles otra vez. Pero esto no quiere decir que hay que volver a los logros del pasado: Hollande promete volver la jubilación a la edad de 60 años.
Los expertos proponen otras soluciones: por ejemplo, cambiar la actitud de los empleadores y consumidores hacia la gente mayor. Y por ejemplo, ¿por qué solo las chicas con aspecto de una modelo pueden trabajar de camareras o de presentadoras de TV?
Pero estas soluciones requieren una sociedad más humana y benevolente. Y esto ya tiene que ver con algo más que la mera economía.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTIFuente; Rebanadas de realidad
No se si reír o llorar con el "articulo" este =/