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El próximo 22 de diciembre se cumplirán 50 años de la declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo, una gloriosa cruzada que costó esfuerzos, sacrificios, sudor y sangre.
Corría el año de1961 y los cubanos libraban la histórica Campaña Nacional de Alfabetización, para dar cumplimiento a lo prometido por Fidel de que en Cuba sería erradicado el analfabetismo con el concurso de todo el pueblo en función de esa tarea educacional.
Y la respuesta no se haría esperar, pues más de 100 mil jóvenes se incorporaron a las brigadas “Conrado Bénítez”, nombre que rendía homenaje al maestro voluntario asesinado por los enemigos de la Revolución el cinco de enero de 1961.
Uno de esos miles de jóvenes que dio el paso al frente fue Manuel Ascunce Domenech, tenía 16 años de edad y decidió formar parte de las brigadas “Conrado Benítez”, para llevar la enseñanza a llanos y montañas de nuestro país.
Junto al campesino Pedro Lantigua Ortega, dueño de la vivienda donde se albergaba el joven maestro y alumno suyo, fue apresado por una banda de contrarrevolucionarios que se ensañaron en ellos al torturarlos y asesinarlos.
Era el 26 de noviembre de 1961 cuando los malhechores irrumpieron en el bohío y al indagar sobre la identidad del joven este afirmó: “Sí, yo soy el maestro”. Firmaba así su sentencia de muerte…
Era inevitable la declaración de Cuba libre de analfabetismo, y ante la impotencia los alzados contrarrevolucionarios segaron la vida del joven maestro y su alumno en el sitio conocido por Limones Cantero, finca Palmarito, término municipal de Trinidad, en la antigua provincia de Las Villas.
La noticia se expandió como pólvora y fue dada a la publicidad por el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien al ofrecer los detalles dijo: “el muchacho se llamaba, o se llama y se llamará siempre Manuel Ascunce Doménech.
El certificado forense era una prueba irrefutable de la barbarie: “ … catorce heridas punzantes en el abdomen realizadas en vida…contusión y signos de tortura en los órganos genitales…signos de arrastre en las regiones escapulares y glúteas. Desgarradura de la piel. Surco profundo en el cuello que demuestra la muerte por ahorcamiento…”
El horrendo crimen no quedó impune, pues los asesinos fueron posteriormente capturados y el jefe de la banda, Braulio Amador, fusilado.
A pesar de los intentos por frenar el desarrollo de la Campaña nacional de Alfabetización, la decisión irrevocable de los más de 100 mil brigadistas “Conrado Benítez” coronó con el éxito esa cruzada y el 22 de diciembre de 1961, en gigantesco acto celebrado en la Plaza de la Revolución “José Martí”, en La Habana, Cuba fue proclama Territorio Libre de Analfabetismo.
Más de un millón de cubanos y cubanas aprendieron a leer y escribir. La sangre de Conrado Benítez, Delfín Sen, Manuel Ascunce Doménech, Pedro Lantigua Ortega, y otros que como ellos ofrendaron sus vidas, no se vertió en vano.
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Monumento a Manuel Ascunce y Pedro Lantigua en Cuba.
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Vídeo:A medio siglo del cruel asesinato de Manuel Ascunce y Pedro Lantigua
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El próximo 22 de diciembre se cumplirán 50 años de la declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo, una gloriosa cruzada que costó esfuerzos, sacrificios, sudor y sangre.
Corría el año de1961 y los cubanos libraban la histórica Campaña Nacional de Alfabetización, para dar cumplimiento a lo prometido por Fidel de que en Cuba sería erradicado el analfabetismo con el concurso de todo el pueblo en función de esa tarea educacional.
Y la respuesta no se haría esperar, pues más de 100 mil jóvenes se incorporaron a las brigadas “Conrado Bénítez”, nombre que rendía homenaje al maestro voluntario asesinado por los enemigos de la Revolución el cinco de enero de 1961.
Uno de esos miles de jóvenes que dio el paso al frente fue Manuel Ascunce Domenech, tenía 16 años de edad y decidió formar parte de las brigadas “Conrado Benítez”, para llevar la enseñanza a llanos y montañas de nuestro país.
Junto al campesino Pedro Lantigua Ortega, dueño de la vivienda donde se albergaba el joven maestro y alumno suyo, fue apresado por una banda de contrarrevolucionarios que se ensañaron en ellos al torturarlos y asesinarlos.
Era el 26 de noviembre de 1961 cuando los malhechores irrumpieron en el bohío y al indagar sobre la identidad del joven este afirmó: “Sí, yo soy el maestro”. Firmaba así su sentencia de muerte…
Era inevitable la declaración de Cuba libre de analfabetismo, y ante la impotencia los alzados contrarrevolucionarios segaron la vida del joven maestro y su alumno en el sitio conocido por Limones Cantero, finca Palmarito, término municipal de Trinidad, en la antigua provincia de Las Villas.
La noticia se expandió como pólvora y fue dada a la publicidad por el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien al ofrecer los detalles dijo: “el muchacho se llamaba, o se llama y se llamará siempre Manuel Ascunce Doménech.
El certificado forense era una prueba irrefutable de la barbarie: “ … catorce heridas punzantes en el abdomen realizadas en vida…contusión y signos de tortura en los órganos genitales…signos de arrastre en las regiones escapulares y glúteas. Desgarradura de la piel. Surco profundo en el cuello que demuestra la muerte por ahorcamiento…”
El horrendo crimen no quedó impune, pues los asesinos fueron posteriormente capturados y el jefe de la banda, Braulio Amador, fusilado.
A pesar de los intentos por frenar el desarrollo de la Campaña nacional de Alfabetización, la decisión irrevocable de los más de 100 mil brigadistas “Conrado Benítez” coronó con el éxito esa cruzada y el 22 de diciembre de 1961, en gigantesco acto celebrado en la Plaza de la Revolución “José Martí”, en La Habana, Cuba fue proclama Territorio Libre de Analfabetismo.
Más de un millón de cubanos y cubanas aprendieron a leer y escribir. La sangre de Conrado Benítez, Delfín Sen, Manuel Ascunce Doménech, Pedro Lantigua Ortega, y otros que como ellos ofrendaron sus vidas, no se vertió en vano.
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