Padre de mujeres
Hoy las mujeres coreanas disfrutan a sus anchas de una vida dichosa y digna con derechos iguales que los hombres, siendo auténticas dueñas del país y la sociedad.
Hasta principios del siglo pasado las coreanas vivían bajo la dependencia de clases, la opresión feudal y la restricción de personalidad.
Debido al machismo que se dominaba en aquel tiempo fueron maltratadas sin derechos algunos tanto en la sociedad como en la familia y no tenían libertad para casarse. E incluso se veían obligadas a ser vendidas como unas mercancías. Por lo cual entre ellas las había que se lamentaban de haber nacido con sexo femenil.
Pero la historia de esos martirios terminó y empezó a inaugurarse una época dichosa gracias al Presidente Kim Il Sung.
Un día de julio de 1946 después de que Corea se liberó de la ocupación militar del imperialismo japonés, el Presidente convocó la décima sesión del Comité Popular Provisional de Corea del Norte y expresó que después de haberse establecido ese Comité, promulgaron varias leyes de gran importancia, pero ni una para liberar a las mujeres de la opresión y la humillación feudales y propuso redactar y promulgar una para ellas.
El 30 de julio del mismo año la puso en práctica con la Ley de igualdad de derechos del hombre y la mujer para liberar al sexo débil de las trabas feudales. Esto era un motivo trascendental para la transformación del destino de las mujeres coreanas. En la primera elección democrática efectuada en noviembre del mismo año, las mujeres ocuparon 13,1% de los diputados a los órganos de poder local y 15% de los al órgano de poder supremo, y sólo en unos meses centenares de miles de mujeres se liberaron del estrecho marco de la familia para tomar parte en la construcción de una nueva patria.
El Presidente tomó toda clase de medidas posibles para emancipar a las mujeres de la pesada carga de quehaceres domésticos. Consciente de que tal como el carro no puede marchar sólo con una rueda, así la sociedad no se puede desarrollar debidamente sólo con el papel del hombre, hizo construir por doquier casas cuna, jardines infantiles y escuelas para que se incorporaran sin preocupaciones a la vida social, así como centros gastronómicos para aliviarles quehaceres domésticos.
Durante el difícil período de la guerra coreana, convocó una reunión para evacuar casas cuna en lugares seguros y asegurarles condiciones higiénicas y culturales en la medida posible.
En el quinto Congreso del Partido del Trabajo de Corea se presentó emancipar a las mujeres de la pesada carga de quehaceres domésticos como una de las tres tareas de la revolución técnica.
Todas esas leyes y disposiciones continúan gracias al Dirigente Kim Jong Il, quien no escatimó inversiones estatales para mejorar la salud y la vida de las mujeres.
Pueden citar como ejemplo la Casa de Maternidad de Pyongyang, inaugurada en 1980.
El Dirigente planeó construir una base integral de servicio médico para las mujeres y sugirió construir una gran casa de maternidad con 1 500 camas y las mejores instalaciones incluidas incubadoras e incrustar el suelo de su hall con piedras preciosas.
Además dispuso suministrarle suficientes medicamentos y tónicos para las mujeres. Gracias a su solicitud se aplicaron diversas medidas sociales.
A las trabajadoras madres benefician con licencias pagadas y a los trillizos y cuádruples se les honran igual que sus padres con regalarles anillos de oro o cuchillos con vaina de plata según el sexo. Otorgan el título de heroína madre a las que dieran a luz muchos hijos.
El Dirigente Kim Jong Il estableció un ambiente de respetarlas en toda la sociedad y las condujo a elevar sin cesar sus papeles en la revolución y construcción.
Solía discutir asuntos del país con ellas, y apreciaba mucho sus éxitos aunque sean pocos.
Hoy día, las mujeres coreanas toman parte activamente en las actividades políticas, económicas y culturales del país y constituyen poderosas fuerzas de la revolución y construcción, y en este proceso surgieron en sus filas unas numerosas que ganaron la Orden Kim Il Sung, el Premio Kim Il Sung, diputadas a los órganos de poder popular, Heroínas, las que ostentan títulos de Científico del Pueblo, Artista del Pueblo y Deportista del Pueblo.
Fuente; Naenara