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SANTUCHO Y LA DEMOCRACIA
Por Gonzalo Getselteris
A diferencia de otros temas, en la cual la claridad de los escritos (libros, programas, volantes, editoriales, etc.) es meridiana, la cuestión sobre la democracia en el PRT-ERP no es la misma.
Sería muy fácil y utilizable, a la distancia, revitalizar alguna de las posturas sostenidas en distintas circunstancias (en relación a las elecciones de 1973, o en atención al golpe militar de 1976) para justificar acciones propias en la actualidad, sobre todo si tenemos en cuenta que hoy no se encuentran entre nosotros quienes lo escribieron hace más de 35 años.
Por tanto, la dificultad para establecer una única línea de interpretación al respecto es mayor.
Repasemos, por caso, suscintamente lo sostenido por el propio Santucho en cada una de aquellas circunstancias.
“La estructuración de un vasto movimiento popular democrático y antiimperialista, que se encamine a la formación de un frente democrático y patriótico, que movilice con energía a las masas por sus reinvindicaciones salariales, por el establecimiento de los derechos avasallados por el gobierno, contra las agresiones fascistas, por la concreción de un armisticio entre las fuerzas repesivas y las organizaciones guerrilleras, será la carta de triunfo con que nuestro pueblo puede obligar a la burguesía a retroceder, a ceder en lo democático, a postergar su furia represiva”. (M.R.Santucho, “Perspectivas de la lucha democrática”, nota del 3 de abril de 1974)
“Pero el sistema parlamentario tiene su flanco débil. Y él es la ficción de legalidad que se ve obligado a mantener y defender. Así cuando los trabajadores luchan con firmeza, cuando se produce un auge de la lucha de las masas, el parlamento se convierte en caja de resonancia y las maniobras de los patrones van quedando rápidamente al descubierto. La legalidad parlamentaria, la libertad de prensa y reunión, en una palabra las libertades democráticas que en épocas normales, bajo el reinado total del dios dinero, son herramientas que la burguesía emplea para engañar y embrutecer a las masas, en épocas de crisis, en épocas de auge de la lucha obrera y popular, se convierten en formidables instrumentos utilizables por el proletariado y el pueblo para decir la verdad revolucionaria, para desnudar la injusticia capitalista, para educar a las masas en las ideas revolucionarias para despertar y movilizar al pueblo.” (“Las definiciones del peronismo y las tareas de los revolucionarios”, M.R. Santucho, agosto de 1973)
“Es indudable que recuperar terreno en lo democrático es lo más favorable a la clase obrera y el pueblo en la medida en que proporcionará a las fuerzas progresistas y revolucionarias, oxígeno en cantidad para que la simiente revolucionaria crezca y se extienda más rápidamente. Nuevas conquistas democráticas darán un impulso formidable a la movilización reivindicativa y política, abrirán brechas para la propaganda revolucionaria en el propio muro del aparato de control gubernamental, en una palabra, permitirán que rápidamente amplias capas de la clase obrera y el pueblo se sumen al proceso de revolucionarización de nuestro pueblo, al proceso de despertar político e ideológico que los argentinos vivimos intensamente”. (“Ante las posibilidades democráticas forjar y fortalecer la unidad”, M.R.Santucho, 21 de julio de 1975)
“Y así como antes quisimos ejercer nuestros derechos, estamos hoy dispuestos a aportar a la pacificación del país; para ello hemos formulado la propuesta de armisticio que hoy reiteramos ante ustedes, de suspender el accionar guerrillero a cambio de la libertad de todos los presos, de la derogación de la legislación represiva y plena democracia para la actuación política de todas las fuerzas populares actualmente proscriptas”. (“Mensaje al clero argentino”, M.R.Santucho, 7 de abril de 1976)
Así construidas las cosas, nos resulta imposible sostener una postura ampliamente favorable a la democracia formal por parte del propio Santucho, aunque, es justo mencionarlo, tampoco puede evidenciarse una condena tajante a todo tipo de democracia en cualquier circunstancia.
Es igualmente evidente que, en ninguno de los escritos, se agrupan en una única categoría, ni son sinónimos intercambiables democracia-gobierno, sino que, antes bien, responden a categorías, en la mayoría de las situaciones, contrapuestas: la lucha por las libertades democráticas, cercenadas en la mayoría de los casos por esos mismos gobiernos, o regateadas en virtud de las condiciones (internas y externas a esos mismos gobiernos) son las que determinan, en muchos de los casos, esa defensa de las libertades democráticas existentes o, en tal caso, las que impulsan la acción para profundizar aspectos democráticos negados, inexistentes o, en el mejor de los casos, regateadas.
Resulta claro, en todo caso, que la alternativa, en cualquier caso, consiste en continuar bajo dominación burguesa en sus diferentes formas o la revolución socialista, como puede apreciarse en otros escritos cuya claridad es absoluta: en ninguno de los casos, se relegan las convicciones socialistas, sino que, coyunturalmente, se pretende un no-retroceso de las conquistas populares ante tal o cual variación en la política argentina.
Defender una posición de negación de las ventajas organizativas, populares, de movilización, de lucha, que encierra el formalismo democrático sería un error de apreciación. Pero, es igualmente erróneo utilizar como escudo en las discusiones la valoración positiva que habría tenido el propio Santucho de las ventajas absolutas de la democracia.
Con todo, nos resulta indispensable hacer una valoración general: las virtudes o desventajas que nos puede ofrecer un período democrático solo pueden apreciarse observando el conjunto de los elementos que lo rodean: es imposible (al menos eso puede interpretarse de los escritos arriba mencionados, a los que se podría agregar otros) que el propio Santucho no tenía una actitud absoluta sino, antes bien, una valoración coyuntural, atento a intereses más importantes: la construcción del socialismo, y, mientras tanto, la realidad cotidiana de nuestro pueblo.