Resolución del Comité Nacional de la Federación de Jóvenes Comunistas de Cataluña sobre los presos políticos
Fuente y original en catalán
Todo Estado es un instrumento de represión en manos de una clase social que lo emplea para oprimir otras clases, a fin y efecto de imponer sus intereses por encima de los de estas. Esta tesis marxista es completamente cierta, y es algo que puede verse día a día. Para poner un ejemplo reciente, desde la última huelga general realizada el 29 de Marzo pasado, han sido detenidas, sólo en Catalunya, más de un centenar de personas.
Ante esta oleada represiva, mucha gente se ha puesto las manos a la cabeza y se ha indignado diciendo: “Ya volvemos a tener presos políticos.” Nosotros, como comunistas, tenemos que responder con un NO claro y firme: no volvemos a tener presos políticos, tenemos más presos políticos.
Los presos políticos en este país llevan existiendo desde el 1939 hasta hoy día. La mal llamada transición, que fue, en definitiva, un lavado de cara del régimen fascista ante la crecida que estaba teniendo el movimiento obrero y comunista el Estado español, no dio la amnistía tantas veces pedida por las masas, sino que liberó unos cuántos presos, mientras que mantuvo otros en la prisión, intensificando la represión sobre ellos: torturas, maltratos de todo tipos, dispersión de presos y aislamiento respecto las familias fueron medidas que los carceleros del régimen tomaron sobre los presos políticos, llegando muchas veces hasta el exterminio físico del preso en cuestión.
Cierto es que, en el Código Penal, no se contempla legalmente la pena de muerte ni la cadena perpetua. Pero la realidad es otra: torturas que acaban en asesinatos y largas condenas a las cuales suceden otras con cargos tan inexistentes como el de ”autor por omisión”, aplicado al Camarada Arenas, Secretario General del Partido Comunista de España (reconstituido) [PCE(r)], en relación con el secuestro del empresario Publio Cordón por parte de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).
Pero esto no es todo: no sólo se condena a estos luchadores a morir entre rejas, alejados de sus compañeros y de su familia, también se los niega la asistencia médica, como muchas veces han denunciado los presos políticos del PCE(r), por ejemplo. Así pues, se dan casos de presos con graves enfermedades degenerativas, que precisarían de un tratamiento médico inmediato el cual se les niega, que restan agonizantes en las mazmorras del Estado.
Aún así, la represión contra los comunistas no se para en las prisiones: ejemplos recientes son los del militante de Red Roja detenido en Cádiz y el de los tres militantes de la FJCE brutalmente golpeados y apaleados por la Policía Nacional en Jaén.
Pero la oligarquía financiera, que va viendo como su dictadura de clase tambalea ante las explosiones espontáneas de rabia de las masas, ya no se contenta con encarcelar a comunistas, anarquistas, independentistas y antifascistas en general; ahora encarcela incluso a sindicalistas, como es el caso de Laura Gómez, militante de la CGT encarcelada a raíz de la Huelga General del pasado 29 de Marzo.
Desde la Federación de Jóvenes Comunistas de Catalunya nos solidarizamos con todos los presos políticos y exigimos su inmediata libertad.
Ante esta oleada represiva, mucha gente se ha puesto las manos a la cabeza y se ha indignado diciendo: “Ya volvemos a tener presos políticos.” Nosotros, como comunistas, tenemos que responder con un NO claro y firme: no volvemos a tener presos políticos, tenemos más presos políticos.
Los presos políticos en este país llevan existiendo desde el 1939 hasta hoy día. La mal llamada transición, que fue, en definitiva, un lavado de cara del régimen fascista ante la crecida que estaba teniendo el movimiento obrero y comunista el Estado español, no dio la amnistía tantas veces pedida por las masas, sino que liberó unos cuántos presos, mientras que mantuvo otros en la prisión, intensificando la represión sobre ellos: torturas, maltratos de todo tipos, dispersión de presos y aislamiento respecto las familias fueron medidas que los carceleros del régimen tomaron sobre los presos políticos, llegando muchas veces hasta el exterminio físico del preso en cuestión.
Cierto es que, en el Código Penal, no se contempla legalmente la pena de muerte ni la cadena perpetua. Pero la realidad es otra: torturas que acaban en asesinatos y largas condenas a las cuales suceden otras con cargos tan inexistentes como el de ”autor por omisión”, aplicado al Camarada Arenas, Secretario General del Partido Comunista de España (reconstituido) [PCE(r)], en relación con el secuestro del empresario Publio Cordón por parte de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).
Pero esto no es todo: no sólo se condena a estos luchadores a morir entre rejas, alejados de sus compañeros y de su familia, también se los niega la asistencia médica, como muchas veces han denunciado los presos políticos del PCE(r), por ejemplo. Así pues, se dan casos de presos con graves enfermedades degenerativas, que precisarían de un tratamiento médico inmediato el cual se les niega, que restan agonizantes en las mazmorras del Estado.
Aún así, la represión contra los comunistas no se para en las prisiones: ejemplos recientes son los del militante de Red Roja detenido en Cádiz y el de los tres militantes de la FJCE brutalmente golpeados y apaleados por la Policía Nacional en Jaén.
Pero la oligarquía financiera, que va viendo como su dictadura de clase tambalea ante las explosiones espontáneas de rabia de las masas, ya no se contenta con encarcelar a comunistas, anarquistas, independentistas y antifascistas en general; ahora encarcela incluso a sindicalistas, como es el caso de Laura Gómez, militante de la CGT encarcelada a raíz de la Huelga General del pasado 29 de Marzo.
Desde la Federación de Jóvenes Comunistas de Catalunya nos solidarizamos con todos los presos políticos y exigimos su inmediata libertad.
Fuente y original en catalán