Dispositivo medieval para acto medieval: RAPEX

Esto es casi tan antiguo como la violación. Un artefacto similar hubo en España (no recuerdo si se llegó a poner a la venta en farmacias) cuando, más o menos, entre 1976 y 1981 los periódicos desataron una serie de campañas alarmistas con el fin de probar los males intrínsecos de la democracia (robos, muertes, violencia, violaciones, multitud de extranjeros, anarquía, caos, ...) y la bondad del sistema franquista que se quería abolir. Se hablaba constantemente del incremento de las violaciones (e incluso se daba a entender que con tanta libertad, entre ellas la sexual, las mujeres iban provocando y llamando a ser violadas), jamás se aportaban datos, por supuesto, y se demostraba en encendidos titulares que una mujer decente no podía salir sola a la calle (ni siquiera a la iglesia, tal y como se quejaba la Conferencia episcopal).

Sólo la acción decidida y organizada de la sociedad en su conjunto (legal o ilegalmente, de manera más o menos pacífica o violenta, igual da) puede poner freno a la violación, poniendo coto a los actos en sí y estableciendo mecanismos pedagógicos, sanitarios, psicológicos, policiales, jurídicos, ... vamos, lo que una sociedad de un sistema capitalista es incapaz de hacer.

Por ejemplo, me contaron en Nicaragua que en los primeros tiempos de la revolución sandinista había muchos compañeros que aún no entendían el proceso de cambio social y seguían teniendo demasiadas costumbres propias del régimen anterior, como no entender que las mujeres dicen no cuando quieren decir no. El propio Tomás Borge, ministro del Interior y uno de los pocos comunistas vivos en la dirección del FSLN, ordenó mano dura contra violadores y maltratadores, de manera tal que la policía sandinista fue realmente temida por sus actuaciones en estos casos, además de las durísimas sentencias de los tribunales. A saber en que situación estarán hoy en día cuando se lee que hay un rebrote de neosomozismo.

No estoy yo muy de acuerdo con este condón femenino con púas, pero a lo peor es que la situación en este caso es tan terrible en Sudáfrica que merece la pena utilizarlo a pesar de los riesgos. Por cierto, otro fracaso más que apuntar en la larga lista de Mandela y su CNA, destacado puntal de la Internacional socialista.