por Razion Sáb Ago 11, 2012 1:08 am
A veces vale más un reformista combativo que un revolucionario de café, sin inserción real. El punto reside en apoyar toda medida de lucha contra el sistema por más que quien la impulse sea reformista, pequebu, etc. Muchos de los seguidores de personajes reformistas son potencialmente revolucionarios, pero no van a optar por una alternativa revolucionaria si quienes pregonan dichas posturas no se suman a la lucha en la calle, o nunca ponen los pies en el barro. Lo ideal sería que los sectores combativos y revolucionarios tomaran la iniciativa en el programa de luchas sociales, reivindicativas o de resistencia, como sucede hoy día en España, pero mientras esto no suceda no pueden quedarse atrás o intentar boicotear las medidas impulsadas por otros sectores que tienen el mismo enemigo en este punto de la lucha. Se deben apoyar, masificar y radicalizar este tipo de acciones confrontativas con los grandes capitales; para ello se deben apoyar e intentar dirigir combatiendo a los sectores reformistas desde dentro concientizando a las masas movilizadas. La división de los sectores combativos es lo peor que puede suceder hoy en día.