En 1929, Jules Humbert-Droz era miembro del partido comunista de Suiza y representante de la Internacional Comunista. Era también un amigo cercano y aliado político de Nikolai Bujarin, uno de los dirigentes bolcheviques más destacados. Para entonces, Bujarin se había convertido en un opositor político de José Stalin, de quien había sido aliado, recientemente.
Humbert-Droz se reunió y habló con Bujarin por última vez a principios de 1929. El comunista suizo estaba a punto de partir hacia una conferencia de partidos comunistas latinoamericanos. En sus memorias, publicadas en Suiza en 1971, Humbert-Droz recordó el incidente de la siguiente manera:
“Antes de partir fui a ver a Bujarin por última vez, sin saber si volvería a verlo a mi regreso. Tuvimos una conversación larga y franca. Él me puso al día sobre los contactos realizados por su grupo con la fracción de Zinoviev-Kámenev a fin de coordinar la lucha contra el poder de Stalin. No le oculté que yo no estaba de acuerdo con este vínculo entre las oposiciones. “La lucha contra Stalin no es un programa político. Combatimos con razón el programa de los trotskistas sobre las cuestiones esenciales, el peligro de los kulaks en Rusia, la lucha contra el frente único con los socialdemócratas, los problemas chinos, la miope perspectiva revolucionaria, etc. Al día siguiente de la victoria común contra Stalin, los problemas políticos nos dividirán. Este bloque es un bloque sin principios que se derrumbará antes de lograr ningún resultado”.
“Bujarin también me dijo que habían decidido utilizar el terror individual con el fin de librarse de Stalin. Sobre este punto, también le expresé mis reservas: la inserción del terror individual en las luchas políticas nacidas de la Revolución Rusa corren fuertemente el riesgo de volverse contra quienes lo emplean. Nunca ha sido un arma revolucionaria. “Mi opinión es que debemos continuar la lucha ideológica y política contra Stalin. Su línea llevará en un futuro próximo a una catástrofe que abrirá los ojos de los comunistas y dará lugar a un cambio de orientación. El fascismo amenaza a Alemania y nuestro grupo de charlatanes será incapaz de resistirle. Ante la debacle del Partido Comunista de Alemania y la expansión del fascismo a Polonia y Francia, la Internacional debe cambiar de política. Ese momento será entonces nuestra hora. Es necesario, pues, seguir siendo disciplinados, aplicar las decisiones sectarias después de haber luchado y habernos opuesto a los errores y medidas de izquierda, pero seguir luchando en el terreno estrictamente político”.
“Bujarin, sin duda, había comprendido que yo no me uniría ciegamente a su fracción cuyo único programa era hacer desaparecer a Stalin. Esta fue nuestra última reunión. Era evidente que él no tenía confianza en la táctica que le propuse. También sin duda sabía mejor que yo los crímenes de los que era capaz Stalin. En pocas palabras, aquellos que, tras la muerte de Lenin y sobre la base de su testamento podían destruir políticamente a Stalin, buscaban en cambio eliminarlo físicamente, cuando éste tenía firmemente en sus manos el Partido y el aparato policial del Estado.” (El subrayado es nuestro).
Humbert-Droz publicó esta relato en 1971, escrito sin ninguna presión de la NKVD. Él escribió y vivió la mayor parte de su vida en su Suiza natal. Además, era amigo de Bujarin y su aliado político. En el momento de escribirlo odiaba a Stalin, como se desprende de su comentario sobre “los crímenes de los que era capaz Stalin”.
Así que no tenía motivo –que sepamos– para mentir o exagerar lo que sabía. Además, Humbert-Droz afirma que escuchó de los planes para asesinar a Stalin de los propios labios de Bujarin.
Grover Furr y Vladimir L. Bobrov, Prate introductoria del ensayo: "La biografía de Bujarin de Stephen Cohen: Un estudio de la falsedad de las “revelaciones” de la era de Jruschov" Publicado en el blog "Crítica Marxisita Leninista"
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