Hacia un nuevo fútbol de sillón
El fútbol actual nada tiene que ver con el de hace algunos años, cuando los clubes no eran empresas y los aficionados, a través de la figura del socio, podían decidir sobre muchos aspectos de la entidad.
Hoy en día, además, las elevadas cantidades económicas que se manejan en torno a este deporte han propiciado una nueva época en la que el aficionado juega un papel menos importante y se hace necesaria la búsqueda de nuevas vías de financiación.
Ahora, en el fútbol profesional, los equipos son empresas y el aficionado de grada, pese a jugar aún un papel importante, tiene que limitarse a adquirir su entrada o abono sin tener voto en las decisiones que marquen el futuro del club.
En este nuevo escenario, las televisiones han tomado un papel protagonista y han conseguido, a cambio de importantes sumas de dinero que son fundamentales para los diferentes equipos en el entramado actual, tener un gran poder de decisión que está cambiando el fin de semana futbolístico para los aficionados.
Hoy en día, un club de Primera o Segunda no puede renunciar a las cantidades que se obtienen por los contratos televisivos porque las mismas son necesarias para competir en igualdad de condiciones con los rivales, aunque ello suponga tener que plegarse a las condiciones establecidas por los operadores de televisión.
El horario que para la presente temporada se ha establecido para los partidos, fundamentalmente en la Primera División, no se adapta a las preferencias de los siempre sufridos aficionados, que se ven obligados a elegir entre adaptarse al nuevo panorama o abandonar las gradas del estadio.
Estamos en una época en la que la dinámica de los últimos años está fomentando un 'fútbol de sillón' que, por el momento, es la única alternativa para unas entidades deportivas que intentan, pese a todo, atraer a los aficionados a los estadios con novedosas iniciativas.
El fútbol reúne en la actualidad a más aficionados (o quizás pseudoaficionados) en los bares, ante el televisor, que en los estadios. El dinero de los contratos lo justifica y no permite otra elección a los clubes, al menos de manera individual.
Con ello, permanece en al ambiente la duda sobre qué ocurrirá si algún día las televisiones dan la espalda a este deporte.
Sacado de la revista 'Recremanía', número 222, 25 de agosto del 2012
El fútbol actual nada tiene que ver con el de hace algunos años, cuando los clubes no eran empresas y los aficionados, a través de la figura del socio, podían decidir sobre muchos aspectos de la entidad.
Hoy en día, además, las elevadas cantidades económicas que se manejan en torno a este deporte han propiciado una nueva época en la que el aficionado juega un papel menos importante y se hace necesaria la búsqueda de nuevas vías de financiación.
Ahora, en el fútbol profesional, los equipos son empresas y el aficionado de grada, pese a jugar aún un papel importante, tiene que limitarse a adquirir su entrada o abono sin tener voto en las decisiones que marquen el futuro del club.
En este nuevo escenario, las televisiones han tomado un papel protagonista y han conseguido, a cambio de importantes sumas de dinero que son fundamentales para los diferentes equipos en el entramado actual, tener un gran poder de decisión que está cambiando el fin de semana futbolístico para los aficionados.
Hoy en día, un club de Primera o Segunda no puede renunciar a las cantidades que se obtienen por los contratos televisivos porque las mismas son necesarias para competir en igualdad de condiciones con los rivales, aunque ello suponga tener que plegarse a las condiciones establecidas por los operadores de televisión.
El horario que para la presente temporada se ha establecido para los partidos, fundamentalmente en la Primera División, no se adapta a las preferencias de los siempre sufridos aficionados, que se ven obligados a elegir entre adaptarse al nuevo panorama o abandonar las gradas del estadio.
Estamos en una época en la que la dinámica de los últimos años está fomentando un 'fútbol de sillón' que, por el momento, es la única alternativa para unas entidades deportivas que intentan, pese a todo, atraer a los aficionados a los estadios con novedosas iniciativas.
El fútbol reúne en la actualidad a más aficionados (o quizás pseudoaficionados) en los bares, ante el televisor, que en los estadios. El dinero de los contratos lo justifica y no permite otra elección a los clubes, al menos de manera individual.
Con ello, permanece en al ambiente la duda sobre qué ocurrirá si algún día las televisiones dan la espalda a este deporte.
Sacado de la revista 'Recremanía', número 222, 25 de agosto del 2012