"Contra la barbarie ecológica del capitalismo"
Varios Autores - año 2009
Libro de entrevistas elaborado por Salvador López Arnal en el que se pueden encontrar autores tan relevantes como Aguilera Klint, Gustavo Duch, Fernández Durán o Esther Vivas, reflexionando acerca del impacto que produce el modo de producción capitalista sobre el planeta y sus habitantes.
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222 páginas de buen formato pdf
[…] Pero el “lado malo” del proceso tiene una dimensión profunda que afecta a las raíces de la vida de la especie. Esa dimensión motiva un análisis ecológico que no coincide exactamente con el que más comúnmente se asocia con el pensamiento de Marx (el análisis de las condiciones de vida de la clase obrera industrial naciente), pero lo engloba. La producción capitalista hace predominar la población urbana, a la que acumula en grandes centros; con eso acumula potencial revolucionario, pero, al mismo tiempo, “dificulta el intercambio entre el ser humano y la naturaleza”, “perturba la eterna condición natural de una fecundidad duradera de la tierra”. El proceso es paralelo del que ocurre en la industria capitalista; en ella, el aumento de la productividad del trabajo y la posibilidad de la movilidad de los trabajadores desembocan en el extenuación del trabajador mismo; en la agricultura, el precio del progreso capitalista es la degradación de la tierra y del asalariado agrícola. “Todo progreso de la agricultura capitalista es un progreso no sólo del arte de depredar al trabajador, sino también y al mismo tiempo del arte de depredar el suelo; todo progreso en el aumento de su fecundidad para un plazo determinado es al mismo tiempo un progreso en la ruina de las fuentes duraderas de esa fecundidad”. “La producción capitalista no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción más que minando al mismo tiempo las fuentes de las que emana toda riqueza: la tierra y el trabajador”. Ese análisis ecológico, el más amplio producido por Marx, es la base de un programa que se inserta en el cuadro de la sociedad nueva; en ella, como el capitalismo habrá destruido previamente las condiciones puramente espontáneas del intercambio entre la especie humana y la naturaleza, será necesario producir sistemáticamente ese intercambio como ley reguladora de la producción social y en una forma adecuada al pleno desarrollo humano.
Manuel Sacristán (año 1983)
Varios Autores - año 2009
Libro de entrevistas elaborado por Salvador López Arnal en el que se pueden encontrar autores tan relevantes como Aguilera Klint, Gustavo Duch, Fernández Durán o Esther Vivas, reflexionando acerca del impacto que produce el modo de producción capitalista sobre el planeta y sus habitantes.
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[…] Pero el “lado malo” del proceso tiene una dimensión profunda que afecta a las raíces de la vida de la especie. Esa dimensión motiva un análisis ecológico que no coincide exactamente con el que más comúnmente se asocia con el pensamiento de Marx (el análisis de las condiciones de vida de la clase obrera industrial naciente), pero lo engloba. La producción capitalista hace predominar la población urbana, a la que acumula en grandes centros; con eso acumula potencial revolucionario, pero, al mismo tiempo, “dificulta el intercambio entre el ser humano y la naturaleza”, “perturba la eterna condición natural de una fecundidad duradera de la tierra”. El proceso es paralelo del que ocurre en la industria capitalista; en ella, el aumento de la productividad del trabajo y la posibilidad de la movilidad de los trabajadores desembocan en el extenuación del trabajador mismo; en la agricultura, el precio del progreso capitalista es la degradación de la tierra y del asalariado agrícola. “Todo progreso de la agricultura capitalista es un progreso no sólo del arte de depredar al trabajador, sino también y al mismo tiempo del arte de depredar el suelo; todo progreso en el aumento de su fecundidad para un plazo determinado es al mismo tiempo un progreso en la ruina de las fuentes duraderas de esa fecundidad”. “La producción capitalista no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción más que minando al mismo tiempo las fuentes de las que emana toda riqueza: la tierra y el trabajador”. Ese análisis ecológico, el más amplio producido por Marx, es la base de un programa que se inserta en el cuadro de la sociedad nueva; en ella, como el capitalismo habrá destruido previamente las condiciones puramente espontáneas del intercambio entre la especie humana y la naturaleza, será necesario producir sistemáticamente ese intercambio como ley reguladora de la producción social y en una forma adecuada al pleno desarrollo humano.
Manuel Sacristán (año 1983)