Camaradas,
Aquí os dejo el filme "Hormigas en la boca", espero que os guste.
Crítica de fotogramas:
Por Esteve Riambau
El último largometraje de Mariano Barroso contiene unos rasgos autorales mucho más sólidos de lo que aparenta y, en cambio, parece resignado a la coartada de los géneros. Promocionado como un thriller romántico, Hormigas en la boca cabalga entre el policíaco y el melodrama para explorar tardías secuelas de la Guerra Civil que se extienden desde la España de Franco hasta la Cuba precastrista. Este es el itinerario que sigue un ex presidiario antifranquista para recuperar el botín de un atraco destinado a conseguir fondos para la República. Un antiguo amor que le ha traicionado, un mafioso cubano, un exiliado que intenta sobrevivir con dignidad y las víctimas de distintas intolerancias completan el retablo que, progresivamente, se despliega ante los ojos de un personaje no muy lejano de los detectives privados del cine norteamericano. Más cerca de El misterio Galíndez que de Tener y no tener (Howard Hawks, 1944), Hormigas en la boca recuerda poderosamente algunos rasgos de la novela de Vázquez Montalbán adaptada por Gerardo Herrero. No solo por la trama política ambientada en Centroamérica, sino por la doble presencia de Eduard Fernández. Es detrás de la mampara de una investigación paralela a una historia de amor sin vuelta atrás donde, también en el film de Mariano Barroso, aparece una sugerente visión de la resistencia antifranquista: la de los perdedores que nunca dejaron de serlo y la de las luchas fratricidas entre aquellos supuestos héroes que no eran inmunes a las pasiones humanas. Para amantes de tórridos thrillers políticos. Lo mejor: la visión prosaica de los combatientes antifranquistas. Lo peor: los rasgos demasiado caricaturescos de algunos personajes.
Aquí os dejo el filme "Hormigas en la boca", espero que os guste.
Crítica de fotogramas:
Por Esteve Riambau
El último largometraje de Mariano Barroso contiene unos rasgos autorales mucho más sólidos de lo que aparenta y, en cambio, parece resignado a la coartada de los géneros. Promocionado como un thriller romántico, Hormigas en la boca cabalga entre el policíaco y el melodrama para explorar tardías secuelas de la Guerra Civil que se extienden desde la España de Franco hasta la Cuba precastrista. Este es el itinerario que sigue un ex presidiario antifranquista para recuperar el botín de un atraco destinado a conseguir fondos para la República. Un antiguo amor que le ha traicionado, un mafioso cubano, un exiliado que intenta sobrevivir con dignidad y las víctimas de distintas intolerancias completan el retablo que, progresivamente, se despliega ante los ojos de un personaje no muy lejano de los detectives privados del cine norteamericano. Más cerca de El misterio Galíndez que de Tener y no tener (Howard Hawks, 1944), Hormigas en la boca recuerda poderosamente algunos rasgos de la novela de Vázquez Montalbán adaptada por Gerardo Herrero. No solo por la trama política ambientada en Centroamérica, sino por la doble presencia de Eduard Fernández. Es detrás de la mampara de una investigación paralela a una historia de amor sin vuelta atrás donde, también en el film de Mariano Barroso, aparece una sugerente visión de la resistencia antifranquista: la de los perdedores que nunca dejaron de serlo y la de las luchas fratricidas entre aquellos supuestos héroes que no eran inmunes a las pasiones humanas. Para amantes de tórridos thrillers políticos. Lo mejor: la visión prosaica de los combatientes antifranquistas. Lo peor: los rasgos demasiado caricaturescos de algunos personajes.