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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR

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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR Empty PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR

    Mensaje por kantaria Miér Sep 19, 2012 4:24 pm

    xtraído de ODIO DE CLASE: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ... trega.html

    [ Documento muy interesante de los camaradas del Centro Marxista-Leninista-Maoísta de Bélgica en que realizan un estudio sobre la Guerra Popular y las diferentes posiciones existentes en el MCI sobre su aplicación. Lo iremos publicando por partes. ]

    Traducido por el camarada SADE para ODC

    Traducido de Clarté Rouge, órgano teórico del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica)
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    Introducción

    Tras nuestra segunda contribución al debate sobre la guerra popular, que aborda la cuestión del carácter universal de ésta, el presente número de Claridad Roja ofrece una primera serie de textos del Partido Comunista del Perú con un interés teórico directo para el debate sobre la guerra popular. La edición francesa de los textos del PCP adolece a menudo de muchas deficiencias (errores de traducción, notas inexistentes, citas retraducidas, jerarquía de títulos aproximativa, etc.). A pesar de nuestros esfuerzos, nuestra edición no constituye una excepción: es indigna del gran valor de estos textos.

    La publicación de los documentos del Presidente Gonzalo nos obliga a repetir nuestra posición sobre las “cartas de paz”. No sabemos si fueron escritas por el Presidente Gonzalo (sometido a unas condiciones de detención espantosas), o si son falsificaciones. Cualquiera que sea la hipótesis que manejemos, han dado lugar a una lucha de líneas entre una fracción “acuerdista”, capituladora y liquidacionista (CRH, MOVADEF) y una fracción “proseguir” que asume el pensamiento Gonzalo cuya última expresión por boca de Gonzalo mismo es el discurso de 24 de septiembre de 1992. La polémica lanzada por el coMRI y los avakianistas sobre la autenticidad de las “cartas de paz” es sólo una cortina de humo echada ante el contenido esencialmente contrarrevolucionario de esas cartas.

    Quizá nosotros, comunistas belgas, nos inclinamos más a aceptar la idea de la traición de un dirigente. El movimiento comunista belga guarda en su memoria el vergonzoso recuerdo de la colaboración con la Gestapo de Xavier Relecom, miembro del Buró Político (BP) y Secretario General del Comité Central del Partido así como de otros tres miembros del BP (incluido el comandante nacional de los partisanos, Pierre Joye) tras su detención en julio de 1943. Sin ser torturados, se derrumbaron ante los policías nazis. Mantuvieron una supuesta “reunión del Buró Político” en el campo de concentración de Breendonck. Afirmaron haber “analizado la situación de resultas de la detención de la dirección del Partido y los Partisanos” y haber “extraído las conclusiones”: había que “deponer las armas”, detener “por el momento” cualquier actividad y disolver las organizaciones. So capa de que sólo se respetaría la vida de quienes aceptaran “dichas conclusiones”, afirmaban que así se podría “salvar lo que se pueda salvar” y “salvar posibilidades de acción para la posguerra”. Estos traidores, en presencia de agentes de la Gestapo, llegaron a ordenar al jefe del Estado Mayor de los Partisanos, Jacques Grippa, que resistía sometido a torturas atroces, que respetara la disciplina del partido aplicando “las decisiones del BP” y comunicando a los interrogadores lo que querían saber. Nosotros, comunistas belgas, vivimos con esta mancha en el pasado heroico de nuestro partido y de nuestra clase.

    Sabemos por experiencia que los dirigentes, por brillantes y prestigiosos que sean, son sólo personas no siempre capaces de superar todas las pruebas. Porque mientras estos cobardes vendían al Partido, las masas y los comunistas daban muestras de una combatividad y un heroísmo inaudito en su resistencia contra el fascismo, lo que constituye una nueva confirmación del valor del maoísmo y del papel que atribuye a las masas y a la línea de masas, a la clase y a la conciencia de clase, al Partido y al espíritu de Partido.

    2. Contribución del Centro MLM (B)

    Del carácter universal de la guerra popular prolongada de tipo maoísta

    1. Cuestiones previas

    1.1. Diferentes enfoques incluyendo el nuestro

    Al estudiar las diferentes posiciones de los revolucionarios sobre la afirmación de la necesidad de la guerra popular prolongada (GPP), se constata que:

    - Una posición parte del análisis de las victorias y derrotas del movimiento revolucionario, y en especial del éxito de la Revolución China, tratando de extraer las enseñanzas de estas victorias y de estas derrotas, tratando de identificar los factores de los éxitos y de los fracasos, tratando de distinguir lo que era específico de una situación socio-histórica dada y lo que es generalizable, etc.

    - La otra posición parte del análisis concreto de la situación concreta de la lucha de clases en su país y en su época, considerada en todos sus aspectos (político, económico, social, ideológico, militar, etc.).

    Si la adopción de la GPP como estrategia revolucionaria puede ser (y, en la práctica, así ha sido a menudo) el resultado del segundo enfoque, la tesis de la universalidad de la GPP se deriva del primer enfoque. Dicho enfoque se transpone a nivel nacional mediante un procedimiento que va de lo general (la validez universal de la GPP) a lo particular.

    El GPP podría imponerse en la política militar revolucionaria de los revolucionarios de los centros imperialistas de dos maneras:

    - Bien determinando que la GPP es universal, y entonces la cuestión que se les plantea a los revolucionarios de los países imperialistas es “¿Cuáles son sus principios y cómo aplicarlos en nuestras condiciones específicas?”

    - O bien no queda determinado que la GPP es universal, pero que las condiciones específicas de los país imperialistas a día de hoy la imponen como única estrategia correcta.

    Si se determina que la GPP es universal, es evidente que cualquier análisis del segundo enfoque, si se realiza correctamente, debe conducir a la conclusión de que debe emprenderse la GPP. No se trata en este punto de un simple e ingenioso juego de palabras. En el seno del movimiento revolucionario europeo, existen fuerzas que, claramente, llegan a la GPP siguiendo uno u otro de estos enfoques. Algunos pretenden aplicar la GPP maoísta desde lo general a lo particular de su situación, otros (como las fuerzas herederas de las Brigadas Rojas en Italia) han “redescubierto” casi empíricamente algunas tesis maoístas. Así, algunos camaradas han llegado al maoísmo partiendo de análisis (y en ocasiones de una práctica) ML “premaoísta” que concluía en la necesidad de una guerra revolucionaria prolongada.

    Por nuestra parte, en este documento, nos proponemos identificar los contenidos fundamentales de la GPP para contrastarlos con las realidades sociopolíticas contemporáneas, empezando por la de la urbanización.

    1.2. Distinguir los principios de la GPP de las condiciones de la GPP

    Antes de abordar la cuestión de la universalidad de la GPP, conviene ante todo distinguir entre los principios de la GPP y las condiciones de la GPP.
    Los principios son el corazón de la teoría, la teoría misma. Si se modifican los principios, se modifica la teoría, en pocas palabras: estaríamos hablando de algo distinto...

    Si se confunden los principios y las condiciones, el debate sobre la universalidad de la GPP carece por completo de sentido: si se decide por decreto, por ejemplo, que la GPP no puede desarrollarse, por definición; que al apoyarse en el campesinado explotado en condiciones cuasi feudales está claro que el debate sobre la universalidad de la GPP carece de sentido al quedar excluidos todos los países donde el campesinado explotado en condiciones cuasi feudales es inexistente o marginal...

    Para que el debate sobre la universalidad de la GPP tenga sentido, nos fijaremos, pues, en cuatro principios básicos para la GPP. Se trata de los principios invocados por casi todas las fuerzas que se declaran partidarias de la GPP. Por la misma razón, son los principios más generales, los más alejados de las condiciones objetivas particulares de un país cualquiera en un momento cualquiera. He aquí dichos principios:

    1.- El proceso revolucionario pasa por un largo enfrentamiento armado con el poder. Este proceso conoce tres fases: defensiva (acumulación de fuerzas), equilibrio, ofensiva.

    2.- El partido revolucionario plantea desde el principio la cuestión del poder (puede plantear reivindicaciones parciales de tipo social, económico o nacional, pero las mismas no deben sustituir u ocultar el objetivo de conquista del poder).

    3.- El proceso revolucionario está animado por el Partido Comunista, el Ejército Rojo y el Frente que reagrupa, alrededor del partido, a las capas sociales hostiles a la burguesía y al imperialismo.

    4.- El proceso revolucionario requiere el establecimiento de bases de apoyo donde se templan las fuerzas revolucionarias y donde emergen las formas del nuevo poder.

    1.3. Características de la GPP

    Enunciar los principios de la GPP significa asimismo enunciar lo que constituye su especificidad, lo que la distingue de otras grandes estrategias revolucionarias.

    1.- El principio que sostiene que el proceso revolucionario pasa por un largo enfrentamiento armado distingue la estrategia maoísta del insurreccionalismo kominterniano que se basaba en una preparación legal y “paralegal” de las masas para la insurrección (1) .

    2.- El principio que sostiene que el partido revolucionario plantea desde un inicio la cuestión del poder distingue la estrategia maoísta de las diversas formas de reformismo radical.

    3.- El principio que sostiene que el proceso revolucionario esté dirigido por el Partido proletario (dirigiendo él mismo el Ejército Rojo y el Frente) distingue la estrategia maoísta de las estrategias espontaneistas-insurreccionalistas, extremoizquierdistas y anarquizantes.

    4.- El principio del establecimiento de bases de apoyo distingue el maoísmo de las diferentes formas de militarismo, (guerrillerismo, foquismo, etc.).

    -----------


    (1) Esta diferencia es fundamental: invalida la tesis del (Nuevo) Partido Comunista de Italia para el que la Revolución de Octubre fue una forma particular de GPP. Volveremos sobre esta cuestión.
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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR Empty Re: PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR

    Mensaje por kantaria Miér Sep 19, 2012 4:25 pm

    II PARTE

    MARTES, 28 DE AGOSTO DE 2012
    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR [2ª Entrega]


    Traducido por el camarada SADE para ODC

    Traducido de Clarté Rouge, órgano teórico del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica)
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    2. Las diferentes tesis sobre la universalidad de la GPP


    2.1. La posición de Mao Tse Tung


    Mao Tse Tung no se expresó sobre el alcance de su teoría. Fundó su teoría de la GPP directamente para la China de su época, sin preocuparse por generalizarla. No tuvo necesidad de disociar en ella los principios de las condiciones. El único pasaje que evoca la cuestión de la generalización no nos es de ninguna ayuda porque evoca las condiciones más que los principios, y en él no se expresa más que “a saltos” sobre la universalidad de la GPP. En este pasaje, Mao expone que en los países imperialistas, “educar a los trabajadores y acumular fuerzas por medio de una lucha legal prolongada y prepararse para derrocar finalmente el capitalismo son las tareas del partido en los países capitalistas”. La existencia de posibilidades legales queda fuera de toda duda. Pero el hecho de que se reduzcan día a día hasta su desaparición por la aplicación, tras la posguerra, de la doctrina de la contrarrevolución preventiva, cambia el juego.



    En este pasaje, Mao Tse Tung, indica que sus propuestas estratégicas no cuestionan la línea del Komintern para los países imperialistas democráticos en la década de los 30. Mao escribe este breve pasaje para indicar que no pretende revolucionar el marxismo-leninismo, sino sencillamente aplicarlo a la realidad china. Es exactamente lo que hizo Lenin con respecto al marxismo. Y sin embargo, al hacerlo, Lenin como Mao Tse Tung realizó contribuciones decisivas cuyo alcance excedía con mucho las realidades nacionales e históricas particulares en que ambos las formularon.



    2.2. Tesis de la validez sólo para la China (e Indochina) de comienzos del siglo XX



    Para los defensores de esta teoría, la GPP no podía aplicarse más que a China (y eventualmente a Indochina) y/o solamente en ese momento (debido al carácter semifeudal y semicolonial de la sociedad china).



    Algunos defensores de esta posición afirman defender el maoísmo (o más exactamente en su caso el “pensamiento Mao Tse Tung”); otros, extraños y hostiles al maoísmo, rechazan la GPP del mismo modo que rechazan toda la experiencia china. Entre estos últimos existen dos categorías: los revisionistas históricos (ex-prosoviéticos), los neorrevisionistas (ex-prochinos o aún prochinos) y la extrema izquierda. Como es natural, nos centraremos en las tesis de los que afirman reconocer un cierto valor a las decisiones políticas y estratégicas de Mao Tse Tung; por lo tanto, no trataremos más que las tesis neorrevisionistas.



    Dicha tesis no puede defenderse sin incurrir en una total confusión entre los principios de la GPP y las condiciones en que se desarrolló en China a principios del siglo XX.



    2.3. Tesis de la validez sólo para los países dominados, semifeudales, semicoloniales



    Para los defensores de esta tesis, la GPP es una política militar revolucionaria correcta para todos los países semifeudales y semicoloniales. Lin Piao fue uno de los primeros en dar forma a esta tesis: “Es preciso subrayar que la tesis del camarada Mao Tse Tung sobre el establecimiento de bases revolucionarias en el campo y la utilización del campo para rodear las ciudades tiene una prominente importancia práctica y universal para la lucha revolucionaria que libran hoy las naciones y pueblos oprimidos del mundo, y en particular para la lucha revolucionaria de las naciones y pueblos oprimidos de Asia, África y América Latina contra el imperialismo y sus lacayos.



    Hoy en día, muchos países y pueblos de Asia, África y América Latina son víctimas de la intensa agresión y sojuzgamiento del imperialismo acaudillado por los EE.UU. y de sus lacayos. Las condiciones fundamentales políticas y económicas de un buen número de esos países tienen mucho en común con las que prevalecían en la vieja China. En ellos, al igual que en la China de entonces, el problema campesino adquiere extrema importancia. Son los campesinos quienes constituyen la fuerza principal de la revolución nacional-democrática, dirigida contra el imperialismo y sus lacayos. Al agredir a esos países, los imperialistas siempre comienzan por ocupar las grandes ciudades y las vías de comunicación importantes, pero no están en condiciones de establecer su control total sobre las extensas zonas rurales.



    El campo, y sólo el campo, es la vasta zona donde los revolucionarios pueden marchar hacia la victoria final. Es por ello que la teoría del camarada Mao Tse Tung sobre la creación de bases revolucionarias en las zonas rurales y la utilización del campo para rodear las ciudades ejerce una fuerza de atracción cada vez mayor sobre los pueblos de esas zonas.”[1]



    Entre las fuerzas que han asumido esta posición podemos citar:



    El TKP/ML: “La estrategia de la Guerra Popular, que debería ser defendida como la forma universal de liberación de los países semicoloniales, desempeñará un papel decisivo en el avance de la revolución proletaria mundial por medio de sucesivos saltos”.



    El TKP (ML)-TIKKO: “En los países coloniales y semicoloniales, el camino de la victoria es, para la revolución de nueva democracia, la guerra popular.



    Una de las características de estos países es el desarrollo inestable de las estructuras económico-político-sociales. Esta situación provoca un desarrollo inestable de la guerra revolucionaria, en lugar de una línea recta.



    Otra característica es la relativa debilidad del capitalismo, la presencia del feudalismo, a causa de los contenidos sociales la cuestión nacional y otros problemas campesinos.



    Otro elemento esencial de la guerra popular es el papel que el campesinado desempeñará en nuestra revolución bajo la dirección del proletariado. La guerra popular no puede explicarse simplemente por razones como “predomina el feudalismo” o “la mayoría de la población se compone de campesinos”.



    El aspecto más importante es la dependencia con relación al imperialismo. Esta situación hace relativamente fácil el control de las ciudades por los imperialistas y sus lacayos. Y el campo se convierte en su punto débil. Debido a estas relaciones complejas la revolución cuenta con mayores opciones en el campo.”



    El MKP: “La guerra popular es una de las principales herramientas que el camarada Mao Tse Tung ha legado a los oprimidos, además de sus contribuciones cualitativas sobre cuestiones de filosofía, economía política y socialismo. La práctica ha demostrado el carácter científico de la estrategia consistente en cercar las ciudades desde el campo en los países oprimidos.”



    Como puede apreciarse, los defensores de esta tesis vinculan (sin justificarlo teóricamente) dos condiciones de la GPP a los principios de ésta. Estas condiciones son: el carácter semicolonial del país, el predominio del feudalismo y la existencia de un amplio campesinado pobre. El MKP añade a los principios de la GPP la estrategia de cerco de las ciudades por el campo.



    2.4. Tesis de la universalidad de tipo linpiaoista



    Pero en esta tesis Lin Piao injerta otra tesis, distinta, específica, al transponer al mundo entero el esquema estratégico de la GPP. De este modo, el conjunto de los Tres Continentes [África, América y Asia] se convierte en “el campo” y el conjunto de los países imperialistas se convierte en “la ciudad”. Lin Piao expuso esta tesis en ¡Viva la victoriosa Guerra Popular!:



    “Mirado el mundo en su conjunto, la América del Norte y la Europa Occidental pueden ser llamadas las “ciudades del mundo” y Asia, África y América Latina, sus “zonas rurales”. Después de la Segunda Guerra Mundial, por diversos motivos el movimiento revolucionario proletario en los países capitalistas de la América del Norte y de la Europa Occidental, se ha visto retardado temporalmente, mientras el movimiento revolucionario popular en Asia, África y América Latina se ha desarrollado con todo vigor. De modo, pues, que la revolución mundial de nuestros días también presenta, en cierto sentido, una situación en que las ciudades se ven rodeadas por el campo. La causa de la revolución mundial dependerá, a fin de cuentas, de la lucha revolucionaria de los pueblos de Asia, África y América Latina, que representan la mayoría abrumadora de la población mundial. Por lo tanto, los países socialistas deben considerar como su deber internacionalista el apoyar la lucha revolucionaria popular en Asia, África y América Latina.”[2]



    La tesis de Lin Piao ha sido asumida (o reinventada) por diversas fuerzas del movimiento revolucionario europeo que, en relación con las tres contradicciones que caracterizan nuestro tiempo (burguesía/proletariado, pueblos oprimidos/potencias imperialistas y contradicciones interimperialistas), veían en la contradicción pueblos oprimidos/imperialismo la contradicción principal, veían en los Tres Continentes [África, América y Asia] la línea del frente del movimiento revolucionario internacional. Este planteamiento ha dado lugar a dos tomas de posición diferentes: una toma de posición en Europa que, en función de este análisis, significaba en cierto modo verse a sí mismos “por detrás de las líneas enemigas”. Es la postura por ejemplo de la Fracción del Ejército Rojo (RAF) y es lo que explicaban sus prisioneros en 1975, dos años antes de su asesinato:



    “La fusión del imperialismo alemán occidental (política, económica, militar, ideológicamente basado en los mismos intereses de explotación del Tercer Mundo así como en la homogeneidad de las estructuras sociales por medio de la concentración de los capitales y de la cultura del consumo) con el imperialismo estadounidense caracteriza la posición de la República Federal con relación a los países del Tercer Mundo: en tanto que parte en las guerras desencadenadas contra ellos por el imperialismo estadounidense; en tanto que “ciudad” en el proceso revolucionario mundial de cerco de las ciudades por el campo.



    En esa medida, la guerrilla en las metrópolis es una guerrilla urbana en los dos sentidos del término: geográficamente, surge, opera y se desarrolla en las grandes ciudades; y en el sentido estratégico y político-militar, es una guerrilla urbana porque ataca desde el interior la máquina represiva del imperialismo en las metrópolis, combate como unidad de partisanos en la retaguardia del enemigo.



    Esto es lo que hoy entendemos por internacionalismo proletario.”[3]



    Otro posicionamiento resultante de esta visión del mundo fue el abandono puro y simple del territorio europeo. De esta manera, numerosos revolucionarios [de Europa] se lanzaron a la lucha en los Tres Continentes [África, América y Asia]. Una de las expresiones más nobles de esta postura es el compromiso de Barbara Kistler, militante comunista suiza en el TKP/ML y más tarde en su brazo armado, el TIKKO. A una pregunta sobre el deber de los revolucionarios de luchar en su propio país, ella respondió:



    “Como revolucionaria que defiende la causa del TKP/ML y del internacionalismo proletario, que apoya la lucha del proletariado y de los pueblos oprimidos, concibo mi compromiso internacionalista en el ataque al imperialismo en sus puntos más débiles y en el apoyo a los movimientos ML en los que la lucha ha adquirido una dimensión análoga. La opresión y explotación en el mundo y en Turquía hace necesario que los revolucionarios icemos, en el mundo entero, la bandera roja del proletariado contra el imperialismo.



    A la fuerza central de las armas del imperialismo debe oponerse incondicionalmente la fuerza de las armas de los pueblos. En todo el mundo, los revolucionarios y los comunistas deben asumir esta responsabilidad con todo su ánimo y comprometer en ella todas sus fuerzas. Deben seguir esta línea maestra y apoyar las luchas en curso que se desarrollan en diversos países basadas en el internacionalismo proletario y dirigidas por los revolucionarios.



    Antes de hablar específicamente de la situación en Turquía, quiero llamar la atención sobre un punto. En las sociedades capitalistas, el movimiento revolucionario se ha quedado atrás, mientras progresaba en los países semifeudales y semicoloniales. Más adelante me referiré a las causas de esta situación en Europa. Debe tenerse en cuenta que entre los países imperialistas y los países dependientes del imperialismo, existe una fuerte interdependencia. Pero no podemos ignorar que las condiciones suficientes para la revolución existen ahora en los países en vías de desarrollo. Las reivindicaciones sociales y las luchas de liberación de los pueblos oprimidos constituyen una gran fuerza para derribar el imperialismo.



    El desarrollo en el mundo y el centro de la lucha política no son condiciones fijas, se modifican en el curso del proceso. La inercia del movimiento revolucionario en Europa es transitoria. No cabe duda de que llegará el momento de las grandes luchas.



    Las regiones donde emergen las contradicciones más extremas y más intensas, debido a la pobreza y la dependencia, forman el eslabón más débil de la cadena imperialista. Las luchas de liberación nacional y las reivindicaciones de los pueblos oprimidos asestarán un golpe al imperialismo y lo debilitarán. Esto significa que la lucha revolucionaria proletaria internacional está estrictamente conectada, como un todo, a la lucha revolucionaria de los pueblos en sus regiones respectivas, lo que implica igualmente que si el problema en su conjunto tiene sólo una importancia regional para la revolución proletaria mundial, en ella encuentra una expresión en tanto que totalidad. Como decía Lenin: “Este siglo es la época de la tormenta revolucionaria en Asia y de su eco en Europa.”[4]


    [1] Lin Piao ¡Viva la victoriosa Guerra Popular! Editado con ocasión del vigésimo aniversario del final victorioso de la Guerra de resistencia del pueblo chino contra Japón. Ediciones en lenguas extranjeras Pekín, 1967, pág. 50. [La traducción al español está tomada de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ... a-popular/]
    [2] Lin Piao ¡Viva la victoriosa Guerra Popular! Editado con ocasión del vigésimo aniversario del final victorioso de la Guerra de resistencia del pueblo chino contra Japón. Ediciones en lenguas extranjeras Pekín, 1967, pág. 51. [La traducción al español está tomada de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ... a-popular/]
    [3] Prisioneros de la Fracción del Ejército Rojo, entrevista con Spiegel, 20 de enero de 1975.

    [4] Entrevista concedida por Barbara Kistler a la revista Yeni Demokrasi entre su primer arresto en Turquía (de mayo a noviembre de 1991) y su muerte en combate en la filas la guerrilla del TIKKO (febrero de 1993).


    Primera parte: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ... trega.html
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    Mensaje por kantaria Miér Sep 19, 2012 4:25 pm

    III PARTE

    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR [3ª Entrega]





    Traducido por el camarada SADE para ODC

    Traducido de Clarté Rouge, órgano teórico del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica)
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    2.5. Tesis de la universalidad de tipo gonzalista


    El Presidente Gonzalo formula la cuestión del siguiente modo: “Cada clase genera su forma específica de guerra y por tanto su estrategia; el proletariado ha creado la suya: la guerra popular y es una estrategia superior, la burguesía nunca podrá tener una estrategia superior a ésa, más, no habrá estrategia más desarrollada que la del proletariado; es un problema de comprobación del proceso militar del mundo.



    Cada clase siempre generó su forma de hacer la guerra y su estrategia, y siempre la estrategia superior ha vencido a la inferior y la nueva clase siempre tiene la estrategia superior y la guerra popular lo es, las pruebas lo demuestran. Hay tratadistas militares que dicen así: los comunistas cuando han aplicado sus principios nunca han perdido una guerra, solamente la han perdido cuando no han aplicado sus principios.



    Por tanto, partimos de eso, que tenemos una estrategia superior como teoría probada universalmente, nuestro problema era cómo hacer la nuestra, ahí está el problema, entonces se da el margen al yerro. Lo primero que nos planteamos fue eso, la no aplicación mecánica de la guerra popular porque el Presidente Mao Tse Tung nos ha advertido que la aplicación mecánica lleva al oportunismo y lleva a la derrota.”[1]



    Nosotros asumimos esta tesis. De hecho, son muchos los grupos que pretenden asumir esta posición. El problema es que, afirmando “no aplicar mecánicamente la guerra popular”, la mayoría de estos grupos elimina su contenido real. Sus decisiones estratégicas, su práctica, son ajenas a los principios fundamentales de la guerra popular. De este modo, pues, al proclamar la universalidad de la guerra popular y pretender a un tiempo practicarla, objetivamente la niegan. Volveremos sobre esta cuestión en nuestra tercera contribución.



    2.6. Una precisión



    Es menester en este punto precisar que la defensa de un tipo de universalidad por este o aquel teórico revolucionario, por un partido revolucionario u otro, no implica automáticamente la crítica de una universalidad de nivel superior.



    Ya lo hemos visto: en ningún documento de Mao Tse Tung se encuentra la tesis de la universalidad de la GPP. Es más, en rigor Mao Tse Tung nunca se planteó la cuestión desde esta perspectiva. Se aferró lo más posible a la realidad china (y su evolución) para elaborar y articular la estrategia más estrechamente ligada a esta realidad. Y cuando esta estrategia difería de la del Komintern, Mao lo justifica no poniendo en entredicho la línea general del Komintern sino resaltando las características de China en ese momento. No se puede encontrar en los textos de Mao Tse Tung, la afirmación de que los principios de la GPP sólo serían válidos únicamente para China.



    Por ejemplo, la defensa de la estrategia de la GPP en Turquía por Ibrahim Kaypakkaya se basa en un análisis que considera a Turquía un país semicolonial y semifeudal donde el movimiento kemalista es análogo al Kuomintang (modernización de la sociedad, creación de un estado moderno en el que, sin embargo, se mantiene la explotación semifeudal del campesinado y la dependencia semicolonial del imperialismo estadounidense)[2]. Ibrahim Kaypakkaya defiende, por lo tanto, el primer tipo de universalidad (la GPP es la estrategia adaptada a todos los países semicoloniales y semifeudales y no sólo a la China de la primera mitad del siglo pasado) pero, que sepamos (y quizá los camaradas turcos podrán sacarnos de dudas a este respecto), nunca rechazó explícitamente la universalidad de la GPP a un nivel superior.



    3. La cuestión de las condiciones


    3.1. Condiciones particulares y condiciones generales


    Las objeciones a la universalidad (en el sentido gonzalista) de la guerra popular prolongada se reducen generalmente a señalar que en los países imperialistas (o en general en los países desarrollados, como Argentina o Corea) no se dan las condiciones necesarias para esta estrategia tal como Mao Tse Tung las enumeró.



    Ahora bien, no se deben tomar por universales unas condiciones que, como tales, proceden de las condiciones generales de la China semifeudal y semicolonial.



    De hecho, una cosa es decir que siendo China un país semifeudal y semicolonial en que la inmensa mayoría del pueblo eran campesinos míseros, el éxito de la guerra popular pasaba por la movilización de dichos campesinos. Y otra muy diferente decir que el éxito de la guerra popular exige la movilización de un campesinado pobre y que en un país donde la inmensa mayoría del pueblo se compone de trabajadores pobres, la guerra popular es impracticable. Y a pesar de ello, a menudo los documentos pasan de una afirmación a la otra como si se tratara de la misma.



    En otras palabras, a menos que se diga que la guerra popular prolongada de tipo maoísta sólo era posible en la China del siglo pasado, hay que determinar cuáles eran de las condiciones concretas aquellas que son realmente necesarias para la práctica victoriosa de la guerra popular.



    O dicho también en otras palabras, se debe distinguir entre condiciones específicas (tal como las conoció Mao Tse Tung) y condiciones generales necesarias para el éxito de la GPP. Ello implica, necesariamente, un proceso de generalización y transposición. Hasta qué punto este proceder pueda ser legítimo, practicado científicamente, es cuestión que habrá de tenerse constantemente en mente.



    3.2. Dos tipos de errores en la cuestión de las condiciones



    El examen de la guerra popular de tipo maoísta en otros lugares que no sean la China del siglo pasado, pero sobre la base de esta experiencia, está, pues, amenazado por dos tipos de errores:



    1.- Los que se derivan de una incapacidad para generalizar y transponer, y, por lo tanto, en última instancia una incapacidad para teorizar (se termina por rechazar toda GPP que no se ajuste a las condiciones de China en la década de los 30);



    2.- Los que se derivan de generalizaciones y transposiciones excesivas, es decir, los que incurren en una instrumentalización subjetivista de la teoría (se termina por no tener realmente en cuenta ninguna condición de ningún tipo).



    3.3. Nuestra propuesta de marco para el análisis de las condiciones


    En lugar de responder exclusivamente a las condiciones señaladas entre las objeciones a la universalidad de la GPP, creemos que es útil ampliar la reflexión a todas las condiciones mencionadas por Mao Tse Tung para el éxito de la GPP (o elementos necesarios para la GPP: por ejemplo las condiciones indicadas para la constitución de las bases de apoyo). En cualquier caso, prestaremos una especial atención a las condiciones invocadas en las objeciones a la universalidad de la GPP.



    Después de haber identificado en un primer momento todas las condiciones que conoció la GPP “histórica” de Mao Tse Tung (basándonos en los análisis del propio Mao), trataremos de extraer, a continuación, los elementos de estas condiciones necesarios para el éxito de la GPP al objeto de ver en qué medida una condición no puede ser remplazada por otra, ya posea un elemento que produzca un efecto similar o inferior-suficiente o claramente superior.



    Hecho esto, nos centraremos, seguidamente, en las “condiciones de sustitución” accesibles a las condiciones de las metrópolis imperialistas. Primero porque si hubiera que considerar todas las hipótesis, nos harían falta miles páginas; y segundo, porque realizamos un trabajo de análisis cuyo objeto es avanzar en nuestro trabajo revolucionario aquí y ahora.



    3.4. Las condiciones políticas



    En Mao, las condiciones políticas para una GPP victoriosa son las siguientes:



    a) Existencia de un partido sólidamente asentado bajo una dirección proletaria.



    b) Posibilidad de un Frente que movilice a todas las capas opuestas al sistema.



    c) Existencia de un Ejército Rojo y una Guardia Roja.



    d) División en las filas del enemigo.



    A nuestro parecer, estas condiciones pueden ser:



    - precisadas (¿En qué medida, por ejemplo, el partido debe estar “sólidamente asentado”? En el momento en que Mao Tse Tung escribió estas palabras, el partido había sido prácticamente aniquilado en las metrópolis chinas y era inexistente en amplias zonas del país).



    - puestas en relación (se puede concebir que el partido podría estar un poco menos “sólidamente asentado” si la división en las filas del enemigo fuese especialmente profunda, o, a sensu contrario, que si la división en las filas del enemigo no es muy profunda, el partido debe estar muy sólidamente asentado).



    Sin embargo, como esta problemática no afecta al debate sobre la universalidad de la GPP; como, en otras palabras, no son las condiciones políticas sino las sociales las que se invocan en ocasiones contra la tesis de la universalidad de la GPP, vamos a centrarnos ahora en estas últimas[3].


    3.5. Las condiciones sociales



    3.5.1. Sobre el campesinado pobre (I)


    Es evidente que Mao Tse Tung decidió dar preferencia a los campesinos pobres y, en especial, a los de las regiones más atrasadas por una serie de criterios absolutamente independientes del hecho de que estas masas, en términos absolutos, ejercieran una actividad económica de tipo agrícola en vez de industrial.



    La especificidad del carácter agrícola debe tenerse en cuenta porque la actividad agrícola permitía la autosuficiencia de las bases de apoyo y de las zonas liberadas. Excepto unos pocos productos como la sal, las zonas liberadas eran autosuficientes y, en las condiciones de retraso de la China de entreguerras, podían convertirse en atractivas microsociedades socialistas en la medida en que permitían una neta mejora de las condiciones de vida de las masas.


    3.5.2. Sobre el campesinado pobre (II)


    ¿Si no era el carácter agrícola de la actividad de estas masas lo que determinó la elección de los campesinos pobres por Mao Tse Tung, qué fue lo que determinó esta elección? Esto es lo que escribió Mao Tse Tung:



    “Dentro de poco, centenares de millones de campesinos en las provincias del centro, el Sur y el Norte de China se levantarán como una tempestad, un huracán, con una fuerza tan impetuosa y violenta que nada, por poderoso que sea, los podrá contener. Romperán todas las trabas y se lanzarán por el camino de la liberación. Sepultarán a todos los imperialistas, caudillos militares, funcionarios corruptos, déspotas locales y shenshi malvados. Todos los partidos y camaradas revolucionarios serán sometidos a prueba ante los campesinos y tendrán que decidir a qué lado colocarse. ¿Ponerse al frente de ellos y dirigirlos? ¿Quedarse a su zaga gesticulando y criticándolos? ¿Salirles al paso y combatirlos? Cada chino es libre de optar entre estas tres alternativas, sólo que los acontecimientos le obligarán a elegir rápidamente.”[4]



    Es en el Informe sobre una investigación del movimiento campesino en Junán, escrito en mayo de 1927, donde Mao Tse Tung defiende el potencial revolucionario del campesinado y el carácter revolucionario del movimiento campesino. Se sabe que, para escribir este informe, Mao recorrió Junán durante más de un mes. Su descripción del movimiento campesino, que es al mismo tiempo una defensa del mismo, es rico, profundo y vivo: sobre esta base Mao dirigió la lucha en el seno del partido tanto contra el oportunismo de derechas que, al desear mantener estrechos vínculos con el Kuomintang ligado a los terratenientes, daba la espalda a las luchas campesinas, como contra el oportunismo de izquierdas que, encerrado en el obrerismo insurreccionalista, daba también la espalda a esas mismas luchas.



    El interés de estos textos reside en que fueron escritos antes del golpe de estado reaccionario de 12 de abril de 1927, antes de que Chiang Kai Shek se volviera contra el Partido Comunista y contra los sindicatos obreros, masacrando a miles de proletarios y comunistas quebrando de este modo durante largos años la organización de la clase trabajadora china. Muchos cuadros sólo descubrieron el carácter revolucionario del campesinado y su importancia decisiva en el proceso revolucionario más tarde y a consecuencia de la derrota de los trabajadores en las ciudades (el levantamiento de Cantón, en respuesta al golpe de estado de Chiang Kai Shek, fue aplastado en diciembre de 1927). No ocurrió lo mismo con Mao: desde su Análisis de las clases de la sociedad china, artículo escrito en marzo de 1926, ya pone en evidencia el potencial revolucionario del “semiproletariado” (categoría en la que incluye a la inmensa mayoría de los campesinos semipropietarios, campesinos pobres, artesanos, empleados y vendedores ambulantes).



    Si Mao Tse Tung resalta al campesinado pobre, es porque se trata de masas (“de cientos de millones”) de explotados en una situación que les lleva a luchar por el derrocamiento del orden existente y que se rebelarán con o sin los partidos revolucionarios.



    La pregunta que se nos plantea es por lo tanto: ¿existen hoy tales masas? Y si es así, ¿dónde están?



    Y la respuesta es clara: sí, esas masas existen, existen en las megápolis de todo el mundo y manifiestan su rebelión en explosiones de violencia urbana que recuerdan claramente las revueltas campesinas de los siglos pasados.


    3.5.3. El PCCh y la cuestión urbana


    Es sorprendente observar cómo las ciudades no desempeñaron ningún papel en la GPP dirigida por Mao Tse Tung en China. La clase obrera casi no participó en la revolución, ni siquiera en su fase final. En 1946-47, se suceden numerosas huelgas y luchas obreras, pero son puramente sindicalistas, reivindicativas y corporativistas (en Shanghai, principal ciudad obrera de China con medio millón de trabajadores, hay 453 sindicatos diferentes). Mientras que en 1936 hubo 278 huelgas en toda China, en 1946 hubo 1.716 sólo en la ciudad de Shanghai y 2.538 en 1947. El Kuomintang se debate entre fases de represión muy dura y concesiones (en la primavera de 1946 se concedió la escala salarial, que se mejoró en el 48). En Tianjin, una gran ciudad industrial, la clase trabajadora está sindicada y lucha por sus intereses económicos, pero incluso cuando la ciudad está rodeada por el Ejército Rojo, los trabajadores no hacen nada para facilitar la toma de la ciudad. Y en todas partes ocurrirá lo mismo: el movimiento obrero permanecerá a la expectativa. En las ciudades, sólo el movimiento estudiantil participará decididamente en la lucha revolucionaria.



    La causa de este fenómeno es evidente: la clase obrera china fue diezmada por las masacres de 1927.


    La marcha de los militantes y cuadros supervivientes al campo acabó con las estructuras de la clase obrera y con su capacidad para dirigir una lucha política, más aún cuando el PCCh no hizo de su reconquista política un eje estratégico.



    Es ésta una característica completamente específica de la China de la época, que refuerza “en vacío” el papel de los campesinos pobres en la Revolución China.




    [1] Presidente Gonzalo: entrevista a El Diario, cf. Página 72 de esta edición.
    [2] En realidad, para Ibrahim Kaypakkaya, el movimiento kemalista es incluso históricamente inferior al Kuomintang en el hecho de que la burguesía media nacional no desempeña en él ningún papel: “es decir que los jefes de la revolución [kemalista] son las clases de la gran burguesía compradora turca y los terratenientes. La burguesía media de carácter nacional no participó en la revolución como fuerza guía.” Sobre el kemalismo.
    [3] Volveremos sobre la cuestión de las condiciones políticas en nuestra próxima contribución.
    [4] Obras escogidas de Mao Tse Tung, en 6 volúmenes, Pekín, Ediciones en lengua extranjera, 1967-68, volumen I, página 22.


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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR Empty Re: PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR

    Mensaje por kantaria Miér Sep 19, 2012 4:26 pm

    IV PARTE


    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR [4ª Entrega]



    Traducido por el camarada SADE para ODC

    Traducido de Clarté Rouge, órgano teórico del Centro Marxista-Leninista-Maoísta (Bélgica)
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    3.5.4. Sobre la urbanización como condición nueva



    Sobre esta cuestión, más quizá que sobre cualquier otra, se plantea ciertamente la necesidad de distinguir las condiciones particulares de la GPP dirigida por Mao en China de las condiciones generales de esta estrategia. Y se plantea exclusivamente a los revolucionarios de los países imperialistas superdesarrollados.



    En efecto, el mundo entero conoce transformaciones importantes y en especial un formidable incremento de la urbanización. En 1900, el 15% del total de la población mundial vivía en ciudades. En 1950, el 30%. En 2007, por primera vez en la historia de la humanidad, la población urbana superó en número a los habitantes de las zonas rurales. Hoy más de la mitad de la población reside en las aglomeraciones urbanas y esta tendencia a la concentración del modo de vida tiende a mantenerse. Al ritmo actual, el 65% de la población será urbana en 2025 y alcanzará más del 80% en numerosos países. O por decirlo de otra manera: entre 1900 y 2000, la población urbana se multiplicó por 20 mientras que la población mundial tan sólo se cuadruplicó. En los países desarrollados, la tasa de urbanización alcanza ya el 75% de la población total y el “campo” mismo ha cambiado profundamente (muchos trabajadores o ex trabajadores urbanos viven en él, ya no sólo los rústicos), las comunicaciones se han desarrollado allí enormemente, etc.


    Este fenómeno debería dar pie a la reflexión de los camaradas de los Tres Continentes [África, América y Asia] que defienden la tesis de que la GPP no es viable más que en las regiones retrasadas, rurales y pobres, que no puede tener más base social que el campesinado pobre y que tiene por guía estratégica el cerco de las ciudades por el campo. Detengámonos en este último punto y apliquémoslo a la situación de Turquía donde los camaradas del MKP siguen afirmando que “el carácter científico de la estrategia de rodear las ciudades por el campo en los países oprimidos ha quedado demostrado en la práctica”.



    En los años 50 estalló el éxodo rural en Turquía provocando la aparición en la periferia de Estambul de los barrios chabolistas locales: los gecekondu. Estambul, sin ser la capital, es la mayor aglomeración urbana del país. La cifra oficial es de 13 millones de personas censadas, pero la cifra real probablemente alcanza los 16 millones de un total en el país de 74,7 millones (en enero de 2012). Según estimaciones razonables, se puede decir que 7 de cada 10 turcos viven en una ciudad y de ellos 2 viven en Estambul (un 18,2%, según la estimación más baja).



    En estas condiciones, no se puede seguir hablando como si nada de organizar a los campesinos pobres para cercar las ciudades por el campo. Esto es puro formalismo. Es quedarse de los textos de Mao sobre la GPP con la superficie de las cosas (las decisiones dictadas por las condiciones específicas) en lugar de extraer su esencia. Es ignorar la enseñanza del Presidente Gonzalo sobre la universalidad de la GPP: “Lo primero que nos planteamos fue eso, la no aplicación mecánica de la guerra popular porque el Presidente Mao Tse Tung nos ha advertido que la aplicación mecánica lleva al oportunismo y lleva a la derrota.”



    Pongamos otro ejemplo. Un documento reciente del Comité de Reconstrucción del Partido Comunista del Ecuador[1] afirma que “Para los comunistas y revolucionarios maoístas el campo es un eje fundamental de la lucha de clases ya que el campesino, en la revolución de Nueva Democracia, cumple el papel de fuerza principal y el proletariado de fuerza dirigente y como tal el Comité de reconstrucción del PCE, dio un paso dialéctico muy importante al ir a organizar donde los maoístas de Ecuador debemos estar, es decir, en el campo, conociendo de primera mano la opresión y la desigualdad que vive día a día el campesino por parte de la semi-feudalidad.” En 1950, el 29% de la población ecuatoriana vivía en ciudades. En 2010, la población de las urbes llegaba ya al 67% y este porcentaje sigue en aumento rápidamente (con una proyección del 2% anual para el periodo 2010-2015). La aparente falta de reflexión sobre este factor esencial muestra, en nuestra opinión, una aplicación mecánica de los principios de la GPP.


    3.5.5. El PCP y la cuestión urbana


    El PC de Perú también hubo de responder a la misma pregunta. En 1960, el 46,80% de la población total vivía en ciudades, en 1965, el 51,90%, en 1970, el 57,40%, en 1975, el 61,50% y en 1980, año del desencadenamiento de la guerra popular, el 64,60%. El crecimiento de la población urbana ha continuado y a un ritmo cada vez más acelerado (hasta alcanzar el 71,70% el año pasado), ya que las guerras civiles en las zonas rurales provocan desplazamientos de población que alimentan el éxodo rural y aceleran las tendencias de la urbanización (este factor histórico se ha confirmado en todas partes: China, Vietnam, Nicaragua, El Salvador, Colombia, etc.).



    La estrategia clásica maoísta del PCP era el cerco de las ciudades y de la capital Lima desde las zonas rurales: la estrategia del cerco de las ciudades por el campo. Si se sigue la muy detallada serie de artículos del Laboratorio de urbanismo insurreccional [Laboratoire d’urbanisme insurrectionnel, en el original en francés] dedicada al papel de la ciudad en la guerra revolucionaria dirigida por el PCP, desde el mismo 1980 el Presidente Gonzalo defendió la idea de desarrollar en Lima una actividad de guerrilla urbana, acciones de desestabilización del poder y de desarrollar en ella la acción de las organizaciones de masas. Esta propuesta se habría debatido ampliamente en la reunión ampliada del Comité Central del PCP celebrada del 8 al 24 de agosto de 1980.



    El Plan de conquistar bases de 1980 del PCP destaca la importancia de los “organismos autogestionados”[2], que deben ser el enlace entre el partido y las masas, en el seno de los sindicatos, federaciones, asociaciones, comedores populares, comités de barrio, universidades, etc. Se deben organizar tres grupos sociales urbanos con toda prioridad: los estudiantes, los obreros y los habitantes de barrios chabolistas.


    Varios organismos de lucha y propaganda tendrán como misión hacer de Lima una caja de resonancia del PCP y un centro de reclutamiento para la guerrilla rural. Se crearán numerosas organizaciones clandestinas y legales en las ciudades y, especialmente, en Lima. Entre finales de 1989 y la primera mitad de 1992, Lima se convirtió en la principal área de acción del PCP por la mayor frecuencia y variedad de las acciones y la consolidación de una presencia significativa en los sectores populares. Este desarrollo fue concomitante (sin que se pueda establecer una relación directa) con las dificultades experimentadas por el Ejército Guerrillero Popular en el campo, donde la contrainsurgencia había ganado en intensidad y calidad (debido en especial al desarrollo de milicias rurales antiguerrilla).



    En 1988, en su entrevista al Diario, el Presidente Gonzalo expone la línea en la fase del equilibrio estratégico:



    “La Guerra Popular se aplica universalmente, según el carácter de la revolución y se especifica en cada país, de otra manera no puede hacerse. En nuestro caso, las particularidades son muy claras. Es una lucha que se libra en campo y ciudad así fue establecido ya el año 68, en el esquema para la guerra popular. Allí ya tenemos una diferencia, una particularidad, es en campo y en ciudad[3]. Creemos que tiene que ver con específicas situaciones nuestras.



    (…)



    América Latina (…) tiene ciudades proporcionalmente más grandes que las que tienen otros continentes. Es una realidad de América Latina que no se puede desconocer, basta ver la capital del Perú que tiene un alto porcentaje poblacional. Así para nosotros la ciudad no podía ser dejada de lado y también tenía que desenvolverse la guerra en ella, pero lo principal es la lucha en el campo, la de la ciudad es complemento necesario.



    (…)



    El problema de la ciudad qué nos plantea. Hemos desarrollado trabajo en las ciudades y en el campo, sí, hace muchos años lo hemos hecho. Ha tenido un giro y un cambio con la guerra popular, cierto. La situación nuestra ahora nos lleva a cómo ir preparando la ciudad o las ciudades para generalizar. Esto tiene que ver con desarrollar el trabajo de masas, pero en y para la guerra popular; lo hemos hecho y lo seguimos haciendo, el problema está en que hemos empezado a desenvolverlo más. Pensamos que nuestra acción en las ciudades es indispensable y tiene que impulsarse cada vez más y más porque ahí está concentrado el proletariado y no podemos dejarlo en manos del revisionismo ni del oportunismo.



    En las ciudades, existen las barriadas, las inmensas masas barriales. Nosotros desde el año 76 tenemos una directriz para el trabajo en las ciudades. Tomar barrios y barriadas como base y proletariado como dirigente, ésa es nuestra directriz y la seguiremos practicando, ahora en condiciones de guerra popular.



    A qué masas apuntamos, claramente se ve. De lo antedicho se deriva nítidamente que las inmensas masas de barrios y barriadas son como cinturones de hierro que van a encerrar al enemigo y que retienen a las fuerzas reaccionarias.



    (…)



    Lo que necesitamos es ir sintetizando las propias experiencias de la masa, del pueblo, ir estableciendo sus formas orgánicas, sus formas de lucha y que vayan cogiendo en sus manos formas cada vez más desenvueltas y crecientes de lucha en ciudad, así se van formando.



    Qué pensamos; la cosa es clara, el centro está en el campo pero para la insurrección se cambia el centro, el centro pasa a ser la ciudad y para eso incluso así como al comienzo se desplaza combatientes y comunistas de las ciudades al campo, después hay que desplazar del campo a la ciudad; también se da y así vamos traspasando el peso y preparando la insurrección. Tenemos que ir viendo condiciones para que converjan la acción del Ejército Guerrillero Popular con la acción insurreccional en las ciudades, o en una o en varias. Eso es lo que necesitamos.”[4]



    Desde el inicio y durante toda la guerra, el Comité Metropolitano del PCP hará de Lima la “caja de resonancia del Partido”. En los barrios chabolistas, el PCP desarrollará estructuras organizativas y de ayuda mutua populares. Unas veces creándolas completamente, otras haciéndose con las estructuras existentes y expulsando a las direcciones burguesas. Sus militantes se encargarán de expulsar a los delincuentes, controlar los precios, luchar contra los desalojos, etc.



    La lucha armada comienza en el campo en mayo de 1980 y ya en el mes de junio es incendiada la alcaldía de un distrito de la capital. En diciembre tendrán lugar los primeros ataques con explosivos contra bancos y embajadas. Las acciones simbólicas se suceden, como los enormes fuegos prendidos en lo alto de las colinas representando la hoz y el martillo, visibles en toda la ciudad, la destrucción de postes de electricidad que causa cortes de luz (el primer apagón total se produjo en septiembre de 1981).



    Progresivamente las acciones armadas tendrán otros objetivos:



    a) Asegurar el control del Partido en los barrios populares atacando a las patrullas de policía, eliminando a los soplones y volando comisarías.



    b) Golpear las instituciones del poder para paralizarlas.



    c) Golpear a la burguesía (atentados con coche bomba contra los barrios residenciales).



    d) Apoyar las luchas populares (con ocasión de huelgas obreras, por ejemplo).



    e) Llevar a cabo huelgas armadas (desde enero de 1989).



    Todas estas acciones se irán ampliando en el marco de la fase del “equilibrio estratégico” (1988). Lima pasa de tener el estatus de “complemento necesario” al de centro estratégico. Entre abril de 1989 y diciembre de 1992, casi la mitad de las acciones armadas del PCP tienen lugar en la capital.



    En 1989, las fuerzas armadas se hacen cargo de la seguridad en Lima y El Callao, donde se decreta el estado de emergencia. Se intensifica la represión. En 1990, Fujimori es elegido, instaura su dictadura en mayo de 1992 con el apoyo del ejército. La guerra sucia se institucionaliza: torturas, masacres, desapariciones. El PCP había llegado al equilibrio estratégico pero la tendencia se invertirá y la contrainsurgencia recuperará el terreno perdido. Las oleadas de detenciones (incluida la del Presidente Gonzalo en septiembre de 1992), las pérdidas sufridas por el Ejército Guerrillero Popular, el efecto desmoralizar de las “cartas de paz” de noviembre de 1993, etc.: la acción armada abandona gradualmente las ciudades y se produce un repliegue hacia el campo.


    3.5.6. El PCI (Maoísta) y la cuestión urbana


    El documento del Partido Comunista de la India (Maoísta), Perspectiva urbana: nuestro trabajo en las zonas urbanas, que publicamos en el número anterior de Clarté Rouge analiza directamente el problema. No haremos aquí un resumen de él: merece ser leído cuidadosamente.



    Destaquemos simplemente que el PCI (Maoísta), como el PCP, pone de relieve la importancia creciente de las ciudades en la estrategia revolucionaria, aun cuando la prioridad siga siendo la guerrilla rural.


    3.5.7. La urbanización en los países imperialistas


    Para los países imperialistas, donde la población urbana y suburbana constituye la inmensa mayoría de la población pero donde, además, el campesinado se ha convertido por lo general en una clase de pequeños empresarios modernos, la pregunta es la siguiente: En el marco de los principios de la GPP, ¿pueden desempeñar las zonas urbanas el papel desempeñado por las zonas rurales en la GPP dirigida por Mao Tse Tung?



    Esta pregunta se divide, a su vez, en dos partes:



    - ¿Hay, en las zonas urbanas, una base social para la GPP?



    - ¿Se dan, en las zonas urbanas, las condiciones para fundar bases de apoyo?


    3.5.8. La base social de la revolución


    Es fácil responder a la primera pregunta porque en las zonas urbanas se concentran a día de hoy, en todo el mundo, las mayores masas de proletarios y desheredados.



    Al igual que Mao supo reconocer en los campesinos desheredados de Junán masas con potencial revolucionario, de la misma manera debemos nosotros reconocer que las principales concentraciones de masas con potencial revolucionario están en las áreas urbanas y suburbanas. Ya lo hemos visto: esta tendencia hacia la urbanización de las masas populares no hace sino ampliarse, del mismo modo que se amplía el proceso de abandono del campo.



    La segunda pregunta, la de las bases de apoyo, es mucho más compleja y requiere estudiar nuevamente la experiencia del PCCh en los años 20 y 30.


    [1] CR PCE: ¡6 de junio, el maoísmo liberará al Ecuador! [http://edicionesvanguardiaproletaria.blogspot.ro/2012/06/6-de-junio-el-maoismo-liberara-al.html]
    [2] “Organismes autogérés” en el original en francés. No estamos seguros de que ésta sea la denominación en castellano en el Gran Plan de conquistar bases del PCP [N. del T.]
    [3] El subrayado es de los camaradas de Clarté Rouge [N. del T.]
    [4] Presidente Gonzalo: entrevista a El Diario, cf.; páginas 67-69-70 de esta edición.



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    Mensaje por kantaria Miér Sep 19, 2012 4:26 pm

    V ENTREGA


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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR [5ª Entrega y penúltima]

    3.6. Las bases de apoyo



    3.6.1. Condiciones particulares para el establecimiento de bases de apoyo



    Como ya hemos visto, la constitución de bases de apoyo (una de cuyas formas particulares es la “zona liberada”) es una necesidad de la GPP. Sobre esta cuestión vamos a considerar, en primer lugar, las condiciones especiales para, posteriormente, tratar de identificar su contenido y, por último, analizar a luz del mismo nuestras condiciones especiales en las metrópolis imperialistas.



    En un informe dirigido al Comité Central del PCCh en noviembre de 1928, durante la lucha en las montañas de Tsingkang, Mao Tse Tung se extiende prolijamente sobre la historia y situación de la base revolucionaria situada en la región fronteriza de Junán y Kiangsi, y sobre las bases de apoyo que la rodeaban. En él se pueden leer las condiciones favorables y desfavorables en los pasajes que se refieren a esta base en general o, con más detalle aún, en los pasajes (ver página 108, por ejemplo) en que Mao compara las situaciones de las diferentes partes de la región en cuestión.



    Se consideran como favorables[1]: a) el alejamiento de los centros de poder enemigo; b) la dificultad de acceso; c) el apoyo de las masas populares; d) la proximidad de otras bases revolucionarias; e) la autosuficiencia alimentaria o, al menos, la posibilidad de abastecerse con los aportes de las regiones vecinas transformadas en bases de apoyo. Examinemos rápidamente estos factores desde la perspectiva de las condiciones particulares, es decir, tal como se le presentaban a Mao Tse Tung a finales de la década de los 20.



    a) El alejamiento de los centros de poder enemigo: se trata en este caso de un alejamiento físico. Las montañas de Tsingkang estaban lejos de las ciudades, las “antenas” del poder central eran escasas y débiles.



    b) La dificultad de acceso: se trata en este caso de una dificultad de acceso en el sentido físico que resulta de una combinación de relieve escarpado, grandes distancias, vías de comunicación (carreteras, puentes, etc.) mediocres, medios de transporte limitados (en cantidad y calidad) para el enemigo, inadaptación de las fuerzas del enemigo al terreno.



    c) El apoyo de las masas populares: se trata en este caso de una condición política ya tratada en este debate y sobre la que volveremos más adelante.



    d) La proximidad de otras bases revolucionarias: lo que permite a una base apoyar a otra en caso de ofensiva enemiga o en caso de ofensiva revolucionaria. Esta proximidad permite aplicar, en beneficio de los revolucionarios, el principio estratégico de la “economía de fuerzas” que consiste en concentrar las fuerzas allí donde se producen choques decisivos y en limitar al mínimo las fuerzas en los frentes de menor importancia. Este principio no se aplica sólo a nivel militar: los recursos económicos o los cuadros políticos también se pueden “concentrar” allí donde su efecto sea más útil.



    e) La autosuficiencia alimentaria o, al menos, la posibilidad de abastecerse con los aportes de las regiones vecinas transformadas en bases de apoyo: en las condiciones de la China de entonces, salvo unos pocos productos como la sal, las zonas liberadas eran autosuficientes y podían desarrollarse como microsociedades socialistas que permitían una neta mejoría de las condiciones de vida de las masas. Debe añadirse en este punto que esta autosuficiencia tenía un valor estratégico: permitía resistir los bloqueos enemigos.



    Es el momento de señalar que todos estos puntos son válidos para todos los tipos de bases de apoyo, excepto el punto e) que se refiere a esa forma extrema y particular de base de apoyo que es la zona liberada.



    3.6.2. “Bases de apoyo” como condición general



    En esta fase, pues, debemos proceder a una nueva generalización/teorización. Debemos tratar de no fijarnos ya en la forma concreta que tuvieron las bases de apoyo en la GPP llevada a cabo en China en su momento sino extraer de ellas su contenido político-estratégico. En otras palabras, debemos responder a la pregunta: ¿qué aportan las “bases de apoyo” al proceso revolucionario que las hace tan necesarias?



    Las bases de apoyo permiten establecer polos del nuevo poder. De manera total en las zonas liberadas, de manera parcial en las otras formas de base de apoyo.



    En las bases de apoyo, el Partido y las masas pueden experimentar y desarrollar los primeros elementos de la nueva sociedad y así profundizar su interrelación. Las bases de apoyo permiten la organización y la autoorganización de las masas: las masas adquieren de este modo las cualidades y características que hacen de ellas una fuerza revolucionaria consciente. Tanto el Partido como las masas se forjan y se refuerzan.



    En las condiciones favorables para el establecimiento de una base de apoyo, Mao recuerda el apoyo de las masas; la constitución de “bases de apoyo” permite transformar el “apoyo” de las masas en una auténtica participación de las masas en el proceso revolucionario.



    Las bases de apoyo son zonas donde el control social y la represión del enemigo son débiles, inexistentes, o están sometidos a dura pugna con el contrapoder revolucionario. La represión puede adoptar en ellas la forma de operación puntual, más o menos extensa, militarizada en espíritu si no en la realidad. La neutralización de los pequeños agentes de la contrainsurgencia (soplones, policías “de proximidad”, etc.) permite a los revolucionarios trabajar con mayor libertad.



    Las “bases de apoyo” permiten a los revolucionarios desembarazarse de un gran número de trabas paralizantes del trabajo conspirativo. En las bases de apoyo, el Partido, las formas del nuevo poder (comités populares, etc.) y el Ejército Rojo pueden desarrollarse de manera más rápida, más amplia, más profunda y más segura.



    3.6.3. Sobre las zonas liberadas como forma particular de las bases de apoyo



    Bases revolucionarias como las de las montañas de Tsingkang, es decir, vastas zonas liberadas e inaccesibles para el enemigo, son casi inimaginables hoy en día, a menos que el Estado opresor se encontrase en un estado de excepcional debilidad; y aun así, aún cabría pensar que esta debilidad sería contrarrestada por una intervención imperialista. Se trata de una constatación que sirve tanto para los países semifeudales y semicoloniales, cuya población está compuesta principalmente de campesinos pobres, como para las metrópolis imperialistas.



    Factores como el relieve o las distancias se plantean hoy de modo diferente que a principios del siglo pasado. Gracias a la técnica y al desarrollo, las distancias se acortan y el relieve se nivela. Los aparatos a hélice (helicópteros, aeronaves de rotores basculantes tipo osprey, etc.) permiten a las fuerzas represivas intervenir masivamente en cualquier punto del territorio. El desarrollo de la observación aérea (satélites, aviones no tripulados tipo drone, aviones de reconocimiento) refuerza esta tendencia hasta el punto que sólo las regiones húmedas cubiertas por bosques densos permiten todavía (¿por cuánto tiempo?) escapar a los modernos medios de observación.



    Los partisanos vietnamitas o yugoslavos lo experimentaron. Sus ejércitos rojos trataban en todo momento de evitar la observación del enemigo y, cuando esto no era posible, buscaban escapar del cerco enemigo mediante desplazamientos continuos. Incluso la base revolucionaria de las montañas de Tsingkang terminó por conocer esta situación cuando la quinta campaña de cerco del Kuomintang obligó al Ejército Rojo a abandonar la región, que fue reconquistada por la reacción.



    Cuando Mao dijo que sólo la división del enemigo permitió el establecimiento de la base revolucionaria de las montañas de Tsingkang, podemos generalizar diciendo que es necesaria una situación de debilidad excepcional del poder reaccionario para que se pueda establecer una base revolucionaria fija y duradera, es decir, una “zona liberada” donde el poder revolucionario pueda establecerse permanentemente a la luz del día.



    La instalación prematura de un poder revolucionario abierto puede causar pérdidas irremediables. En varias localidades peruanas, el PCP había establecido comités revolucionarios integrados por cuadros del PCP y lugareños. Cuando el ejército retomó estas localidades que el EGP no pudo defender, los militantes pudieron volver de nuevo al maquis, pero los pobladores involucrados en el nuevo poder fueron denunciados y masacrados.



    Esta incapacidad creciente para reproducir experiencias como la de una zona liberada del tipo de la de las montañas de Tsingkang tiene poca incidencia en la cuestión de la universalidad de la GPP. Sólo aquellos que (voluntariamente o no) confunden “base de apoyo” con “zona liberada” pueden pretender tal cosa. Para estos últimos, la causa está clara: la imposibilidad de establecer una zona liberada implica la imposibilidad de cumplir esa condición de la GPP que es el establecimiento de bases de apoyo, de donde deducen la imposibilidad de practicar la GPP. Pero desde el momento en que se generaliza/teoriza con rigor el contenido político-estratégico de la “base de apoyo” se llega a la conclusión de que se trata de un concepto flexible, susceptible de revestir para un contenido idéntico formas diferentes.



    3.6.4. Sobre las “bases de apoyo” en el medio urbano



    La experiencia del movimiento comunista internacional nos revela dos tipos de experiencias equivalentes a las “bases de apoyo” en el medio urbano: los barrios populares o barriadas pobres [bidonvilles, en el original en francés] y los complejos industriales.



    a) En los barrios populares



    Por ejemplo el distrito proletario de Vyborg en Petrogrado, donde las masas eran tan revolucionarias que obligaron a los bolcheviques a seguir el movimiento para no quedarse cortados de ellas... (La revolución de febrero comenzó con un movimiento espontáneo de masas en Vyborg). Fue uno de los pocos barrios de Petrogrado donde los bolcheviques tenían la mayoría en el Soviet y en la Duma.



    Por ejemplo la barriada pobre de Villa El Salvador (fundada en 1971), que tenía ya una larga tradición de lucha (resistencia a los desalojos, participación en la huelga general contra la dictadura militar en 1977, etc.). El PCP comienza allí su actividad en 1980 y la lucha armada en el 81 (voladura de la comisaría). Crea organizaciones sociales o se hace con el control de las ya existentes y lleva a cabo operaciones de agitación y propaganda abierta de 1988 a 1992. Los delincuentes, los políticos burgueses, los policías y los chivatos son expulsados del barrio o ejecutados.



    Por ejemplo el barrio 1 Mayis de Estambul, zona de segregación económica, social y comunitaria (alevíes), altamente autoorganizada y capaz de resistir a los proyectos de “renovaciones” del ayuntamiento (resistencia que llegó a causar la muerte de manifestantes). Este barrio fue creado a finales de los años 70, en un periodo de enfrentamientos armados entre revolucionarios, fascistas y fuerzas del orden. La organización Dev Yol arrancará a la mafia el control del suelo sobre el que se construirá el barrio y organizará una red de comités populares, casa del pueblo, espacios de salud, escuelas o incluso economatos. Todavía hoy tienen lugar manifestaciones armadas.



    b) En los complejos industriales



    Por ejemplo el complejo de plantas metalúrgicas Putilov, en Petrogrado, durante la Revolución rusa. El contrapoder rojo era tal en las plantas Putilov (30.000 trabajadores de los que 10.000 eran simpatizantes y 500 militantes bolcheviques) que los bolcheviques pudieron organizar allí una guardia roja, concentrar sus fuerzas y, más tarde, enviar destacamentos para tomar la ciudad.



    Por ejemplo el complejo de 26 plantas Fiat de Mirafiori-Lingotto-Rivalta (90.000 trabajadores de los que 50.000 sólo para Mirafiori) en Turín con ocasión del “autunno caldo” italiano de 1969, con un cambio en las relaciones de fuerza en los talleres por medio de desfiles [cortèges, en el original en francés] internos (en especial en la planta de Mirafiori, fábrica “de pasillos” [“en couloirs” en el original en francés]). La planta servía de base revolucionaria donde se concentraban otras fuerzas (empezando por los estudiantes) antes de marchar sobre la ciudad, como con ocasión de la manifestación que concluyó en los enfrentamientos y barricadas de Corso Traiano en julio de 1969. [http://www.centremlm.be/index.php?id=48]



    Estas experiencias históricas tienen en común diversos factores que han contribuido a darles las cualidades de bases revolucionarias:



    a) Fuerte concentración de poblaciones pobres,



    b) Homogeneidad socio-cultural que favorece la autoorganización,



    c) Vacío de poder (desinterés de las autoridades públicas) acentuado por la acción revolucionaria,



    d) Tradición de lucha,



    e) Existencia o necesidad de estructuras sociales de apoyo mutuo y de cooperación no oficiales en las que deben intervenir los revolucionarios,



    f) Homogeneidad geográfica (con un relativo aislamiento en ocasiones),



    g) Proximidad al centro urbano.



    3.6.5. La autosuficiencia económica



    Es éste un criterio que era pertinente en la China de los años 30 y que ya no lo es a día de hoy, incluso en los países menos industrializados. Aún en 1958 los maquis castristas aspiraban a una relativa autosuficiencia (creación de una tenería y un taller de fabricación de zapatos) pero se veían obligados a adquirir combustible, medicamentos, etc. El desarrollo demográfico y la globalización capitalista han hecho imposible el modelo de la zona liberada económicamente autosuficiente, incluso en las regiones más remotas de los países más pobres. Para el establecimiento de zonas liberadas donde mejoran las condiciones de vida de las masas ya no se trata sólo de la sal que se necesita sino también de semillas y fertilizantes, medicamentos, combustibles y carburantes, etc.








    [1] Mao, en su informe, en ocasiones se alegra de cierta ventaja, otras deplora cierto inconveniente. Para facilitar el análisis, reunimos todas las condiciones bajo una forma positiva. Así, cuando en la página 93 Mao lamenta la desventaja de una región escasamente poblada con cosechas insuficientes, nosotros hablaremos de la ventaja de regiones densamente pobladas con cultivos suficientes.




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    Segunda parte: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ... trega.html

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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR Empty Re: PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR

    Mensaje por kantaria Miér Sep 19, 2012 4:27 pm

    VI ENTREGA


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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR [6ª Entrega y última]

    4. La estrategia



    4.1. Mao Tse Tung, estratega revolucionario



    Una vez tratados estos puntos, pasamos ahora a las cuestiones estratégicas. Es indiscutible que Mao Tse Tung fue no sólo un gran estratega sino también un gran teórico de la estrategia, capaz de teorizar con rigor y corrección sobre la estrategia y de practicarla con éxito al mismo tiempo. Los reconocimientos a la lucidez estratégica de Mao Tse Tung son innumerables incluso entre los especialistas burgueses.



    ¿Qué permitió a Mao Tse Tung ser un estratega y un teórico de la estrategia tan brillante?



    - Una inteligencia personal sin igual;



    - Una comprensión profunda y creativa del marxismo-leninismo que le dio un conocimiento penetrante de la sociedad China, de sus transformaciones, sus contradicciones, sus relaciones de fuerzas;



    - Una voluntad revolucionaria que le hizo mantener en todo momento como objetivo de sus análisis y decisiones el interés superior de la revolución;



    - Una vasta cultura estratégica (Mao había leído todos los clásicos chinos de estrategia) que enriqueció su reflexión.



    Todo ello permitió a Mao Tse Tung extraer las conclusiones estratégicas correctas para el PCCh tras la gran derrota de éste en las ciudades, decisiones que permitieron invertir la relación de fuerzas y llevar al pueblo chino a la victoria.



    4.2. La estrategia maoísta de cerco de las ciudades por el campo



    La decisión estratégica de cercar las ciudades por el campo fue una decisión correcta, brillante e innovadora, plenamente justificada por las condiciones específicas de China y de la situación en que se encontraba el PCCh tras sus importantes derrotas en las ciudades.



    Nos encontramos en este punto con una realidad compleja que hay que comprender: la estrategia de cerco de las ciudades por el campo se basa, en parte, en un análisis sociopolítico general de la sociedad china (con sus inmensas masas campesinas dispuestas a la revuelta) y, en parte, en la situación particular del PCCh que había perdido toda su influencia en las grandes ciudades debido a decisiones incorrectas de consecuencias trágicas.



    Si Mao Tse Tung decidió organizar sus bases de apoyo en las regiones remotas es porque:



    - Las masas campesinas de estas regiones eran tan miserables y estaban tan humilladas y explotadas que ellas mismas estaban directamente interesadas en el derrocamiento del antiguo régimen.



    - Se trataba de grandes masas que ofrecían una amplia base social al movimiento revolucionario, infinitas posibilidades de reclutamiento para el Partido Comunista y el Ejército Rojo.



    - Se trataba de masas con una cultura de la rebelión y el alzamiento contra las autoridades.



    - Se trataba de masas que vivían en zonas en que el control del estado reaccionario era más débil (en las regiones remotas o de difícil acceso).



    - Se trataba de masas que vivían en regiones de poco interés para el poder reaccionario, regiones donde éste tardaría en reaccionar.



    Estas condiciones permitían crear “bases de apoyo”, es decir, las condiciones para cercar al enemigo.



    4.3. El contenido de la estrategia maoísta de cerco de las ciudades por el campo



    Si tratamos en este punto de separar las condiciones generales de las condiciones particulares de la estrategia maoísta, podemos formular el contenido de dicha estrategia del siguiente modo:



    - Elevar la conciencia y organizar en primer lugar, bajo una dirección proletaria, a las masas miserables, humilladas y explotadas.



    - Organizar en primer lugar a las masas que viven en las zonas más alejadas de los centros de poder y de poco interés en las prioridades del poder.



    - Practicar la guerrilla para debilitar las fuerzas del régimen en estas zonas, para garantizar la autoridad política y moral del Partido en estas zonas.



    - Desarrollar “bases de apoyo” allí donde surja de manera más o menos categórica y hegemónica el nuevo poder.



    - Aprovechar estas bases de apoyo para fortalecer la autoorganización de las masas y los vínculos entre el Partido y las masas, para desarrollar y construir el Ejército Rojo.



    - Mediante el desarrollo de estas “bases”, cercar gradualmente los centros de poder del enemigo hasta la ofensiva final contra él.



    Antes de examinar las posibilidades de transposición de este contenido a otras condiciones distintas de las de la China de la década de los 20, debemos aclarar los conceptos de “alejamiento”, “cerco” y “centro de poder”, que pueden ser fuente de errores de consecuencias adversas.



    4.4. El concepto de “alejamiento”



    Cuando se reflexiona sobre el concepto de alejamiento en el marco de la estrategia maoísta, se debe tener presente que se trata de un concepto mucho más complejo que una mera medición en kilómetros. Una zona puede estar “más alejada” del centro de poder que otra aun cuando, a vuelo de pájaro, la primera esté más cerca del centro que la segunda. La falta de buenas vías de comunicación, un terreno escarpado, una vegetación densa, etc. contribuyen más al “alejamiento” que la simple distancia.



    Y esto ciñéndonos a la geografía, puesto que los factores político-sociales también contribuyen al alejamiento. La presencia de poblaciones hostiles al régimen que viven al margen de su sistema, forzadas por la miseria y la exclusión a la autoorganización, también contribuyen a este “alejamiento”.



    Añadamos también los progresos en materia de armamento: el control del aire se ha convertido en un pilar de la contrainsurgencia y la pareja drones/misiles se abre paso ante cualquier obstáculo que plantee el alejamiento en el sentido estricto del término.



    El concepto de “alejamiento” también está vinculado a las capacidades de acción del enemigo. Mao Tse Tung, por cierto, vivió esa experiencia: en 1930, las bases rojas de Kiangsi [Jiangksi] estaban aún bastante “alejadas” del poder del Kuomintang; en 1934, ya no lo estaban tanto y hubo de emprenderse la Larga Marcha hacia las regiones aisladas de Shaanxi.



    El desarrollo económico (una red de carreteras cada vez más tupida, etc.) y el progreso técnico (helicópteros) tienen tal efecto sobre el alejamiento que, en los países desarrollados, el único “alejamiento” que vale es el que procede de los factores político-sociales.



    Desde este punto de vista, “más alejado” significa realmente “menos accesible” a los tentáculos del poder: los barrios pobres de Molenbeek están más alejados del centro del poder que las parcelas elegantes de Waterloo, aun cuando están a unas pocas estaciones de metro del Parlamento, de los ministerios y de la sede de la Unión Europea. De la misma manera (para que se hagan una idea nuestros camaradas franceses) que Maisons-Lafitte está más “cerca” del centro que las barriadas de Clichy-sous-Bois.



    4.5. Desinterés político y “alejamiento”



    Las concentraciones de poblaciones pobres, marginadas o al borde de la marginación, de origen inmigrante, has estado siempre olvidadas por el poder burgués. Sólo los cargos públicos locales tienen interés (por convicción política reformista y/o por cálculo electoral) en uno u otro progreso en materia de vivienda, comunicaciones, equipamientos sociales, etc. En consecuencias, en esas zonas se desarrollan redes paralelas en diferentes ámbitos (educativos, económicos, etc.) alógenos al sistema y, a veces, fuera de la ley (por ejemplo, la economía subterránea basada en el trapicheo, las falsificaciones, etc.). De vez en cuando, una revuelta u otro hecho espectacular provoca declaraciones de intenciones para mejorar las condiciones de vida, pero el deterioro de las mismas vuelve a ser rápidamente la regla.



    Este desinterés, semejante al que impera en los Tres Continentes [África, América y Asia] en el campo es un factor poderoso de “alejamiento”.



    4.6. Urbana violencia y “alejamiento”



    Los sociólogos burgueses hablan de “violencia urbana” para diferenciarla de la delincuencia clásica que persigue un interés económico inmediato. Por lo tanto, si el tráfico de drogas o el robo con violencia son muestras de delincuencia, la “violencia urbana” se manifiesta a través de actos de vandalismo, violencia entre grupos por el control de una calle o barrio, ataques contra objetivos institucionales (escuelas, comisarías, etc.) y, por supuesto, las revueltas. La violencia urbana es otro factor de “alejamiento” que, combinado con el factor anterior –con el que comparte sus orígenes-, desmultiplica sus efectos respectivos.



    Para abordar el fenómeno de la “pérdida de control” (incluso aunque sólo fuese parcial o temporal) de determinadas zonas por parte del Estado burgués, la sociología burguesa ha desarrollado incluso una gradación de la “violencia urbana” en ocho niveles sucesivos[1]:



    Nivel 1: acciones contra particulares como, por ejemplo, el vandalismo sin connotación institucional, la delincuencia de bandas basada en la idea de una relación de fuerza y/o de dominación espacial, los ajustes de cuentas entre bandas rivales con la idea, aquí también, de “control del territorio”.



    Nivel 2: aparición de acciones antiinstitucionales pero sin violencia física como, por ejemplo, los insultos y provocaciones contra personas que simbolizan la autoridad o el vandalismo leve que atenta contra bienes o edificios institucionales.



    Nivel 3: agresiones físicas contra agentes institucionales distintos de policías y jueces.



    Nivel 4: agresiones verbales y amenazas contra las fuerzas del orden, jueces y/o deterioro leve de equipos y edificios de la policía.



    Nivel 5: agravación del nivel 4 especialmente mediante asaltos a edificios o maniobras destinadas a retardar y/o impedir los movimientos de las fuerzas del orden.



    Nivel 6: aumento de la intensidad de la violencia perpetrada contra las fuerzas del orden, ataques a comisarías de policía, voluntad de atentar contra la integridad física de los miembros de las fuerzas del orden.



    Nivel 7: agravamiento del vandalismo, bombas incendiarias, etc. pero con una voluntad manifiesta de evitar el enfrentamiento directo con las fuerzas del orden. Número limitado de atacantes y corta duración de los hechos.



    Nivel 8: larga duración, número importante de asaltantes, aparición de tácticas de guerrilla urbana. En algunos casos, estas revueltas pueden extenderse a gran escala: disturbios en guetos americanos o en los suburbios franceses en noviembre de 2005, por ejemplo. Puede suceder asimismo que las fuerzas del orden se enfrenten a un uso importante o incluso masivo de armas de fuego. Por ejemplo, las recientes operaciones para retomar el control de algunas favelas brasileñas.



    El nivel de violencia urbana es un factor tan importante en las zonas urbanas como, por ejemplo, la densidad de la vegetación en las zonas rurales del tercer mundo. Crean un entorno duro pero que “empantana” a los agentes del poder burgués.



    Volveremos sobre este fenómeno de gran importancia estratégica en nuestra tercera contribución.



    4.7. El concepto de “cerco”



    Después del de “alejamiento”, debemos aclarar un segundo concepto: el de “cerco”. La etimología del término remite a la visión de un círculo alrededor de un punto que coincide, naturalmente, tanto más con la visión maoísta de cerco de las ciudades por el campo cuanto que la concepción “teórica” que tenemos del territorio se crea a partir de la lectura de mapas en que las propias ciudades aparecen como puntos.



    Cuando se referían a la disposición de las zonas bajo control del Vietminh en el conjunto del territorio vietnamita, los militares franceses hablaban de “piel de leopardo”. Las manchas rojas que, en los mapas franceses, representaban las zonas bajo control del Vietminh crecían dejando apenas al Cuerpo expedicionario las ciudades, algunas regiones unidas por lazos especiales a los colonialistas (los distritos convertidos al catolicismo, por ejemplo) y algunas regiones a un tiempo “cercanas” a los centros, ricas, y fáciles de controlar, como el delta arrocero del Tonkin.



    Este ejemplo y, de hecho, todas las experiencias históricas de guerra popular, muestran que no es tanto una cuestión de “cercar” al enemigo en sentido estricto, completando un círculo del que no pueda salir, sino de “rodearlo” aumentando progresivamente las zonas fuera de su control y reduciéndolo poco a poco a sus centros.



    Si no se piensa en estos términos, si, en lugar de una concepción socio-político-militar científica del concepto de cerco, nos limitamos a su percepción natural y convencional, nos expondremos a cometer graves errores.



    4.8. “Alejamiento” y “cerco” 2.0



    La actividad humana invierte cada vez más en el espacio electromagnético. Esta realidad es tan estratégica que existen proyectos de reforma militar en los que se prevé la creación de un mando para este entorno como ya existe para el aire, la tierra, el mar y, a veces, el espacio.



    Gran cantidad de actividades que exigían contacto físico se llevan a cabo ahora en el espacio electromagnético, por telefonía y/o internet: compras, ventas, reuniones, debates, formación, distracciones, etc. Este espacio es cada vez más importante para los factores de “alejamiento” y “cerco”.



    En la práctica, sabotear un repetidor de telefonía móvil (cuyas frecuencias utilizan las administraciones e incluso los servicios de policía)[2] o una serie de cámaras de video vigilancia “aumenta la distancia” entre el barrio y los centros de poder y, si esto se hace a gran escala y en varias zonas, contribuye al “cerco” de dichos centros de poder.



    4.9. El concepto de “centro de poder”



    Tan sólo el marxismo puede realizar un análisis correcto del concepto de centro de poder. Los diferentes enfoques subjetivistas de la cuestión van de la teoría de la conspiración en que un pequeño círculo de manipuladores controla todo y decide todo, a la teoría de la ausencia de centro de poder en que, la constatación, correcta, de la extensión del dominio del capital a todos los aspectos de la vida conduce a una visión del poder diluido en cada momento, en cada relación social, en cada momento de la reproducción.



    El poder político es una realidad; que sea tributario de los poderes económicos no empece para que siga conservando sus especificidades, que nacen de su razón de ser: expresar en la organización social los intereses comunes de la burguesía, empezando por garantizar el orden por medio del aparato represivo policial-judicial. De este modo, si es correcto afirmar que los políticos, ministros y generales no son más que las herramientas de los industriales y financieros, no por ello los ministerios y los estados mayores dejan de ser auténticos centros de poder, cuya autoridad y buen funcionamiento le son necesarios al poder de la burguesía.



    Por lo tanto, otra manera de medir el grado de “proximidad” a los centros de poder consiste en valorar el grado de eficiencia de su funcionamiento.



    4.10. “Alejamiento”, “cerco” y zonas urbanas



    Retomemos en este punto el contenido de la estrategia maoísta tal como se nos muestra tras haber delimitado las formas específicas que procedían de sus condiciones particulares:



    “Elevar la conciencia y organizar en primer lugar a las masas miserables, humilladas y explotadas bajo una dirección proletaria. Organizar como prioridad a las masas que viven en las zonas más alejadas de los centros de poder y de poco interés a los ojos del poder. Practicar la guerra de guerrillas para debilitar a las fuerzas del régimen en estas zonas, para garantizar la autoridad política y moral del Partido en estas zonas. Desarrollar “bases de apoyo” donde se manifieste de modo más o menos categórico y hegemónico el nuevo poder. Aprovechar dichas bases de apoyo para fortalecer la autoorganización de las masas y los vínculos entre el Partido y las masas, para desarrollar y construir el Ejército rojo. A través del desarrollo de estas “bases”, cercar gradualmente los centros del enemigo hasta la ofensiva final contra ellos.”



    Está claro que en los países (imperialistas o dominados) donde las poblaciones pobres, humilladas y explotadas residen en su gran mayoría en las zonas urbanas y suburbanas son estas zonas las que deben convertirse en “bases de apoyo”. No con el objetivo de hacer de ellas “zonas liberadas” –puesto que la “zona liberada” es sólo una manifestación particular de la “base de apoyo” y no su propósito-, sino para crear progresivamente, a medida que las “bases de apoyo” se amplíen, profundicen y proliferen, un cerco de los centros de poder enemigo.



    5. Conclusión provisional



    Cuando se aborda científicamente la GPP de Mao, es decir, al distinguir sus principios generales de sus condiciones de aplicación, para, a continuación, comprobar si estos principios generales pueden aplicarse a las otras condiciones particulares, se constata que, en efecto, estos principios generales son aplicables en todas partes, aun cuando la GPP pueda y deba adoptar formas muy diferentes en función de las condiciones particulares sociopolíticas, demográficas, geográficas y otras.



    Quienes objeten que no por aplicables habrán de ser aplicados [estos principios generales], son sencillamente ajenos al maoísmo. Claridad Roja no tiene por vocación discutir de todo con todo el mundo. Queremos, aquí y ahora, que avance la reflexión estratégica MLM. En sí es ya un proyecto ambicioso y somos conscientes de que nuestra contribución es sólo un pequeño paso en ese sentido.



    Está fuera de nuestro alcance analizar las características específicas que debe adoptar la GPP en situaciones como las de Turquía o Ecuador. Pero, como revolucionarios de un país imperialista ultradesarrollado, que ha llegado a un alto grado de parasitismo (con una importante desindustrialización y un sector terciario tentacular), es nuestro deber analizar las características específicas que debe adoptar la GPP en nuestro país.



    Éste será el tema de nuestra próxima contribución.




    [1] Propuesta en diciembre de 2009 por Lucienne Bui Trong, esta escala ha sido empleada varias veces desde entonces.
    [2] Los repetidores de telefonía son un objetivo constante de los ataques de la guerrilla maoísta en la India.




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    PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR Empty Re: PROBLEMAS DE LA GUERRA POPULAR

    Mensaje por Platon Vie Nov 23, 2012 8:45 pm

    Enorme texto, muy interesante.

    Tira por la borda todos, o casi todos, los mitos que giran en torno de la GPP y sobre todo el mas divulgado entre camaradas que afirman que la GPP "no es viable más que en las regiones retrasadas, rurales y pobres, que no puede tener más base social que el campesinado pobre y que tiene por guía estratégica el cerco de las ciudades por el campo."
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    Mensaje por JoseKRK Vie Dic 07, 2012 11:45 am

    Magnífica aportación sobre el tema, que te agradezco sincera y profundamente, camarada Kantaria. Me parece un texto de extraordinarias calidad y claridad, que me ha resuelto las principales dudas y prejuicios que tenía (que no eran pocos) respecto a la que hoy creo es la estrategia revolucionaria por excelencia: la GPP.

    Saludos y, de nuevo, gracias.
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    Mensaje por Pegasvs Vie Dic 07, 2012 2:25 pm

    Los camaradas belgas acaban de sacar una continuación sobre la guerra popular en el nuevo numero de Clarte Rouge. Ahora se centran en la Guerra popular en los paises imperialistas, que yo creo que es uno de las principales cuestiones para la revolución en el Estado Español. De momento solo le he echado un vistazo a la introducción y hablan de una polémica con el PCMLM de Francia, que seguro que tiene buena pinta.
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    Mensaje por pedrocasca Vie Dic 07, 2012 6:03 pm

    Platon escribió:Enorme texto, muy interesante.

    Tira por la borda todos, o casi todos, los mitos que giran en torno de la GPP y sobre todo el mas divulgado entre camaradas que afirman que la GPP "no es viable más que en las regiones retrasadas, rurales y pobres, que no puede tener más base social que el campesinado pobre y que tiene por guía estratégica el cerco de las ciudades por el campo."

    Esa es la idea con la que la inmensa mayoría de los partidos comunistas M-L europeos se quedaron hace años (salvo poquísimas excepciones) y no han querido saber más. Se repite "de padres a hijos" y queda caracterizada la GPP como algo inviable, inútil, anticuado y circunscrito "a los chinos". Un déficit más de los muchos que tenemos que padecer en España (y Europa) por la falta de reales partidos comunistas.


    Última edición por pedrocasca el Vie Ene 11, 2013 11:39 am, editado 2 veces
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    Mensaje por pedrocasca Vie Dic 07, 2012 6:12 pm

    El texto completo en una sola entrega también está en Odio de Clase, en:

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    Última edición por pedrocasca el Vie Ene 11, 2013 11:37 am, editado 2 veces
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    Mensaje por pedrocasca Vie Dic 07, 2012 6:15 pm

    El texto completo en una sola entrega en formato doc (unas 30 páginas de buena calidad) se puede descargar de:

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