“A mi nieta la ataron de pies y manos a la cama. Le pasaron un cuchillo por el cuerpo diciéndole que, cuando yo regresara, me iban a matar. Le mostraron una foto de mi libreta de trabajo y le dijeron que me tenía que dejar de joder con los reclamos laborales”, contó el delegado Daniel Farella en declaraciones a la agencia de noticias DyN.
“Fue la empresa, no hay dudas”, acusó el dirigente, que detalló que fueron cinco los hombres que irrumpieros esta madrugada en su casa en la localidad bonaerense de Isidro Casanova advirtiendo que lo buscaban para matarlo.
Los hombres que entraron en la casa robaron además “todo lo que pudieron”, según añadió el delegado Hugo Schwartzman en declaraciones a Clarín.com. “Se llevaron el equipo de música, la tele y otras cosas. Dijeron que no tenía que meterse más en cuestiones gremiales y que recibieron mucho dinero” por transmitir las amenazas, agregó Schwartzman. “Es un mensaje mafioso ciento por ciento”, concluyó.
Farella recordó que en septiembre fue incendiado el automóvil de su compañero Néstor Marcolín. El hecho desató una huelga que se extendió por cinco días en medio del extenso conflicto gremial que vive la línea 60, a cargo de la empresa Micro Omnibus Norte SA (MONSA).
Desde este mediodía, los delegados de la línea 60 de colectivos encabezan asambleas en las cabeceras de los recorridos para analizar la posibilidad de un nuevo paro. “Esto no lo podemos dejar pasar porque es una barbaridad”, exhortó el dirigente a quien estaban dirigidas las presuntas amenazad. Hasta el momento no hubo un llamado a paro, aunque, de hecho, durante la hora que dura cada asamablea el servicio es mínimo.
Según informó DyN, Farella fue esta mañana a hacer la denuncia en la comisaría cuarta de La Matanza, en Isidro Casanova, donde permanecía junto a otros miembros de la Comisión Gremial Interna (CGI).
Con sus 19 ramales, la línea 60 une el barrio porteño de Constitución y los partidos bonaerenses de Tigre y Escobar, y traslada en forma diaria a más de 250 mil pasajeros.