Una de las expresiones de la dispersión existente en la izquierda social y política es la vorágine de movilizaciones (concentraciones, manifestaciones, actos) sectoriales y generales que se suceden sin orden ni concierto, sin una adecuada preparación previa y sin objetivos claros. En esto tienen especial responsabilidad las direcciones de los principales sindicatos, que deberían hacer más uso del sentido común.
La convocatoria de una Huelga General en noviembre por la Cumbre Social constituida, a instancias de CCOO y UGT, por más de un centenar de organizaciones sindicales y sociales, es un hecho. Falta por precisar el día, aunque ayer [6 de octubre] los medios de comunicación adelantaban la fecha del 14 para que coincida con la que está convocada en Portugal.
Era necesaria una Huelga General que diese respuesta a las continuas agresiones que venimos sufriendo las clases trabajadoras, era necesaria, porque se dan las condiciones para que la respuesta sea masiva: la indignación y descontento de la gente es creciente como se ve en las continuas protestas más o menos organizadas; es un estado de ánimo que se respira. Esta Huelga General permitirá combatir la dispersión movilizadora a la que aludíamos; aglutinar todas aquellas luchas y movilizaciones y canalizarlas en un torrente único.
Si bien, tenemos que ser conscientes de que las políticas implementadas, antes por el PSOE y ahora por el PP, desde las distintas instituciones y administraciones del Estado han provocado que la crisis derive en depresión y están llevando a la ruina al país y a la miseria, pobreza y exclusión social a cientos de miles de trabajadores y sus familias. El actual régimen, sus estructuras de poder, no sólo no son la solución sino que manifiestamente son el problema. Estamos antes un problema de orden político. Y sin una salida política, guste o no guste, no hay solución alguna a la actual situación.
Es por ello que la Huelga General debe contribuir a dar una perspectiva política a la clase obrera, a los trabajadores, al conjunto de sectores populares, al 99 % de la población, que sufre la crisis de una u otra forma. Si no lo hace, si la convocatoria se limitara a reivindicaciones sindicales o sociales, no estaría a la altura de las circunstancias; podría llevar a las masas a un callejón sin salida, agudizar la resignación y frustración, tan peligrosas en una coyuntura como la actual.
Por otro lado, debemos aprender las lecciones que nos dieron el 29-S y el 29-M. La HG debe ser preparada de forma concienzuda: deben sentirse convocados y llamados a la movilización ese 99 % de la población. Los sindicatos, fuerzas sociales y políticas debemos ir a los barrios, a los pueblos, patearnos los polígonos y centros de trabajo, hacer asambleas en institutos y facultades universitarias, explicar a los comerciantes, a los trabajadores, pero también a pequeños y medianos empresarios la razón de su cada vez más calamitosa situación y la necesidad de respaldar el paro general; resaltar el interés común en derrotar a los Gobiernos mentirosos e ilegítimos que nos golpean y superar un sistema que nos condena a todos a un futuro en el que nuestros hijos vivan peor que nosotros. Esta pelea concierne a todos los sectores trabajadores, a la mayoría social.
Avanzar en la coordinación con los trabajadores europeos, frente a una Unión Europea imperialista, que está dirigiendo las agresiones de la oligarquía y coordinando los planes de recorte, debe ser una prioridad del trabajo de los sindicatos y de las organizaciones populares. Unificar la respuesta en España y Portugal puede ser un primer paso en este sentido, que habrá que ir desarrollando. Pero a nosotros nos toca enfrentar un problema nuestro, propio, producto de cuarenta años de dictadura fascista y treinta y cinco de un régimen que heredó del franquismo la estructura de poder, administrativa y política gobernada por una minoría de parásitos que desprecian al pueblo y cuya avaricia y soberbia no conoce límites.
El PCE (m-l) hace un llamamiento a todas sus organizaciones y militantes a volcarse en la preparación de la Huelga General, a colaborar y ayudar para que sea un éxito y suponga un salto cuantitativo y cualitativo en la lucha obrera y popular.
¡Adelante la Huelga General!
¡El futuro es de los trabajadores!
La convocatoria de una Huelga General en noviembre por la Cumbre Social constituida, a instancias de CCOO y UGT, por más de un centenar de organizaciones sindicales y sociales, es un hecho. Falta por precisar el día, aunque ayer [6 de octubre] los medios de comunicación adelantaban la fecha del 14 para que coincida con la que está convocada en Portugal.
Era necesaria una Huelga General que diese respuesta a las continuas agresiones que venimos sufriendo las clases trabajadoras, era necesaria, porque se dan las condiciones para que la respuesta sea masiva: la indignación y descontento de la gente es creciente como se ve en las continuas protestas más o menos organizadas; es un estado de ánimo que se respira. Esta Huelga General permitirá combatir la dispersión movilizadora a la que aludíamos; aglutinar todas aquellas luchas y movilizaciones y canalizarlas en un torrente único.
Si bien, tenemos que ser conscientes de que las políticas implementadas, antes por el PSOE y ahora por el PP, desde las distintas instituciones y administraciones del Estado han provocado que la crisis derive en depresión y están llevando a la ruina al país y a la miseria, pobreza y exclusión social a cientos de miles de trabajadores y sus familias. El actual régimen, sus estructuras de poder, no sólo no son la solución sino que manifiestamente son el problema. Estamos antes un problema de orden político. Y sin una salida política, guste o no guste, no hay solución alguna a la actual situación.
Es por ello que la Huelga General debe contribuir a dar una perspectiva política a la clase obrera, a los trabajadores, al conjunto de sectores populares, al 99 % de la población, que sufre la crisis de una u otra forma. Si no lo hace, si la convocatoria se limitara a reivindicaciones sindicales o sociales, no estaría a la altura de las circunstancias; podría llevar a las masas a un callejón sin salida, agudizar la resignación y frustración, tan peligrosas en una coyuntura como la actual.
Por otro lado, debemos aprender las lecciones que nos dieron el 29-S y el 29-M. La HG debe ser preparada de forma concienzuda: deben sentirse convocados y llamados a la movilización ese 99 % de la población. Los sindicatos, fuerzas sociales y políticas debemos ir a los barrios, a los pueblos, patearnos los polígonos y centros de trabajo, hacer asambleas en institutos y facultades universitarias, explicar a los comerciantes, a los trabajadores, pero también a pequeños y medianos empresarios la razón de su cada vez más calamitosa situación y la necesidad de respaldar el paro general; resaltar el interés común en derrotar a los Gobiernos mentirosos e ilegítimos que nos golpean y superar un sistema que nos condena a todos a un futuro en el que nuestros hijos vivan peor que nosotros. Esta pelea concierne a todos los sectores trabajadores, a la mayoría social.
Avanzar en la coordinación con los trabajadores europeos, frente a una Unión Europea imperialista, que está dirigiendo las agresiones de la oligarquía y coordinando los planes de recorte, debe ser una prioridad del trabajo de los sindicatos y de las organizaciones populares. Unificar la respuesta en España y Portugal puede ser un primer paso en este sentido, que habrá que ir desarrollando. Pero a nosotros nos toca enfrentar un problema nuestro, propio, producto de cuarenta años de dictadura fascista y treinta y cinco de un régimen que heredó del franquismo la estructura de poder, administrativa y política gobernada por una minoría de parásitos que desprecian al pueblo y cuya avaricia y soberbia no conoce límites.
El PCE (m-l) hace un llamamiento a todas sus organizaciones y militantes a volcarse en la preparación de la Huelga General, a colaborar y ayudar para que sea un éxito y suponga un salto cuantitativo y cualitativo en la lucha obrera y popular.
¡Adelante la Huelga General!
¡El futuro es de los trabajadores!