- Quién era ese hombre? -
En las cortes de Berlín, el rostro de Adolf Hitler era de un intenso color rojo. Y es que el futuro líder nazi no estaba acostumbrado a esta clase de escrutinios.
Sin embargo, ahí estaba, siendo interrogado por alguien que representaba todo lo que él denostaba; un inteligente, fiero y radical joven abogado judío llamado Hans Litten.
El joven pedía a Hitler explicaciones por la violencia ejercida por su grupo paramilitar.
Cuando Litten le preguntó por qué su partido publicó una invitación a derrocar el estado, Hitler perdió la compostura.
"Esa afirmación no tiene ninguna evidencia que la soporte", gritó.
El modo en que Litten contradice el argumento de que el movimiento Nazi era pacífico y democrático hizo que el abogado se convirtiera en objeto de una brutal persecución.
Él fue uno de los primeros oponentes políticos del führer, perseguido una vez que el partido Nazi ascendió al poder.
Incluso mucho después de ganar las elecciones, Hitler no podía soportar que se pronunciase su nombre frente a él.
A pesar de ello, poco se sabe de la figura de Litten.
Litten era, mucho antes de confrontar al dictador, un acérrimo anti-nazi.
Su padre, un profesor de derecho judío que se convirtió al cristianismo, tendía a ocultar su pasado para impulsar su carrera. Sin embargo, Litten hizo todo lo contrario. Se unió a un grupo de jóvenes judíos, aprendió hebreo y mostró su simpatía por los desposeídos.
Como abogado se especializó en defender a los trabajadores y miembros rasos del partido comunista alemán (KPD).
No obstante, no era estalinista, lo que le llevó a discrepar con los líderes del KPD que seguían las órdenes de Moscú. "Dos personas son demasiadas para mi partido", solía decir.
De hecho, su terquedad a la hora de seguir sus principios hizo que Litten se ganara muchas antipatías.
Fue la beligerancia de Litten, así como su inteligencia, lo que hizo que su interrogatorio a Hitler fuera tan efectivo.
- Triunfo de Litten contra Hitler -
En 1931, Litten logró que se levantaran cargos criminales contra cuatro miembros del grupo paramilitar del partido Nazi (SA), después de que estos atacaran una sala de baile frecuentada por comunistas, matando a tres personas.
Litten llamó a Hitler al banquillo de los testigos, con el fin de poner de manifiesto la estrategia nazi de derrocar la democracia extendiendo el terror en las calles.
Previamente, Hitler aseguró a los votantes de clase media que las SA eran una organización dedicada a "ilustración intelectual".
En mayo de 1931, Litten desmontó por más de tres horas este argumento a través de un detallado cuestionario.
Al principio, Hitler insistía en que estaba comprometido a cumplir la ley al cien por cien, pero su compostura empezó a quebrarse cuando Litten le preguntó por qué entonces había venido acompañado por hombres armados.
-"Esto es una locura", gritó el líder nazi.
Pero el tiro de gracia vino cuando le preguntó por qué el partido Nazi había publicado un panfleto de Joseph Goebbels, el jefe propagandista de Hitler, que prometía que el movimiento iba a "hacer una revolución" y "enviar al parlamento al diablo" usando los "puños alemanes".
Cuando Litten le pregutó cómo estas afirmaciones podían entenderse como un compromiso con la legalidad, Hitler empezó a "buscar convulsivametne una respuesta", según reportaron periódicos de entonces.
- La furia de Hitler -
No fue el hecho de que Litten se enfocara en la violencia de los nazis lo que enfureció a Hitler.
En 1931 muchos alemanes ya sabían que las SA eran brutales grupos de matones callejeros, explica. Hitler mismo estaba acostumbrado a los fuertes ataques de sus oponentes.
Pero, según cuenta, el meticuloso y cuidadoso interrogatorio de Litten lo tenía todo para enfurecer al führer.
"Lo que volvió a Hitler loco es que alguien le expusiera las evidencias de una forma metódica y calmada", dice Rees.
"Él odiaba el debate intelectual, prefería arengar a la masas o emplear un tono furioso. No era sólo por el hecho de que Litten fuera judío. Si uno quisiera imaginar el tipo de persona que Hitler odiaría, él lo era".
El juicio fue muy publicitado y convirtió a Litten en una figura odiada por la prensa nazi.
Cuando Hitler creció en popularidad y aumentaban sus posibilidades de alcanzar el poder, los amigos de Litten le recomendaron abandonar Alemania, pero éste se negó. "Millones de trabajadores no pueden irse", dijo, "así que debo estar aquí también".
- Tratamiento brutal a el némesis de Hitler-
Pronto los nazis obtuvieron el control del país y, cuando el nuevo régimen usó el fuego de Reichstag en 1933 como excusa para suspender las libertades civiles, Litten fue uno de los primeros en ser detenido.
Durante los siguientes cinco años, fue retenido en diversos campos de concentración, incluyendo Sonnenburg, Dachau y Buchenwald. Fue objeto de un tratamiento brutal por parte de los guardas, quienes sabían de la antipatía de Hitler.
No obstante, durante su confinamiento miles de reclusos lo admiraron por el buen trato que éste tenía hacia ellos y su insistencia por guardar su dignidad intacta.
Cuando los guardias del campo pidieron que hicieran una representación para celebrar el aniversario nazi, Litten leyó un poema llamado "los pensamientos son libres".
1
Los pensamientos son libres,
¿Quién los puede apresar ?
Vuelan más allá
Como sombras nocturnas
Ningun ser humano puede conocerlos,
Ningún cazador puede dispararles
ellos se quedan allí.
Los pensamientos son libres.
2
Yo pienso lo que quiero
y lo que me hace felíz,
Todo en silencio
y como vengan.
A mis deseos y experiencias
no me los pueden quitar
Quedan allí:
Los pensamientos son libres
3
Aunque me encierren
en un obscuro calabozo
Siguen siendo
obras inmortales
Porque mis pensamientos
destrozan las barreras
y los muros en dos
los pensamientos son libres.
4
Ahora tampoco quiero,
atarme por el amor
ni quiero tampoco
encadenarme
Se puede reír
y bromear desde el corazón
Y pensar entonces que:
Los pensamientos son libres
5
Yo amo el vino,
y a mi muchacha por sobre todo,
Dejarme solo que
así me gusta mas,
Nunca estoy solo
cuando mi vaso de vino
y mi muchacha estan conmigo:
Los pensamientos son libres.
En febrero de 1938, no pudo soportarlo más y se suicidó ahorcándose en su celda. Tenía 34 años.
A la caída del régimen nazi, la reputación de Litten como némesis de Hitler se reavivó.
Una placa en Berlín se dedicó al joven abogado en 1951 y la Asociación de Abogados de Berlín decidió llamarse Asociación Hans Litten, después de la reunificación alemana.
Sin embargo, todavía hoy su nombre es apenas conocido.
Según Mark Hayhurst, quien escribió y dirigió la serie y documental sobre Litten en la BBC.
En el contexto actual, Hayhurst espera que Litten sea reconocido como una figura que resistió la tiranía.
"Todavía hoy hay Hans Littens en el mundo", dice, "él es todavía una inspiración".
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