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    ( PCE M-L - Estado Español ) SOBRE LAS ELECCIONES EN GALICIA Y EL PAÍS VASCO

    AlbaniaSocialista
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    Mensaje por AlbaniaSocialista Jue Nov 01, 2012 10:12 am

    El adelanto electoral consecutivo en las tres comunidades históricas: País Vasco, Galicia y Cataluña, sorprendió. Y, sin embargo era previsible. Los tres gobiernos compartían, con matices secundarios, idéntica política neoliberal, reaccionaria y antipopular (la cumbre autonómica de octubre ha sido la última ocasión en la que mostraron su disposición a reducir el déficit público y por tanto continuar con los recortes); los tres compartían adhesión a la Europa del Capital y de la Guerra. Las formaciones políticas que sustentan los ejecutivos en las tres comunidades pactaron en su día la denominada España de las autonomías que negaba el derecho de autodeterminación y configuraba una estructura administrativa que ha consolidado una nutrida red de caciques y alimentado la corrupción política que se ha enseñoreado de nuestro país, continuando la tradición franquista.

    Con estos antecedentes, quedaba claro que la oligarquía nacionalista (en este término incluimos también a la más peligrosa de todas, la españolista, íntimamente ligada al franquismo de cuya ideología se sustenta) forzó el adelanto electoral (en el caso de Cataluña, cuando apenas lleva la mitad de la legislatura) con objeto de frenar su desgaste y ganar “legitimidad” para aplicar nuevos planes de ajuste que se anuncian aún más duros que los anteriores.

    Habrá que esperar a noviembre para ver qué ocurre en Cataluña, pero el resultado en las elecciones de ayer en el País Vasco y Galicia adelanta cambios importantes, sobre los que la mayoría de los dóciles medios de comunicación pasan de puntillas para centrarse en los tópicos al uso. La edición del 22 de octubre de El País puede servir de resumen de esas conclusiones: “Rajoy respira gracias al triunfo de Alberto Feijoo en Galicia”; en el País Vasco, “las urnas dibujan un Parlamento autonómico más nacionalista, pero sobre todo más radical”… Y, sin embargo, insistimos, el resultado de las elecciones merece un análisis distinto.

    En el País Vasco, la suma de PNV y EH-Bildu, da al nacionalismo 48 diputados, cerca del 75% del total; a su vez, es innegable el hundimiento del PSOE y la caída (menor) del PP; Izquierda Unida, dividida como suele ocurrir en esa formación, por razones de “liderazgo interno”, ha desaparecido del Parlamento. Hasta aquí los datos, pero a ellos hay que añadir que el PNV ha perdido tanto escaños como votos respecto a las últimas elecciones de 2.009. Por otra parte, no es la primera vez que el nacionalismo obtiene dos tercios de los escaños en el País Vasco; los analistas sin embargo, pasan de puntillas sobre la razón de que resalte tanto la fuerza del nacionalismo, al comparar los datos con las elecciones de 2.009. Y es bien simple: entonces se impidió la participación de las candidaturas de la izquierda abertzale, una parte de cuyos votos fue a parar de forma fraudulenta a otras formaciones (su llamada a votar nulo fue seguida por el 8,8% del electorado, más de 100.000 votantes).

    Se impone una primera conclusión: estas elecciones únicamente han confirmado el peso real que la izquierda nacionalista tiene en el País Vasco, lo que sin duda es una buena noticia, por cuanto supone el rechazo explícito de los ciudadanos a la política represiva y reaccionaria de las fuerzas españolistas y a las políticas neoliberales y reaccionarias tanto del PSOE como del PP. El caso es que el PNV necesita apoyos de legislatura o puntuales para gobernar. Y únicamente puede obtenerlos del PSOE, lo que vendría a suponer su suicidio político, o de EH-Bildu.

    Llegados a este punto, conviene no olvidar que a pesar de su carácter más “razonable” y “dialogante”, el PNV es una organización que representa los intereses de la oligarquía en el País Vasco y, coherente con su esencia de clase, apoyó alternativamente a gobiernos tanto del PSOE como del PP en minoría. Los tiempos han cambiado, desde luego, y sus dirigentes pueden estar tentados de seguir los pasos de CIU y forzar la máquina hacia la soberanía; pero habrá que ver si mantiene su posición en el caso de que sus intereses de clase entren en contradicción con esa opción “nacional”. La responsabilidad con las clases populares, pasa en cualquier caso, al campo de EH-Bildu.

    Y el resultado de estas elecciones va a forzar a partir de ahora el desarrollo de las contradicciones internas en esta coalición en la que parece dominar un sector reticente a unir esfuerzos con el movimiento popular que se desarrolla en el resto del estado, que hace del soberanismo el eje central de su alternativa y coherentemente con ello, ve en el PNV su aliado natural: ‘Los abertzales seremos dos tercios esta legislatura… Nosotros, los soberanistas, nos hemos comprometido a hacer una Euskal Herria libre en Europa‘… Es hora de empezar a pensar como país y de parar las órdenes que llegan de Madrid… ese camino no tiene marcha atrás”. Estas eran algunas de las declaraciones de Laura Mintegi tras conocer los resultados. La cabeza electoral de EH Bildu, señalaba también que el PNV está en una posición “cómoda” para gobernar con acuerdos puntuales y que la coalición abertzale está dispuesta a llegar a acuerdos con el PNV “para hacer más país”.

    Ayer quedó meridianamente clara la apuesta del pueblo vasco contra la política que se impone en la España monárquica, los próximos meses van a facilitar la comprensión de una cuestión cardinal para su futuro: los aliados para solventar los problemas tanto sociales como políticos, no se encuentran entre quienes defienden los intereses de la minoría explotadora, lo hagan amparados en el disfraz del soberanismo, o no. O lo que es igual, sin la unidad de todos los trabajadores y los pueblos de España con el objetivo central de superar el régimen del franquismo coronado, el problema nacional seguirá sin solución.

    Con todo, es en Galicia, donde el resultado electoral ha sido más sorprendente, siendo igualmente esperanzador. Todos los medios de comunicación resaltan la ampliación de la mayoría de Alberto Feijoo (que bien se cuidó de hacer su campaña electoral separado de Rajoy). Pero el triunfo del PP tiene sus partes oscuras: ha perdido 135.000 votos respecto a la última cita electoral; lo que prueba que la victoria ha venido dada por el hundimiento del PSOE, del BNG y el crecimiento de la abstención (a la que hay que sumar nada menos que un 2,55% de votos nulos y un 2,69% en blanco). Sólo así ha revalidado su pírrica mayoría absoluta.*(1)

    Lo que es motivo de alegría es el surgimiento contra todos los pronósticos, de una nueva fuerza política, Alternativa Galega de Esquerda que ha obtenido nueve diputados. Esta coalición ha recogido el voto del pueblo trabajador más consciente: su crecimiento es particularmente espectacular en las zonas obreras de A Coruña (es la segunda fuerza entre otras en las ciudades de A Coruña, Santiago y Ferrol) y Pontevedra; y prueba que es posible (y cada vez más necesario) avanzar hacia la superación de las contradicciones secundarias que dividen a las fuerzas de izquierda, para avanzar hacia la construcción de un bloque popular contra el bloque oligárquico.

    Su constitución precipìtada (hace un mes que surgió), no ha permitido que se desarrollen del todo alguno de los elementos clave en el programa que pueden garantizar la fuerza del movimiento popular; siguen vigentes también algunas contradicciones internas importantes en ANOVA, la formación nacionalista que encabeza Beiras, *(2) entre quienes se resisten a profundizar la unidad con otras fuerzas populares no independentistas, y en el seno de Izquierda Unida, entre quienes defienden las tesis del aparato reformista de la coalición y los nuevos sectores que toman posición de forma clara por la unidad de la izquierda en torno a un bloque popular republicano que se enfrente con el régimen cuya superación es la única garantía de avance para los pueblos de España.

    Entre estos últimos, figura el compañero Juan Fajardo, cabeza de lista de AGE en Pontevedra y dirigente sindical. Contra él y otros cuadros sindicales se desató hace unos meses la represión del aparato oficialista de CCOO, en un intento de acabar con el núcleo de dirección consecuente y de clase. Su elección y el triunfo de AGE son una buena noticia que apunta en el sentido en el que deben desarrollarse los esfuerzos de la izquierda en el futuro.

    Veremos qué ocurre en Cataluña: allí, la posible participación de la coalición Socialistas y Republicanos por la circunscripción de Barcelona y Tarragona, con un programa republicano y de ruptura (en una decisión antidemocrática impuesta a última hora, se les ha obligado a recoger firmas para avalar las candidaturas), es una buena noticia que puede animar el debate; pero en general, el descrédito de las políticas de CIU no va acompañado por la presencia de una referencia consecuente y suficientemente conocida para ser capaz de aglutinar la rabia popular, por lo que es probable que CIU logre su objetivo de revalidar la mayoría absoluta.

    En cualquier caso, empieza a cambiar la tendencia y poco a poco crece la organización del campo de la izquierda dispuesta a romper con el régimen.

    Eso en sí, es la mejor de las noticias.

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