A propósito de la ruptura del PCR, es una discucion con Otto Vargas echa por el Secretario General del PL en el 2004
El secretario general del Partido Comunista Revolucionario, Otto Vargas, ha faltado a la verdad en relación a la historia reciente del país y las posiciones de los partidos de izquierda ante el golpe de 1976. Sobre estos temas ha calumniado a nuestro Partido durante una conferencia organizada por el PCR de Capital Federal con motivo del mes de su prensa. El texto fue publicado en su periódico Hoy nº 1010, del 21 de abril de 2004, y por eso nos vemos en la necesidad de replicar lo allí afirmado.
1) Vanguardia Comunista sí fue parte de la vanguardia antigolpista.
En su charla, Vargas acusó a “muchas fuerzas de izquierda que en 1976 colaboraron con el golpe”. Bajo esa consideración general, pasó a hacer imputaciones a varios partidos políticos. El capítulo referido a VC fue el más extenso de todos y entre otras cosas afirmaba: “Y terminaba llamando, Vanguardia Comunista, pocos días antes del golpe, a “aislar el gobierno, arrancar la renuncia de Isabel Perón y la convocatoria inmediata a elecciones y como tarea inmediata trabajar en dirección a un nuevo 27 de junio” (se refiere a la gran movilización obrera que en junio de 1975 obligó a salir del país a López Rega, nota de Hoy)” (Hoy nº 1010, 21/04/04).
La verdad histórica es que Vanguardia Comunista luchó en los años previos al golpe de Estado contra el reaccionario gobierno de Isabel Perón y José López Rega (el mismo que apoyó el PCR). La razón de nuestra oposición fue que ese gobierno abría paso al golpe de estado fascista y proimperialista. Lo facilitaba enormemente mediante la aplicación de planes económicos antipopulares como los de los ministros Celestino Rodrigo y Emilio Mondelli, más la represión antipopular, el accionar fascista de la Triple A y el “Operativo Independencia” del Ejército del general Acdel Vilas en Tucumán.
Pero la lucha popular de la que VC formaba parte nunca perdió de vista que la batalla estratégica y decisiva se libraría contra el golpismo oligárquico y proimperialista. Por eso los documentos del II Congreso de VC, que Vargas cita mal, planteaban claramente: “Los comunistas (marxista-leninistas) llamamos a todos los patriotas y demócratas a reivindicar la voluntad popular como única autoridad para juzgar y condenar al gobierno, oponerse a todo golpe de Estado resistiéndolo por las vías necesarias. Que trabajadores, campesinos, estudiantes, sectores patrióticos de las Fuerzas Armadas se pronuncien de inmediato contra cualquier proyecto golpista. En caso de golpe, Parar el país, Ocupar fábricas, barrios, campos y Luchar por todos los medios posibles” (Resoluciones del II Congreso del PC (m-l) ex Vanguardia Comunista), Temas Revolucionarios nº 4, febrero-marzo de 1976.
Naturalmente que una posición antigolpista no se puede evaluar sólo por una declaración o volante sino a la luz de la práctica concreta de una organización. Y la nuestra dio sobradas pruebas antigolpistas llevando a las masas populares la postura de “En caso de golpe: Parar, Ocupar y Luchar”. Eso fue lo que propusimos en las asambleas obreras de Smata de Córdoba, Rigolleau de Berazategui, Tensa de Zona Norte de Buenos Aires, Ferroviarios de Villa María, Coordinadoras Obreras Zonales del gran Buenos Aires, Mesa de Gremios en Lucha de Córdoba, frigorífico Swift de Rosario, metalúrgicos de Villa Constitución, Astilleros Río Santiago, las asambleas estudiantiles, etc.
El golpe no pudo ser frenado ante el peso adverso del período previo del gobierno peronista de Isabel y López Rega y por la violentísima irrupción unificada de las Fuerzas Armadas y la totalidad de las clases dominantes. Pero de todos modos ese 24 de marzo hubo paros y abandonos de tareas en fábricas que tuvieron mucho que ver con la labor antigolpista encarada durante todo 1975 por VC. Varios de los camaradas que habían estado al frente de esa agitación fueron secuestrados y asesinados, como Jorge Weisz del ingenio Ledesma (quien ya había sido detenido por la derecha peronista que gobernaba Jujuy), Víctor Hugo Paciaroni de Ferroviarios de Villa María, Luis Moriña de Mendoza, Víctor Voloch de la secretaría sindical del Partido y muchos otros camaradas.
Otto Vargas falsea la verdad histórica y el rol combativo y antigolpista de nuestro Partido. También ofende la memoria de esos camaradas y tantos otros luchadores antigolpistas que dieron su vida enfrentando al fascismo.
2) El PCR fue furgón de cola del lopezrreguismo.
Aunque Vargas quiere hacer creer a su público que el PCR fue la mejor avanzada antigolpista, la verdad es que caracterizó mal al gobierno de Isabel Perón, erró en cuanto a las fuerzas de la resistencia y valoró equivocadamente el sentido del golpe. Sobre el cuartelazo, afirmó: “Este golpe tuvo algo nuevo. Fue el papel hegemónico que jugó en él un nuevo imperialismo, el socialimperialismo soviético” (Editorial de Hoy nº 652, 19 de marzo de 1997).
El PCR estimó que Isabel Perón encabezaba un gobierno popular, representante de la burguesía nacional que por fin se habría sacado de encima la hegemonía del “socialimperialismo ruso”. Por eso lo caracterizó antes -y sigue repitiendo ahora- que ese era un gobierno tercermundista y patriótico, y aún hoy pone énfasis en algunas leyes laborales de ese tiempo y la argentinización de bocas de expendio de Shell y Esso, algo que el pueblo minimizó como nacionalización de “las mangueras” (no del petróleo ni las refinadoras). El Comité Central del PCR escribió: “el gobierno de Isabel Perón representaba en general los intereses de la burguesía nacional tercermundista. Este gobierno tomó medidas, que aunque reformistas tenían un carácter antiimperialista y antiterrateniente” (Editorial de Hoy nº 602, 20/03/1996).
En verdad ese gobierno se sometió a los dictados del FMI y aumentó la pobreza generalizada del pueblo, atacando el salario y a los sindicatos combativos como la UOM de Villa Constitución. Todo ese pueblo santafesino fue acusado de protagonizar un “complot subversivo” y en consecuencia fue ocupado por la Policía Federal y fuerzas de seguridad, con un saldo de muchos detenidos y desaparecidos. Al mismo tiempo violentó al movimiento de masas mediante el terrorismo fascista de la Triple A que llegó a asesinar a más de mil personas antes del 24 de marzo de 1976. La figura más emblemática fue el ministro de Bienestar Social, López Rega, que el PCR defendió por “tercermundista”.
Tenemos pruebas de ese apoyo del PCR al “Brujo”, que enumeramos someramente:
-El PCR se quedó en Plaza de Mayo el 1 de mayo de 1974 cuando la Juventud Peronista, Montoneros y fuerzas de izquierda, entre ellos nuestro Partido, se retiraban del lugar luego que el general Perón atacara de “imberbes”, “estúpidos” e “infiltrados” a los jóvenes que tanto habían hecho por su retorno al poder. Dicho sea de paso, Vargas falsifica la consigna central de estos jóvenes en su conflicto con Perón. El lema de ese día fue: “¿Qué pasa general, está lleno de gorilas el gobierno popular?”. Esos “gorilas” eran el propio López Rega, los cabecillas de la matanza de Ezeiza, la decisión de ubicar como jefes de la Policía Federal a los comisarios Villar y Margaride, etc.
-El PCR saboteó la gran movilización obrera del 27 de junio de 1975, que tiró abajo el tope a las paritarias que querían imponer Isabel Perón, las grandes patronales y el FMI. Esa lucha también determinó la caída del “Brujo” y forzó su salida del país. Fue una gran victoria táctica del pueblo, la más cercana posibilidad de impedir o frustrar el golpe de Estado en ciernes. Es muy importante recalcar que el PCR la boicoteó con la consigna de que se trataba de “una asonada prosoviética” convocada por los “prosoviéticos” Casildo Herreras y Lorenzo Miguel de la CGT y 62 Organizaciones. En rigor, aunque convocaron muchos gremios, el motor de esa movilización de masas fueron las Coordinadoras Obreras Zonales a las que el PCR rechazaba. Al ponerse en contra de la movilización obrera queda claro que ese partido no tuvo un rol antigolpista en todo el período previo. ¿Qué otra acción de masas pudo frustrar el golpe en ese entonces?. Ninguna. La del 27/6/75 fue la última gran oportunidad de hacerlo y el PCR estuvo activo en la vereda de enfrente.
-El PCR puso su acento en derribar a José Ber Geldbard y no al “Brujo”. Por eso en agosto de 1974 lanzó un paro por tiempo indeterminado en el SMATA cordobés justificado por ellos como que “damos un topetazo más y lo bajamos al ruso Gelbard”. No hace falta ser muy listo para darse cuenta que López Rega estaba muy contento con que el PCR pusiera ese blanco principal. El tenía el mismo enemigo.
-En los días previos a las elecciones en Misiones, en 1975, donde por supuesto el PCR votaba al Partido Justicialista (nosotros al Partido Auténtico, finalmente ilegalizado), el dirigente nacional del PCR, Jacobo Perelman reconoció que su partido había coincidido con López Rega porque era “tercermundista”. Idéntica explicación daban los dirigentes del PCR en el gremio SMATA de Córdoba (fuentes: Mendiolaza, miembro de ese partido y de la Comisión Interna de Santa Isabel en ese momento, Jorge Pérez, de la Lista Naranja; Roberto Nájera, miembro de la CD del SMATA Córdoba).
Por todo eso Otto Vargas debería sacarle las comillas a su frase irónica de la charla del mes de prensa que estamos replicando. Dijo allí “Todo esto es ocultado y nosotros seríamos ´lopezrreguistas´, somos los ´lopezrreguistas´ que defendimos el gobierno de Isabel Perón”. Sí, fueron los lopezrreguistas –sin comillas- que defendieron a Isabel y López Rega.
Por supuesto que hubo organizaciones políticas y político-militares del campo popular que no vieron el peligro de golpe o directamente tuvieron simpatía con los generales Jorge R. Videla y Roberto E. Viola a los que luego caracterizaron como “democráticos” y hasta “nacionalistas”. Este fue el caso de la dirección del Partido Comunista de Arnedo Alvarez, Athos Fava, Orestes Ghioldi, Fernando Nadra, Jorge Pereyra y Patricio Echegaray.
Eso es cierto y lamentable pero sólo referido a la cúpula del PC. Tan cierto como que el PCR se limitó a la “defensa incondicional de la señora Isabel Perón”, sin ningún plan antigolpista. Vargas dependió de lo que hiciera su defendida y especuló hasta último momento con la posibilidad de que ese gobierno capitulador entregara armas al pueblo. Es verdad que el “gorilismo” ha sido una gravísima enfermedad de la izquierda argentina. Pero el seguidismo a lo peor del peronismo gran burgués también es un lastre histórico de la izquierda. Sobre todo cuando este sector gran burgués del PJ busca derrotar al pueblo mediante la represión y quiere sobrevivir a un golpe cumpliendo buena parte del programa de los golpistas.
El programa y sentido del 24 de marzo era claramente oligárquico y proyanqui. Lo afirmó el II Congreso de nuestro Partido: “El imperialismo yanqui, los sectores oligárquicos asociados a él y los ultrarreaccionarios que los siguen tienen el propósito de restaurar su paraíso perdido de la época de Onganía. Si bien no abandonan sus esfuerzos encaminados a arrancar nuevas concesiones del gobierno, han elegido el golpe de Estado como forma principal de recuperar el poder pleno. Un golpe de Estado encaminado a ahogar en sangre a la revolución. El imperialismo yanqui prepara en la Argentina un pinochetazo por diez” (Resolución Política Nacional, número citado de Temas Revolucionarios, pág. 11 y 12). Que el lector juzgue la falsificación de Otto Vargas cuando imputa a VC –sin citar la fuente- de calificar a la dictadura videlista de ser representante de “terratenientes independientistas” supuestamente continuadores de la “Representación de los Hacendados” de Mariano Moreno.
3) Vargas no es marxista-leninista.
Quien hace seguidismo de la gran burguesía reaccionaria una y otra vez, y no hace autocrítica, no es marxista. El secretario general del PCR confirma ese aserto porque –además de incurrir en esa desviación- no entiende que el alma viva del leninismo es el análisis concreto de situaciones concretas.
En su mencionada charla arremetió contra nuestro Partido: “Vanguardia Comunista, que realizó su segundo congreso en febrero-marzo del ’76, dijo que el gobierno peronista era “la expresión de la gran burguesía”, “la evolución de la política argentina hizo que de sus contradicciones principales pasara a primer plano la que enfrenta a la gran burguesía con las masas populares, la agudización de esta contradicción colocó en segundo plano la contradicción entre los intereses nacionales y el imperialismo yanqui y las contradicciones que enfrentan los distintos grupos de la oligarquía y las potencias imperialistas, las dos superpotencias en particular, en su disputa por el dominio del país. Ésta fue una posición que influenció a muchas fuerzas de izquierda teóricamente, dentro de nuestro Partido la sustentaban Carlos Altamirano, Beatriz Sarlo. Vanguardia Comunista posteriormente teorizó que la dictadura de Videla-Viola expresaba a los terratenientes argentinos que nunca habían sido proimperialistas, como lo demostraría la Representación de los Hacendados de Moreno, la posición nacionalista de Martínez de Hoz en el Siglo XIX, etc., y que el de Videla “no era un gobierno al servicio de un imperialismo, sino de terratenientes independentistas” (Hoy nº 1010, 21/4/04).
Sin embargo, en las resoluciones del II Congreso de nuestro Partido, que Vargas cita parcialmente, está explicada la razón por la que entre 1974 y 1975 el gobierno de la gran burguesía de Isabel Perón se había interpuesto en la lucha del pueblo contra el imperialismo yanqui y debía ser removido para poder batir a éste.
Allí razonábamos que “la concentración del batallar popular contra la gran burguesía, sobre todo contra su gobierno, no es producto de que las masas populares hayan dejado de considerar al imperialismo, en particular el norteamericano, como el enemigo principal de su gran empresa liberadora. Muestra que en las actuales condiciones, la forma principal de lucha contra el imperialismo yanqui es la lucha contra la conciliación y las concesiones que la gran burguesía le realiza. Una prueba de que las masas populares, sobre todo el proletariado, no han perdido la orientación nacional liberadora de su lucha es que no han dejado de pronunciarse contra los planes golpistas restauradores del imperialismo yanqui” (Resoluciones del II Congreso del PC (m-l) ex Vanguardia Comunista), página 8, Temas Revolucionarios nº 4, febrero-marzo de 1976).
La historia de un partido de la clase obrera está llena de giros tácticos según quién sea el enemigo principal de cada coyuntura. Los comunistas chinos y Mao Tsé tung pelearon desde 1927 en adelante contra el reaccionario Kuomintang y Chiang Kai Shek, como blancos centrales. Y no por eso dejaron de proponer un frente único antijaponés, en los años ´30, luego de producida la la invasión de su país por los imperialistas nipones.
En 1964-1966 en Argentina las fuerzas obreras y populares se oponían al gobierno de Arturo Illia sin por eso servir al golpismo de los “azules” de los generales Juan Carlos Onganía y Alejandro A. Lanusse. Quienes sí hicieron golpismo fueron los jerarcas de la CGT vandorista.
Yendo a otro ejemplo más reciente. Hasta el 2 de abril de 1982 la contradicción principal oponía al pueblo argentino con la dictadura militar, pero durante algo más de 70 días ese lugar fue ocupado por la lucha contra el imperialismo inglés, durante la guerra de Malvinas. Tras eso volvió a primer plano la pulseada con la dictadura militar, sumándose el cargo de haber capitulado en las islas.
¿Qué tiene entonces de extraño que nuestro Partido pusiera el acento en 1974 y 1975 en derrotar al gobierno isabelino para poder acumular fuerzas y enfrentar inmediatamente a la restauración golpista proyanqui?.
El PCR no tenía esa complejidad táctica porque se limitó a secundar al sector dominante peronista que ya en junio de 1973, en Ezeiza, había producido una masacre contra el pueblo y la juventud, y el posterior el golpe de Estado de julio contra Cámpora-Solano Lima. Y siguió brindando su apoyo a ese gobierno que giraba más a la derecha con Raúl Lastiri, el propio Perón y luego irremediablemente con Isabel y López Rega, hasta el final.
Vargas reconoce que el gobierno peronista, incluso el del general Perón, estaba dominado por los prosoviéticos: “y desde el primer momento del gobierno de Perón (de Cámpora primero y de Perón después) comprendimos que era un gobierno que aunque tenía un líder de las masas populares que era Perón, estaba hegemonizado por las fuerzas prosoviéticas” (Hoy nº 1010, citado).
4) El PCR justificó la Triple A.
La visión errónea del PCR sobre el tipo de país y de revolución pendiente lo ha llevado a enormes desviaciones del marxismo, por lo general oportunistas de derecha y de seguidismo a las camarillas más reaccionarias dentro del peronismo. Su caracterización habla de un país semicolonial donde el enemigo es la oligarquía terrateniente, la gran burguesía intermediaria o compradora y el imperialismo. Vargas ubicó al “socialimperialismo ruso” y no al imperialismo yanqui, como la potencia imperial dominante en Argentina, desde el frondicismo de 1959 hasta nuestros días con Néstor Kirchner, con el intervalo de Menem (que habría tenido el costado positivo de desbancar a los rusos, presuntos enemigos principales del pueblo argentino…).
En esa teoría de sociedad semicolonial prácticamente toda la burguesía industrial es “nacional” y merece el apoyo del partido del proletariado, justificado con citas unilaterales de los textos de Mao Tsé tung. Si el grueso de la exportación de cereales es comprado por la URSS, como sucedió durante cierto tramo de los ´80, entonces Moscú era el imperialismo dominante. Sobre todo si al interior del país, desde el gobierno de Arturo Frondici en adelante, el poder político estaba en manos de los “socialimperialistas rusos” como groseramente sostenía el PCR.
Para enfrentar a ese enemigo, ese partido se buscó cada aliado que metía miedo. Por ejemplo, llegó en parte a justificar la aparición de la fascista Triple A en estos términos: “Y al no poder subordinar al peronismo, particularmente a Isabel Perón, las fuerzas prosoviéticas pasaron a ser las más activas fuerzas golpistas. Miles de jóvenes que querían cambios revolucionarios fueron instrumentados por el sector golpista prosoviético que al mismo tiempo operaba en las Fuerzas Armadas con el violovidelismo y otras corrientes. Se intensificó el accionar terrorista con atentados que fueron abiertamente provocativos. Las organizacions en que cristalizó el agrupamiento de la pequeño burguesía radicalizada tuvieron una línea equivocada que los llevó a cometer graves errores políticos y estratégicos. Frente al accionar terrorista, un sector del peronismo impulsó la línea de enfrentar aparato contra aparato y se creó, en vida de Perón, la ´Triple A” para la represión parapolicial ´antisubversiva´. Aparecieron luego otras organizaciones ´anticomunistas´ dirigidas por fuerzas golpistas y de los servicios, algunas llamadas también como ´Triple A´ que desataron una ola de asesinatos a dirigentes obreros y populares, dirigentes peronistas reconocidos por su defensa del gobierno constitucional y hacia militantes de nuestro Partido a partir de nuestra posición antigolpista” (Resolución sobre Programa, págs. 38 y 39, 9º Congreso del PCR, Rosario, 11-13/08/2000, la negrita es nuestra).
Aquí queda plasmada la “comprensión” de Otto Vargas y la dirigencia del PCR hacia el gobierno de la la “burguesía nacional tercermundista” de Perón e Isabel Perón. Estos habrían creado una “auténtica” Triple A para defenderse del previo ataque del “terrorismo subversivo” promovido por los golpistas. Los prosoviéticos golpistas habrían creado luego otras “Triple A” para matar gente y desprestigiar al gobierno. ¡Y después Vargas quiere hacernos creer que no fueron lopezrreguistas!. ¡Si veinticinco años después, el 9º Congreso del PCR seguía justificando en cierto grado la aparición de la Triple A!.
Nuestro Partido en cambio se unió con las bases obreras y populares del peronismo. Lo hicimos con el sector obrero donde militaba Felipe Vallese en los ´60, con quien trabajó unitariamente el sector fundador de Vanguardia Comunista. Lo hicimos con los compañeros de la CGT de los Argentinos en 1968, con los del Peronismo de Base en Sitrac-Sitram, con los de JP y Montoneros (el 25 de mayo de 1973, en las puertas del penal de Villa Devoto donde reclamábamos la libertad de los presos políticos, fue asesinado un militante nuestro, Carlos Sfeir, y otro de la JP, Oscar Horacio Lisak), con los compañeros de JP y Montoneros el 1 de mayo de 1974, con los del Partido Auténtico para las elecciones en Misiones de 1975, con los trabajadores y el pueblo en general en la jornada contra López Rega el 27 de junio de 1975, etc.
En la plaza de Mayo, el de mayo de 1974, hubo disímiles actitudes ante el conflicto entre el general Perón-Isabel Perón-López Rega, de un lado, y la tendencia revolucionaria del peronismo, del otro. Allí se abrió un foso entre VC y el PCR porque elegimos trincheras opuestas. La idea de René Salamanca, de 1973, de formar un partido unificado de los marxista-leninista-maoístas en base a las dos organizaciones y que gozó de simpatía de nuestra parte en ese momento, ya nunca más pudo ser.
5) Las peores calumnias del PCR.
Llama la atención el ataque de Otto Vargas contra nuestro Partido a propósito del golpe de 1976 pues nos dedica más centimetraje que a otras organizaciones que sí apoyaron a Videla, como el PC. Quizás una parte de la explicación radique en que, como admitió el orador de esa conferencia, “(la de VC) fue una posición que influenció a muchas fuerzas de izquierda teóricamente, dentro de nuestro Partido la sustentaban Carlos Altamirano, Beatriz Sarlo”. El hombre quiere cobrarse mal el brutal aislamiento político en que cayó el PCR por su política lopezrreguista de los años ´70 continuada posteriormente en alianzas con otros sectores anticomunistas del justicialismo, siempre listos para condenar al “socialimperialismo soviético” y los “terroristas subversivos”.
De allí se entienden las falsificaciones de Vargas contra Vanguardia Comunista (actual Partido de la Liberación). Su actitud no es nueva. Recordemos la barbaridad que escribió hace unos años en una de las peores infamias de su carrera política, al acusarnos de haber querido asesinar a dirigentes del PCR durante la dictadura. Sí, leyó bien, compañero lector. En un libro de preguntas y respuestas que lleva su firma se lee: “En Vanguardia Comunista siempre hubieron ´dos almas´ en relación a este tema. Una que pugnó por estudiar, asimilar e integrar el maoísmo a la revolución argentina, y otra que luchó contra esto. El primer sector siempre tuvo una actitud unitaria hacia nosotros. Quiero destacar en él, en particular, a Roberto Cristina, hoy detenido desaparecido. En el otro sector hubieron quienes llegaron a planificar incluso el asesinato de algunos dirigentes del PCR en plena dictadura, como nos enteramos después. Nunca supimos por qué nos tenían tan poca simpatía y la vida demostró que siempre tuvieron más odio hacia nosotros que contra los revisionistas del PCA” (Otto Vargas, “¿Ha muerto el comunismo?”, página 168).
Una cosa es que no hayamos tenido ninguna simpatía por las posturas lopezrreguistas e isabelinas, lo cual fue público y notorio. Y otra cosa es la difamación de Vargas, que nunca dio una prueba al respecto (lo seguimos desafiando a que lo haga). Yo soy miembro del Comité Central del Partido desde 1974 hasta la actualidad y me consta que la suya es una mentira que no tiene ni pies ni cabeza. Fue publicada por Vargas recién en 1990, cuando ya habían transcurrido 12 años desde la desaparición de Roberto Cristina a manos de la dictadura militar. El no podía defenderse. Lo defendemos nosotros porque estábamos con él en el Comité Central y continuamos con los camaradas del PL su legado político en la misma organización.
Además de la calumnia, Vargas quiso meter cizaña al interior del Partido y hacerse el simpático con Roberto Cristina. También en esto miente. Damos como prueba lo que pensaba el secretario general de VC al incluir en la resolución política del II Congreso esta referencia al PCR. Criticando que este partido había quedado a contramano de las masas, incluso de las masas peronistas, por sabotear la movilización del 27 de junio de 1975, Roberto sostuvo: “El estrepitoso fracaso del puñado de estafadores políticos que comanda el autodenominado “Partido Comunista Revolucionario” que dijeron unirse a las masas peronistas haciendo la apología de Isabel, López Rega, Rodrigo y otros elementos similares, demuestra que se coloca a contramano de las masas aquél que se opone al pujante proceso de descarte del peronismo” (Resolución citada II Congreso, pág. 9).
Como se puede apreciar, si VC tenía “dos almas” como miente Vargas, la de Roberto Cristina no era precisamente la más caricativa ni indulgente con la dirigencia del PCR. El oportunismo de Vargas hacia nuestro camarada no resiste otra prueba. Roberto fue quien legó al partido la caracterización de que Argentina es un país capitalista dependiente, lo que choca por el vértice con la teoría del PCR sobre la existencia de una semicolonia. Cada vez que toca este tema, Vargas sostiene que la del “capitalismo dependiente” es una “teoría revisionista”, que “se elaboró en el instituto de ciencias de Leningrado del KGB” (Hoy nº 1010, pág. 4).
Por eso, de esas dos teorías contrapuestas, surge que Roberto Cristina preparó a nuestro Partido para luchar por la revolución nacional, democrática y popular contra los monopolios nacionales y extranjeros, sobre todo el imperialismo yanqui. En tanto Vargas –haciendo honor a las enseñanzas de Victorio Codovilla (PC) de quien fue su “delfín” hasta 1968- llama a enfrentar a los terratenientes, la burguesía intermediaria y el imperialismo, sobre todo el “socialimperialismo ruso” (hoy sería imperialismo ruso a secas). Las diferencias son evidentes.
Vargas no sólo calumnió a nuestra organización y su dirigente histórico. Al resto de las fuerzas revolucionarias de los ´70 las tildó de mero instrumento del golpismo, lo cual así dicho, globalmente, era una enormidad o falsedad. Más importante aún, faltó el respeto a las luchas de esos compañeros de la Generación del ´70 que se atrevieron a luchar por el poder. Leamos lo que dijo el secretario del PCR respecto a PRT-ERP, Montoneros, FAR, FAP, FAL, etc, así como de Mario R. Santucho, Rodolfo Walsh, Benito Urteaga, Raúl Yaguer, Marcos Osatinsky, Norma Arrostito y tantos otros militantes populares de esas organizaciones. En un reportaje a 20 años del golpe (prorruso según su delirante caracterización), le preguntaron: “¿Y cuál fue la posición que tomaron los demás partidos de izquierda (ante el golpe)?”. La respuesta de Otto Vargas fue: “En general las fuerzas de izquierda al igual que pasó en 1930, igual que pasó en 1955, fueron los cuzcos garroneros de los golpistas. ¿Viste cuando se va a cazar pumas que se llevan cuzcos garroneros que enloquecen a los leones para que el cazador tranquilo le pueda meter un balazo en la cabeza?. Bueno, así jugaron los partidos de izquierda a través del terrorismo urbano y a través de una agitación que ponía en el centro del blanco al gobierno de Isabel Perón” (Suplemento de Nueva Izquierda nº 136, marzo de 1996).
6) La del PCR, una historia muy seleccionada.
En la conferencia de abril último, Vargas ensalza la historia del PCR como supuesto partido del proletariado y de su periódico “Hoy” como registro histórico donde está la verdad. A lo largo de nuestra refutación hemos dado pruebas de que eso no es cierto. Desafiamos a que el PCR reimprima el ejemplar de Nueva Hora referido a la jornada anti-lopezrreguista del 27 de junio de 1975 para que se vea si ellos participaron de la movida, como dicen ahora, o si la sabotearon por considerarla una “asonada prosoviética”.
El manejo interesado de su historia los lleva a contar grandes hazañas que por lo general, como en la conferencia de abril último, se interrumpen con el fin de la dictadura militar. ¿Por qué no sigue Otto Vargas con el hilo del relato después del ´76?.
Podría haber explicado el eufórico apoyo que brindó el PCR a la candidatura a gobernador de Buenos Aires del anticomunista Herminio Iglesias en 1983. Este fue reporteado a una página y media bajo el revelador título de “Ni capitalismo soviético ni capitalismo yanqui” (Hoy nº 18, 19 de octubre de 1983).
También podría haber hecho autocrítica de sus posiciones anticubanas aún avanzado el año 1984, como las volcadas en un artículo condenatorio de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés titulado “Te lo dice un cubano, ¿te lo dice un amigo?”. Allí critican “la estafa ideológica y la mentira encerradas en los temas de Silvio Rodríguez” y lo acusan de apologista del “cubano transformado en invasor no en liberador de los pueblos”, etc.
Y finalmente tendrían que haber dado una explicación de su subordinación al entreguista Carlos Menem en la fundación del FREJUPO y el apoyo a su gobierno neoliberal hasta fines de 1990. En el libro mencionado “¿Ha caído el comunismo?” se puede ver la foto de Otto Vargas, en nombre del PTP-PCR, en la reunión de “presidentes de los partidos integrantes del Frejupo (Frente Justicialista de Unidad Popular) con el presidente de la Nación, doctor Carlos Saúl Menem, Casa Rosada, 26 de febrero de 1990)”.
“FREJUPAZO, Ahora no bajar la guardia” era el título enorme de la tapa de Hoy nº 267, del 17 de mayo de 1989. Allí se ufanaban de que “de los partidos aliados al PJ, el PTP y el PCR hicieron la campaña más amplia”. Sin desperdicio fue la crónica del FREJUPAZO en Capital Federal: “La candidata a diputada por el PTP en el Frejupo, Clelia Iscaro, recorrió el trayecto en el Menemóvil. Al pasar éste por Plaza Once, donde aguardaba un contingente del PTP con sus carteles, Menem saludó con el puño en alto”.
La dirección del PCR estuvo con el gobierno de Menem hasta fines de 1990, “tragando sapos” como los siguientes: que Menem entregara al monopolio Bunge & Born la cartera de Economía mediante los ministros de Economía Miguel Roig y Miguel Rapanelli; que Menem dictara el primer indulto a los genocidas como el general Menéndez en octubre de 1989, etc. De estas traiciones Vargas tendrá que dar cuenta ante su propia militancia, dentro de la cual hay mucha gente honesta y valiosa que no conoce esta parte de la historia porque sus dirigentes se la tergiversaron.
En un pasaje de su conferencia sobre el rol de la prensa partidaria, Vargas aseguró que “si aquí se quiere saber verdaderamente lo que pasó en los últimos treinta y pico de años de política argentina, hay que leer la colección del Nueva Hora (y Hoy)”. A la luz de algunas cosas que hemos señalado y otras que nos guardamos para seguir polemizando en otra oportunidad, surge que ese consejo suyo es bastante inmodesto. Una cosa es la colección de Nueva Hora desde 1968 hasta 1974, en una época rescatable con aciertos y errores donde prevalecieron los primeros. Y otra cosa es el tramo 1974 hasta nuestros días, donde se invierten claramente los porcentajes de aciertos y errores a favor de éstos últimos.
Eso no hace más que reflejar, en negro sobre blanco en el papel (y en su página de internet), que el PCR dejó de tener una orientación marxista-leninista a partir de 1974. Perdió progresivamente sus atributos revolucionarios aún cuando mantenga un buen número de dirigentes y militantes combativos y clasistas. Su secretario general fue el gran responsable, no el único, de semejante vuelco oportunista.
SERGIO ORTIZ
Secretario General del Partido de la Liberación
(ex Vanguardia Comunista