Desde hace más de 20 años la burguesía viene recortando derechos a la
clase trabajadora, no solo en nuestro país sino también a nivel
internacional.
Las nuevas condiciones del mercado mundial hacen que inevitablemente la clase
opresora deba, por su naturaleza, aumentar sus cotas de beneficios en base al
recorte del salario, peores condiciones de trabajo, cargas impositivas
indirectas más altas (IVA, impuestos especiales, tasas...) o viviendas más
caras. A la vez que la extensión mundial del capitalismo y los movimientos
migratorios, producidos por el expolio de los países semicoloniales, permite que
la burguesía cuente con un número mayor de trabajadores y bolsas obligadas a
aceptar condiciones salvajes, como los trabajadores extranjeros de los países
imperialistas. Los que más lo sufren estas políticas son los sectores más
precarizados de la clase obrera: jóvenes, inmigrante o mujeres. Hemos podido ver
como han surgido expresiones de rabia por su penosa situación, ejemplos como los
inmigrantes en los EEUU o los jóvenes de las periferias y estudiantes
franceses.
En el Estado español vivimos una situación donde, no solo los inmigrantes
sufren las políticas reaccionarias de ZP, sino también los jóvenes, que le
servimos a la burguesía como mano de obra barata, con cierto grado de
especialización en el caso de los estudiantes de Formación Profesional. El
objeto de este artículo es analizar como la burguesía pone a su servicio la
educación, especialmente la FP, para su propio beneficio.
Los fines estratégicos de la patronal de la política para la
FP
La Formación Profesional (FP) a llegado a ser una gran escuela mercantilizada
(al igual que la escuela en general) para sacar al mercado laboral a obreros
jóvenes bien baratos y con cierto nivel de especialización, con el objetivo de
tirar a la baja los salarios de los todos trabajadores.
La FP se divide en grado medio y grado superior. ¿Pero porque se divide en
dos grados? La burguesía pretende con esto la división de trabajadores de
primera y de segunda. Los estudiantes de grado medio, que tienen imposible
acceder al grado superior (ya que la prueba de acceso es sólo aprobada por el 5%
de los que se presentan), están condenados a ser trabajadores con escasa
cualificación. La necesidad patronal de consolidar una bolsa de trabajadores
baratos y con escasa cualificación profesional obliga a crear una criba
completamente irracional desde un punto de vista académico. El examen de acceso
al grado superior te pide conocimientos que en el ciclo superior no son
necesarios, y que no son impartidos en el grado medio. Es un examen para que la
educación pública no prepara, a si que si quieres aprobarlo, tienes que pagarte
una academia privada durante un año. Hay que eliminar el examen por que es una
forma de excluir a muchos estudiantes y enviarlos a trabajar a las empresas como
mano de obra barata, excluyéndoles de la posibilidad de avanzar en su formación
para poder exigir mejores salarios.
La burguesía cristaliza así una bolsa de obreros baratos, que no podrán
acceder a mejores puestos mejor remunerados por falta de formación. El fracaso
escolar, superior al 30%, permite a la patronal contar con miles de jóvenes a
los que podrá obligar a aceptar condiciones pésimas. Así les garantiza que al
salir al mercado laboral, la burguesía tira a la baja los salarios de los
trabajadores más antiguos y a su vez tienen trabajadores en su fábrica que han
estudiado grado medio y que por tanto van a tener un salario inferior al
trabajador de grado superior. Esta gran bolsa de mano de obra barata tira a la
baja los salarios del resto de trabajadores, incluidos los que han podido cursar
un ciclo de grado superior.
Otra manera de atar estrechamente a los estudiantes de FP a un escalón
determinado de la producción son los contenidos de los ciclos formativos. Desde las últimas reformas, con la Ley de FP del Gobierno del PP como la principal
(que obtuvo el apoyo de la burocracia sindical de CCOO y UGT), los ciclos dan
una formación cada vez más específica. No se forma a los estudiantes en los
conocimientos de un área general de la producción, sino que se limita cada vez
más a tareas específicas de ese área. Los puestos de trabajo a los que podrá
acceder el estudiante son pues muchos menos que si tuviera una formación
integral de un ramo productivo, y por lo tanto al poder elegir entre menos
opciones laborales, la patronal aprovechará para exigirle que acepte peores
condiciones.
Con la privatización soterrada de la FP, mediante la proliferación de centros
concertados o la inclusión de empresarios en los órganos que rigen estas
enseñanzas, esta tendencia tiende a aumentar. Las empresas patrocinan e impulsan
ciclos formativos para obtener trabajadores que puedan trabajar en tareas muy
específicas, pero sólo en esas tareas. Tienen la FP, pagada por el Estado, como
una fábrica de trabajadores a la carta, algo que sin duda les viene muy bien,
pero que condenan a los futuros trabajadores a tener que atarse a una oferta de
empelo muy reducida, teniendo cada vez menos margen para poder acceder a otros
trabajos, aunque sean de la misma rama. El desvío de cada vez más dinero público
a los centro de FP concertados se nota cada vez más en los ciclos que se
imparten en centros públicos, pero además el hecho de que la FP esté cada vez
más intervenida, directa o indirectamente, por la patronal, hace que se
privilegie unos ciclos sobre otros, teniendo una educación de primera y otra de
segunda según los intereses empresariales. Además de la falta de plazas nos
encontramos con que los alumnos, en muchos casos, se tienen que pagar los
materiales como uniformes de trabajo, materiales de protecciones o de
estudio...
¿Prácticas al servicio de los trabajadores o del
empresario?
Además de estos fines más estratégicos, la patronal obtiene otros grandes
beneficios con las prácticas obligatorias. Tanto en grado medio como en el grado
superior, al finalizar el curso los alumnos tienen que realizar prácticas en
empresas. Son necesarias para poder obtener el título, con lo que se deja en
manos del empresario que los dos años de estudio sirvan para algo. Esta
situación deja indefenso al estudiante, que deberá aceptar todo chantaje del
patrón. De ahí que se den innumerables abusos, que vulneran incluso la ley ya de
por sí muy benévola con el empresario. Estos estudiantes en la mayor parte de
los casos ocupan el puesto de un trabajador, generando plusvalía, pero sin
recibir ningún tipo de salario. Incluso en sectores con una alta precariedad,
como la hosteleria, los contratos temporales de algunos camareros se extinguen
en el mes de Abril para que su puesto lo ocupe un trabajador gratuito, con lo
que no es sólo un abuso flagrante contra los estudiantes en prácticas, sino en
muchos una amenaza para los trabajadores contratados. Hay multitud de casos,
donde los alumnos de “practicas” trabajan como esclavos. Las mismas horas y en
las mismas condiciones que un trabajador normal, pero sin percibir remuneración
alguna. Un ejemplo lo podemos ver en la hostelería donde en la mayoría de casos
te encuentras con que detrás de la barra hay dos tipos de trabajadores; el
contratado por la empresa, que recibe su sueldo por las horas que hace, y el
alumno en prácticas, que trabaja exactamente lo mismo pero completamente gratis,
y en muchos casos incumpliendo la normativa de prácticas, es decir fuera del
horario lectivo y más horas de las estipuladas. Por supuesto el Estado burgués
se encarga en todo momento que esta situación no pueda ser combatida. No se nos
reconocen los derechos sindicales durante estos tres meses, ni tan siquiera el
de sindicación.
La burocracia sindical sigue volviendo la cabeza ante esta situación. En su
día apoyaron todas las reformas que adaptaban la FP a las necesidades nuevas de
la patronal, y hoy, al igual que deja indefensos a los trabajadores precarios,
ni mira, aunque sea de reojo, a los estudiantes de FP. El gobierno social
liberal de ZP, como en otras materias, sigue la línea de su antecesor, el PP,
velando por los intereses de la patronal. La Ley de FP sigue tal cual, y es el
PSOE el que se está encargando de desarrollarla, especialmente la privatización
encubierta.
Debemos luchar contra el paro con un programa obrero a la ofensiva, exigiendo
el reparto de horas de trabajo entre todos los trabajadores, extranjeros o
nacionales, jóvenes o viejos, hombres o mujeres... El Estado debe pues obligar a
la patronal a contratar, y deben ser los mismos obreros los que controlen que el
reparto de horas se realiza correctamente. Por ello los estudiantes de FP
debemos pelear por una prácticas al servicio de los trabajadores y no del
patrón. Se deben reconocer las prácticas como una relación laboral, y por lo
tanto debemos tener los mismos derechos que cualquier compañero de nuestra
empresa, incluido el de recibir un salario, poder sindicarnos o hacer huelga. El
título no debe depender de la voluntad del patrón, sino que hay que luchar por
que sean comités de trabajadores de la misma empresa los que vigilen las
prácticas y determinen si se han pasado satisfactoriamente. Y por último en caso
de aprobarlas el estudiante debería pasar a la plantilla, dentro de la política
obrera contra el paro, la del reparto de horas.
La precariedad laboral en la juventud
La precariedad laboral impuesta durante los últimos años se ceba
especialmente entre la juventud. Las penosas condiciones que tenemos que
soportar en las prácticas de FP para garantizar los beneficios a la burguesía
son sólo un anuncio del panorama que deberemos enfrentar como jóvenes obreros.
La mayor parte de las ofertas de trabajo son de ETT`s o subcontratas, o en el
mejor de los casos a través de uno de los muchos contratos basura o un contrato
indefinido de despido barato y sometiéndonos a una doble tabla salarial, con la
que cobramos vemos que los trabajadores veteranos. Todo esto lo padecemos de
forma especial los jóvenes y otros sectores ultra explotados como los
trabajadores inmigrantes o las mujeres trabajadoras, pero a la larga tira a la
baja las condiciones de toda nuestra clase.
La organización y la lucha son el único camino
No debemos permitir un retroceso más, debemos organizarnos como hijos de la
clase trabajadora y como futuros obreros que seremos. No queremos que la
educación , en ninguno de sus niveles, esté al servicio de la patronal. Debemos
levantar Comités de Lucha en nuestros institutos. Hay que levantar un programa
que termine con una FP que no es más que la fábrica de mano de obra barata del
SXXI.
Debemos pelear por una Formación Profesional que asegure el conocimiento
íntegro de toda una rama industrial. Hay que expulsar a los empresarios de la
educación, nacionalizando todos los centros educativos privados y concertados,
creando una red pública única, que está bajo el control de los estudiantes y los
trabajadores. El Estado debe obligar a las empresas a contratar a los
estudiantes de FP en igualdad de condiciones a los trabajadores, y éstos junto
con los estudiantes en prácticas deben ser los que controlen la parte más
práctica del aprendizaje de la FP, el trabajo en la empresa.
Pero la lucha por nuestro futuro no debe quedarse en una lucha educativa.
Mañana tendremos que enfrentarnos al salvaje mundo del trabajo, donde se nos
presenta un panorama muy negro. La FP no debe servirnos únicamente para aprender
un oficio, sino que debe ser también una escuela de lucha para los futuros
trabajadores. En nuestra reivindicaciones debemos sumar un programa contra la
precariedad que padece especialmente la juventud obrera. La eliminación de las
ETTs, las subcontratas y todo el abanico de contratos basura, el fin de las
dobles tablas salariales, de la flexibilidad horaria, la subida de los salarios
según la subida real del coste de la vida (y no del IPC del Gobierno totalmente
falseado), contra las leyes de extranjería que dividen a los trabajadores según
nuestro origen para que el patrón cuente con una bolsa de trabajadores sin
derechos y obligados a aceptar condiciones de sobreexplotación... De esta manera
la lucha de los estudiantes de FP puede servir de ejemplo para los sectores más
explotados de nuestra clase. Hay que buscar la solidaridad y el apoyo de los
trabajadores, en vista a que nuestra lucha se una a la suya, en contra del
futuro que años de ataques contra la clase obrera han configurado para toda
nuestra generación.
El Sindicato de Estudiantes de Izquierdas está impulsando Comités de Lucha en
la FP con esta política, desde Clase contra Clase saludamos positivamente esta
iniciativa, y animamos a todos los jóvenes trabajadores y militantes combativos
de los sindicatos y las organizaciones de izquierda a unirse para impulsarlos.
Es un buen primer paso para levantar una corriente juvenil en el movimiento
obrero que sirva para organizar a los sectores más precarios, completamente
abandonados por la burocracia sindical. La autoorganización de los estudiantes
de FP para luchar por sus derechos, en perspectiva de confluir con los
trabajadores, puede servir de ejemplo para que los jóvenes trabajadores, en
unión con el resto de sectores de nuestra clase, especialmente los más
explotados, empiecen a organizarse en sus centros de trabajo superando a las
burocracias sindicales para pelear por nuestro futuro.
Para los revolucionarios las experiencias de lucha sirven ante todo para que
los jóvenes y trabajadores más conscientes saquen conclusiones de la sociedad en
que vivimos. De las futuras luchas saldrán jóvenes obreros que harán su propia
experiencia contra la patronal, el gobierno y la burocracia sindical. Los
revolucionarios debemos estar en todo momento junto a los luchadores para dotar
a la vanguardia de una perspectiva revolucionaria, que apueste no sólo por
desarrollar un movimiento reivindicativo y combativo, sino sobre todo la
necesidad de organizarse políticamente con la perspectiva de derribar el
Capitalismo y construir una nueva sociedad, una sociedad socialista donde los
intereses de una minoría parasitaria no rijan los destinos de toda la sociedad,
sino que sean los trabajadores y el resto de sectores oprimidos los que manejen
los resortes económicos para garantizar una vida digna.
Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
clase trabajadora, no solo en nuestro país sino también a nivel
internacional.
Las nuevas condiciones del mercado mundial hacen que inevitablemente la clase
opresora deba, por su naturaleza, aumentar sus cotas de beneficios en base al
recorte del salario, peores condiciones de trabajo, cargas impositivas
indirectas más altas (IVA, impuestos especiales, tasas...) o viviendas más
caras. A la vez que la extensión mundial del capitalismo y los movimientos
migratorios, producidos por el expolio de los países semicoloniales, permite que
la burguesía cuente con un número mayor de trabajadores y bolsas obligadas a
aceptar condiciones salvajes, como los trabajadores extranjeros de los países
imperialistas. Los que más lo sufren estas políticas son los sectores más
precarizados de la clase obrera: jóvenes, inmigrante o mujeres. Hemos podido ver
como han surgido expresiones de rabia por su penosa situación, ejemplos como los
inmigrantes en los EEUU o los jóvenes de las periferias y estudiantes
franceses.
En el Estado español vivimos una situación donde, no solo los inmigrantes
sufren las políticas reaccionarias de ZP, sino también los jóvenes, que le
servimos a la burguesía como mano de obra barata, con cierto grado de
especialización en el caso de los estudiantes de Formación Profesional. El
objeto de este artículo es analizar como la burguesía pone a su servicio la
educación, especialmente la FP, para su propio beneficio.
Los fines estratégicos de la patronal de la política para la
FP
La Formación Profesional (FP) a llegado a ser una gran escuela mercantilizada
(al igual que la escuela en general) para sacar al mercado laboral a obreros
jóvenes bien baratos y con cierto nivel de especialización, con el objetivo de
tirar a la baja los salarios de los todos trabajadores.
La FP se divide en grado medio y grado superior. ¿Pero porque se divide en
dos grados? La burguesía pretende con esto la división de trabajadores de
primera y de segunda. Los estudiantes de grado medio, que tienen imposible
acceder al grado superior (ya que la prueba de acceso es sólo aprobada por el 5%
de los que se presentan), están condenados a ser trabajadores con escasa
cualificación. La necesidad patronal de consolidar una bolsa de trabajadores
baratos y con escasa cualificación profesional obliga a crear una criba
completamente irracional desde un punto de vista académico. El examen de acceso
al grado superior te pide conocimientos que en el ciclo superior no son
necesarios, y que no son impartidos en el grado medio. Es un examen para que la
educación pública no prepara, a si que si quieres aprobarlo, tienes que pagarte
una academia privada durante un año. Hay que eliminar el examen por que es una
forma de excluir a muchos estudiantes y enviarlos a trabajar a las empresas como
mano de obra barata, excluyéndoles de la posibilidad de avanzar en su formación
para poder exigir mejores salarios.
La burguesía cristaliza así una bolsa de obreros baratos, que no podrán
acceder a mejores puestos mejor remunerados por falta de formación. El fracaso
escolar, superior al 30%, permite a la patronal contar con miles de jóvenes a
los que podrá obligar a aceptar condiciones pésimas. Así les garantiza que al
salir al mercado laboral, la burguesía tira a la baja los salarios de los
trabajadores más antiguos y a su vez tienen trabajadores en su fábrica que han
estudiado grado medio y que por tanto van a tener un salario inferior al
trabajador de grado superior. Esta gran bolsa de mano de obra barata tira a la
baja los salarios del resto de trabajadores, incluidos los que han podido cursar
un ciclo de grado superior.
Otra manera de atar estrechamente a los estudiantes de FP a un escalón
determinado de la producción son los contenidos de los ciclos formativos. Desde las últimas reformas, con la Ley de FP del Gobierno del PP como la principal
(que obtuvo el apoyo de la burocracia sindical de CCOO y UGT), los ciclos dan
una formación cada vez más específica. No se forma a los estudiantes en los
conocimientos de un área general de la producción, sino que se limita cada vez
más a tareas específicas de ese área. Los puestos de trabajo a los que podrá
acceder el estudiante son pues muchos menos que si tuviera una formación
integral de un ramo productivo, y por lo tanto al poder elegir entre menos
opciones laborales, la patronal aprovechará para exigirle que acepte peores
condiciones.
Con la privatización soterrada de la FP, mediante la proliferación de centros
concertados o la inclusión de empresarios en los órganos que rigen estas
enseñanzas, esta tendencia tiende a aumentar. Las empresas patrocinan e impulsan
ciclos formativos para obtener trabajadores que puedan trabajar en tareas muy
específicas, pero sólo en esas tareas. Tienen la FP, pagada por el Estado, como
una fábrica de trabajadores a la carta, algo que sin duda les viene muy bien,
pero que condenan a los futuros trabajadores a tener que atarse a una oferta de
empelo muy reducida, teniendo cada vez menos margen para poder acceder a otros
trabajos, aunque sean de la misma rama. El desvío de cada vez más dinero público
a los centro de FP concertados se nota cada vez más en los ciclos que se
imparten en centros públicos, pero además el hecho de que la FP esté cada vez
más intervenida, directa o indirectamente, por la patronal, hace que se
privilegie unos ciclos sobre otros, teniendo una educación de primera y otra de
segunda según los intereses empresariales. Además de la falta de plazas nos
encontramos con que los alumnos, en muchos casos, se tienen que pagar los
materiales como uniformes de trabajo, materiales de protecciones o de
estudio...
¿Prácticas al servicio de los trabajadores o del
empresario?
Además de estos fines más estratégicos, la patronal obtiene otros grandes
beneficios con las prácticas obligatorias. Tanto en grado medio como en el grado
superior, al finalizar el curso los alumnos tienen que realizar prácticas en
empresas. Son necesarias para poder obtener el título, con lo que se deja en
manos del empresario que los dos años de estudio sirvan para algo. Esta
situación deja indefenso al estudiante, que deberá aceptar todo chantaje del
patrón. De ahí que se den innumerables abusos, que vulneran incluso la ley ya de
por sí muy benévola con el empresario. Estos estudiantes en la mayor parte de
los casos ocupan el puesto de un trabajador, generando plusvalía, pero sin
recibir ningún tipo de salario. Incluso en sectores con una alta precariedad,
como la hosteleria, los contratos temporales de algunos camareros se extinguen
en el mes de Abril para que su puesto lo ocupe un trabajador gratuito, con lo
que no es sólo un abuso flagrante contra los estudiantes en prácticas, sino en
muchos una amenaza para los trabajadores contratados. Hay multitud de casos,
donde los alumnos de “practicas” trabajan como esclavos. Las mismas horas y en
las mismas condiciones que un trabajador normal, pero sin percibir remuneración
alguna. Un ejemplo lo podemos ver en la hostelería donde en la mayoría de casos
te encuentras con que detrás de la barra hay dos tipos de trabajadores; el
contratado por la empresa, que recibe su sueldo por las horas que hace, y el
alumno en prácticas, que trabaja exactamente lo mismo pero completamente gratis,
y en muchos casos incumpliendo la normativa de prácticas, es decir fuera del
horario lectivo y más horas de las estipuladas. Por supuesto el Estado burgués
se encarga en todo momento que esta situación no pueda ser combatida. No se nos
reconocen los derechos sindicales durante estos tres meses, ni tan siquiera el
de sindicación.
La burocracia sindical sigue volviendo la cabeza ante esta situación. En su
día apoyaron todas las reformas que adaptaban la FP a las necesidades nuevas de
la patronal, y hoy, al igual que deja indefensos a los trabajadores precarios,
ni mira, aunque sea de reojo, a los estudiantes de FP. El gobierno social
liberal de ZP, como en otras materias, sigue la línea de su antecesor, el PP,
velando por los intereses de la patronal. La Ley de FP sigue tal cual, y es el
PSOE el que se está encargando de desarrollarla, especialmente la privatización
encubierta.
Debemos luchar contra el paro con un programa obrero a la ofensiva, exigiendo
el reparto de horas de trabajo entre todos los trabajadores, extranjeros o
nacionales, jóvenes o viejos, hombres o mujeres... El Estado debe pues obligar a
la patronal a contratar, y deben ser los mismos obreros los que controlen que el
reparto de horas se realiza correctamente. Por ello los estudiantes de FP
debemos pelear por una prácticas al servicio de los trabajadores y no del
patrón. Se deben reconocer las prácticas como una relación laboral, y por lo
tanto debemos tener los mismos derechos que cualquier compañero de nuestra
empresa, incluido el de recibir un salario, poder sindicarnos o hacer huelga. El
título no debe depender de la voluntad del patrón, sino que hay que luchar por
que sean comités de trabajadores de la misma empresa los que vigilen las
prácticas y determinen si se han pasado satisfactoriamente. Y por último en caso
de aprobarlas el estudiante debería pasar a la plantilla, dentro de la política
obrera contra el paro, la del reparto de horas.
La precariedad laboral en la juventud
La precariedad laboral impuesta durante los últimos años se ceba
especialmente entre la juventud. Las penosas condiciones que tenemos que
soportar en las prácticas de FP para garantizar los beneficios a la burguesía
son sólo un anuncio del panorama que deberemos enfrentar como jóvenes obreros.
La mayor parte de las ofertas de trabajo son de ETT`s o subcontratas, o en el
mejor de los casos a través de uno de los muchos contratos basura o un contrato
indefinido de despido barato y sometiéndonos a una doble tabla salarial, con la
que cobramos vemos que los trabajadores veteranos. Todo esto lo padecemos de
forma especial los jóvenes y otros sectores ultra explotados como los
trabajadores inmigrantes o las mujeres trabajadoras, pero a la larga tira a la
baja las condiciones de toda nuestra clase.
La organización y la lucha son el único camino
No debemos permitir un retroceso más, debemos organizarnos como hijos de la
clase trabajadora y como futuros obreros que seremos. No queremos que la
educación , en ninguno de sus niveles, esté al servicio de la patronal. Debemos
levantar Comités de Lucha en nuestros institutos. Hay que levantar un programa
que termine con una FP que no es más que la fábrica de mano de obra barata del
SXXI.
Debemos pelear por una Formación Profesional que asegure el conocimiento
íntegro de toda una rama industrial. Hay que expulsar a los empresarios de la
educación, nacionalizando todos los centros educativos privados y concertados,
creando una red pública única, que está bajo el control de los estudiantes y los
trabajadores. El Estado debe obligar a las empresas a contratar a los
estudiantes de FP en igualdad de condiciones a los trabajadores, y éstos junto
con los estudiantes en prácticas deben ser los que controlen la parte más
práctica del aprendizaje de la FP, el trabajo en la empresa.
Pero la lucha por nuestro futuro no debe quedarse en una lucha educativa.
Mañana tendremos que enfrentarnos al salvaje mundo del trabajo, donde se nos
presenta un panorama muy negro. La FP no debe servirnos únicamente para aprender
un oficio, sino que debe ser también una escuela de lucha para los futuros
trabajadores. En nuestra reivindicaciones debemos sumar un programa contra la
precariedad que padece especialmente la juventud obrera. La eliminación de las
ETTs, las subcontratas y todo el abanico de contratos basura, el fin de las
dobles tablas salariales, de la flexibilidad horaria, la subida de los salarios
según la subida real del coste de la vida (y no del IPC del Gobierno totalmente
falseado), contra las leyes de extranjería que dividen a los trabajadores según
nuestro origen para que el patrón cuente con una bolsa de trabajadores sin
derechos y obligados a aceptar condiciones de sobreexplotación... De esta manera
la lucha de los estudiantes de FP puede servir de ejemplo para los sectores más
explotados de nuestra clase. Hay que buscar la solidaridad y el apoyo de los
trabajadores, en vista a que nuestra lucha se una a la suya, en contra del
futuro que años de ataques contra la clase obrera han configurado para toda
nuestra generación.
El Sindicato de Estudiantes de Izquierdas está impulsando Comités de Lucha en
la FP con esta política, desde Clase contra Clase saludamos positivamente esta
iniciativa, y animamos a todos los jóvenes trabajadores y militantes combativos
de los sindicatos y las organizaciones de izquierda a unirse para impulsarlos.
Es un buen primer paso para levantar una corriente juvenil en el movimiento
obrero que sirva para organizar a los sectores más precarios, completamente
abandonados por la burocracia sindical. La autoorganización de los estudiantes
de FP para luchar por sus derechos, en perspectiva de confluir con los
trabajadores, puede servir de ejemplo para que los jóvenes trabajadores, en
unión con el resto de sectores de nuestra clase, especialmente los más
explotados, empiecen a organizarse en sus centros de trabajo superando a las
burocracias sindicales para pelear por nuestro futuro.
Para los revolucionarios las experiencias de lucha sirven ante todo para que
los jóvenes y trabajadores más conscientes saquen conclusiones de la sociedad en
que vivimos. De las futuras luchas saldrán jóvenes obreros que harán su propia
experiencia contra la patronal, el gobierno y la burocracia sindical. Los
revolucionarios debemos estar en todo momento junto a los luchadores para dotar
a la vanguardia de una perspectiva revolucionaria, que apueste no sólo por
desarrollar un movimiento reivindicativo y combativo, sino sobre todo la
necesidad de organizarse políticamente con la perspectiva de derribar el
Capitalismo y construir una nueva sociedad, una sociedad socialista donde los
intereses de una minoría parasitaria no rijan los destinos de toda la sociedad,
sino que sean los trabajadores y el resto de sectores oprimidos los que manejen
los resortes económicos para garantizar una vida digna.
Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]