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    [Journal of Economic Perspectives] El fin de la mano de obra barata en China

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    Mensaje por el_republicano2 Mar Oct 08, 2013 11:23 pm

    NOTAS PRELIMINARES: El texto que se puede leer a continuación es una traducción propia del original en inglés, que se puede hallar en el siguiente enlace. Mi intención es ir actualizando la traducción un poco cada día, puesto que mis horarios dan para lo que dan, y no me será posible traducirlo del tirón. Cuando se habla de "trabajadores no rurales" o de "trabajo no rural" se refiere a trabajadores provenientes del campo que trabajan fuera de este. No he podido incluir los gráficos que aparecen en el documento original. Es una lástima porque ayudan a comprender lo explicado en el presente documento.




    El fin de la mano de obra barata en China

    En décadas recientes, la mano de obra barata ha jugado un papel central en el modelo chino, que se ha basado en una participación más amplia en el comercio mundial como principal fuente de crecimiento (Lin, Cai y Li, 2003; Bernstein, 2004). Al comienzo de las reformas económicas chinas de 1978, el salario anual de un obrero urbano era sólo de 1004 dólares americanos: es decir, 615 RMB (Nota del Traductor: moneda en curso en China) divididos por el tipo de cambio oficial chino de 1.68 RMB/dólar en ese año, y luego deflactados al nivel de 2010 mediante el deflactor del PIB norteamericano. (El tipo de cambio oficial estaba sobrestimado entonces, pero es útil para medir el precio que los consumidores norteamericanos pagan por el trabajo chino incorporado en bienes chinos.) En 1978, el salario en China era sólo un 3% del promedio salarial norteamericano de aquel entonces, y era además significativamente bajo en comparación con los salarios de otros países asiáticos cercanos, como Filipinas y Tailandia. El salario chino era también bajo en relación a la productividad. Según Ceglowski y Golub (2007), los "costos laborales unitarios" en China -el salario como porcentaje de la productividad del trabajo- en relación con el mismo indicador en Estados Unidos disminuyeron desde más de un 70% en los ochenta hasta un 30% a mediados de los noventa.

    Sin embargo, los salarios están subiendo en China. En 2010, el salario anual de un obrero urbano en China alcanzó los 5.487 dólares americanos -es decir, 37.147 RMB divididos por el tipo de cambio de 6.77 RMB/dólar-, que es similar al recibido por los obreros de Filipinas y Tailandia y significativamente superior al que reciben los trabajadores de la India e Indonesia. Los salarios chinos también se incrementaron más rápidamente que la productividad desde finales de los noventa, lo que sugiere que la mano de obra china se está volviendo más cara en este aspecto también.

    La primera sección de este documento estudia el aumento salarial en China de manera más detallada. Por ejemplo, el incremento de los salarios chinos no se reduce a ningún sector, puesto que los salarios se han incrementado tanto para los obreros cualificados como para los no cualificados, tanto para los que trabajan en zonas costeras como para los que lo hacen en áreas del interior, y tanto para las empresas exportadoras como para las no exportadoras. Tomamos como punto de referencia el crecimiento de los salarios en relación con el crecimiento de la productividad, usando datos tanto de nivel nacional como industrial, demostrando que la mano de obra china se mantuvo barata hasta finales de los noventa, pero que el coste relativo de la mano de obra se ha incrementado desde entonces. Finalmente, se debate acerca de las principales fuerzas que están haciendo que aumenten los salarios. Por ejemplo, las reformas de finales de los noventa restablecieron un mercado de trabajo flexible en China, permitiendo a las empresas pagar a los trabajadores de acuerdo con su productividad. La fuerza de trabajo china pudo haber llegado a su auge en 2011; y las migraciones del campo a la ciudad en China se reducirá también puesto que los jóvenes del campo son altamente móviles; casi todos los jóvenes  de entre 16 y 20 años de edad ya trabajan fuera de la granja (Rozelle, Huang, Zhang y Li, 2008). Por lo tanto, los futuros incrementos de migraciones laborales deben venir de aquellos que son más viejos o de aquellos que ya han formado familias, que requerirán la perspectiva de mayores aumentos salariales que los de los migrantes del pasado, para que la migración valga la pena.


    El aumento de salarios en China

    En las áreas urbanas de China existe un mercado de trabajo dual: uno para los obreros urbanos y otro para los trabajadores migrantes poco cualificados. Los obreros urbanos (tanto los cualificados como los no cualificados) tienen hukou urbano (registro de hogar), lo que significa que están registrados en el gobierno como habitantes permanentes en ciudades. Los obreros migrantes tienen hukou rural, y son muy móviles en dos aspectos. Primero, viven temporalmente en sitios donde trabajan durante el año y vuelven a sus hogares en el campo para las vacaciones del Año Nuevo Chino y para la cima de las temporadas agrícolas (Wuang y Zuo, 1999). A pesar de que muchos trabajadores migrantes han decidido permanecer en ciudades de manera permanente en los últimos años, en 2011, el obrero migrante promedio pasó 2.2 meses en su hogar rural y 9.8 meses en trabajos no rurales lejos de casa (Encuesta de trabajadores no rurales del 2011, por la Oficina Nacional de Estadísticas de China). Segundo, estos obreros cambian con frecuencia la destinación de sus migraciones y sus trabajos. Después de las vacaciones del Año Nuevo Chino, que supone un período de uno a dos meses, vuelven a las ciudades a trabajar, pero son muy propensos a cambiar de trabajo o a emigrar a una nueva ciudad. También suelen cambiar de trabajo y de localidad en el propio año, lo que dificulta localizarlos para las encuestas domésticas regulares. Por la dificultad de encuestar a este grupo en concreto, no hay datos disponibles a gran escala que representen a todos los trabajadores chinos. Sin embargo, la Oficina Nacional de Estadísticas de China sí tiene buenos datos en lo que respecta a los obreros urbanos.

    En las dos primeras décadas del período de reformas que va desde 1978 hasta finales de los años noventa, el crecimiento de los salarios de los trabajadores en las áreas urbanas de China era relativamente bajo, como se muestra en la Figura 1 (Nota del Traductor: página 3 del documento original). De acuerdo con los Anuarios Estadísticos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas de China, el salario anual real del obrero urbano chino sólo se incrementó ligeramente: de los 1004 dólares en 1978 se pasó a 1026 en 1997, con un índice de crecimiento anual promedio de solamente un 0.1% (antes de impuestos, incluyendo las pensiones, y convirtiéndolos de RMB a dólares norteamericanos usando el tipo de cambio actual, y después al nivel del 2010 usando el deflactor del PIB norteamericano). Este tipo de crecimiento de los salarios urbanos chinos es significativamente inferior que el crecimiento anual real de China del 4% (en dólares norteamericanos reales) en estas dos décadas.

    Sin embargo, el crecimiento de salarios en China empezó a coger velocidad a finales de los noventa. En 1998, el salario real, medido en dólares norteamericanos, creció por encima del 14.1%, marcando el comienzo de una nueva era de rápidos crecimientos salariales. En el período desde 1998 hasta el 2010, el tipo anual de crecimiento salarial de los salarios reales era de un 13.8%, superando el tipo de crecimiento del PIB real de un 12.7%. El rápido crecimiento de los salarios urbanos en China desde finales de los noventa se debe en parte a factores institucionales como la privatización de empresas estatales a mediados de los noventa, el restablecimiento del mercado de trabajo, la ralentización del crecimiento de la fuerza de trabajo y de las migraciones, que se estudiarán más detalladamente más abajo. Como muestra la Figura 1, el salario real en RMB creció más rápidamente que el salario real convertido a dólares al tipo de cambio de RMB/dólares de aquel entonces, puesto que el tipo de cambio oficial de China estaba sobrestimado antes de 1994.
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    Mensaje por el_republicano2 Dom Nov 03, 2013 5:15 pm

    Hongbin Li, Lei Li, Binzhen Wu, y Yanyan Xiong (*)

    El fin de la mano de obra barata en China


    En décadas recientes, la mano de obra barata ha jugado un papel central en el modelo chino, que se ha basado en una participación más amplia en el comercio mundial como principal fuente de crecimiento (Lin, Cai y Li, 2003; Bernstein, 2004). Al comienzo de las reformas económicas chinas de 1978, el salario anual de un obrero urbano era sólo de 1004 dólares americanos: es decir, 615 RMB (Nota del Traductor: moneda en curso en China) divididos por el tipo de cambio oficial chino de 1.68 RMB/dólar en ese año, y luego deflactados al nivel de 2010 mediante el deflactor del PIB norteamericano. (El tipo de cambio oficial estaba sobrestimado entonces, pero es útil para medir el precio que los consumidores norteamericanos pagan por el trabajo chino incorporado en bienes chinos.) En 1978, el salario en China era sólo un 3% del promedio salarial norteamericano de aquel entonces, y era además significativamente bajo en comparación con los salarios de otros países asiáticos cercanos, como Filipinas y Tailandia. El salario chino era también bajo en relación a la productividad. Según Ceglowski y Golub (2007), los "costos laborales unitarios" en China -el salario como porcentaje de la productividad del trabajo- en relación con el mismo indicador en Estados Unidos disminuyeron desde más de un 70% en los ochenta hasta un 30% a mediados de los noventa.

    Sin embargo, los salarios están subiendo en China. En 2010, el salario anual de un obrero urbano en China alcanzó los 5.487 dólares americanos -es decir, 37.147 RMB divididos por el tipo de cambio de 6.77 RMB/dólar-, que es similar al recibido por los obreros de Filipinas y Tailandia y significativamente superior al que reciben los trabajadores de la India e Indonesia. Los salarios chinos también se incrementaron más rápidamente que la productividad desde finales de los noventa, lo que sugiere que la mano de obra china se está volviendo más cara en este aspecto también.

    La primera sección de este documento estudia el aumento salarial en China de manera más detallada. Por ejemplo, el incremento de los salarios chinos no se reduce a ningún sector, puesto que los salarios se han incrementado tanto para los obreros cualificados como para los no cualificados, tanto para los que trabajan en zonas costeras como para los que lo hacen en áreas del interior, y tanto para las empresas exportadoras como para las no exportadoras. Tomamos como punto de referencia el crecimiento de los salarios en relación con el crecimiento de la productividad, usando datos tanto de nivel nacional como industrial, demostrando que la mano de obra china se mantuvo barata hasta finales de los noventa, pero que el coste relativo de la mano de obra se ha incrementado desde entonces. Finalmente, se debate acerca de las principales fuerzas que están haciendo que aumenten los salarios. Por ejemplo, las reformas de finales de los noventa restablecieron un mercado de trabajo flexible en China, permitiendo a las empresas pagar a los trabajadores de acuerdo con su productividad. La fuerza de trabajo china pudo haber llegado a su auge en 2011; y las migraciones del campo a la ciudad en China se reducirá también puesto que los jóvenes del campo son altamente móviles; casi todos los jóvenes  de entre 16 y 20 años de edad ya trabajan fuera de la granja (Rozelle, Huang, Zhang y Li, 2008). Por lo tanto, los futuros incrementos de migraciones laborales deben venir de aquellos que son más viejos o de aquellos que ya han formado familias, que requerirán la perspectiva de mayores aumentos salariales que los de los migrantes del pasado, para que la migración valga la pena.


    El aumento de salarios en China

    En las áreas urbanas de China existe un mercado de trabajo dual: uno para los obreros urbanos y otro para los trabajadores migrantes poco cualificados. Los obreros urbanos (tanto los cualificados como los no cualificados) tienen hukou urbano (registro de hogar), lo que significa que están registrados en el gobierno como habitantes permanentes en ciudades. Los obreros migrantes tienen hukou rural, y son muy móviles en dos aspectos. Primero, viven temporalmente en sitios donde trabajan durante el año y vuelven a sus hogares en el campo para las vacaciones del Año Nuevo Chino y para la cima de las temporadas agrícolas (Wuang y Zuo, 1999). A pesar de que muchos trabajadores migrantes han decidido permanecer en ciudades de manera permanente en los últimos años, en 2011, el obrero migrante promedio pasó 2.2 meses en su hogar rural y 9.8 meses en trabajos no rurales lejos de casa (Encuesta de trabajadores no rurales del 2011, por la Oficina Nacional de Estadísticas de China).

    Segundo, estos obreros cambian con frecuencia la destinación de sus migraciones y sus trabajos. Después de las vacaciones del Año Nuevo Chino, que supone un período de uno a dos meses, vuelven a las ciudades a trabajar, pero son muy propensos a cambiar de trabajo o a emigrar a una nueva ciudad. También suelen cambiar de trabajo y de localidad en el propio año, lo que dificulta localizarlos para las encuestas domésticas regulares. Por la dificultad de encuestar a este grupo en concreto, no hay datos disponibles a gran escala que representen a todos los trabajadores chinos. Sin embargo, la Oficina Nacional de Estadísticas de China sí tiene buenos datos en lo que respecta a los obreros urbanos.

    En las dos primeras décadas del período de reformas que va desde 1978 hasta finales de los años noventa, el crecimiento de los salarios de los trabajadores en las áreas urbanas de China era relativamente bajo, como se muestra en la Figura 1. De acuerdo con los Anuarios Estadísticos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas de China, el salario anual real del obrero urbano chino sólo se incrementó ligeramente: de los 1004 dólares en 1978 se pasó a 1026 en 1997, con un índice de crecimiento anual promedio de solamente un 0.1% (antes de impuestos, incluyendo las pensiones, y convirtiéndolos de RMB a dólares norteamericanos usando el tipo de cambio actual, y después al nivel del 2010 usando el deflactor del PIB norteamericano). Este tipo de crecimiento de los salarios urbanos chinos es significativamente inferior que el crecimiento anual real de China del 4% (en dólares norteamericanos reales) en estas dos décadas (1).

    Sin embargo, el crecimiento de salarios en China empezó a coger velocidad a finales de los noventa. En 1998, el salario real, medido en dólares norteamericanos, creció por encima del 14.1%, marcando el comienzo de una nueva era de rápidos crecimientos salariales. En el período desde 1998 hasta el 2010, el tipo anual de crecimiento salarial de los salarios reales era de un 13.8%, superando el tipo de crecimiento del PIB real de un 12.7%. El rápido crecimiento de los salarios urbanos en China desde finales de los noventa se debe en parte a factores institucionales como la privatización de empresas estatales a mediados de los noventa, el restablecimiento del mercado de trabajo, la ralentización del crecimiento de la fuerza de trabajo y de las migraciones, que se estudiarán más detalladamente más abajo. Como muestra la Figura 1, el salario real en RMB creció más rápidamente que el salario real convertido a dólares al tipo de cambio de RMB/dólares de aquel entonces, puesto que el tipo de cambio oficial de China estaba sobrestimado antes de 1994.

    Los salarios de China también han aumentado en comparación con los salarios de otras economías en desarrollo. En el Gráfico 2, se comparan los salarios de fabricación de un grupo de países asiáticos en vías de desarrollo. Hay que tener en cuenta que el salario de fabricación de China es inferior al salario total en el gráfico 1. Entre estos países, China tenía una de las tasas salariales de fabricación más bajas en 1994, de 694 dólares estadounidenses, o aproximadamente el 17 por ciento del salario de fabricación en Filipinas. En 2008, año anterior al que tenemos datos para la mayoría de estos países, los salarios de China están en segundo lugar, sólo después Filipinas, marcando una brecha salarial de sólo 18 por ciento. Los salarios de otros dos otros populosos países asiáticos, India e Indonesia, son mucho más bajos, el 41 y 34 por ciento de los salarios de China, respectivamente, en 2006, el último año en que los datos para India están disponibles.

    Para explorar si la subida de los salarios de China se limita a ciertos sectores, utilizamos datos a nivel micro de la Encuesta de hogares urbanos, que abarca todas las áreas urbanas de China y utiliza el muestreo probabilístico y un método gradual y estratificado para seleccionar los hogares. Para ser incluido en la muestra, un hogar debe residir en una ciudad específica durante al menos seis meses. Por lo tanto, esta muestra no incluye trabajadores migrantes que viven en una ciudad por menos de seis meses o aquellos que trabajan fuera de la granja en las zonas rurales. Los hogares muestreados, deberán mantener un registro detallado de sus ingresos y los gastos de cada día. En la discusión subsiguiente, examinaremos los salarios de China mediante la exploración de este conjunto de datos (2). Los salarios reportados en este estudio son inferiores que las estadísticas globales registrados en los gráficos 1 y 2, porque las empresas al informar sobre la masa salarial, incluyen salarios, impuestos y pensiones.

    Los salarios están aumentando para los trabajadores de China en todos los niveles. El Gráfico 3 muestra que tasas de crecimiento de los salarios reales para aquellos con nivel educativo bajo (por debajo de la escuela secundaria), nivel de educación media (secundaria académica y técnica) y el nivel alto de Educación (de Universidad para arriba) todos están aumentando a altas velocidades—en 6.5, 7.6, y 9.0 por ciento, respectivamente. Las tasas de crecimiento del salario que son elevadas incluso para los trabajadores no calificados, sugieren un aumento general de salarios.

    Para explorar este fenómeno además, examinamos los salarios de aprendices de baja educación o de trabajadores con baja educación con menos de cinco años de experiencia en el mercado de trabajo. Su crecimiento de los salarios fue de 7.8 por ciento por año en el periodo de la muestra 1988-2009 y fue en realidad superior al 9,8 por ciento anualmente desde 1997 al 2009, lo cual es un aumento más rápido que para el total de los trabajadores urbanos.

    Los salarios también están aumentando tanto en las regiones más desarrolladas costeras como en las regiones menos desarrolladas del interior, a pesar de la diferencia salarial que existe entre los dos, como se ilustra en el gráfico 4. La tasa de crecimiento de los salarios en las regiones del interior fue de 7,7 por ciento por año desde 1988 hasta 2009, que fue un punto porcentual inferior a la tasa de crecimiento en las regiones costeras. Como resultado, la brecha salarial regional aumentó a 54,6 por ciento en 2009.

    Sin embargo, las regiones del interior se han puesto al día desde 1997, con una tasa anual de crecimiento de los salarios que es un punto porcentual más que en las regiones costeras (10,9 frente a 9,9 por ciento anual). Los salarios también están aumentando, tanto en las empresas exportadoras como en las no exportadoras. Curiosamente, en las empresas no exportadoras existen salarios más altos que en las empresas exportadoras, similares a las conclusiones de Lu (2010). Sin embargo, la brecha salarial entre estos dos tipos de empresas también está disminuyendo con el tiempo.

    La Encuesta de hogares urbanos no incluye los trabajadores migrantes más móviles, que son los trabajadores peor pagados en China. Para examinar esta cuestión, utilizamos algunas estadísticas agregadas de los salarios migrantes publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas de China. Los salarios reales anuales de los trabajadores migrantes, que tienden a tener un grado de escuela secundaria o educación de menor nivel, eran de 2.541 dólares estadounidenses en 2009, es casi lo mismo que los salarios reales de los trabajadores de baja educación en la muestra de la Encuesta de hogares urbanos en el mismo año (2.567 dólares estadounidenses).

    Los salarios de las dos muestras se corroboran mutuamente, y su similitud sugiere que los salarios de los trabajadores urbanos no calificados pueden seguir los de los trabajadores migrantes. En términos de crecimiento de los salarios, los salarios de los trabajadores migrantes en la muestra de la Encuesta de hogares rurales también aumentaron en una alta tasa anual de 9.6 por ciento desde 2003 a 2009. Además, los salarios de los trabajadores migrantes se incrementaron aún más rápido en los últimos dos años, llegando a 3.535 dólares estadounidenses en 2011.


    Los salarios en comparación con la productividad

    Aunque los salarios de China han estado creciendo rápidamente, si su tasa de crecimiento fuera inferior a la de la productividad del trabajo, entonces el trabajo, efectivamente, se estaría convirtiendo más barato por unidad de producto. Así que, para responder a si el rápido crecimiento de los salarios de China desde 1997 implica que la mano de obra china es cada vez más cara, tenemos que comparar el crecimiento del salario a la productividad del trabajo. De esta manera, comprobamos que la mano de obra en China se convierte en más barata hasta antes de finales de los años noventa, pero no desde entonces.

    Calculamos el crecimiento de la productividad del trabajo bruto deduciendo la tasa de crecimiento de la fuerza laboral sobre la tasa de crecimiento del PIB real, a partir de los datos publicados en el Anuario Estadístico de China. En el período entre el año 1982 (el primer año en el que tenemos datos sobre la población activa) y el año 1997, el PIB de China (convertido al tipo de cambio oficial de dólares reales de 2010 y deflactado, es decir, descontado el efecto de la inflación) aumentó 5.5 por ciento y la fuerza laboral creció un 1,9 por ciento, lo que implica que el crecimiento de la productividad laboral fue de 3.6 por ciento anual.

    Esta cifra casi triplica el crecimiento del salario real de 1.3 por ciento anual durante ese período, sugiriendo que la mano de obra China era cada vez proporcionalmente más barata en relación con la productividad durante ese período. Por supuesto, esto es un cálculo simple que no se ajusta para los cambios en la calidad y cantidad de otros insumos como el capital y el capital humano de la fuerza de trabajo, pero no deja de ser revelador.
    La mano de obra China también se hizo más barata en comparación con otros países sobre ese mismo período de tiempo. Ceglowski y Golub (2007) encuentran que "los costos laborales unitarios" de fabricación— la proporción de los salarios respecto a la productividad laboral—se redujo en China en relación con los de Estados Unidos Estados desde el 70 por ciento en la década de 1980, hasta alrededor del 30 por ciento a mediados de los años 90. Por otra parte, el costo relativo de mano de obra en China en ese momento no sólo era más bajo que la de los países desarrollados, sino que también fue menor que en los países en desarrollo tales como India, Malasia y México. Parece que el crecimiento salarial se quedó muy por debajo del crecimiento de la productividad en China durante este período.

    Sin embargo, los salarios de China han aumentado a un ritmo mucho más rápido que la productividad desde 1997. Utilizando nuestros datos agregados, nos encontramos con que el PIB de China en dólares reales aumentó un 12,7 por ciento anualmente en el período comprendido entre 1997 y 2010, considerando que la mano de obra crecimiento se redujo a sólo 1,4 por ciento, lo que implica una tasa de crecimiento anual de 11,3 por ciento en la productividad laboral bruta.

    Aunque esta tasa es mucho más rápida que el crecimiento de la productividad antes de 1997, es inferior que el asombroso crecimiento de los salarios reales de un 13,8 por ciento anual, en el mismo período. Por lo tanto, la mano de obra China de hecho es cada vez más cara (3). Según Ceglowski y Golub (2007), los costos laborales unitarios de China fueron del 63 por ciento en relación con Malasia y del 70 por ciento en relación con Corea en el año 2002. Si la brecha entre los salarios y la productividad en China continúa cerrándose en un 2,5 por ciento anual, la ventaja de un menor coste laboral relativo de China respecto a Corea se eliminará por completo en el año 2018, y que en relación con Malasia habrá desaparecido para el año 2022.

    Nos basamos en datos recientes sectoriales para examinar el costo laboral unitario: en este caso, nuestra medida es el salario promedio como una proporción del valor agregado por trabajador. En particular, seleccionamos varias industrias de dos dígitos como los casos del Anuario estadísticos de China. Como se muestra en la columna 1 de la tabla 1, estas industrias son grandes en tamaño de empleo: emplean a más de 1 millón de trabajadores cada uno y 31 millones trabajadores en total en 2010. La mayoría de ellos también son los principales exportadores, con el 29 por ciento de sus ventas para la exportación como promedio (columna 2). Para facilitar el análisis, clasificamos estas empresas por la relación capital/trabajo (columna 3), donde puede verse como una medida de intensidad de mano de obra (o de capital) y revelar el nivel de tecnología.

    Estas variables sugieren varias asociaciones interesantes. En primer lugar, las industrias de mano de obra intensiva son importantes exportadores con ratios de exportación y ventas muy altas, consistentes con el hecho de que China utiliza su mano de obra abundante para las industrias de exportación. Las siete industrias básicas de hierro y acero tienen la menor intensidad de trabajo, y sus ventas son principalmente nacionales. En segundo lugar, hay una asociación clara negativa entre el capital/trabajo (columna 3) y el costo salarial unitario (columna 6), que se define como el cociente de salario al valor agregado por trabajador, sugiriendo que las industrias intensivas tienen mayores costos de mano de obra por unidad.
    Finalmente, las dos últimas columnas indican que las industrias intensivas han experimentado un fuerte aumento en los costos laborales unitarios. Por ejemplo, para la industria de la confección, la unidad de coste laboral aumentó de 0.31 en 1997 (columna 5) a 0,41 en 2010 (columna 6). El costo laboral unitario también aumentó en dos otras industrias relativamente simples: cuero, pieles, y otros textiles; y electrónica (que es en su mayoría de montaje). Sin embargo, las industrias con mayores ratios de capital/trabajo, como equipo de transporte y básicos de hierro y acero, experimentaron una disminución en los costos laborales unitarios en el mismo período, lo que sugiere que la ventaja del coste laboral se mantiene relativamente para las industrias de alta tecnología.


    Posibles razones de los aumentos de salarios

    En la discusión sobre este punto hemos argumentado que el salario real de China estuvo más o menos estancado o estable en los años ochenta y principios de los noventa y creció sustancialmente al inicio en la década de 1990. En esta sección, analizamos tres posibles razones de este cambio: las reformas institucionales, la desaparición del "dividendo demográfico" y la desaceleración de la migración rural-urbana.


    Reformas institucionales

    China ha transformado su economía de un sistema de asignación de trabajo planificado a un mundo laboral más orientado al mercado. En el sistema de planificación, los trabajadores fueron asignados por el planificador central a las empresas de propiedad estatal y los puestos de trabajo eran permanentes con escasa movilidad (Fleisher y Wang 2004). El planificador central establecía el salario de todos los trabajadores en el país mediante un sencillo sistema de calificaciones, con el grado principalmente dependiendo de la antigüedad. Los salarios fueron fijados bajos, y de ese modo se estableció la brecha salarial entre grados. En este sistema, los salarios no reflejaban la productividad y debido a esto y a la mala asignación de los trabajadores, la productividad era baja.

    El primer paso importante en las reformas del mercado laboral urbano de China fue establecer un sistema interno de incentivos dentro de las empresas de propiedad estatal. A partir de  finales de 1980, la insolvencia financiera de muchas empresas estatales, hizo que el gobierno chino llevara a cabo una serie de reformas. La reformas iniciadas permitieron que las empresas rentables pagaran mayores salarios e incluso bonificaciones a los trabajadores más productivos,  lo cual aumentó la diferencia de salarios entre trabajadores (Park, Song, Zhang, y Zhao 2008). Sin embargo, como las empresas privadas aún no estaban permitidas en estas áreas y la movilidad laboral era baja, no había esencialmente ningún mercado laboral externo.

    El segundo paso en las reformas del mercado laboral urbano era establecer un mercado laboral externo. Las reformas más agresivas de las empresas se llevaron a cabo a mediados y finales los años noventa, cuando China empezó a privatizar empresas estatales y las empresas privadas fueron legalizadas por el  estado (Cao, Qian y Weingast 1999; Li 2003). Estas reformas fueron espectaculares, con millones de trabajadores estatales despedidos y trasladados a empleos en el sector privado.

    Al mismo tiempo, el gobierno comenzó a permitir a gran escala la migración de los trabajadores rurales a las ciudades (Cai y Wang 2010). Tomadas en su conjunto, estas reformas establecieron un mercado laboral externo que no sólo ayudó a reasignar a los trabajadores, sino también a vincular los salarios más estrechamente a la productividad (Zhang, Zhao, Park, y Song de 2005). Con estas reformas, el sector privado se convirtió en un jugador destacado en el mercado laboral, con un empleo del sector privado como porcentaje del total urbano pasando de literalmente nada en la década de 1980 a alrededor del 80 por ciento en la actualidad, como se muestra en el gráfico 5.

    Una consecuencia de las reformas del mercado laboral es el incremento en el retorno a la educación, lo que sugiere que el vínculo entre salarios y productividad se está convirtiendo en cada vez más fuerte. Nosotros replicamos a Zhang (2005) en el cálculo de una tasa de tipo Mincer sobre el retorno a la educación —es decir, utilizando los salarios como una variable dependiente del nivel de educación y de la experiencia laboral como principales variables explicativas— mediante el uso de la muestra de la Encuesta de hogares urbanos, que cubre más provincias y una serie de tiempo más prolongado.

    Los resultados de este cálculo, descritos en el gráfico 6, demuestran que el retorno adicional a un año de escolarización era sólo del 2,3 por ciento en 1988, pero aumentó a cerca de 9 por ciento en 2000 y se ha mantenido estable en los últimos diez años. El retorno a un año adicional a la educación en el último año de 2009 fue 9.5 por ciento, similar a la tasa promedio mundial de 9.7 por ciento, según informaban Psacharopoulos y Patrinos (2004). El retorno a la educación universitaria en China aumentó más rápido, de sólo un 7.4 por ciento en el sistema de planificación estatal de la mano de obra en 1988,  hasta el 49,2 por ciento en el mucho más flexible sistema de mercado laboral de 2009, superando el 40 por ciento promedio que retornan en las economías desarrolladas.


    Transición demográfica y la escasez de mano de obra

    China ha experimentado una transición demográfica de altas a bajas tasas de natalidad desde la década de 1970. China tuvo un auge de nacimientos a partir de 1950 hasta 1978, con  promedio de la tasa de fecundidad de 5,2 nacimientos por cada mujer, a pesar de la ruptura que se produjo durante el llamado "Gran Salto adelante" de 1958 a 1961, durante el cual alrededor de 30 millones de personas murieron (Ashton, Hill, Piazza y Zeitz 1984). La población total de China aumentó de 552 millones en 1950 a 963 millones en 1978. En 1979, China comenzó la política de "hijo único", el más grande y estricto control de la población en la historia humana (Banister 1987).

    De acuerdo con esta política, todavía en gran medida en vigor hoy, a cada mujer se le permitía tener sólo un hijo, y los nacimientos por encima de los contingentes estaban fuertemente multados. La política de hijo único, junto con otros cambios sociales y económicos, tiene un significativo impacto en la tasa de fecundidad (Li y Zhang 2007; Li, Zhang y Zhu 2011). La tasa global de fecundidad en China cayó bruscamente de 6 nacimientos por mujer en 1970 a sólo 1,4 en 2010 (The Economist 2011).

    Muchos países han experimentado tasas de natalidad más bajas mientras sus economías se desarrollaban, pero la velocidad y la magnitud de la transición demográfica de China son sin precedentes en la historia mundial. La tasa de crecimiento natural de la población China ha disminuido a una tasa anual del 0,56 por ciento desde el 2001, similar a la tasa de crecimiento de población en Japón desde 1980 hasta 1985. El Reino Unido tomó 200 años (1750 a 1955) para completar su transición demográfica para tener baja tasas de natalidad y Estados Unidos necesitó 140 años (1800 a 1940) a hacer lo mismo (Livi-Bacci 1997; Greenwood y Seshadri, 2002), mientras que dicha transición en China necesitó solamente entre de 30 a 40 años.

    Este rápido cambio de bajada de las tasas de natalidad crea el "dividendo demográfico", que es una situación en la cual una parte desproporcionada de la población está en su plenitud de años de trabajo, con relativamente pocos niños o ancianos. El boom de nacimientos chino entró en el mercado laboral en las últimas tres décadas, la fuerza laboral de China aumentó de 583 millones en 1980 a cerca de 1 millón en 2011. Entonces, la marcadamente decreciente fertilidad de los “baby boomer”  condujo de una baja "relación de dependencia joven" o una gran proporción de personas en edad laboral. En efecto, la población en edad de trabajar de 15 a 64 años aumentó desde el 59,3 por ciento de la población de China en 1980 al 74,4 por ciento en 2011.

    Una relación entre gran proporción de la fuerza de trabajo y una dependencia baja, tiende a ser acompañada por una tasa de ahorro alta, mano de obra abundante, y abundante tiempo de  mano de obra, que son beneficiosos para el crecimiento económico (Li y Zhang 2007).

    Sin embargo, la misma transición demográfica también significa que China ha entrado en un período en el que su fuerza laboral aumentará mucho más lentamente. Debido a la bajada de la fertilidad de los “baby boomers”, el crecimiento de fuerza laboral de China es lento. Como se muestra en la última sección, coincidiendo con el rápido crecimiento de los salarios después de 1997, la tasa de crecimiento de la fuerza laboral de China se redujo de 1,9 por ciento antes de 1997 hasta 1.4 por ciento desde 1997, lo que indica que la reducción del crecimiento de la fuerza laboral podría ser una de las razones tras la que se haya el aumento rápido de los salarios en la última década.

    En base a las estimaciones de "variante baja" de las Naciones Unidas (2011), se espera que la población de China comience a declinar para el año 2015, y puede que su fuerza de trabajo ya haya alcanzado un máximo en 2011. Según estas proyecciones, que no asumen un ascendente cambio de la tasa de natalidad, la población China disminuirá de su nivel actual de 1.340 millones de personas a 1.130 millones para el año 2050 y la población activa se reducirá de 1.000 millones a 696 millones. Para entonces, la fuerza laboral de China como proporción de la población bajará al 62 por ciento, mientras que la proporción de las personas de edad (de 65 años de edad para arriba) llegará al 29 por ciento. La proporción de una fuerza laboral en retroceso provocará escasez de mano de obra y ayudará a impulsar los salarios hacia arriba (4).

    China ya está experimentando la escasez de mano de obra. El Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social de China lleva a cabo encuestas trimestrales que cubren los centros oficiales de empleo de 117 ciudades. Estos estudios demuestran que la relación de “puesto/buscador", que es el cociente entre los nuevos puestos creados sobre el número de solicitantes de empleo, ha tenido una tendencia hacia arriba desde 0,65 a principios de 2001 a por encima de 1,0 en el primer trimestre de 2010 y a 1.08 en el primer trimestre de 2012. Cuando se superó la relación uno de puesto/buscador por primera vez en China, el número de nuevos empleos creados superaba el número de solicitantes de trabajo.

    El fenómeno de la escasez de mano de obra es especialmente evidente en las áreas del litoral de China, tales como el Delta del río Perla y las zonas del Delta del río Yangtze. En el primer trimestre de 2008, la proporción de puesto/buscador en la zona del Delta del río Perla alcanzó un máximo histórico de 1.89. Aunque la proporción disminuyó durante la crisis financiera global, ha repuntado al recuperar la economía. En el primer trimestre de 2010, las proporciones de las áreas del Delta del río Perla, suroriental de Fujian, Río Yangtze Delta y Bohai aumentaron a niveles por encima de 1, indicando una escasez de mano de obra en la mayoría de las regiones costeras.

    ¿Puede aumentar nuevamente el crecimiento demográfico si China relaja la política del hijo único? Este resultado parece poco probable. China ya está relajando la política demográfica, permitiendo a parejas que son ambos hijos únicos, que puedan tener un segundo hijo. Los primeros sectores de población de niñas de la "política del hijo único" (nacidos en los años 80) ya están en su edad maternal, pero la tasa de natalidad ha mostrado hasta ahora que no hay señales de recuperación. La política del hijo único, junto con muchas otras reformas sociales y económicas, pudo haber causado un duradero cambio en las preferencias acerca de la fertilidad en China. También ha habido llamadas para una total eliminación de todas las políticas de control de la natalidad, pero el gobierno parece renuente a hacerlo debido a la resistencia política de multitud de organismos de control de la natalidad y de las personas que fueron penalizadas por la política del hijo único.


    Ir más despacio en las transformaciones estructurales

    La migración de los trabajadores rurales a zonas urbanas en las últimas décadas ayudó a mantener los salarios bajos en las zonas urbanas, pero este patrón parece maduro para el cambio también. Según varios Anuarios estadísticos de China, el número de trabajadores migrantes aumentó de 25 millones en 1985 a 159 millones en 2011. Sin embargo, la tasa de crecimiento de los trabajadores migrantes se está desacelerando. Utilizando 1997 como el punto de ruptura, el crecimiento de la tasa disminuyó de 10.8 por ciento anual antes de 1997 a sólo un 4,6 por ciento anualmente desde entonces.

    Las principales barreras a la creciente migración de zonas rurales son una combinación de las restantes instituciones, tales como el sistema hukou (registro de residencia) y el hecho de que muchos de aquellos que pueden migrar a menor costo ya lo están haciendo. Los hogares chinos son administrados por el sistema hukou, el cual fue establecido en la década de 1950 para consolidar el gobierno socialista, el control de la migración interna, y administrar la economía planificada. Cada persona necesita estar registrado en su lugar de nacimiento y luego adquirir un certificado hukou que especifica su estado rural/urbano y su ubicación allí.

    Todas las actividades administrativas, como la distribución de la tierra, la emisión de tarjetas de identidad, el registro de un niño en la escuela y el seguro médico, se basan en el sistema hukou. Hasta principios de los noventa, la hukou también fue utilizada para distribuir alimentos, aceite de cocina y cupones para ropa, restringiendo así la movilidad interna en ambas zonas urbanas y rurales. Aunque el sistema hukou se ha relajado gradualmente desde mediados de los años 90, aún restringe la migración de muchas maneras. Se ha permitido que los agricultores puedan migrar a las ciudades a trabajar desde mediados de los 90, pero no pueden cambiar su estado en el hukou y, por lo tanto, no pueden disfrutar de los servicios públicos en las ciudades como la educación, seguro médico, vivienda y pensiones.

    Desafortunadamente, la mayoría de estos servicios públicos son de mucho menor calidad o no existen ni siquiera en zonas rurales debido a que la mayor parte del gasto público se encuentra en las zonas urbanas. La enorme brecha en la prestación de asistencia pública impide al gobierno retirar la política del hukou, pues los residentes urbanos tienen arraigado no querer compartir sus prestaciones con los migrantes, aunque necesitan trabajadores migrantes para proporcionar servicios. Una propuesta reciente para permitir que los niños migrantes puedan realizar exámenes de ingreso a la universidad en las ciudades ha recibido fuerte resistencia de los residentes locales en Beijing y Shanghai (5).

    Varias evidencias sugieren que está aumentando el costo marginal de la migración, y la distancia y necesidad para que la migración esté diseñada por el sistema hukou. Según de Brauw, Huang, Rozelle, Zhang y Zhang (2002) y Rozelle, Huang, Zhang y Li (2008), que llevaron a cabo tres rondas de encuestas en China en 1995, 2004 y 2007, la mayoría de jóvenes residentes rurales ya no trabajaban en la agricultura en 2007. La probabilidad de trabajar al margen de la agricultura para todos los trabajadores rurales se incrementó de 31 por ciento en 1995 al 60 por ciento en 2007. El mayor incremento se observó entre el grupo de edad más joven, de entre 16-20 años, para los cuales la probabilidad de trabajar fuera de la granja aumentó del 24 por ciento en 1995 al 98 por ciento en 2007, como se muestra en la tabla 2. Ahora, las generaciones más jóvenes de obreros casi no cuentan con agricultores.

    Incluso para los grupos de mayor edad, la probabilidad de trabajar al margen de la agricultura fue muy alta en 2007: la probabilidad era del 87% para los grupos de edad entre 21-25 años y del 77 por ciento para los grupos de entre 26 a 30 años. A medida que menos trabajadores rurales jóvenes están disponibles, el trabajador migrante marginal será de mayor edad y el costo marginal de la migración tendrá un mayor costo. De hecho, la edad promedio de los migrantes va en aumento.

    Según una encuesta realizada por la oficina nacional de estadísticas de China, la edad promedio de los trabajadores agrícolas se incrementó de 34 años en 2008 a 36 años en 2011. La proporción de trabajadores agrícolas mayores (de 41 años de edad o más) aumentó de 30 a 38 por ciento en el mismo período. Por lo tanto, la oferta potencial es aprovechada en gran parte. Los migrantes se quedan más cerca de casa, lo cual ayuda a reducir sus costos de migración. Una vez más, según la oficina nacional de estadísticas, la proporción de migrantes que trabaja fuera de su provincia se redujo de 53 por ciento en 2008 a 47 por ciento en 2011. La proporción de trabajadores migrantes trabajando lejos de sus provincias de origen disminuyó más significativamente en las zonas occidentales más pobres de China, de 63 a 57 por ciento en el período de tres años.

    Una de las razones de por qué los migrantes pueden permanecer más cerca de sus casa es porque algunas fábricas y sus obreros también se están trasladando desde la costa a las zonas del interior debido al aumento de los costos de producción como la mano de obra y los costos del terreno, un fenómeno denominado "vuelo de gansos" por Akamatsu (1962). Por ejemplo, Foxconn Technology Group es el mayor contrato proveedor (montaje de productos electrónicos por Apple, Hewlett-Packard, Sony, Nokia, y otras marcas) en China, empleando más 1 millón de trabajadores. Esta empresa trasladó sus principales plantas de Shenzhen a provincias del interior como Hebei y Henan (Luk 2010), principalmente debido a los aumentos salariales fuertes en Shenzhen.

    Sin embargo, es probable que la migración de empresas y trabajadores a las zonas del interior sea limitado. De hecho, las industrias manufactureras chinas han estado muy concentradas en las zonas costeras desde el gobierno central estableció cinco zonas económicas especiales en las áreas costeras de la década de 1980 (Wen 2004), y se han vuelto geográficamente aún más aglomeradas en la última década (Long y Zhang 2012).

    La aglomeración de industrias en las áreas costeras o fronterizas ha ocurrido en otros países del este asiático, así como en el resto del mundo (Hanson 1996). Una explicación para este fenómeno es el “bloqueo de hipótesis” de Krugman (1991), que sostiene que una vez que las industrias se concentran en las regiones costeras por cualquier motivo, y producen rendimientos crecientes a escala en la producción, cada vez más compañías son animadas a localizarse en dichas regiones para beneficiarse de los vínculos en todas direcciones y de las economías externas creadas. La reducción de las barreras al comercio de China también puede facilitar la aglomeración en las áreas costeras y fronterizas (Hanson 2001).


    Conclusión

    En la década de 1980 y a comienzos de los años noventa, los trabajadores chinos eran baratos en el sentido de que su costo de mano de obra en relación con la productividad era mucho más bajo que la mayor parte de otros países. Por lo tanto, las empresas obtuvieron rentas por comprar en China, que había provocado rápido crecimiento del empleo y la migración rural-urbana. Pero debido a los cambios, desde finales de los noventa, incluyendo las reformas institucionales en los mercados laborales de China y la transición demográfica que han reducido la que solía ser una enorme cantidad de holgura en la oferta laboral, la “infravaloración” de la mano de obra en China parece estar llegando al final. Los salarios están aumentando más rápido que la productividad laboral, particularmente en mano de obra intensiva de industrias para la exportación tales como prendas de vestir y electrónica, que probablemente se trasladarán fuera de China y probablemente vayan a países como India y Vietnam.

    China se está convirtiendo en un país de salario medio. Si la tasa anual de crecimiento de los salarios de 13,8 por ciento en la última década se mantiene, el salario real anual promedio urbano de China alcanzaría 20.000 dólares estadounidenses para el año 2020. Como puntos de referencia para la comparación, la remuneración en Estados Unidos para los trabajadores de las manufactureras alcanzó 20.000 dólares en 1980, La remuneración en Japón para los trabajadores de la manufactura alcanzó este nivel en 1986 y el salario anual en Corea alcanzó los 20.000 dólares estadounidenses en 1995, según la oficina estadísticas del trabajo de Estados Unidos. Incluso si los salarios de China sólo crecen a la par con la productividad a razón de 11.3 por ciento cada año, el salario real promedio chino alcanzará los 20.000 dólares estadounidenses para el año 2022. De manera similar a otros países de salario medio, China necesita hacer una transición hacia industrias con mayor valor añadido, ya sean para la exportación o nacionales.

    ¿China está lista para subir esa escalera tecnológica? Creemos que la respuesta es "Sí", por varias razones. En primer lugar, la productividad agregada de China ha ido aumentando a 11.3 por ciento cada año por más de una década, en parte debido a fuertes inversiones en las empresas en investigación y desarrollo (con los gastos en fabricación, investigación y desarrollo por trabajador, aumentando a una tasa anual de 16.9 por ciento en los últimos 20 años) y la profundización de capital (activos totales por trabajador en China aumentó a 94.240 dólares estadounidenses en 2010).

    Segundo, el capital humano, medido al menos en cantidad, ha aumentado dramáticamente. En 1999, el gobierno chino inició un agresivo Movimiento de "Extensión universitaria" que aumentó la matrícula para entrar en la universidad de 1,1 millones en 1998 a 6,6 millones en 2011. Para el año 2050, Ma (2010) predice que el 40 por ciento de la fuerza laboral de China puede esperar tener un título universitario, similar a la fuerza de trabajo al nivel de Japón de hoy.

    En definitiva, al final de la mano de obra barata en China no significa el final del crecimiento económico de los chinos. La educación y el aumento de la productividad significan que la ventaja comparativa de China está cambiando. Si China puede mejorar la calidad de la educación y desarrollar instituciones que ayuden a fomentar la innovación y emprendimiento, a continuación, en el futuro, China puede tener un lugar junto a Corea y Japón (con un rezago de dos décadas) como una fuerza formidable en alta producción con valor añadido e innovación.


    NOTAS

    (*): Li Hongbin es profesor de economía de C.V. Starr, Lei Li es estudiante de doctorado y Binzhen Wu es asistente de Professor de la School of Economics and Management, todos en la Universidad de Tsinghua, Beijing, China. Yanyan Xiong es profesor asociado a la Facultad de Ciencias económicas y administración, Universidad del sureste, Nanjing, China. Todos los cuatro autores también están afiliados a la China Data Center de la Universidad de Tsinghua.
    Sus direcciones de correo electrónico son: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], respectivamente.

    Yanyan Xiong es el autor correspondiente.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    (1): Esta tasa de crecimiento aparentemente baja para la economía de China podría ser sorprendente, pero hemos de recordar, porque nos interesa, que se trata de los niveles salariales de China en el contexto del mercado mundial, estamos convirtiendo el tipo de cambio oficial de yuanes en dólares—y ese tipo de cambio estaba sobrevaluado sobre las monedas extranjeras antes de la reforma de 1994. Sin embargo, es verdad que el mismo patrón cualitativo del PIB crece más rápido que los salarios si la comparación se realiza en yuanes. La tasa de crecimiento del PIB de China medida en yuanes renminbi reales sobre estos años fue de 5.9 por ciento para los salarios y 9,9 por ciento del producto interno bruto.

    (2): Nuestro acceso a la Encuesta de hogares urbanos abarca el período comprendido entre 1988 y 2009 para las nueve provincias de Beijing, Liaoning, Zhejiang, Anhui, Hubei, Guangdong, Sichuan, Shaanxi y Gansu. Estas provincias representan diferentes regiones y condiciones económicas. Después de excluir a las personas desempleadas y las personas menores de 16 años o mayores de 60, nos quedamos con 321.311 individuos en la muestra, con un tamaño de muestra anual promedio de 14.605. Los valores y tendencias de la mayoría de variables en nuestra muestra son comparables con los de la muestra nacional.

    (3): Ceglowski y Golub (2007) consideran que los costes laborales unitarios relativos se estabilizaron o aumentaron ligeramente desde 1995 hasta el año 2002, último año cubierto por su estudio.

    (4): La fuerza laboral como proporción de la población es aún menor para las estimaciones de la variante media y alta, debido a las mayores tasas de nacimiento asumidas. La estimación de la "variante media" de la población es de 1.340 millones para el año 2050, con una fuerza laboral como proporción de la población que caería al 61 por ciento y la proporción de ancianos llegaría al 26 por ciento. La estimación de la "variante alta" de la población sería de 1.480 millones para el año 2050, con una proporción de la fuerza de trabajo respecto a la población que caería al 60 por ciento y la proporción de los ancianos llegaría al 22 por ciento.

    (5): NetEase, un popular sitio de Internet, informó el 6 de septiembre de 2012, que el 95% de los residentes locales se oponen a la propuesta. El enlace en chino está en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y una traducción de Google está en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

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    Mensaje por el_republicano2 Dom Nov 03, 2013 5:16 pm

    Pese a que la idea de traducir el artículo fue mía, no he podido llevarla a cabo en su mayoría. Es por ello que quiero agradecer la ayuda prestada por el camarada CMLX, sin la cual esta traducción se hubiera espaciado demasiado en el tiempo.
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    Mensaje por CMLX Dom Nov 03, 2013 7:39 pm

    El fin de la mano de obra barata en China
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