En las últimas décadas ha habido tanto un auge del islamismo político como de la islamofobia. En los países imperialistas occidentales desde las fuerzas más reaccionarias a menudo se agita el fantasma del islamismo casi del mismo modo con que antes se agitaba el antisemitismo. Nazis antisemitas de ayer son los cristiano-liberales islamófobos y filosionistas de hoy. Por otra parte, varios movimientos de liberación nacional han adoptado el islam como bandera. Y también el imperialismo yanqui ha utilizado a grupos islámicos como tentáculo para controlar procesos políticos y sociales en varios países. Esto está muy claro en los casos recientes de Egipto y Túnez con los Hermanos Musulmanes y su proximidad a la CIA.
Abro este hilo para abrir (valga la redundancia) el debate sobre el papel del Islam en la historia. Mi objetivo es tanto desmentir los principales mitos islamófobos y arabófobos arraigados en las sociedades occidentales como analizar desde la óptica del materialismo histórico el papel del Islam a lo largo de la historia, desde Mahoma hasta la actualidad (sobre todo en la actualidad), en los procesos políticos y sociales.
Dejo como material para el debate este enlace con documentales sobre la historia del Islam:
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También está la definición de Islam que aparecía en el diccionario ideológico de la antigua web de antorcha.org:
Abro este hilo para abrir (valga la redundancia) el debate sobre el papel del Islam en la historia. Mi objetivo es tanto desmentir los principales mitos islamófobos y arabófobos arraigados en las sociedades occidentales como analizar desde la óptica del materialismo histórico el papel del Islam a lo largo de la historia, desde Mahoma hasta la actualidad (sobre todo en la actualidad), en los procesos políticos y sociales.
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Islam
Es una religión universal monoteísta aparecida en el siglo VII en la península arábiga por la predicación de Mahoma (Muhammad).
El islam, término árabe que significa sumisión, es la última de las grandes religiones monoteístas y su extraordinaria fuerza deriva de que Mahoma situó su religión en el centro del mundo. Se trata, pues, de una religión abiertamente política, que no rehuye los problemas cotidianos de sus adeptos y del mundo. Aspectos como los impuestos, herencia, reparto de beneficios, el comercio, asuntos penales y civiles se encuentran regulados en sus suras y aleyas. Hay unidad entre dios y todo lo creado se denomina tawhid. Además, en el islam no hay sacerdotes profesionalizados y separados de sus fieles, como en el catolicismo. Tampoco existen clérigos, obispos, cardenales, papas, magos, brujos ni chamanes: para el musulmán, la relación con dios es fundamentalmente directa e interna. Los imames, alfaquíes, ulemas, ayatollahs, etc. detentan más bien funciones judiciales, estrechamente unidas a las religiosas. Cualquier sitio es bueno para rezar y cualquiera que profundice en el dogma puede llegar a ser imán y predicar, lo que les sitúa en una posición más próxima a los creyentes.
El islam concede una gran importancia al aspecto colectivo (unma), de modo que la palabra individualismo no existe en árabe; y la presencia de dios es tan importante en todos los aspectos de la vida, que tampoco existe la expresión ateísmo.
Cuando Mahoma (570-632) comenzó a predicar, se descomponía la comunidad primitiva, aparecían las clases sociales y una incipiente concepción nacional árabe. Mahoma se propuso sustituir los diversos cultos tribales por una única religión para todos los árabes. De ese modo el islam contribuyó a la creación de un Estado árabe centralizado de los explotadores, aunque no logró una uniformidad total, ya que es muy diferente dentro de los distintos países árabes y también fuera de él, en los Estados asiáticos como Malasia o Indonesia, en parte por los esfuerzos del imperialismo por impedirlo y mantenerlos divididos.
A diferencia del cristianismo, el islam se expandió rápidamente gracias a la decadencia de los dos grandes imperios del mundo del siglo VII: el bizantino (sucesor del antiguo imperio romano de oriente) y el persa. Otros factores decisivos para esa rápida expansión se encontraban en el mensaje colectivo y práctico que el Corán supuso para los pobladores de esos imperios y en el reconocimiento que el islam hacía de las pequeñas naciones, clanes y tribus que estaban sojuzgadas bajo el poder central de los dos imperios. En aquel contexto, el mensaje del islam fue totalmente revolucionario porque si un mensaje deja claro el Corán es que es la religión de los oprimidos.
A diferencia de Jesucristo, que era dios, Mahoma no se consideró nunca dios sino sólo su profeta, cuya obra más importante es el Corán, una obra religiosa singularizada por el fatalismo y la predestinación.
El carácter nacionalista y panislamista del islam le ha enfrentado directamente con el imperialismo, que siempre ha tratado de someter a unos creyentes asentados sobre una región geoestratégica vital del planeta a través de la división y el enfrentamiento entre los diversos Estados árabes. Numerosas suras del Corán explican que cualquier atentado contra un país islámico, por parte de otro que no lo es, es un atentado contra toda la unma y el deber de todo musulmán es defender a sus hermanos de la agresión. El llamamiento a la defensa (yihad) está justificado, cosa que no pasó en el primer conflicto contra Irak, donde los países originalmente enfrentados (Irak y Kuwait) son musulmanes. El expansionismo capitalista viene masacrando desde hace catorce siglos a los países mulsulmanes, llevándolos a una resistencia feroz. Desde los ataques al imperio bizantino a finales del siglo VI que pretendían el control del Mediterráneo; la primera cruzada en el siglo XI emprendida por venecianos genoveses y españoles; las guerras contra el imperio otomano en los Balcanes; la ocupación de Egipto por Napoleón a principios del siglo XIX; la ocupación de la India y, más tarde, la de los extensos territorios del Asia Central por parte de Rusia y Gran Bretaña; el reparto de Oriente Medio entre franceses y británicos tras la I Guerra Mundial; el control de los recursos naturales de Persia (la actual Irán) por los británicos tras la derrota del imperio turco en la I Guerra Mundial; la creación del Estado judío tras la II Guerra Mundial... Los intereses económicos imperialistas necesitan el control de los importantes recursos y tomar las posiciones estratégicas del mundo islámico: canal de Suez en Egipto; petróleo en Kuwait, Irak, las repúblicas del Cáucaso, los emiratos árabes y el gas en Argelia.