"Introducción a El Materialismo Dialéctico"
texto de introducción elaborado por el Centro de Estudios socialistas "Karl Marx", de la Corriente marxista Internacional
Se publica en dos mensajes en el Foro
---mensaje nº 1---
El marxismo, o socialismo científico, es el nombre dado al conjunto de ideas inicialmente elaboradas por Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (l820-1895). El conjunto de estas ideas proporcionan una base sólida para la lucha de la clase obrera por alcanzar una forma superior de sociedad humana: El socialismo.
Aunque las concepciones del marxismo han sido posteriormente desarrolladas y enriquecidas por la experiencia histórica de la propia clase obrera, sus ideas fundamentales se mantienen intactas, sirviendo de firme base al movimiento obrero en la actualidad. Ni antes, ni después de los tiempos de Marx y Engels, ha habido una teoría superior capaz de explicar el desarrollo y la evolución de la sociedad y el papel jugado por la clase obrera en el mismo. Por todo esto. el conocimiento del marxismo arma teóricamente al proletariado para su histórica tarea de transformar la sociedad.
Esto explica los constantes y mordaces ataques a todos los aspectos del marxismo que han sido hechos por los defensores del orden social actual, desde los conservadores hasta los demócrata-cristianos, desde el cura jesuita hasta el profesor universitario, tanto la forma que tienen como el hecho de que se mantienen continuamente. Si bien cada uno de los atacantes dice haber acabado definitivamente con el marxismo, los miembros conscientes del movimiento obrero pueden deducir dos cosas: primero, que los defensores del capitalismo reconocen en el marxismo al más peligroso enemigo de su sistema, y por tanto, reconocen la verdad del mismo, a pesar de todos sus intentos de desautorizarlo; segundo, que lejos de desaparecer bajo las falsas exposiciones y ciaras distorsiones, las teorías de Marx y Engels están ganando terreno constantemente dentro del movimiento obrero, en la medida en que un número mayor de trabajadores, bajo el impacto de la crisis del capitalismo, intentan descubrir el significado real de las fuerzas que actúan sobre sus vidas, con el fin de poder influir y determinar conscientemente su propio destino.
Las teorías del marxismo permiten al trabajador tener un método de comprensión, una guía capaz de llevarle a través del confuso conjunto de acontecimientos, de los complejos procesos de la sociedad, de la economía, de la lucha de clases, de la política. Armado de esta espada, el trabajador puede atacar el más importante obstáculo que se interpone en su avance y el de su clase: la ignorancia.
Precisamente, es con el fin de mantener este obstáculo por lo que los representantes a sueldo de la clase dominante luchan con todas sus fuerzas para desacreditar al marxismo ante los ojos de la clase obrera. Todo miembro activo del movimiento obrero tiene que hacer suyas las teorías de Marx y Engels como un presupuesto esencial para la conquista de la sociedad por los trabajadores.
Aparte de los lamentos de curas y profesores, hay aún más obstáculos en el acercamiento del obrero a la teoría marxista. Un hombre o una mujer, obligados a trabajar durante muchas horas en una fábrica, sin haber tenido la posibilidad de una educación decente y, por tanto, sin el hábito de leer, encuentran graves dificultades en asimilar alguna de las más complejas ideas. Sin embargo, Marx y Engels escribieron para los trabajadores y no para avispados estudiantes o "gente inteligente" de las clases medias.
Todo inicio es difícil, sea cual sea la ciencia de la que se hable, y el marxismo es una ciencia y requiere esfuerzos al principiante. Pero el trabajador activo del movimiento obrero, el joven estudiante, sabe que nada es suficientemente bueno si se alcanza sin un cierto grado de lucha y sacrificio. Es, pues, a estos sectores activos a quienes se dirige este folleto.
A este militante activo que está dispuesto a perseverar, le podemos prometer una cosa: una vez hecho el esfuerzo inicial para familiarizarse con estas ideas nuevas y, hasta ahora, extrañas para él, la teoría marxista se entenderá rápidamente y sin problemas, con toda facilidad. Aún más, y esto lo debemos resaltar, el obrero que adquiere con un esfuerzo paciente una comprensión del marxismo, llegará a ser mejor teórico que la mayoría de los estudiantes, simplemente porque puede confrontar sus ideas no sólo en abstracto, sino en lo concreto, aplicado a su propia vida y trabajo.
Este folleto no intenta ofrecer una exposición completa del marxismo, sino ayudar al obrero, al estudiante, en su acercamiento al tema, dando un vistazo lo más rápido y claro posible a algunas ideas básicas, además de ofrecer una selección de libros con los que puede continuar su estudio.
Marx y Engels escribieron principalmente breves panfletos y cortos trabajos con el fin de divulgar sus ideas entre la clase obrera, y éstos constituyen la base de la selección que proponemos para completar las ideas básicas que tratamos en estos apuntes.
El estudio del marxismo se centra en tres puntos principales que corresponden a la filosofía, la historia de la sociedad y la economía, o usando sus nombres correctos, Materialismo Dialéctico, Materialismo Histórico y la Teoría del Valor Trabajo. Estas son las tres partes integrantes del marxismo sobre las que escribió Lenin.
Este folleto es una introducción al Materialismo Dialéctico.
El Materialismo Dialéctico
¿Qué es la filosofía?
En todos los momentos de la historia humana, los hombres elaboraron algo así como un cuadro del mundo y señalaron también el lugar que el hombre ocupaba en ese cuadro. Es decir, desarrollaron una filosofía. Las piezas que se usan para construir ese cuadro se obtienen observando la naturaleza y por medio de la generalización de las experiencias diarias.
Algunos hombres piensan que no necesitan una filosofía, ni siquiera una concepción del mundo. Pese a todo, en la práctica todo el mundo tiene una filosofía, incluso cuando ésta no se expresa conscientemente. La gente que vive según el sentido común, en realidad piensa siguiendo la ideología dominante. Marx dijo una vez que las ideas dominantes en una sociedad son las de la clase dominante. Para mantener y justificar esta dominación, la clase dominante se sirve de todos los medios a su alcance para evitar que el trabajador sea consciente de su situación:
La escuela, la televisión, la Iglesia y la prensa son usados para propagar la ideología de esta clase dominante e impulsar al trabajador a la aceptación de este sistema como la forma más natural y permanente de sociedad.
Al carecer de una filosofía socialista consciente, los trabajadores se encuentran influidos inconscientemente por la filosofía capitalista. En todo momento dentro de una sociedad dividida en clases, la clase revolucionaria en ascenso tiene que luchar por una nueva concepción del mundo, atacando a la vieja filosofía que justifica y defiende el viejo orden de cosas, si quiere ver convertida en realidad su intención de cambiar la sociedad.
Idealismo y materialismo
A lo largo de la historia de la Filosofía vemos cómo podemos situar a los filósofos en dos campos: en uno los idealistas y en el otro los materialistas.
La idea común del idealismo (es decir, continuidad en la persecución de unos ideales) y materialismo (desagradable egoísmo y preocupación por tener dinero), no tienen nada que ver con el idealismo filosófico y el materialismo filosófico.
Muchos grandes pensadores del pasado fueron idealistas, como por ejemplo Platón y Hegel. Esta escuela de pensamiento concibe la naturaleza y la historia como un reflejo de las ideas o del espíritu. La teoría de que el hombre y todas las cosas materiales fueron creadas por un espíritu divino, es un concepto básico del idealismo.
Esta concepción es expresada de muchas maneras, si bien se basa en que las ideas gobiernan el desarrollo del mundo material. La historia se explica como la historia del pensamiento; los actos de los hombres son vistos como resultado de pensamientos abstractos y no de las necesidades materiales del hombre. Hegel fue un poco más lejos, aún siendo un idealista convencido, e hizo de los pensamientos una Idea independiente que existía, para él; fuera del cerebro e independiente del mundo material. La materia era simplemente un reflejo de esta Idea. La religión es parte y parcela del idealismo filosófico.
En el Otro lado, los filósofos materialistas han defendido que el mundo material es real y que la naturaleza o materia es lo primario. La mente o las ideas son un producto del cerebro. El cerebro y, por lo tanto las ideas, surgen en un cierto momento del desarrollo de la materia.
Las piedras angulares del Materialismo son:
a) El mundo material, conocido por los hombres a través de los sentidos y explorado por la ciencia, es real. El desarrollo del mundo se debe a sus propias leyes naturales, sin ninguna relación con lo sobrenatural.
b) Sólo hay un mundo, el material. El pensamiento es un producto de la materia (del cerebro) sin el que no puede haber ideas con existencia propia. Por tanto, las mentes o las ideas no pueden existir aisladas de la materia. "Para mí -decía Marx- la idea no es nada más que el mundo material reflejado en la mente humana y transformado en forma de pensamiento". Y en otro sitio "el ser social determina la conciencia
Los idealistas ven la conciencia, el pensamiento, como algo externo y opuesto a la materia, a la naturaleza. Esta oposición es algo totalmente falso y artificial. Hay una estrecha correlación entre las leyes del pensamiento y las leyes de la naturaleza, porque las primeras siguen y reflejan las segundas. El pensamiento no puede arrancar sus categorías de si mismo, sino solamente del mundo exterior. Incluso los pensamientos que nos parecen más abstractos se derivan, de hecho, de la observación del mundo material.
Una ciencia en apariencia abstracta como son las matemáticas puras tiene, en última instancia, su origen en la realidad material y no en una invención del cerebro. El niño en la escuela, secretamente, cuenta sus dedos materiales bajo un pupitre material antes de resolver un abstracto problema aritmético. Haciendo esto, está recreando los orígenes de las matemáticas. Nos basamos en el sistema decimal porque tenemos diez dedos. Los números romanos se basaban, en un principio, en la representación de los dedos.
En palabras de Lenin "la materia actuando sobre nuestros órganos sensitivos produce sensaciones. Las sensaciones dependen del cerebro, de los nervios, de la retina..., es decir, son el supremo producto de la materia".
La persona es parte de la naturaleza y desarrolla sus ideas en interacción con el resto del mundo. Los procesos mentales son en efecto reales, pero no son algo absoluto, al margen de la naturaleza. Se les debe estudiar en las circunstancias materiales y sociales en las que surgen. "Los fantasmas formados en el cerebro humano -afirmaba Marx- son necesariamente sublimaciones de su proceso material de vida". Más tarde concluía: "Moral, Religión, Metafísica, todo el resto de la ideología y sus correspondientes formas de conciencia, no sostienen su apariencia de independencia. No tienen historia, ni desarrollo; pero los hombres, desarrollando su producción material y sus relaciones materiales, alteran paralelamente su existencia real, su forma de pensar y el producto de ésta. La vida no es determinada por la conciencia, sino la conciencia por la vida."
Los orígenes del materialismo
"El lugar de nacimiento de todo el materialismo moderno -escribía Engels-desde el siglo XVII en adelante, es Inglaterra:'
En esa época, la vieja aristocracia feudal y la monarquía empezaron a ser combatidas por las clases medias recién aparecidas. El bastión del feudalismo era la Iglesia Católica de Roma, que proporcionaba una justificación divina para la monarquía y las instituciones feudales. Estas, por tanto, tenían que ser liquidadas antes de que el feudalismo pudiera ser abatido. La burguesía en ascenso se enfrentó con las viejas ideas y los conceptos divinos sobre los que el viejo orden se basaba.
"Paralelamente con el ascenso de las clases medias, vino un gran renacimiento de la ciencia: La Astronomía, la Mecánica, la Física, la Anatomía, la Fisiología, fueron cultivadas de nuevo. Y la burguesía para el desarrollo de su producción industrial, requería una ciencia que investigase las propiedades físicas de los objetos naturales y los modos de acción de las fuerzas de la naturaleza. Hasta entonces la ciencia no había sido otra cosa que la servidora de la Iglesia, no se le había permitido ir más allá de los límites que la fe determinaba y, precisamente por esto, no había habido de ninguna manera una ciencia. (En el siglo XVII, Galileo demostró el carácter verdadero de la teoría de Copérnico de que la tierra y los otros planetas giraban alrededor del Sol. Los profesores de aquella época ridiculizaron esas ideas y usaron el poder del Índice y de la Inquisición contra Galileo para forzarle a retractarse de su teoría). La ciencia se rebeló contra la Iglesia; la burguesía no podía hacer nada sin la ciencia y, por lo tanto, tenía que unírsele en la rebelión:'
E Engels.
Fue en esa época cuando Francis Bacon (1561-1626) desarrolló sus revolucionarias ideas sobre el materialismo. Según él, los sentidos eran infalibles y, a la vez, la fuente de todo conocimiento. Toda ciencia se basa en la experiencia -nos dice-\ consiste en someter el dato concreto a un método racional de investigación: Inducción, análisis, comparación, observación y experimentación.
Quedó, de todas maneras, para Tomas Hobbes (1588-1679) el continuar y desarrollar el materialismo de Bacon, dentro de un sistema. Hobbes se dio cuenta de que las ideas y los conceptos eran sólo un reflejo del mundo material y que "es imposible separar el pensamiento de la materia sobre la que se piensa". Más tarde, el pensador inglés John Locke (1632-1704) certificó con pruebas este materialismo.
Esta escuela de filosofía materialista pasó de Inglaterra a Francia, para ser recogida y posteriormente desarrollada por René Descartes (1596-1650) y sus seguidores. Estos materialistas franceses no se limitaron a criticar la religión, sino que extendieron su crítica a todas las instituciones e ideas. Se enfrentaron con estas cosas en el nombre de la Razón y armaron" a la naciente burguesía en su batalla contra la monarquía. El nacimiento de la gran revolución burguesa de Francia de 1789-93 hizo de la filosofía materialista su credo. A diferencia de la revolución inglesa de mediados del siglo XVII, la Revolución Francesa destruyó completamente el viejo orden feudal.
Como Engels puso de relieve más tarde:
Hoy sabemos que aquel Reino de la Razón no era nada más que el Reino de la Burguesía idealizado, que la justicia eterna encontró su realización en los tribunales de la burguesía, que la igualdad desembocó en la igualdad burguesa ante la ley, que como uno de los derechos del hombre más esenciales se proclamó la propiedad burguesa y que el Estado de la Razón, el contrato social roussoníano, tomó vida, y sólo pudo cobrarla, como república burguesa democrática. Los grandes pensadores del siglo XVIII, exactamente igual que todos sus predecesores, no pudieron rebasar los límites que les había puesto su propia época:'
Engels, Anti-Dúhring.
El defecto, a pesar de todo, de este materialismo desde Bacon en adelante, era su rígida y mecánica interpretación de la Naturaleza. No es accidental que la escuela materialista inglesa floreciese en el siglo XVIII, cuando los descubrimientos de Isaac Newton hicieron de la Mecánica la ciencia más avanzada e importante de su tiempo. En palabras de Engels, "la limitación específica de este materialismo radica en su falta de habilidad para comprender el universo como proceso como materia sufriendo un ininterrumpido desarrollo histórico".
La Revolución Francesa tuvo un efecto profundo en el mundo civilizado, al igual que luego lo tendría la Revolución Rusa de 1917. Efectivamente, revolucionó el pensamiento en todos los campos, político, filosófico, científico y artístico. El fermento de ideas que emergió de esta revolución democrático burguesa, aseguró avances en las ciencias naturales, la geología, la botánica, la química, así como en la economía política.
Fue en ese periodo cuando se hizo una crítica del punto de vista mecánico de estos materialistas. Un filósofo alemán, Enmannel Kant (l724 -1804), fue el primero que rompió con la vieja mecánica, con su descubrimiento de que la Tierra y el sistema solar habían llegado a ser y que no habían existido eternamente lo mismo sucede con la geografía, la geología, las plantas y los animales.
Estas revolucionarias ideas de Kant fueron desarrolladas aún más por otro brillante pensador alemán, George Hegel (1770-1831>. Hegel era un filósofo idealista, que pensaba que el mundo podía ser explicado como una manifestación o reflejo de una "mente universal" o "idea
Hegel observaba el mundo, no como un miembro activo de la sociedad y de la historia humana, sino como un filósofo, observando los hechos desde fuera. Se situó en una postura por encima del mundo, interpretando la historia del pensamiento, el mundo como el mundo de las ideas, como un mundo ideal. Así, para Hegel, los problemas y las contradicciones no se plantean en términos reales, sino en términos de pensamiento, y por lo tanto sólo podían ser resueltos a través de la evolución del pensamiento mismo. En vez de que las contradicciones en la sociedad sean resueltas por la acción de los hombres, por la lucha de clases, la solución para Hegel se encontraba en la cabeza del filósofo, en la IDEA ABSOLUTA.
De todas maneras, Hegel, reconoció los errores y la cortedad del viejo punto de vista mecanicista. También reconoció la falta de adecuación de la lógica formal y sentó las bases para una concepción del mundo que podría explicar las contradicciones a través del cambio y el movimiento.
A pesar de que Hegel redescubrió y analizó las leyes del cambio y el movimiento, su idealismo ponía todas las cosas en su cabeza. Esta era la lucha y la crítica que le hacían los jóvenes hegelianos dirigidos por Ludwig Feuerbach (1804-1872), que intentó corregir esta postura y colocar la filosofía con los pies en el suelo. Pero incluso Feuerbach -"la mitad de abajo de él era materialista, la mitad de arriba idealista" (Engels)- no fue capaz totalmente de limpiar el hegelianismo de 5Ll concepción idealista. Este trabajo quedó para Marx y Engels, quienes fueron capaces de quitar al método dialéctico el carácter místico que hasta entonces tenía.
La Dialéctica hegeliana fue unida al materialismo moderno para producir el entendimiento revolucionario que es el materialismo dialéctico.
¿Qué es la dialéctica?
Hemos visto que el materialismo moderno arranca de considerar que la materia en lo primario y que la mente o las ideas son producto del cerebro.
Pero, ¿qué es el pensamiento dialéctico o la Dialéctica?
"La dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y la evolución de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento."
Engels, Ánti-Dahring.
El método dialéctico tenía ya una larga existencia antes de que Marx y Engels lo desarrollasen científicamente como un medio de comprender el desarrollo de la sociedad humana. los griegos antiguos produjeron algunos grandes pensadores dialécticos, entre los que están Platón, Zenón de Elea y Aristóteles. Ya en el año 500 antes de nuestra era, Heraclito adelantaba la idea de que "todas las cosas son y no son, porque todo fluye, está cambiando constantemente, constantemente naciendo y muriendo. Es imposible sumergirse dos veces en uno e idéntico rió".
Esta frase contiene ya la concepción fundamental de la Dialéctica, de que todo en la naturaleza está en un constante estado de cambio y que este cambio se produce a través de una serie de contradicciones.
"La gran idea cardinal de que el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados y acabados, sino como un conjunto de procesos, en el que la cosas que parecen estables, al igual que sus reflejos mentales en nuestras cabezas, los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de génesis y caducidad; esta gran idea cardinal se halla ya tan arraigada desde Hegel en la conciencia habitual, que, expuesta así, en términos generales, apenas encuentra oposición. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra cosa es aplicarla a la realidad concreta, en todos los campos sometidos a la investigación (... Para la filosofía dialéctica no existe nada definitivo, absoluto, consagrado; en todo pone de relieve lo que tiene de perecedero, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del devenir y perecer, un ascenso sin fin de lo inferior a lo superior, cuyo mero reflejo en el cerebro pensante es esta misma filosofía."
Engels, Ludivlg Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.
La dialéctica y la metafísica
Los filósofos griegos anticiparon brillantemente el posterior desarrollo de la Dialéctica así como el de otras ciencias. Pero no podían llevar ellos mismos esta anticipación a su conclusión lógica, debido al bajo desarrollo de los medios de producción y a la falta de una adecuada información acerca de los fenómenos del Universo.
Sus ideas dieron casi una correcta visión del conjunto, pero a menudo no eran más que geniales inspiraciones y no teorías elaboradas científicamente. Para llevar más lejos el pensamiento humano, era necesario abandonar este camino e intentar llegar a una comprensión general del Universo y concentrarse en las pequeñas, más mundanas tareas de coleccionar, elaborar y nivelar un conjunto de hechos individuales, de verificar las teorías particulares', mediante la experimentación, la definición...
Esta aproximación factual, experimental, empírica, permitió un enorme avance del pensamiento humano y la ciencia. Las investigaciones sobre los fenómenos de la naturaleza se podían llevar ahora científicamente, analizando cada problema particular y verificando cada conclusión. Pero en esta evolución, en este nuevo estadio de desarrollo, la vieja habilidad de tratar las cosas en su conexión, y no aisladamente, en su movimiento y no estáticamente, en su vida y no en su muerte, se perdió.
FI estrecho, empírico, modo de pensar que consecuentemente surgió se llamó acercamiento metafísico y es el que todavía domina la moderna filosofía y la ciencia capitalista. En política está reflejado en el famoso pragmatismo "si funciona, debe ser correcto" y en el constante llamamiento a los hechos, pero siempre aislados.
Pero los hechos no se seleccionan a si mismos. Deben ser elegidos por los hombres. El orden y la secuencia en que se les ordena, así como las conclusiones que se obtienen de ellos, depende de las nociones preconcebidas del individuo. Así, estos llamamientos a los hechos, a los que se supone de acuerdo con una imparcialidad científica, suelen ser sólo una cortina de humo para ocultar los prejuicios de los que los utilizan.
La Dialéctica no se ocupa sólo de los hechos, sino de los hechos en su conexión, es decir, de procesos no sólo de ideas aisladas, sino de leyes; no sólo de lo particular, sino de lo general.
El pensamiento dialéctico guarda la misma relación con la Metafísica que la que guarda un fotograma de una película con la película en su conjunto. El uno no contradice al otro, sino que lo complementa. De todas maneras, la más certera y completa aproximación a la realidad está en la película.
Para la vida cotidiana y para cálculos sencillos, el pensamiento metafísico o sentido común es suficiente. Pero tiene sus limitaciones y más allá de éstas convierte la verdad en mentira. La principal pega de este tipo de pensamiento es su incapacidad para comprender el movimiento y el desarrollo y su repudio de toda contradicción. Sea como fuere, el movimiento y el cambio implican contradicciones.
"Para el metafísico las cosas y sus imágenes en el pensamiento, los conceptos, son objetos dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos. El metafísico piensa según rudas contraposiciones sin mediación: su lenguaje es «sí, si», y «no, no», que todo lo que pasa de eso de mal espíritu procede. Para él, toda cosa existe o no existe: una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diferente. Lo positivo y lo negativo se excluyen lo uno a lo otro de un modo absoluto; la causa y el efecto se encuentran del mismo modo en rígida contraposición. Este modo de pensar nos resulta a primera vista muy plausible porque es el del llamado sano sentido común. Pero el sano sentido común, por apreciable compañero que sea en el doméstico dominio de sus cuatro paredes, experimenta asombrosas aventuras en cuanto que se arriesga por el ancho mundo de la investigación:'
Engels, Anti-Dúhring.
Para las cuestiones diarias, por ejemplo, es posible decir con un cierto grado de certeza si un individuo, planta o animal está vivo o muerto. Pero es mucho más complicado decir exactamente dónde está el límite a partir del cual se puede hablar de vida independiente del feto en el vientre materno, y de igual manera es imposible fijar el momento de la muerte porque la fisiología ha demostrado que la muerte no es un suceso instantáneo, sino un proceso bastante largo.
Como Heráclito advertía: "La misma cosa en nosotros vive y muere, duerme y está despierta, es joven y vieja; cada una cambia su lugar y deviene la otra. Nosotros entramos y no entramos en el mismo rió: estamos y no estamos
Trotsky, en su En defensa del marxismo, caracterizaba la Dialéctica como una ciencia de las formas de nuestro pensamiento en la medida en que no se reduce a los problemas diarios, sino que intenta llegar a una comprensión de los procesos más complicados y complejos:'
Comparaba la dialéctica y la lógica formal (la metafísica) con las matemáticas superiores y las básicas. Aristóteles fue el primero que desarrolló las leyes de la lógica formal, y su sistema lógico ha sido aceptado siempre desde entonces por los metafísicos como el único método posible de pensamiento científico:
"La lógica aristotélica del silogismo simple parte de la premisa de que A es igual a A. Este postulado se acepta como un axioma para una cantidad de acciones humanas prácticas y de generalizaciones elementales. Pero en realidad A no es igual a A. Esto es fácil de demostrar si observamos estas dos letras bajo una lente: son completamente diferentes. Pero, se podrá objetar, no se trata del tamaño o de la forma de las letras, dado que ellas son solamente símbolos de cantidades iguales, por ejemplo de un kilo de azúcar. La objeción no es válida; en realidad un kilo de azúcar nunca es igual a un kilo de azúcar: una balanza delicada descubriría siempre la diferencia. Nuevamente se podría objetar: sin embargo un kilo de azúcar es igual a sí mismo. Tampoco esto es verdad: todos los cuerpos cambian constantemente de peso, color, etc. Nunca son iguales a sí mismos. Un sofista contestará que un kilo de azúcar es igual a sí mismo 'en un momento dado'. Fuera del valor práctico extremadamente dudoso de este axioma, tampoco soporta una crítica teórica. ¿Cómo concebimos realmente la palabra 'momento'? Si se trata de un intervalo infinitesimal de tiempo, entonces un kilo de azúcar está sometido durante el transcurso de ese 'momento' a cambios inevitables. ¿O este 'momento' es una abstracción puramente matemática, es decir, cero tiempo? Pero todo existe en el tiempo y la existencia misma es un proceso ininterrumpido de transformación; el tiempo es en consecuencia un elemento fundamental de la existencia. De este modo el axioma A es igual a A, significa que una cosa es igual a sí misma si no cambia, es decir, si no existe.
A primera vista, podría parecer que estas sutilezas son inútiles: En realidad tienen decisiva importancia. El axioma A es igual a A, es a un mismo tiempo punto de partida de todos nuestros conocimientos y punto de partida de todos los errores de nuestros conocimientos. Sólo dentro de ciertos límites se lo puede utilizar con uniformidad. Silos cambios cualitativos que se producen en A carecen de importancia para la cuestión que tenemos entre manos, entonces podremos presumir que A es igual a A. Este es, por ejemplo, el modo con que vendedor y comprador consideran un kilo de azúcar. De la misma manera consideramos la temperatura del sol. Hasta hace poco considerábamos de la misma manera el valor adquisitivo del dólar. Pero cuando los cambios cuantitativos sobrepasan ciertos límites se convierten en cambios cualitativos. Un kilo de azúcar sometido a la acción del agua o del queroseno deja de ser un kilo de azúcar. Un dólar en manos de un presidente deja de ser un dólar. Determinar en el momento preciso, el punto crítico, en que la cantidad se transforma en calidad, es una de las tareas más difíciles e importantes en todas las esferas del conocimiento, incluso de la sociología."
Trotsky, ((En defensa del marxismo).
texto de introducción elaborado por el Centro de Estudios socialistas "Karl Marx", de la Corriente marxista Internacional
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El marxismo, o socialismo científico, es el nombre dado al conjunto de ideas inicialmente elaboradas por Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (l820-1895). El conjunto de estas ideas proporcionan una base sólida para la lucha de la clase obrera por alcanzar una forma superior de sociedad humana: El socialismo.
Aunque las concepciones del marxismo han sido posteriormente desarrolladas y enriquecidas por la experiencia histórica de la propia clase obrera, sus ideas fundamentales se mantienen intactas, sirviendo de firme base al movimiento obrero en la actualidad. Ni antes, ni después de los tiempos de Marx y Engels, ha habido una teoría superior capaz de explicar el desarrollo y la evolución de la sociedad y el papel jugado por la clase obrera en el mismo. Por todo esto. el conocimiento del marxismo arma teóricamente al proletariado para su histórica tarea de transformar la sociedad.
Esto explica los constantes y mordaces ataques a todos los aspectos del marxismo que han sido hechos por los defensores del orden social actual, desde los conservadores hasta los demócrata-cristianos, desde el cura jesuita hasta el profesor universitario, tanto la forma que tienen como el hecho de que se mantienen continuamente. Si bien cada uno de los atacantes dice haber acabado definitivamente con el marxismo, los miembros conscientes del movimiento obrero pueden deducir dos cosas: primero, que los defensores del capitalismo reconocen en el marxismo al más peligroso enemigo de su sistema, y por tanto, reconocen la verdad del mismo, a pesar de todos sus intentos de desautorizarlo; segundo, que lejos de desaparecer bajo las falsas exposiciones y ciaras distorsiones, las teorías de Marx y Engels están ganando terreno constantemente dentro del movimiento obrero, en la medida en que un número mayor de trabajadores, bajo el impacto de la crisis del capitalismo, intentan descubrir el significado real de las fuerzas que actúan sobre sus vidas, con el fin de poder influir y determinar conscientemente su propio destino.
Las teorías del marxismo permiten al trabajador tener un método de comprensión, una guía capaz de llevarle a través del confuso conjunto de acontecimientos, de los complejos procesos de la sociedad, de la economía, de la lucha de clases, de la política. Armado de esta espada, el trabajador puede atacar el más importante obstáculo que se interpone en su avance y el de su clase: la ignorancia.
Precisamente, es con el fin de mantener este obstáculo por lo que los representantes a sueldo de la clase dominante luchan con todas sus fuerzas para desacreditar al marxismo ante los ojos de la clase obrera. Todo miembro activo del movimiento obrero tiene que hacer suyas las teorías de Marx y Engels como un presupuesto esencial para la conquista de la sociedad por los trabajadores.
Aparte de los lamentos de curas y profesores, hay aún más obstáculos en el acercamiento del obrero a la teoría marxista. Un hombre o una mujer, obligados a trabajar durante muchas horas en una fábrica, sin haber tenido la posibilidad de una educación decente y, por tanto, sin el hábito de leer, encuentran graves dificultades en asimilar alguna de las más complejas ideas. Sin embargo, Marx y Engels escribieron para los trabajadores y no para avispados estudiantes o "gente inteligente" de las clases medias.
Todo inicio es difícil, sea cual sea la ciencia de la que se hable, y el marxismo es una ciencia y requiere esfuerzos al principiante. Pero el trabajador activo del movimiento obrero, el joven estudiante, sabe que nada es suficientemente bueno si se alcanza sin un cierto grado de lucha y sacrificio. Es, pues, a estos sectores activos a quienes se dirige este folleto.
A este militante activo que está dispuesto a perseverar, le podemos prometer una cosa: una vez hecho el esfuerzo inicial para familiarizarse con estas ideas nuevas y, hasta ahora, extrañas para él, la teoría marxista se entenderá rápidamente y sin problemas, con toda facilidad. Aún más, y esto lo debemos resaltar, el obrero que adquiere con un esfuerzo paciente una comprensión del marxismo, llegará a ser mejor teórico que la mayoría de los estudiantes, simplemente porque puede confrontar sus ideas no sólo en abstracto, sino en lo concreto, aplicado a su propia vida y trabajo.
Este folleto no intenta ofrecer una exposición completa del marxismo, sino ayudar al obrero, al estudiante, en su acercamiento al tema, dando un vistazo lo más rápido y claro posible a algunas ideas básicas, además de ofrecer una selección de libros con los que puede continuar su estudio.
Marx y Engels escribieron principalmente breves panfletos y cortos trabajos con el fin de divulgar sus ideas entre la clase obrera, y éstos constituyen la base de la selección que proponemos para completar las ideas básicas que tratamos en estos apuntes.
El estudio del marxismo se centra en tres puntos principales que corresponden a la filosofía, la historia de la sociedad y la economía, o usando sus nombres correctos, Materialismo Dialéctico, Materialismo Histórico y la Teoría del Valor Trabajo. Estas son las tres partes integrantes del marxismo sobre las que escribió Lenin.
Este folleto es una introducción al Materialismo Dialéctico.
El Materialismo Dialéctico
¿Qué es la filosofía?
En todos los momentos de la historia humana, los hombres elaboraron algo así como un cuadro del mundo y señalaron también el lugar que el hombre ocupaba en ese cuadro. Es decir, desarrollaron una filosofía. Las piezas que se usan para construir ese cuadro se obtienen observando la naturaleza y por medio de la generalización de las experiencias diarias.
Algunos hombres piensan que no necesitan una filosofía, ni siquiera una concepción del mundo. Pese a todo, en la práctica todo el mundo tiene una filosofía, incluso cuando ésta no se expresa conscientemente. La gente que vive según el sentido común, en realidad piensa siguiendo la ideología dominante. Marx dijo una vez que las ideas dominantes en una sociedad son las de la clase dominante. Para mantener y justificar esta dominación, la clase dominante se sirve de todos los medios a su alcance para evitar que el trabajador sea consciente de su situación:
La escuela, la televisión, la Iglesia y la prensa son usados para propagar la ideología de esta clase dominante e impulsar al trabajador a la aceptación de este sistema como la forma más natural y permanente de sociedad.
Al carecer de una filosofía socialista consciente, los trabajadores se encuentran influidos inconscientemente por la filosofía capitalista. En todo momento dentro de una sociedad dividida en clases, la clase revolucionaria en ascenso tiene que luchar por una nueva concepción del mundo, atacando a la vieja filosofía que justifica y defiende el viejo orden de cosas, si quiere ver convertida en realidad su intención de cambiar la sociedad.
Idealismo y materialismo
A lo largo de la historia de la Filosofía vemos cómo podemos situar a los filósofos en dos campos: en uno los idealistas y en el otro los materialistas.
La idea común del idealismo (es decir, continuidad en la persecución de unos ideales) y materialismo (desagradable egoísmo y preocupación por tener dinero), no tienen nada que ver con el idealismo filosófico y el materialismo filosófico.
Muchos grandes pensadores del pasado fueron idealistas, como por ejemplo Platón y Hegel. Esta escuela de pensamiento concibe la naturaleza y la historia como un reflejo de las ideas o del espíritu. La teoría de que el hombre y todas las cosas materiales fueron creadas por un espíritu divino, es un concepto básico del idealismo.
Esta concepción es expresada de muchas maneras, si bien se basa en que las ideas gobiernan el desarrollo del mundo material. La historia se explica como la historia del pensamiento; los actos de los hombres son vistos como resultado de pensamientos abstractos y no de las necesidades materiales del hombre. Hegel fue un poco más lejos, aún siendo un idealista convencido, e hizo de los pensamientos una Idea independiente que existía, para él; fuera del cerebro e independiente del mundo material. La materia era simplemente un reflejo de esta Idea. La religión es parte y parcela del idealismo filosófico.
En el Otro lado, los filósofos materialistas han defendido que el mundo material es real y que la naturaleza o materia es lo primario. La mente o las ideas son un producto del cerebro. El cerebro y, por lo tanto las ideas, surgen en un cierto momento del desarrollo de la materia.
Las piedras angulares del Materialismo son:
a) El mundo material, conocido por los hombres a través de los sentidos y explorado por la ciencia, es real. El desarrollo del mundo se debe a sus propias leyes naturales, sin ninguna relación con lo sobrenatural.
b) Sólo hay un mundo, el material. El pensamiento es un producto de la materia (del cerebro) sin el que no puede haber ideas con existencia propia. Por tanto, las mentes o las ideas no pueden existir aisladas de la materia. "Para mí -decía Marx- la idea no es nada más que el mundo material reflejado en la mente humana y transformado en forma de pensamiento". Y en otro sitio "el ser social determina la conciencia
Los idealistas ven la conciencia, el pensamiento, como algo externo y opuesto a la materia, a la naturaleza. Esta oposición es algo totalmente falso y artificial. Hay una estrecha correlación entre las leyes del pensamiento y las leyes de la naturaleza, porque las primeras siguen y reflejan las segundas. El pensamiento no puede arrancar sus categorías de si mismo, sino solamente del mundo exterior. Incluso los pensamientos que nos parecen más abstractos se derivan, de hecho, de la observación del mundo material.
Una ciencia en apariencia abstracta como son las matemáticas puras tiene, en última instancia, su origen en la realidad material y no en una invención del cerebro. El niño en la escuela, secretamente, cuenta sus dedos materiales bajo un pupitre material antes de resolver un abstracto problema aritmético. Haciendo esto, está recreando los orígenes de las matemáticas. Nos basamos en el sistema decimal porque tenemos diez dedos. Los números romanos se basaban, en un principio, en la representación de los dedos.
En palabras de Lenin "la materia actuando sobre nuestros órganos sensitivos produce sensaciones. Las sensaciones dependen del cerebro, de los nervios, de la retina..., es decir, son el supremo producto de la materia".
La persona es parte de la naturaleza y desarrolla sus ideas en interacción con el resto del mundo. Los procesos mentales son en efecto reales, pero no son algo absoluto, al margen de la naturaleza. Se les debe estudiar en las circunstancias materiales y sociales en las que surgen. "Los fantasmas formados en el cerebro humano -afirmaba Marx- son necesariamente sublimaciones de su proceso material de vida". Más tarde concluía: "Moral, Religión, Metafísica, todo el resto de la ideología y sus correspondientes formas de conciencia, no sostienen su apariencia de independencia. No tienen historia, ni desarrollo; pero los hombres, desarrollando su producción material y sus relaciones materiales, alteran paralelamente su existencia real, su forma de pensar y el producto de ésta. La vida no es determinada por la conciencia, sino la conciencia por la vida."
Los orígenes del materialismo
"El lugar de nacimiento de todo el materialismo moderno -escribía Engels-desde el siglo XVII en adelante, es Inglaterra:'
En esa época, la vieja aristocracia feudal y la monarquía empezaron a ser combatidas por las clases medias recién aparecidas. El bastión del feudalismo era la Iglesia Católica de Roma, que proporcionaba una justificación divina para la monarquía y las instituciones feudales. Estas, por tanto, tenían que ser liquidadas antes de que el feudalismo pudiera ser abatido. La burguesía en ascenso se enfrentó con las viejas ideas y los conceptos divinos sobre los que el viejo orden se basaba.
"Paralelamente con el ascenso de las clases medias, vino un gran renacimiento de la ciencia: La Astronomía, la Mecánica, la Física, la Anatomía, la Fisiología, fueron cultivadas de nuevo. Y la burguesía para el desarrollo de su producción industrial, requería una ciencia que investigase las propiedades físicas de los objetos naturales y los modos de acción de las fuerzas de la naturaleza. Hasta entonces la ciencia no había sido otra cosa que la servidora de la Iglesia, no se le había permitido ir más allá de los límites que la fe determinaba y, precisamente por esto, no había habido de ninguna manera una ciencia. (En el siglo XVII, Galileo demostró el carácter verdadero de la teoría de Copérnico de que la tierra y los otros planetas giraban alrededor del Sol. Los profesores de aquella época ridiculizaron esas ideas y usaron el poder del Índice y de la Inquisición contra Galileo para forzarle a retractarse de su teoría). La ciencia se rebeló contra la Iglesia; la burguesía no podía hacer nada sin la ciencia y, por lo tanto, tenía que unírsele en la rebelión:'
E Engels.
Fue en esa época cuando Francis Bacon (1561-1626) desarrolló sus revolucionarias ideas sobre el materialismo. Según él, los sentidos eran infalibles y, a la vez, la fuente de todo conocimiento. Toda ciencia se basa en la experiencia -nos dice-\ consiste en someter el dato concreto a un método racional de investigación: Inducción, análisis, comparación, observación y experimentación.
Quedó, de todas maneras, para Tomas Hobbes (1588-1679) el continuar y desarrollar el materialismo de Bacon, dentro de un sistema. Hobbes se dio cuenta de que las ideas y los conceptos eran sólo un reflejo del mundo material y que "es imposible separar el pensamiento de la materia sobre la que se piensa". Más tarde, el pensador inglés John Locke (1632-1704) certificó con pruebas este materialismo.
Esta escuela de filosofía materialista pasó de Inglaterra a Francia, para ser recogida y posteriormente desarrollada por René Descartes (1596-1650) y sus seguidores. Estos materialistas franceses no se limitaron a criticar la religión, sino que extendieron su crítica a todas las instituciones e ideas. Se enfrentaron con estas cosas en el nombre de la Razón y armaron" a la naciente burguesía en su batalla contra la monarquía. El nacimiento de la gran revolución burguesa de Francia de 1789-93 hizo de la filosofía materialista su credo. A diferencia de la revolución inglesa de mediados del siglo XVII, la Revolución Francesa destruyó completamente el viejo orden feudal.
Como Engels puso de relieve más tarde:
Hoy sabemos que aquel Reino de la Razón no era nada más que el Reino de la Burguesía idealizado, que la justicia eterna encontró su realización en los tribunales de la burguesía, que la igualdad desembocó en la igualdad burguesa ante la ley, que como uno de los derechos del hombre más esenciales se proclamó la propiedad burguesa y que el Estado de la Razón, el contrato social roussoníano, tomó vida, y sólo pudo cobrarla, como república burguesa democrática. Los grandes pensadores del siglo XVIII, exactamente igual que todos sus predecesores, no pudieron rebasar los límites que les había puesto su propia época:'
Engels, Anti-Dúhring.
El defecto, a pesar de todo, de este materialismo desde Bacon en adelante, era su rígida y mecánica interpretación de la Naturaleza. No es accidental que la escuela materialista inglesa floreciese en el siglo XVIII, cuando los descubrimientos de Isaac Newton hicieron de la Mecánica la ciencia más avanzada e importante de su tiempo. En palabras de Engels, "la limitación específica de este materialismo radica en su falta de habilidad para comprender el universo como proceso como materia sufriendo un ininterrumpido desarrollo histórico".
La Revolución Francesa tuvo un efecto profundo en el mundo civilizado, al igual que luego lo tendría la Revolución Rusa de 1917. Efectivamente, revolucionó el pensamiento en todos los campos, político, filosófico, científico y artístico. El fermento de ideas que emergió de esta revolución democrático burguesa, aseguró avances en las ciencias naturales, la geología, la botánica, la química, así como en la economía política.
Fue en ese periodo cuando se hizo una crítica del punto de vista mecánico de estos materialistas. Un filósofo alemán, Enmannel Kant (l724 -1804), fue el primero que rompió con la vieja mecánica, con su descubrimiento de que la Tierra y el sistema solar habían llegado a ser y que no habían existido eternamente lo mismo sucede con la geografía, la geología, las plantas y los animales.
Estas revolucionarias ideas de Kant fueron desarrolladas aún más por otro brillante pensador alemán, George Hegel (1770-1831>. Hegel era un filósofo idealista, que pensaba que el mundo podía ser explicado como una manifestación o reflejo de una "mente universal" o "idea
Hegel observaba el mundo, no como un miembro activo de la sociedad y de la historia humana, sino como un filósofo, observando los hechos desde fuera. Se situó en una postura por encima del mundo, interpretando la historia del pensamiento, el mundo como el mundo de las ideas, como un mundo ideal. Así, para Hegel, los problemas y las contradicciones no se plantean en términos reales, sino en términos de pensamiento, y por lo tanto sólo podían ser resueltos a través de la evolución del pensamiento mismo. En vez de que las contradicciones en la sociedad sean resueltas por la acción de los hombres, por la lucha de clases, la solución para Hegel se encontraba en la cabeza del filósofo, en la IDEA ABSOLUTA.
De todas maneras, Hegel, reconoció los errores y la cortedad del viejo punto de vista mecanicista. También reconoció la falta de adecuación de la lógica formal y sentó las bases para una concepción del mundo que podría explicar las contradicciones a través del cambio y el movimiento.
A pesar de que Hegel redescubrió y analizó las leyes del cambio y el movimiento, su idealismo ponía todas las cosas en su cabeza. Esta era la lucha y la crítica que le hacían los jóvenes hegelianos dirigidos por Ludwig Feuerbach (1804-1872), que intentó corregir esta postura y colocar la filosofía con los pies en el suelo. Pero incluso Feuerbach -"la mitad de abajo de él era materialista, la mitad de arriba idealista" (Engels)- no fue capaz totalmente de limpiar el hegelianismo de 5Ll concepción idealista. Este trabajo quedó para Marx y Engels, quienes fueron capaces de quitar al método dialéctico el carácter místico que hasta entonces tenía.
La Dialéctica hegeliana fue unida al materialismo moderno para producir el entendimiento revolucionario que es el materialismo dialéctico.
¿Qué es la dialéctica?
Hemos visto que el materialismo moderno arranca de considerar que la materia en lo primario y que la mente o las ideas son producto del cerebro.
Pero, ¿qué es el pensamiento dialéctico o la Dialéctica?
"La dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y la evolución de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento."
Engels, Ánti-Dahring.
El método dialéctico tenía ya una larga existencia antes de que Marx y Engels lo desarrollasen científicamente como un medio de comprender el desarrollo de la sociedad humana. los griegos antiguos produjeron algunos grandes pensadores dialécticos, entre los que están Platón, Zenón de Elea y Aristóteles. Ya en el año 500 antes de nuestra era, Heraclito adelantaba la idea de que "todas las cosas son y no son, porque todo fluye, está cambiando constantemente, constantemente naciendo y muriendo. Es imposible sumergirse dos veces en uno e idéntico rió".
Esta frase contiene ya la concepción fundamental de la Dialéctica, de que todo en la naturaleza está en un constante estado de cambio y que este cambio se produce a través de una serie de contradicciones.
"La gran idea cardinal de que el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados y acabados, sino como un conjunto de procesos, en el que la cosas que parecen estables, al igual que sus reflejos mentales en nuestras cabezas, los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de génesis y caducidad; esta gran idea cardinal se halla ya tan arraigada desde Hegel en la conciencia habitual, que, expuesta así, en términos generales, apenas encuentra oposición. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra cosa es aplicarla a la realidad concreta, en todos los campos sometidos a la investigación (... Para la filosofía dialéctica no existe nada definitivo, absoluto, consagrado; en todo pone de relieve lo que tiene de perecedero, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del devenir y perecer, un ascenso sin fin de lo inferior a lo superior, cuyo mero reflejo en el cerebro pensante es esta misma filosofía."
Engels, Ludivlg Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana.
La dialéctica y la metafísica
Los filósofos griegos anticiparon brillantemente el posterior desarrollo de la Dialéctica así como el de otras ciencias. Pero no podían llevar ellos mismos esta anticipación a su conclusión lógica, debido al bajo desarrollo de los medios de producción y a la falta de una adecuada información acerca de los fenómenos del Universo.
Sus ideas dieron casi una correcta visión del conjunto, pero a menudo no eran más que geniales inspiraciones y no teorías elaboradas científicamente. Para llevar más lejos el pensamiento humano, era necesario abandonar este camino e intentar llegar a una comprensión general del Universo y concentrarse en las pequeñas, más mundanas tareas de coleccionar, elaborar y nivelar un conjunto de hechos individuales, de verificar las teorías particulares', mediante la experimentación, la definición...
Esta aproximación factual, experimental, empírica, permitió un enorme avance del pensamiento humano y la ciencia. Las investigaciones sobre los fenómenos de la naturaleza se podían llevar ahora científicamente, analizando cada problema particular y verificando cada conclusión. Pero en esta evolución, en este nuevo estadio de desarrollo, la vieja habilidad de tratar las cosas en su conexión, y no aisladamente, en su movimiento y no estáticamente, en su vida y no en su muerte, se perdió.
FI estrecho, empírico, modo de pensar que consecuentemente surgió se llamó acercamiento metafísico y es el que todavía domina la moderna filosofía y la ciencia capitalista. En política está reflejado en el famoso pragmatismo "si funciona, debe ser correcto" y en el constante llamamiento a los hechos, pero siempre aislados.
Pero los hechos no se seleccionan a si mismos. Deben ser elegidos por los hombres. El orden y la secuencia en que se les ordena, así como las conclusiones que se obtienen de ellos, depende de las nociones preconcebidas del individuo. Así, estos llamamientos a los hechos, a los que se supone de acuerdo con una imparcialidad científica, suelen ser sólo una cortina de humo para ocultar los prejuicios de los que los utilizan.
La Dialéctica no se ocupa sólo de los hechos, sino de los hechos en su conexión, es decir, de procesos no sólo de ideas aisladas, sino de leyes; no sólo de lo particular, sino de lo general.
El pensamiento dialéctico guarda la misma relación con la Metafísica que la que guarda un fotograma de una película con la película en su conjunto. El uno no contradice al otro, sino que lo complementa. De todas maneras, la más certera y completa aproximación a la realidad está en la película.
Para la vida cotidiana y para cálculos sencillos, el pensamiento metafísico o sentido común es suficiente. Pero tiene sus limitaciones y más allá de éstas convierte la verdad en mentira. La principal pega de este tipo de pensamiento es su incapacidad para comprender el movimiento y el desarrollo y su repudio de toda contradicción. Sea como fuere, el movimiento y el cambio implican contradicciones.
"Para el metafísico las cosas y sus imágenes en el pensamiento, los conceptos, son objetos dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos. El metafísico piensa según rudas contraposiciones sin mediación: su lenguaje es «sí, si», y «no, no», que todo lo que pasa de eso de mal espíritu procede. Para él, toda cosa existe o no existe: una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diferente. Lo positivo y lo negativo se excluyen lo uno a lo otro de un modo absoluto; la causa y el efecto se encuentran del mismo modo en rígida contraposición. Este modo de pensar nos resulta a primera vista muy plausible porque es el del llamado sano sentido común. Pero el sano sentido común, por apreciable compañero que sea en el doméstico dominio de sus cuatro paredes, experimenta asombrosas aventuras en cuanto que se arriesga por el ancho mundo de la investigación:'
Engels, Anti-Dúhring.
Para las cuestiones diarias, por ejemplo, es posible decir con un cierto grado de certeza si un individuo, planta o animal está vivo o muerto. Pero es mucho más complicado decir exactamente dónde está el límite a partir del cual se puede hablar de vida independiente del feto en el vientre materno, y de igual manera es imposible fijar el momento de la muerte porque la fisiología ha demostrado que la muerte no es un suceso instantáneo, sino un proceso bastante largo.
Como Heráclito advertía: "La misma cosa en nosotros vive y muere, duerme y está despierta, es joven y vieja; cada una cambia su lugar y deviene la otra. Nosotros entramos y no entramos en el mismo rió: estamos y no estamos
Trotsky, en su En defensa del marxismo, caracterizaba la Dialéctica como una ciencia de las formas de nuestro pensamiento en la medida en que no se reduce a los problemas diarios, sino que intenta llegar a una comprensión de los procesos más complicados y complejos:'
Comparaba la dialéctica y la lógica formal (la metafísica) con las matemáticas superiores y las básicas. Aristóteles fue el primero que desarrolló las leyes de la lógica formal, y su sistema lógico ha sido aceptado siempre desde entonces por los metafísicos como el único método posible de pensamiento científico:
"La lógica aristotélica del silogismo simple parte de la premisa de que A es igual a A. Este postulado se acepta como un axioma para una cantidad de acciones humanas prácticas y de generalizaciones elementales. Pero en realidad A no es igual a A. Esto es fácil de demostrar si observamos estas dos letras bajo una lente: son completamente diferentes. Pero, se podrá objetar, no se trata del tamaño o de la forma de las letras, dado que ellas son solamente símbolos de cantidades iguales, por ejemplo de un kilo de azúcar. La objeción no es válida; en realidad un kilo de azúcar nunca es igual a un kilo de azúcar: una balanza delicada descubriría siempre la diferencia. Nuevamente se podría objetar: sin embargo un kilo de azúcar es igual a sí mismo. Tampoco esto es verdad: todos los cuerpos cambian constantemente de peso, color, etc. Nunca son iguales a sí mismos. Un sofista contestará que un kilo de azúcar es igual a sí mismo 'en un momento dado'. Fuera del valor práctico extremadamente dudoso de este axioma, tampoco soporta una crítica teórica. ¿Cómo concebimos realmente la palabra 'momento'? Si se trata de un intervalo infinitesimal de tiempo, entonces un kilo de azúcar está sometido durante el transcurso de ese 'momento' a cambios inevitables. ¿O este 'momento' es una abstracción puramente matemática, es decir, cero tiempo? Pero todo existe en el tiempo y la existencia misma es un proceso ininterrumpido de transformación; el tiempo es en consecuencia un elemento fundamental de la existencia. De este modo el axioma A es igual a A, significa que una cosa es igual a sí misma si no cambia, es decir, si no existe.
A primera vista, podría parecer que estas sutilezas son inútiles: En realidad tienen decisiva importancia. El axioma A es igual a A, es a un mismo tiempo punto de partida de todos nuestros conocimientos y punto de partida de todos los errores de nuestros conocimientos. Sólo dentro de ciertos límites se lo puede utilizar con uniformidad. Silos cambios cualitativos que se producen en A carecen de importancia para la cuestión que tenemos entre manos, entonces podremos presumir que A es igual a A. Este es, por ejemplo, el modo con que vendedor y comprador consideran un kilo de azúcar. De la misma manera consideramos la temperatura del sol. Hasta hace poco considerábamos de la misma manera el valor adquisitivo del dólar. Pero cuando los cambios cuantitativos sobrepasan ciertos límites se convierten en cambios cualitativos. Un kilo de azúcar sometido a la acción del agua o del queroseno deja de ser un kilo de azúcar. Un dólar en manos de un presidente deja de ser un dólar. Determinar en el momento preciso, el punto crítico, en que la cantidad se transforma en calidad, es una de las tareas más difíciles e importantes en todas las esferas del conocimiento, incluso de la sociología."
Trotsky, ((En defensa del marxismo).
---fin del mensaje nº 1---
Última edición por pedrocasca el Jue Jun 20, 2013 1:37 pm, editado 4 veces