La historieta que nos ocupa es propia del 28 de diciembre, porque en sí
misma es una inocentada. Pero no. El 1 de febrero de 1939 un insensato
parlamentario sueco que había propuesto a Hitler como candidato al Nobel de
la Paz intentó borrar todo vestigio de su petición en la Academia sueca para que
no quedaran pruebas de su estupidez. Para evitar precisamente lo que estamos
haciendo ahora, sospechar que aquel político llamado Erik Brandt se ganó su
escaño en una tómbola.
La cosa fue como sigue, porque tener, tiene explicación. En 1938, cuando
las potencias europeas simplemente mantenían las distancias con Hitler, sin
pasar a mayores, se firmaron los pactos de Múnich para poner fin a la crisis de
los Sudetes. Por un lado, Gran Bretaña y Francia, y, por otro, Alemania. Como
mediador, Mussolini. Tiene guasa, pero lo que acordaron no tiene nombre:
Hitler recibió el beneplácito para invadir Checoslovaquia a cambio de dejar en
paz al resto de sus vecinos. Increíble, cuatro países firmaron unos acuerdos que
afectaban directamente a un quinto, a Checoslovaquia, que jamás fue invitado a
esas reuniones. Aquello fue vergonzoso, pero las potencias europeas se
quedaron tan convencidas de que aquello había evitado la guerra.
Y en éstas estábamos, con todos contentos menos los checoslovacos, que
fueron invadidos de inmediato por los nazis, cuando el parlamentario
socialdemócrata sueco Brandt, no se sabe si fumado o bebido, hizo su propuesta
a la Academia: Hitler, candidato al Nobel de la Paz. La Academia recogió la
propuesta porque ésa es su obligación, pero meses después la desestimó porque
Hitler no recibió más apoyos.
Brandt, cuando se percató de la que había liado, intentó retirar a su
candidato y que la documentación donde apareciera su nombre fuera destruida.
No pudo ser, porque los estatutos de la Academia sueca prohíben tales
escamoteos. Los descendientes de aquel político sueco puede que vivan
estigmatizados, pero no es para tanto. Peor ha sido lo de Al Gore, porque a éste
se lo dieron de verdad.
Otro fragmento más del libro "Menudas historias de la Historia". Seguramente lo suba a internet en PDF y lo ponga más adelante para que disfrutéis de pequeños datos, anécdotas de la historia, aunque no muchas de éstas sean verdad o sean completamente fiables