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Me ha llegado este email ¡Coñó! ¡Qué razón tiene el autor!
“Siempre que el hombre ha querido hacer del estado su cielo, lo ha convertido en su infierno”, decía Hölderlin en “Hiperión”. La camarada Carmen fue una víctima más del infierno de un sistema político en el que, como dice una persona a la que aprecio, la tortura, la estafa, la corrupción y el terrorismo de estado (añado yo) forman parte de la lógica de su funcionamiento. Al régimen no le inquietan los trolls que matan su tiempo en la web descalificando a personas del PP o del PSOE, ese, además, no es mi estilo, lo que verdaderamente le preocupa son las personas como yo que han perdido el miedo y cuestionan esa lógica siniestra que reviste la tortura policial con pruebas evidentes, de indulto, que denuncian un proceso político que permite que hombres, otrora, asesinos no juzgados como los verdugos de Julián Grimau o Enrique Ruano, se vistan al día siguiente de demócratas de corbata y traje; en definitiva, al estado le preocupaban y preocupan personas como Carmen López Anguita que no ponían bombas, ni destrozaban familias, pero que no renunciaron JAMÁS a la causa republicana, a la causa socialista e internacionalista, a sus ideas, en definitiva. Su delito fue quizás su lucha antifascista en plena dictadura, o portar panfletos y tener reuniones con sus compañeros de partido en la década de los 80, su pecado fue, quizás, denunciar la lógica del sistema a partir del 78: el de un estado que ostenta la roma vara de medir que iguala a verdugos con víctimas, a fascistas con demócratas bajo el tupido velo del consenso de los consensos, en el que todos son iguales, tanto los que defendieron la democracia y el antifascismo como los que la arrasaron violando, torturando y asesinando y ya, en “democracia”, dispersando a presos, indultando a torturadores y vistiendo de demócratas de toda la vida y de traje y corbata a asesinos no juzgados, o a gerifaltes que, en una mesa y tomándose tranquilamente un café de negocio y bromeando con burdos y superficiales chistes machistas, se permiten el lujo de decidir la vida de millones de personas, muchas de las cuales, se pegarán un tiro al día siguiente por no tener 3 ó 4 mil euros.
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Carmen cumplió 29 años de cárcel, Carmen no puso bombas ni asesinó a nadie, Carmen no tuvo la oportunidad de pertenecer a la Tea Party de Mr. X y sus exquisitas mansiones y trato de lujo en las instituciones penitenciarias cuyos miembros están ya, desde hace muchos años en la calle y se permiten dar lecciones de moral y democracia, Carmen no saldrá en los periódicos ni en los grandes medios porque Carmen pertenece a un país con Ptes. del gobierno intocables y un rey con amistades peligrosas; es cierto, Carmen quizás no tenga la suerte de ser nuera del rey ni de darse la gran vida, pero esta camarada no caerá en el olvido, porque ha sufrido la tortura psicológica y física, el aislamiento, la dispersión, el intento de lavado de cerebro y la vulneración de sus derechos fundamentales lejos de su tierra, lejos de su familia, pero muy cerca de nosotros, porque hoy sale de la prisión de A Teixeiro, en A Coruña.
Este es nuestro país, este es nuestro estado, el que se inventa pruebas inexistentes y condena a 8 años de cárcel en el último juicio a una persona por sus ideas con acusaciones sin fundamento o por sus convicciones basándose en un montaje y encaje de bolillos de pruebas que nadie se cree. Este es el estado, el mismo estado que indulta a los Mossos de Esquadra que fueron filmados mientras le daban una paliza a un detenido.
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Carmen es el síntoma de la enfermedad de la lógica del sistema político, de un régimen cleptócrata, de un estado franquista, catolicista y de ultraderecha, un estado que, algún día será el cielo para los que, por desgracia, fueron condenados al suicidio por personas que duermen con la conciencia tranquila, y el infierno SOCIALISTA para los que, de un u otro modo, están expoliando un país y permitiendo que la estafa, el terrorismo de estado y la tortura salgan gratis, como en repetidas ocasiones ha advertido Amnistía Internacional sobre nuestro país.
Camarada Carmen: Salud, República y nuestro más sincero reconocimiento por tu valentía, arrojo y espíritu de lucha y NO, NO CAERÁS EN EL OLVIDO.
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“Siempre que el hombre ha querido hacer del estado su cielo, lo ha convertido en su infierno”, decía Hölderlin en “Hiperión”. La camarada Carmen fue una víctima más del infierno de un sistema político en el que, como dice una persona a la que aprecio, la tortura, la estafa, la corrupción y el terrorismo de estado (añado yo) forman parte de la lógica de su funcionamiento. Al régimen no le inquietan los trolls que matan su tiempo en la web descalificando a personas del PP o del PSOE, ese, además, no es mi estilo, lo que verdaderamente le preocupa son las personas como yo que han perdido el miedo y cuestionan esa lógica siniestra que reviste la tortura policial con pruebas evidentes, de indulto, que denuncian un proceso político que permite que hombres, otrora, asesinos no juzgados como los verdugos de Julián Grimau o Enrique Ruano, se vistan al día siguiente de demócratas de corbata y traje; en definitiva, al estado le preocupaban y preocupan personas como Carmen López Anguita que no ponían bombas, ni destrozaban familias, pero que no renunciaron JAMÁS a la causa republicana, a la causa socialista e internacionalista, a sus ideas, en definitiva. Su delito fue quizás su lucha antifascista en plena dictadura, o portar panfletos y tener reuniones con sus compañeros de partido en la década de los 80, su pecado fue, quizás, denunciar la lógica del sistema a partir del 78: el de un estado que ostenta la roma vara de medir que iguala a verdugos con víctimas, a fascistas con demócratas bajo el tupido velo del consenso de los consensos, en el que todos son iguales, tanto los que defendieron la democracia y el antifascismo como los que la arrasaron violando, torturando y asesinando y ya, en “democracia”, dispersando a presos, indultando a torturadores y vistiendo de demócratas de toda la vida y de traje y corbata a asesinos no juzgados, o a gerifaltes que, en una mesa y tomándose tranquilamente un café de negocio y bromeando con burdos y superficiales chistes machistas, se permiten el lujo de decidir la vida de millones de personas, muchas de las cuales, se pegarán un tiro al día siguiente por no tener 3 ó 4 mil euros.
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Carmen cumplió 29 años de cárcel, Carmen no puso bombas ni asesinó a nadie, Carmen no tuvo la oportunidad de pertenecer a la Tea Party de Mr. X y sus exquisitas mansiones y trato de lujo en las instituciones penitenciarias cuyos miembros están ya, desde hace muchos años en la calle y se permiten dar lecciones de moral y democracia, Carmen no saldrá en los periódicos ni en los grandes medios porque Carmen pertenece a un país con Ptes. del gobierno intocables y un rey con amistades peligrosas; es cierto, Carmen quizás no tenga la suerte de ser nuera del rey ni de darse la gran vida, pero esta camarada no caerá en el olvido, porque ha sufrido la tortura psicológica y física, el aislamiento, la dispersión, el intento de lavado de cerebro y la vulneración de sus derechos fundamentales lejos de su tierra, lejos de su familia, pero muy cerca de nosotros, porque hoy sale de la prisión de A Teixeiro, en A Coruña.
Este es nuestro país, este es nuestro estado, el que se inventa pruebas inexistentes y condena a 8 años de cárcel en el último juicio a una persona por sus ideas con acusaciones sin fundamento o por sus convicciones basándose en un montaje y encaje de bolillos de pruebas que nadie se cree. Este es el estado, el mismo estado que indulta a los Mossos de Esquadra que fueron filmados mientras le daban una paliza a un detenido.
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Carmen es el síntoma de la enfermedad de la lógica del sistema político, de un régimen cleptócrata, de un estado franquista, catolicista y de ultraderecha, un estado que, algún día será el cielo para los que, por desgracia, fueron condenados al suicidio por personas que duermen con la conciencia tranquila, y el infierno SOCIALISTA para los que, de un u otro modo, están expoliando un país y permitiendo que la estafa, el terrorismo de estado y la tortura salgan gratis, como en repetidas ocasiones ha advertido Amnistía Internacional sobre nuestro país.
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