Sobre las luchas económicas y las tareas de los Partidos Comunistas
Tesis del X Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista - Julio de 1929
Fuente: “Extracts from the Directives for Communist Action in the Trade Unions Adopted by the Fourth Comintern Congress” publicado en Jane Degras, “The Communist International, 1919-1943. Documents”, julio de 1929, Volumen III 1929-1943 - Traducción de “Crítica Marxista-Leninista”.
I. EL CARÁCTER DE LA LUCHA DE CLASES MODERNA
6. Una característica importante de las luchas económicas actuales es el hecho de que, a pesar del papel chantajista del aparato sindical reformista, en un grado hasta ahora desconocido, a pesar de la traición de los derechos y la labor de zapa de los conciliadores, y, por último, a pesar de los errores del movimiento sindical revolucionario y los Partidos Comunista que aún no han aprendido a dirigir las huelgas de forma independiente, cómo a pesar incluso de una serie de derrotas, la militancia del proletariado no ha disminuido… Definitivamente todo esto refuta la teoría de los reformistas y el ala derecha de los liquidadores, de que todas las luchas recientes del proletariado, incluso aquellas en que se plantearon demandas salariales, etc., son exclusivamente luchas defensivas.
7. Pero el rasgo más importante en la evaluación de las luchas económicas contemporáneas que dan testimonio de una ola ascendente en el movimiento obrero, es la creciente actividad de los trabajadores no organizados. Esto se debe sobre todo a los profundos cambios estructurales que se han producido en la composición de la clase obrera como resultado de la racionalización. El número de obreros cualificados que constituyen los elementos principales de los sindicatos reformistas está declinando rápidamente…
Esta actividad de los no organizados expresa el creciente descontento de las masas y rebasa el marco legal de los sindicatos, involucrando la participación de las bases de los sindicatos reformistas en una lucha que con más frecuencia se está librando no sólo fuera sino incluso contra el aparato sindical reformista…
10. La lucha entre la vanguardia sindical revolucionaria y comunista, por un lado, y la burocracia sindical social-fascista, por el otro, ya no se libra exclusivamente al interior de los sindicatos, se ha extendido involucrando a todos los obreros en general. Esta lucha es principalmente una lucha por el liderazgo de las masas en las huelgas. De acuerdo con esto, han surgido nuevas y más favorables condiciones para la vanguardia sindical revolucionaria y comunista (sobre todo desde las manifestaciones del Primero de Mayo en Alemania) para ganarse a la mayoría de la clase obrera. De ahí la enorme importancia del problema de los no organizados. De ahí las nuevas tácticas en la elección de los comités de fábrica. De ahí la importancia decisiva de la dirección independiente de las huelgas por parte de la vanguardia sindical revolucionaria comunista, sin el aparato sindical reformista y contra él. De ahí la lucha sin cuartel contra el legalismo sindical oportunista en nuestras propias filas y de ahí la táctica del frente único desde abajo.
II. LA RADICALIZACIÓN DE LA CLASE OBRERA Y LOS SINDICATOS REFORMISTAS
1. La radicalización continua de la clase obrera y la agudización de la lucha de clases conducen a una creciente crisis en el movimiento sindical reformista. El VI Congreso de la Internacional Comunista y el IV Congreso de la Internacional Sindical Roja ya habían constatado la fusión del aparato sindical reformista con el Estado burgués y con las grandes empresas capitalistas monopolistas. Este proceso se ha profundizado aún más, durante el último año, en conexión con el desarrollo de los conflictos de clase.
Al igual que la socialdemocracia está evolucionando del socialimperialismo al socialfascismo –uniéndose a las filas de la vanguardia del Estado moderno capitalista para suprimir el ascenso del movimiento revolucionario de la clase obrera (atrocidades de Zorgiebel el Primero de Mayo)–, la burocracia sindical socialfascista se está pasando completamente al campo de la gran burguesía, en el momento en que se agudizan las luchas económicas, defendiendo el arbitraje obligatorio, tratando de uncir a la clase obrera en el yugo de la racionalización capitalista, transformando el aparato sindical reformista en una organización rompehuelgas…
En este proceso de rápida fascistización del aparato sindical reformista y de su fusión con el Estado burgués, la denominada ala “izquierda” de la Internacional de Ámsterdam (Cook, Fimmen, etc.) está desempeñando un papel especialmente dañino: bajo el manto de la oposición a los líderes reaccionarios de la Internacional de Ámsterdam, intentan ocultar a los obreros el verdadero significado de este proceso, y están formando parte activa y constitutiva (y por ahora no la menos importante) en el sistema del socialfascismo.
Naturalmente, la situación se vuelve cada vez más intolerable para los trabajadores, que en sus luchas económicas deben permanecer bajo el liderazgo de rompehuelgas políticamente reaccionarios. Estas pérfidas tácticas chantajistas de los dirigentes sindicales, en un momento en que el capitalismo está ampliando e intensificando su ofensiva con el objeto de aumentar enormemente la explotación de los obreros, son la fuente principal de la creciente crisis en el movimiento sindical reformista.
2. Esta creciente crisis se manifiesta, en una serie de países, en el estancamiento de los sindicatos reformistas (Gran Bretaña) y en el crecimiento masivo de los sindicatos revolucionarios (India, América Latina, EE.UU.). También se manifiesta en la aguda desconfianza de las masas sindicales hacia la burocracia reformista y en el ataque de la burocracia sindical socialfascista a la oposición sindical revolucionaria…
3. La etapa actual del desarrollo interno de los sindicatos reformistas está en concordancia con el período de transición en la correlación de las fuerzas de clase en su conjunto. La clase obrera se ha hecho lo suficientemente fuerte para estar en condiciones de emprender la contraofensiva. La burocracia sindical sigue teniendo influencia sobre ciertos sectores de los trabajadores, pero los sindicatos revolucionarios y la oposición sindical revolucionaria están ganando cada día a grandes masas de trabajadores pertenecientes a los sindicatos reformistas. Esto predetermina también las tareas de los comunistas en los sindicatos reformistas: no retirarse de estos sindicatos y contribuir por todos los medios a la aceleración del proceso de transformación revolucionaria de los miembros de base de los sindicatos reformistas, poniéndose a la cabeza de la lucha de clase del proletariado.
III. LAS LUCHAS ECONÓMICAS Y LA OPOSICIÓN SINDICAL REVOLUCIONARIA
1. El IX Pleno del CEIC y el IV Congreso de la ISR han planteado a los Partidos Comunistas y al movimiento sindical revolucionario no sólo la tarea de la dirección independiente de las huelgas, sino también la tarea de realizar la mejor organización y preparación para estas luchas, y lograr la unidad de la clase obrera en las fábricas, desde abajo. También señalaron la disparidad entre el crecimiento de la influencia política del movimiento sindical revolucionario y la amplitud de su organización.
Considerando esto, propuso reorganizar desde abajo las fracciones comunistas en los sindicatos reformistas y reorganizar también los sindicatos revolucionarios en ramas industriales (en países con sindicatos duales), para instituir el centralismo democrático y establecer a los comités de fábrica como la base de los sindicatos revolucionarios. Se llamó la atención, también, sobre el peligro de las tradiciones socialdemócratas y del legalismo sindical que eran especialmente evidentes –en países donde no existían sindicatos revolucionarios independientes (Alemania)– en la consigna “obligar a los burócratas sindicales”, y también en los altos encuentros diplomáticos de los dirigentes de los sindicatos revolucionarios con los jefes de los sindicatos reformistas.
2. El peligro podía y estaba destinado a hacerse especialmente grave en el subsiguiente periodo de crecimiento e intensificación inusual de los combates de clase. Precisamente en este proceso las fuerzas de la Internacional Comunista se han consolidado (y no podía ser de otra manera) sobre la base de la depuración de los elementos oportunistas y antileninistas. Un reagrupamiento similar fue inevitable también en los movimientos sindicales revolucionarios… Las decisiones de la Internacional Comunista y la ISR han logrado su objetivo. Los Partidos Comunistas y los sindicatos revolucionarios (en los países donde el movimiento sindical está unido, así como en aquellos donde está dividido) han hecho grandes progresos durante este período… La experiencia ha demostrado que los éxitos del movimiento sindical revolucionario durante este período estuvieron en proporción directa a la determinación con que se llevaron a la práctica estas decisiones.
3. En los países donde no existen sindicatos revolucionarios independientes, el legalismo sindical sigue siendo el mayor defecto del movimiento sindical revolucionario, y consiste en el temor de sobrepasar las normas y los reglamentos sindicales…
4. Otro defecto en estos países es el miedo a aplicar las nuevas tácticas de la oposición sindical revolucionaria, creyendo que debilitarán su posición dentro de los sindicatos reformistas. Exactamente en lo mismo insisten los derechistas y conciliadores, tal como antes especularon (cuando se establecieron los comités de huelga en la cuenca del Ruhr) sobre la supuesta conversión del Partido Comunista y la oposición sindical revolucionaria en organizaciones del “proletariado desclasado de los barrios bajos”.
5. Un gran defecto a este respecto sigue siendo la naturaleza de la estructura y la actividad de las fracciones comunistas en los sindicatos. Un requisito necesario para el éxito del trabajo de los Partidos Comunistas por ganarse a las masas de los sindicatos reformistas, es la existencia de fuertes fracciones comunistas en los sindicatos capaces de llevar a cabo la línea del Partido en los sindicatos, vinculadas unas con otras, y trabajando bajo la dirección de los comités partidarios correspondientes. El Pleno deja constancia, una vez más, que muchas de las decisiones de la Internacional Comunista sobre la cuestión de las fracciones sindicales no se han cumplido satisfactoriamente. Las fracciones sindicales aún no se han organizado en ninguna parte donde debieron haberse organizado de conformidad con las decisiones de la II Conferencia Internacional de Organización, y donde existen, no siempre están adecuadamente organizadas…
6. Finalmente, en los propios Partidos Comunistas, no hay hasta ahora una comprensión clara de la importancia singular del trabajo sindical en la presente fase de desarrollo. El trabajo sindical es considerado como un trabajo ordinario del “departamento” sindical. El Partido no concentra toda su atención, y sobre todo la atención de los núcleos de la fábrica, en el actual trabajo sindical, especialmente en su preparación para el liderazgo de las luchas económicas…
7. En los países donde existen sindicatos revolucionarios independientes (Francia, Checoslovaquia), el principal defecto hasta ahora consiste en la subestimación por parte de cierto sector de militantes sindicales revolucionarios del hecho de que las masas se están radicalizando, y también en una subestimación del nuevo carácter del reformismo sindical. En Francia, los sindicatos unitarios fueron tomados por sorpresa y se vieron desbordados por el movimiento. (“El movimiento se desarrolló sobre las cabezas de los sindicatos unitarios, nuestras organizaciones carecían de iniciativa”, dijo Monmousseau en el Pleno de los sindicatos unitarios, en octubre.)…
8. Una consecuencia directa de esta orientación incorrecta y de la falta de iniciativa fue el débil contacto entre los sindicatos revolucionarios y las masas. Este hecho es también reconocido en la resolución del Comité Central del Partido Comunista de Francia sobre la táctica huelguística de los comunistas en Francia…
9. Por último, el principal defecto de toda la actividad durante el período de preparación de la huelga en estos países, así como en los países con un movimiento sindical unificado, es el predominio de la agitación y propaganda sobre la organización. No se puede preparar seriamente una huelga si es que no se realiza previamente el suficiente trabajo organizativo.
IV. LOS SINDICATOS Y LOS COMITÉS DE ACCIÓN
1. La experiencia de las huelgas que se realizaron desde el VI Congreso de la Internacional Comunista ha justificado plenamente el curso adoptado para lograr la dirección comunista independiente de las huelgas. La mejor forma de lograr la dirección independiente de las huelgas y atraer a los no sindicados es mediante la creación de comités amplios de acción (comités de huelga, comités anti-lockout, etc.) elegidos por todos los obreros de una fábrica determinada, incluyendo hombres y mujeres organizados y no organizados…
Precisamente la consigna de crear comités independientes no subordinados al aparato sindical reformista permitió a los Partidos Comunistas y los miembros del movimiento sindical revolucionario concentrar grandes masas de obreros contra el aparato sindical reformista y socialdemócrata, como fue el caso en el Ruhr.
2. Para dirigir a las masas en sus acciones económicas y políticas, los comités de acción deben ser organizaciones de masas, amplias y no partidistas, ya que están llamados a unir a trabajadores y trabajadoras afiliados a diferentes partidos y a diferentes sindicatos, así como a los trabajadores no organizados. Sin embargo, aunque son no partidistas, no pueden ser políticamente neutrales, indiferentes o no políticos. La experiencia de Lodz ha demostrado lo peligroso que es tener agentes reformistas (PPS) de los capitalistas en los comités de acción…
3. Los comités de acción unen a las amplias masas de trabajadores, sin distinción de ocupación y oficio, bajo la forma de organizaciones temporales semiconsolidadas. No pueden ser nombrados desde arriba como lo hacen los reformistas (el nombramiento de comités de huelga por los sindicatos). Deben ser elegidos en las asambleas generales de fábrica y las reuniones de delegados de los trabajadores y trabajadoras.
4. Los comités de acción son organizaciones temporales y los comunistas deben tomar la iniciativa en su organización, vinculándolos con las acciones de masas del proletariado, sobre la base de la democracia proletaria. Los comités de acción no deben limitar su campo de lucha, pero deben tratar de ampliar y convertir una lucha económica en una lucha política. Al finalizar la huelga y después de que hayan presentado los informes con los resultados, se disolverán los comités de acción…
6. Un importante medio de lucha para ganarse a las masas de los sindicatos reformistas (en los países donde no existe movimiento sindical revolucionario independiente) es atraer de forma activa a los trabajadores no sindicalizados a los sindicatos sobre la base de la plataforma de la oposición revolucionaria, a las mejores capas de trabajadores y trabajadoras unidos en torno a los comités de acción durante las luchas de masas.
El trabajo de organización de los no organizados, una tarea militante de suma importancia para el futuro inmediato, realizado por los Partidos Comunistas, debe proceder, por un lado, a través de la conquista y organización de los comités de fábrica y su unificación en torno a los comités de acción (y también en torno a todas las posibles organizaciones de masas revolucionarias, como el WIR, el IRA, los combatientes del Frente Rojo, etc.) y, por otro lado, a través de organizarlos en sindicatos revolucionarios en los países con sindicatos duales. Pero los Partidos Comunistas deben poner especial atención en atraer a los mejores elementos al Partido Comunista y a las organizaciones de masas revolucionarias durante los conflictos económicos…
V. LOS SINDICATOS Y LOS COMITÉS DE FÁBRICA
1. La radicalización de los obreros y la mayor actividad de las masas trabajadoras, el aumento y la intensificación de los conflictos de clase, y la creciente influencia de los Partidos Comunistas entre los obreros han creado las premisas para el cumplimiento exitoso de las decisiones fundamentales de la Internacional Comunista en cuanto a la conquista de los comités de fábrica de los reformistas (o el establecimiento de dichos comités donde no existen) y su transformación de órganos de colaboración de clases –en que empresarios y burócratas sindicales socialimperialistas los han convertido– en órganos de lucha de clases.
2. Los comités de fábrica pueden y deben ser la base natural de la unidad de clase desde abajo en las fábricas. A diferencia de los comités de acción, no son organismos temporales sino permanentes. No sustituyen a los sindicatos y no pueden ser reemplazados por ellos (siempre y cuando no haya sindicatos industriales).
La conquista de los comités de fábrica (o delegaciones de fábrica) es una de las vías más importantes, para el Partido Comunista y el movimiento sindical revolucionario, hacia los distritos y ramas esenciales de la industria. En la etapa actual de exacerbación extrema de la lucha de clases, la conquista de los comités de fábrica significa llevar a cabo la táctica de “clase contra clase” directamente en las fábricas; significa la movilización de las masas para el mayor desarrollo de las luchas económicas. Los comités de fábrica deben convertirse en las palancas para la movilización de las masas y la lucha contra los burócratas sindicales en las fábricas… La inferencia táctica que se desprende de esto es: el completo rechazo de cualquier unión electoral con los reformistas y la presentación de listas de candidatos independientes a pesar de todas las regulaciones impuestas por los sindicatos reformistas. Durante la duración de la campaña electoral, las asambleas generales de las fábricas deben crear organizaciones de masas temporales (comisiones electorales)…
VI. LAS CONDICIONES QUE HACEN NECESARIA LA FORMACIÓN DE NUEVOS SINDICATOS
1. El nuevo carácter del reformismo sindical y la patente fusión del aparato reformista sindical con el Estado burgués, una vez más han puesto claramente en primer plano la cuestión de nuestra táctica en los sindicatos reformistas. El X Pleno de la CEIC reafirma que la política de la burocracia sindical socialfascista, una política de división del movimiento sindical (expulsión de comunistas y miembros de la oposición revolucionaria de los sindicatos reformistas, “revocaciones”, etc.), no debe dar lugar a una relajación de nuestros esfuerzos por ganarnos a las bases sindicales, y sobre todo, no debe conducirnos a llamar a los trabajadores a que abandonen los sindicatos reformistas. Por el contrario, este trabajarse más…
2. El auge del movimiento obrero y la creciente crisis en los sindicatos reformistas han sacado a la luz la peligrosa tendencia de negarse a trabajar en los sindicatos reformistas. Al mismo tiempo, este auge del movimiento obrero ha planteado el nuevo problema de crear nuevos sindicatos revolucionarios, en ciertas etapas y bajo ciertas condiciones.
3. La tendencia a negarse a trabajar en los sindicatos reformistas se basa en una concepción errónea del problema de los no organizados, que confunde los sindicatos con los comités de acción y subestima la posibilidad de conquistar los sindicatos mediante el trabajo de ganarse a los miembros de base (creación artificial de formas “transicionales” de organización que conduzcan a nuevos sindicatos). Estas tendencias están en oposición directa con las reiteradas decisiones de la Internacional Comunista en lo que respecta a ganarse a las masas obreras en los sindicatos. La creciente provocación de los reformistas, cuyo objetivo es dividir el movimiento sindical y adopta la forma de expulsión de comunistas y miembros de la oposición revolucionaria, no puede servir de argumento para la revisión de las decisiones relativas al trabajo en los sindicatos reformistas en los países donde no hay sindicatos independientes, ni tampoco puede justificar una relajación en nuestros esfuerzos por conquistar a las masas sindicales, ni servir de pretexto para la organización artificial de nuevos sindicatos.
El momento actual plantea a la Internacional Comunista la política de no abandonar los sindicatos reformistas y de no crear artificialmente nuevos sindicatos, de luchar por ganarse a la mayoría de la clase obrera, tanto en los sindicatos reformistas como en las organizaciones con una base más amplia de masas (comités de acción, consejos de fábrica) que persiguen los mismos objetivos que el movimiento sindical revolucionario pero que lo hacen a su particular manera.
4. Asimismo, es una ilusión perjudicial y oportunista creer que, en las condiciones actuales, podemos conquistar el aparato sindical reformista, aun si los miembros de los sindicatos están de nuestro lado. Esto no significa en absoluto que los comunistas y la oposición revolucionaria deban permanecer inactivos mientras los dirigentes sindicales son elegidos. Por el contrario, la lucha por expulsar a todos los burócratas y agentes capitalistas de los sindicatos, la lucha por cada puesto elegible en los sindicatos, en especial la lucha por las posiciones de delegados sindicales de base, deben servir en nuestras manos como un instrumento poderoso para exponer el papel de la burocracia sindical socialfascista y combatirla.
5. Relacionada con esto está la lucha contra la política escisionista de los burócratas sindicales socialfascistas. Esta lucha contra las expulsiones y otras medidas escisionistas debe ser una lucha contra la política reformista de la “paz social”, una lucha por la unidad sobre la base de la lucha de clases, y una lucha por la democracia proletaria en los sindicatos. El trabajo escisionista de los dirigentes reformistas tiene por objeto el debilitamiento de la fuerza organizativa de los obreros en la lucha por sus reivindicaciones económicas y políticas, y el aislamiento de los comunistas y la oposición revolucionaria de las masas organizadas. Por lo tanto, una de las principales tareas es movilizar a las más amplias masas de trabajadores contra la actividad perturbadora de la burocracia sindical social-fascista…
La lucha contra la política escisionista de la burocracia sindical en esos países no debe realizarse mediante la organización de los comunistas y miembros de la oposición revolucionaria expulsados, en nuevos sindicatos, sino mediante una lucha más intensa por la democracia proletaria en los sindicatos, contra el reformismo y por la eliminación de la burocracia sindical reformista. La fusión del aparato sindical reformista con el aparato del Estado burgués, por un lado, y la creciente influencia de los Partidos Comunistas entre los obreros y los sindicatos reformistas de masas, por el otro, no sólo amplían las posibilidades de la lucha contra la dictadura reformista, sino que también hacen necesario movilizar a las masas para la impugnación de los estatutos sindicales y por una ruptura con el legalismo de los sindicatos reformistas.
6. Al mismo tiempo, la oposición revolucionaria no puede permitir la dispersión del número creciente de miembros de la oposición revolucionaria expulsados de los sindicatos reformistas. Por lo tanto, se hace necesaria una relación activa entre la oposición revolucionaria y todos los miembros expulsados de la oposición. Sin embargo, esto no debe conducir a la formación de nuevas organizaciones (por ejemplo, mediante la recaudación de cuotas de afiliación especial de los expulsados y la emisión de tarjetas especiales de afiliación), que pueden servir como “formas transitorias” artificiales conducentes a nuevos sindicatos.
7. Sin embargo, los comunistas no pueden oponerse por principio a la división de los sindicatos. La resolución del II Congreso de la Internacional Comunista señaló las condiciones en las que los comunistas están obligados a trabajar por la escisión, a saber: “Los comunistas no deben rehuir una escisión en las organizaciones sindicales, si para mantener la unidad deben abandonar el trabajo revolucionario en los sindicatos, renunciar a la tarea de convertirlas en instrumentos de la lucha revolucionaria y dejar de organizar a los sectores más explotados del proletariado.” El crecimiento del movimiento huelguístico desde el VI Congreso de la Internacional Comunista y el alevoso ataque de la burocracia sindical socialfascista, que recurre a la expulsión y disolución de organizaciones enteras…, han creado, en varios países, las condiciones necesarias, en ciertos casos, para crear nuevos sindicatos revolucionarios…
8. Los comunistas deben entender, sin embargo, que la división de los sindicatos no es cuestión de formación mecánica de nuevos sindicatos. Es necesario combatir enérgicamente la idea de la división en masa de los sindicatos. La formación de nuevos sindicatos sólo es posible en auge de huelgas, sólo cuando la lucha política es muy aguda, cuando grandes sectores del proletariado ya han comprendido el carácter socialfascista de la burocracia sindical reformista, y cuando estas masas apoyan activamente la formación de un nuevo sindicato. Pero, incluso cuando todas estas condiciones existan, la formación de nuevos sindicatos en los países donde no hay todavía sindicatos revolucionarios independientes (por ejemplo, en Alemania), debe llevarse a cabo según el caso, de acuerdo con la situación objetiva en su conjunto…
VIII. EL TRABAJO EN LOS PAÍSES COLONIALES Y SEMICOLONIALES
El año pasado se ha caracterizado por un gran auge en la lucha económica en todos los países coloniales y semicoloniales, especialmente en la India. La ola de huelgas alcanzó incluso a los sectores más atrasados del proletariado de las colonias (África Ecuatorial) y significa que el cambio de dirección ascendente del movimiento obrero ha sobrepasado, en gran medida, los límites de los viejos países capitalistas. Las características principales de las recientes huelgas en los países coloniales y semicoloniales… indican que aun cuando el movimiento estalló espontáneamente, era de un profundo carácter revolucionario. Esto crea un terreno favorable para el fortalecimiento y desarrollo de los Partidos Comunistas y los sindicatos revolucionarios en los países coloniales donde los haya, y para la formación de Partidos Comunistas y sindicatos revolucionarios en los países coloniales donde todavía no existen. La tarea principal de los obreros comunistas y revolucionarios de esos países es asegurar el liderazgo de la clase obrera en todas las luchas económicas, expulsando de los comités de huelga a los elementos socialreformistas y burgueses nacionales, y elevando las luchas económicas de los trabajadores a una etapa superior de lucha…
La tarea más importante es fortalecer y ampliar los sindicatos revolucionarios, legales e ilegales. Es esencial, sobre la base de la creciente ola del movimiento obrero, utilizar toda y cualquier posibilidad para que los sindicatos ilegales superen el aislamiento de las grandes masas, que en cierta medida todavía sufren, para desarrollar la actividad de masas y abrirse camino a una existencia legal. Es esencial, además, trabajar sin descanso y de forma sistemática en todas las organizaciones de masas reformistas y amarillas con fin de ganar a los trabajadores de estas organizaciones a la lucha de clases revolucionaria. Es tarea de los Partidos Comunistas tomar ventaja de la creciente ola del movimiento huelguístico para romper todos los alambres de púas puestos por el imperialismo y la burguesía nacional para aislar a los sindicatos de clase. Los Partidos Comunistas de los países imperialistas deben apoyar sistemáticamente al movimiento huelguístico en los países coloniales, intensificando la lucha contra el imperialismo y por la independencia de las colonias vinculándola a las crecientes luchas económicas. Se debe prestar especial atención a la ayuda al movimiento obrero en China y la India, porque la victoria de la revolución en estos dos países asestará un golpe mortal al imperialismo en todo el mundo.
IX. LAS TAREAS PRÁCTICAS MÁS IMPORTANTES
1. El carácter político de los conflictos de clase contemporáneos que involucran a millones de hombres y mujeres, plantean forzosamente a los Partidos Comunista la necesidad –repetidamente enfatizada en las resoluciones de la Internacional Comunista– de que las organizaciones partidarias locales tomen el liderazgo directo de las luchas económicas. Los Partidos Comunistas ya han comenzado a desechar los viejos métodos de dirección de las huelgas, entregando el liderazgo a los departamentos sindicales del Partido y a las fracciones comunistas en los sindicatos. Sin embargo, aún no se han tomado una serie de medidas resultas en esa dirección. Mientras crece la marea del movimiento obrero, la dirección de las luchas económicas debe ser la tarea de todo el Partido; todas las fuerzas del Partido deben concentrarse en este trabajo y toda la organización del Partido debe adaptarse a este propósito.
2. La experiencia de las huelgas del año pasado han demostrado que el punto más débil del Partido Comunista y el movimiento sindical revolucionario es la falta de consecuencia para llevar a cabo las decisiones del VI Congreso de la Internacional Comunista y del IV Congreso de la ISR. El cumplimiento de estas decisiones siguen encontrando oposición en las filas de los Partidos, y lo que es particularmente importante, entre los rangos inferiores de las organizaciones del Partido y los sindicatos revolucionarios. La principal tarea que enfrentan los Partidos Comunistas y el movimiento sindical revolucionario consiste en tomar medidas prácticas para acelerar el cumplimiento a toda costa de esas decisiones…
4. De importancia decisiva a este respecto es la formación y fortalecimiento de nuevos cuadros de líderes de la lucha huelguística… probablemente el defecto más grave en la dirección de las luchas económicas ha sido el conservadurismo de considerables capas de aquél sector de miembros de los sindicatos revolucionarios que mientras en teoría aceptan plena y totalmente las nuevas tácticas y decisiones de la Internacional Comunista, en la práctica se han mostrado incapaces de cumplirlas…
5. La tarea más importante de los comunistas y la oposición revolucionaria debe ser, además, concentrar las fuerzas, así como la atención, en las principales ramas de la industria y en las fábricas que desempeñan un papel decisivo en las luchas de clase…
8. La conducción de las luchas económicas requiere la creación de órganos de autodefensa proletaria para proteger y organizar las asambleas de fábrica, para proteger a los piquetes de huelga, para luchar contra los esquiroles, el fascismo en la fábrica y todo tipo de organizaciones de amarillas, etc.
9. El aumento del desempleo como consecuencia de la racionalización afecta en primer lugar a las filas de la oposición revolucionaria. La burocracia sindical en muchas ocasiones se aprovecha de la existencia de estos desempleados de la oposición revolucionaria para impedirles participar en la actividad sindical dentro de los sindicatos reformistas. La oposición revolucionaria debe, por todos los medios a su alcance, proteger los derechos de los desempleados en los sindicatos, aun cuando ellos formen organizaciones de desocupados (Gran Bretaña) o cualquier otro tipo de asociaciones (por ejemplo, en Alemania), bajo el liderazgo abierto de los elementos revolucionarios…
13. En cuanto a los métodos prácticos para la organización de la lucha huelguística, el X Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista recomienda a todos los Partidos Comunistas tomar como base las decisiones elaboradas en la Conferencia Internacional de Huelga de Estrasburgo.
Tesis del X Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista - Julio de 1929
Fuente: “Extracts from the Directives for Communist Action in the Trade Unions Adopted by the Fourth Comintern Congress” publicado en Jane Degras, “The Communist International, 1919-1943. Documents”, julio de 1929, Volumen III 1929-1943 - Traducción de “Crítica Marxista-Leninista”.
I. EL CARÁCTER DE LA LUCHA DE CLASES MODERNA
6. Una característica importante de las luchas económicas actuales es el hecho de que, a pesar del papel chantajista del aparato sindical reformista, en un grado hasta ahora desconocido, a pesar de la traición de los derechos y la labor de zapa de los conciliadores, y, por último, a pesar de los errores del movimiento sindical revolucionario y los Partidos Comunista que aún no han aprendido a dirigir las huelgas de forma independiente, cómo a pesar incluso de una serie de derrotas, la militancia del proletariado no ha disminuido… Definitivamente todo esto refuta la teoría de los reformistas y el ala derecha de los liquidadores, de que todas las luchas recientes del proletariado, incluso aquellas en que se plantearon demandas salariales, etc., son exclusivamente luchas defensivas.
7. Pero el rasgo más importante en la evaluación de las luchas económicas contemporáneas que dan testimonio de una ola ascendente en el movimiento obrero, es la creciente actividad de los trabajadores no organizados. Esto se debe sobre todo a los profundos cambios estructurales que se han producido en la composición de la clase obrera como resultado de la racionalización. El número de obreros cualificados que constituyen los elementos principales de los sindicatos reformistas está declinando rápidamente…
Esta actividad de los no organizados expresa el creciente descontento de las masas y rebasa el marco legal de los sindicatos, involucrando la participación de las bases de los sindicatos reformistas en una lucha que con más frecuencia se está librando no sólo fuera sino incluso contra el aparato sindical reformista…
10. La lucha entre la vanguardia sindical revolucionaria y comunista, por un lado, y la burocracia sindical social-fascista, por el otro, ya no se libra exclusivamente al interior de los sindicatos, se ha extendido involucrando a todos los obreros en general. Esta lucha es principalmente una lucha por el liderazgo de las masas en las huelgas. De acuerdo con esto, han surgido nuevas y más favorables condiciones para la vanguardia sindical revolucionaria y comunista (sobre todo desde las manifestaciones del Primero de Mayo en Alemania) para ganarse a la mayoría de la clase obrera. De ahí la enorme importancia del problema de los no organizados. De ahí las nuevas tácticas en la elección de los comités de fábrica. De ahí la importancia decisiva de la dirección independiente de las huelgas por parte de la vanguardia sindical revolucionaria comunista, sin el aparato sindical reformista y contra él. De ahí la lucha sin cuartel contra el legalismo sindical oportunista en nuestras propias filas y de ahí la táctica del frente único desde abajo.
II. LA RADICALIZACIÓN DE LA CLASE OBRERA Y LOS SINDICATOS REFORMISTAS
1. La radicalización continua de la clase obrera y la agudización de la lucha de clases conducen a una creciente crisis en el movimiento sindical reformista. El VI Congreso de la Internacional Comunista y el IV Congreso de la Internacional Sindical Roja ya habían constatado la fusión del aparato sindical reformista con el Estado burgués y con las grandes empresas capitalistas monopolistas. Este proceso se ha profundizado aún más, durante el último año, en conexión con el desarrollo de los conflictos de clase.
Al igual que la socialdemocracia está evolucionando del socialimperialismo al socialfascismo –uniéndose a las filas de la vanguardia del Estado moderno capitalista para suprimir el ascenso del movimiento revolucionario de la clase obrera (atrocidades de Zorgiebel el Primero de Mayo)–, la burocracia sindical socialfascista se está pasando completamente al campo de la gran burguesía, en el momento en que se agudizan las luchas económicas, defendiendo el arbitraje obligatorio, tratando de uncir a la clase obrera en el yugo de la racionalización capitalista, transformando el aparato sindical reformista en una organización rompehuelgas…
En este proceso de rápida fascistización del aparato sindical reformista y de su fusión con el Estado burgués, la denominada ala “izquierda” de la Internacional de Ámsterdam (Cook, Fimmen, etc.) está desempeñando un papel especialmente dañino: bajo el manto de la oposición a los líderes reaccionarios de la Internacional de Ámsterdam, intentan ocultar a los obreros el verdadero significado de este proceso, y están formando parte activa y constitutiva (y por ahora no la menos importante) en el sistema del socialfascismo.
Naturalmente, la situación se vuelve cada vez más intolerable para los trabajadores, que en sus luchas económicas deben permanecer bajo el liderazgo de rompehuelgas políticamente reaccionarios. Estas pérfidas tácticas chantajistas de los dirigentes sindicales, en un momento en que el capitalismo está ampliando e intensificando su ofensiva con el objeto de aumentar enormemente la explotación de los obreros, son la fuente principal de la creciente crisis en el movimiento sindical reformista.
2. Esta creciente crisis se manifiesta, en una serie de países, en el estancamiento de los sindicatos reformistas (Gran Bretaña) y en el crecimiento masivo de los sindicatos revolucionarios (India, América Latina, EE.UU.). También se manifiesta en la aguda desconfianza de las masas sindicales hacia la burocracia reformista y en el ataque de la burocracia sindical socialfascista a la oposición sindical revolucionaria…
3. La etapa actual del desarrollo interno de los sindicatos reformistas está en concordancia con el período de transición en la correlación de las fuerzas de clase en su conjunto. La clase obrera se ha hecho lo suficientemente fuerte para estar en condiciones de emprender la contraofensiva. La burocracia sindical sigue teniendo influencia sobre ciertos sectores de los trabajadores, pero los sindicatos revolucionarios y la oposición sindical revolucionaria están ganando cada día a grandes masas de trabajadores pertenecientes a los sindicatos reformistas. Esto predetermina también las tareas de los comunistas en los sindicatos reformistas: no retirarse de estos sindicatos y contribuir por todos los medios a la aceleración del proceso de transformación revolucionaria de los miembros de base de los sindicatos reformistas, poniéndose a la cabeza de la lucha de clase del proletariado.
III. LAS LUCHAS ECONÓMICAS Y LA OPOSICIÓN SINDICAL REVOLUCIONARIA
1. El IX Pleno del CEIC y el IV Congreso de la ISR han planteado a los Partidos Comunistas y al movimiento sindical revolucionario no sólo la tarea de la dirección independiente de las huelgas, sino también la tarea de realizar la mejor organización y preparación para estas luchas, y lograr la unidad de la clase obrera en las fábricas, desde abajo. También señalaron la disparidad entre el crecimiento de la influencia política del movimiento sindical revolucionario y la amplitud de su organización.
Considerando esto, propuso reorganizar desde abajo las fracciones comunistas en los sindicatos reformistas y reorganizar también los sindicatos revolucionarios en ramas industriales (en países con sindicatos duales), para instituir el centralismo democrático y establecer a los comités de fábrica como la base de los sindicatos revolucionarios. Se llamó la atención, también, sobre el peligro de las tradiciones socialdemócratas y del legalismo sindical que eran especialmente evidentes –en países donde no existían sindicatos revolucionarios independientes (Alemania)– en la consigna “obligar a los burócratas sindicales”, y también en los altos encuentros diplomáticos de los dirigentes de los sindicatos revolucionarios con los jefes de los sindicatos reformistas.
2. El peligro podía y estaba destinado a hacerse especialmente grave en el subsiguiente periodo de crecimiento e intensificación inusual de los combates de clase. Precisamente en este proceso las fuerzas de la Internacional Comunista se han consolidado (y no podía ser de otra manera) sobre la base de la depuración de los elementos oportunistas y antileninistas. Un reagrupamiento similar fue inevitable también en los movimientos sindicales revolucionarios… Las decisiones de la Internacional Comunista y la ISR han logrado su objetivo. Los Partidos Comunistas y los sindicatos revolucionarios (en los países donde el movimiento sindical está unido, así como en aquellos donde está dividido) han hecho grandes progresos durante este período… La experiencia ha demostrado que los éxitos del movimiento sindical revolucionario durante este período estuvieron en proporción directa a la determinación con que se llevaron a la práctica estas decisiones.
3. En los países donde no existen sindicatos revolucionarios independientes, el legalismo sindical sigue siendo el mayor defecto del movimiento sindical revolucionario, y consiste en el temor de sobrepasar las normas y los reglamentos sindicales…
4. Otro defecto en estos países es el miedo a aplicar las nuevas tácticas de la oposición sindical revolucionaria, creyendo que debilitarán su posición dentro de los sindicatos reformistas. Exactamente en lo mismo insisten los derechistas y conciliadores, tal como antes especularon (cuando se establecieron los comités de huelga en la cuenca del Ruhr) sobre la supuesta conversión del Partido Comunista y la oposición sindical revolucionaria en organizaciones del “proletariado desclasado de los barrios bajos”.
5. Un gran defecto a este respecto sigue siendo la naturaleza de la estructura y la actividad de las fracciones comunistas en los sindicatos. Un requisito necesario para el éxito del trabajo de los Partidos Comunistas por ganarse a las masas de los sindicatos reformistas, es la existencia de fuertes fracciones comunistas en los sindicatos capaces de llevar a cabo la línea del Partido en los sindicatos, vinculadas unas con otras, y trabajando bajo la dirección de los comités partidarios correspondientes. El Pleno deja constancia, una vez más, que muchas de las decisiones de la Internacional Comunista sobre la cuestión de las fracciones sindicales no se han cumplido satisfactoriamente. Las fracciones sindicales aún no se han organizado en ninguna parte donde debieron haberse organizado de conformidad con las decisiones de la II Conferencia Internacional de Organización, y donde existen, no siempre están adecuadamente organizadas…
6. Finalmente, en los propios Partidos Comunistas, no hay hasta ahora una comprensión clara de la importancia singular del trabajo sindical en la presente fase de desarrollo. El trabajo sindical es considerado como un trabajo ordinario del “departamento” sindical. El Partido no concentra toda su atención, y sobre todo la atención de los núcleos de la fábrica, en el actual trabajo sindical, especialmente en su preparación para el liderazgo de las luchas económicas…
7. En los países donde existen sindicatos revolucionarios independientes (Francia, Checoslovaquia), el principal defecto hasta ahora consiste en la subestimación por parte de cierto sector de militantes sindicales revolucionarios del hecho de que las masas se están radicalizando, y también en una subestimación del nuevo carácter del reformismo sindical. En Francia, los sindicatos unitarios fueron tomados por sorpresa y se vieron desbordados por el movimiento. (“El movimiento se desarrolló sobre las cabezas de los sindicatos unitarios, nuestras organizaciones carecían de iniciativa”, dijo Monmousseau en el Pleno de los sindicatos unitarios, en octubre.)…
8. Una consecuencia directa de esta orientación incorrecta y de la falta de iniciativa fue el débil contacto entre los sindicatos revolucionarios y las masas. Este hecho es también reconocido en la resolución del Comité Central del Partido Comunista de Francia sobre la táctica huelguística de los comunistas en Francia…
9. Por último, el principal defecto de toda la actividad durante el período de preparación de la huelga en estos países, así como en los países con un movimiento sindical unificado, es el predominio de la agitación y propaganda sobre la organización. No se puede preparar seriamente una huelga si es que no se realiza previamente el suficiente trabajo organizativo.
IV. LOS SINDICATOS Y LOS COMITÉS DE ACCIÓN
1. La experiencia de las huelgas que se realizaron desde el VI Congreso de la Internacional Comunista ha justificado plenamente el curso adoptado para lograr la dirección comunista independiente de las huelgas. La mejor forma de lograr la dirección independiente de las huelgas y atraer a los no sindicados es mediante la creación de comités amplios de acción (comités de huelga, comités anti-lockout, etc.) elegidos por todos los obreros de una fábrica determinada, incluyendo hombres y mujeres organizados y no organizados…
Precisamente la consigna de crear comités independientes no subordinados al aparato sindical reformista permitió a los Partidos Comunistas y los miembros del movimiento sindical revolucionario concentrar grandes masas de obreros contra el aparato sindical reformista y socialdemócrata, como fue el caso en el Ruhr.
2. Para dirigir a las masas en sus acciones económicas y políticas, los comités de acción deben ser organizaciones de masas, amplias y no partidistas, ya que están llamados a unir a trabajadores y trabajadoras afiliados a diferentes partidos y a diferentes sindicatos, así como a los trabajadores no organizados. Sin embargo, aunque son no partidistas, no pueden ser políticamente neutrales, indiferentes o no políticos. La experiencia de Lodz ha demostrado lo peligroso que es tener agentes reformistas (PPS) de los capitalistas en los comités de acción…
3. Los comités de acción unen a las amplias masas de trabajadores, sin distinción de ocupación y oficio, bajo la forma de organizaciones temporales semiconsolidadas. No pueden ser nombrados desde arriba como lo hacen los reformistas (el nombramiento de comités de huelga por los sindicatos). Deben ser elegidos en las asambleas generales de fábrica y las reuniones de delegados de los trabajadores y trabajadoras.
4. Los comités de acción son organizaciones temporales y los comunistas deben tomar la iniciativa en su organización, vinculándolos con las acciones de masas del proletariado, sobre la base de la democracia proletaria. Los comités de acción no deben limitar su campo de lucha, pero deben tratar de ampliar y convertir una lucha económica en una lucha política. Al finalizar la huelga y después de que hayan presentado los informes con los resultados, se disolverán los comités de acción…
6. Un importante medio de lucha para ganarse a las masas de los sindicatos reformistas (en los países donde no existe movimiento sindical revolucionario independiente) es atraer de forma activa a los trabajadores no sindicalizados a los sindicatos sobre la base de la plataforma de la oposición revolucionaria, a las mejores capas de trabajadores y trabajadoras unidos en torno a los comités de acción durante las luchas de masas.
El trabajo de organización de los no organizados, una tarea militante de suma importancia para el futuro inmediato, realizado por los Partidos Comunistas, debe proceder, por un lado, a través de la conquista y organización de los comités de fábrica y su unificación en torno a los comités de acción (y también en torno a todas las posibles organizaciones de masas revolucionarias, como el WIR, el IRA, los combatientes del Frente Rojo, etc.) y, por otro lado, a través de organizarlos en sindicatos revolucionarios en los países con sindicatos duales. Pero los Partidos Comunistas deben poner especial atención en atraer a los mejores elementos al Partido Comunista y a las organizaciones de masas revolucionarias durante los conflictos económicos…
V. LOS SINDICATOS Y LOS COMITÉS DE FÁBRICA
1. La radicalización de los obreros y la mayor actividad de las masas trabajadoras, el aumento y la intensificación de los conflictos de clase, y la creciente influencia de los Partidos Comunistas entre los obreros han creado las premisas para el cumplimiento exitoso de las decisiones fundamentales de la Internacional Comunista en cuanto a la conquista de los comités de fábrica de los reformistas (o el establecimiento de dichos comités donde no existen) y su transformación de órganos de colaboración de clases –en que empresarios y burócratas sindicales socialimperialistas los han convertido– en órganos de lucha de clases.
2. Los comités de fábrica pueden y deben ser la base natural de la unidad de clase desde abajo en las fábricas. A diferencia de los comités de acción, no son organismos temporales sino permanentes. No sustituyen a los sindicatos y no pueden ser reemplazados por ellos (siempre y cuando no haya sindicatos industriales).
La conquista de los comités de fábrica (o delegaciones de fábrica) es una de las vías más importantes, para el Partido Comunista y el movimiento sindical revolucionario, hacia los distritos y ramas esenciales de la industria. En la etapa actual de exacerbación extrema de la lucha de clases, la conquista de los comités de fábrica significa llevar a cabo la táctica de “clase contra clase” directamente en las fábricas; significa la movilización de las masas para el mayor desarrollo de las luchas económicas. Los comités de fábrica deben convertirse en las palancas para la movilización de las masas y la lucha contra los burócratas sindicales en las fábricas… La inferencia táctica que se desprende de esto es: el completo rechazo de cualquier unión electoral con los reformistas y la presentación de listas de candidatos independientes a pesar de todas las regulaciones impuestas por los sindicatos reformistas. Durante la duración de la campaña electoral, las asambleas generales de las fábricas deben crear organizaciones de masas temporales (comisiones electorales)…
VI. LAS CONDICIONES QUE HACEN NECESARIA LA FORMACIÓN DE NUEVOS SINDICATOS
1. El nuevo carácter del reformismo sindical y la patente fusión del aparato reformista sindical con el Estado burgués, una vez más han puesto claramente en primer plano la cuestión de nuestra táctica en los sindicatos reformistas. El X Pleno de la CEIC reafirma que la política de la burocracia sindical socialfascista, una política de división del movimiento sindical (expulsión de comunistas y miembros de la oposición revolucionaria de los sindicatos reformistas, “revocaciones”, etc.), no debe dar lugar a una relajación de nuestros esfuerzos por ganarnos a las bases sindicales, y sobre todo, no debe conducirnos a llamar a los trabajadores a que abandonen los sindicatos reformistas. Por el contrario, este trabajarse más…
2. El auge del movimiento obrero y la creciente crisis en los sindicatos reformistas han sacado a la luz la peligrosa tendencia de negarse a trabajar en los sindicatos reformistas. Al mismo tiempo, este auge del movimiento obrero ha planteado el nuevo problema de crear nuevos sindicatos revolucionarios, en ciertas etapas y bajo ciertas condiciones.
3. La tendencia a negarse a trabajar en los sindicatos reformistas se basa en una concepción errónea del problema de los no organizados, que confunde los sindicatos con los comités de acción y subestima la posibilidad de conquistar los sindicatos mediante el trabajo de ganarse a los miembros de base (creación artificial de formas “transicionales” de organización que conduzcan a nuevos sindicatos). Estas tendencias están en oposición directa con las reiteradas decisiones de la Internacional Comunista en lo que respecta a ganarse a las masas obreras en los sindicatos. La creciente provocación de los reformistas, cuyo objetivo es dividir el movimiento sindical y adopta la forma de expulsión de comunistas y miembros de la oposición revolucionaria, no puede servir de argumento para la revisión de las decisiones relativas al trabajo en los sindicatos reformistas en los países donde no hay sindicatos independientes, ni tampoco puede justificar una relajación en nuestros esfuerzos por conquistar a las masas sindicales, ni servir de pretexto para la organización artificial de nuevos sindicatos.
El momento actual plantea a la Internacional Comunista la política de no abandonar los sindicatos reformistas y de no crear artificialmente nuevos sindicatos, de luchar por ganarse a la mayoría de la clase obrera, tanto en los sindicatos reformistas como en las organizaciones con una base más amplia de masas (comités de acción, consejos de fábrica) que persiguen los mismos objetivos que el movimiento sindical revolucionario pero que lo hacen a su particular manera.
4. Asimismo, es una ilusión perjudicial y oportunista creer que, en las condiciones actuales, podemos conquistar el aparato sindical reformista, aun si los miembros de los sindicatos están de nuestro lado. Esto no significa en absoluto que los comunistas y la oposición revolucionaria deban permanecer inactivos mientras los dirigentes sindicales son elegidos. Por el contrario, la lucha por expulsar a todos los burócratas y agentes capitalistas de los sindicatos, la lucha por cada puesto elegible en los sindicatos, en especial la lucha por las posiciones de delegados sindicales de base, deben servir en nuestras manos como un instrumento poderoso para exponer el papel de la burocracia sindical socialfascista y combatirla.
5. Relacionada con esto está la lucha contra la política escisionista de los burócratas sindicales socialfascistas. Esta lucha contra las expulsiones y otras medidas escisionistas debe ser una lucha contra la política reformista de la “paz social”, una lucha por la unidad sobre la base de la lucha de clases, y una lucha por la democracia proletaria en los sindicatos. El trabajo escisionista de los dirigentes reformistas tiene por objeto el debilitamiento de la fuerza organizativa de los obreros en la lucha por sus reivindicaciones económicas y políticas, y el aislamiento de los comunistas y la oposición revolucionaria de las masas organizadas. Por lo tanto, una de las principales tareas es movilizar a las más amplias masas de trabajadores contra la actividad perturbadora de la burocracia sindical social-fascista…
La lucha contra la política escisionista de la burocracia sindical en esos países no debe realizarse mediante la organización de los comunistas y miembros de la oposición revolucionaria expulsados, en nuevos sindicatos, sino mediante una lucha más intensa por la democracia proletaria en los sindicatos, contra el reformismo y por la eliminación de la burocracia sindical reformista. La fusión del aparato sindical reformista con el aparato del Estado burgués, por un lado, y la creciente influencia de los Partidos Comunistas entre los obreros y los sindicatos reformistas de masas, por el otro, no sólo amplían las posibilidades de la lucha contra la dictadura reformista, sino que también hacen necesario movilizar a las masas para la impugnación de los estatutos sindicales y por una ruptura con el legalismo de los sindicatos reformistas.
6. Al mismo tiempo, la oposición revolucionaria no puede permitir la dispersión del número creciente de miembros de la oposición revolucionaria expulsados de los sindicatos reformistas. Por lo tanto, se hace necesaria una relación activa entre la oposición revolucionaria y todos los miembros expulsados de la oposición. Sin embargo, esto no debe conducir a la formación de nuevas organizaciones (por ejemplo, mediante la recaudación de cuotas de afiliación especial de los expulsados y la emisión de tarjetas especiales de afiliación), que pueden servir como “formas transitorias” artificiales conducentes a nuevos sindicatos.
7. Sin embargo, los comunistas no pueden oponerse por principio a la división de los sindicatos. La resolución del II Congreso de la Internacional Comunista señaló las condiciones en las que los comunistas están obligados a trabajar por la escisión, a saber: “Los comunistas no deben rehuir una escisión en las organizaciones sindicales, si para mantener la unidad deben abandonar el trabajo revolucionario en los sindicatos, renunciar a la tarea de convertirlas en instrumentos de la lucha revolucionaria y dejar de organizar a los sectores más explotados del proletariado.” El crecimiento del movimiento huelguístico desde el VI Congreso de la Internacional Comunista y el alevoso ataque de la burocracia sindical socialfascista, que recurre a la expulsión y disolución de organizaciones enteras…, han creado, en varios países, las condiciones necesarias, en ciertos casos, para crear nuevos sindicatos revolucionarios…
8. Los comunistas deben entender, sin embargo, que la división de los sindicatos no es cuestión de formación mecánica de nuevos sindicatos. Es necesario combatir enérgicamente la idea de la división en masa de los sindicatos. La formación de nuevos sindicatos sólo es posible en auge de huelgas, sólo cuando la lucha política es muy aguda, cuando grandes sectores del proletariado ya han comprendido el carácter socialfascista de la burocracia sindical reformista, y cuando estas masas apoyan activamente la formación de un nuevo sindicato. Pero, incluso cuando todas estas condiciones existan, la formación de nuevos sindicatos en los países donde no hay todavía sindicatos revolucionarios independientes (por ejemplo, en Alemania), debe llevarse a cabo según el caso, de acuerdo con la situación objetiva en su conjunto…
VIII. EL TRABAJO EN LOS PAÍSES COLONIALES Y SEMICOLONIALES
El año pasado se ha caracterizado por un gran auge en la lucha económica en todos los países coloniales y semicoloniales, especialmente en la India. La ola de huelgas alcanzó incluso a los sectores más atrasados del proletariado de las colonias (África Ecuatorial) y significa que el cambio de dirección ascendente del movimiento obrero ha sobrepasado, en gran medida, los límites de los viejos países capitalistas. Las características principales de las recientes huelgas en los países coloniales y semicoloniales… indican que aun cuando el movimiento estalló espontáneamente, era de un profundo carácter revolucionario. Esto crea un terreno favorable para el fortalecimiento y desarrollo de los Partidos Comunistas y los sindicatos revolucionarios en los países coloniales donde los haya, y para la formación de Partidos Comunistas y sindicatos revolucionarios en los países coloniales donde todavía no existen. La tarea principal de los obreros comunistas y revolucionarios de esos países es asegurar el liderazgo de la clase obrera en todas las luchas económicas, expulsando de los comités de huelga a los elementos socialreformistas y burgueses nacionales, y elevando las luchas económicas de los trabajadores a una etapa superior de lucha…
La tarea más importante es fortalecer y ampliar los sindicatos revolucionarios, legales e ilegales. Es esencial, sobre la base de la creciente ola del movimiento obrero, utilizar toda y cualquier posibilidad para que los sindicatos ilegales superen el aislamiento de las grandes masas, que en cierta medida todavía sufren, para desarrollar la actividad de masas y abrirse camino a una existencia legal. Es esencial, además, trabajar sin descanso y de forma sistemática en todas las organizaciones de masas reformistas y amarillas con fin de ganar a los trabajadores de estas organizaciones a la lucha de clases revolucionaria. Es tarea de los Partidos Comunistas tomar ventaja de la creciente ola del movimiento huelguístico para romper todos los alambres de púas puestos por el imperialismo y la burguesía nacional para aislar a los sindicatos de clase. Los Partidos Comunistas de los países imperialistas deben apoyar sistemáticamente al movimiento huelguístico en los países coloniales, intensificando la lucha contra el imperialismo y por la independencia de las colonias vinculándola a las crecientes luchas económicas. Se debe prestar especial atención a la ayuda al movimiento obrero en China y la India, porque la victoria de la revolución en estos dos países asestará un golpe mortal al imperialismo en todo el mundo.
IX. LAS TAREAS PRÁCTICAS MÁS IMPORTANTES
1. El carácter político de los conflictos de clase contemporáneos que involucran a millones de hombres y mujeres, plantean forzosamente a los Partidos Comunista la necesidad –repetidamente enfatizada en las resoluciones de la Internacional Comunista– de que las organizaciones partidarias locales tomen el liderazgo directo de las luchas económicas. Los Partidos Comunistas ya han comenzado a desechar los viejos métodos de dirección de las huelgas, entregando el liderazgo a los departamentos sindicales del Partido y a las fracciones comunistas en los sindicatos. Sin embargo, aún no se han tomado una serie de medidas resultas en esa dirección. Mientras crece la marea del movimiento obrero, la dirección de las luchas económicas debe ser la tarea de todo el Partido; todas las fuerzas del Partido deben concentrarse en este trabajo y toda la organización del Partido debe adaptarse a este propósito.
2. La experiencia de las huelgas del año pasado han demostrado que el punto más débil del Partido Comunista y el movimiento sindical revolucionario es la falta de consecuencia para llevar a cabo las decisiones del VI Congreso de la Internacional Comunista y del IV Congreso de la ISR. El cumplimiento de estas decisiones siguen encontrando oposición en las filas de los Partidos, y lo que es particularmente importante, entre los rangos inferiores de las organizaciones del Partido y los sindicatos revolucionarios. La principal tarea que enfrentan los Partidos Comunistas y el movimiento sindical revolucionario consiste en tomar medidas prácticas para acelerar el cumplimiento a toda costa de esas decisiones…
4. De importancia decisiva a este respecto es la formación y fortalecimiento de nuevos cuadros de líderes de la lucha huelguística… probablemente el defecto más grave en la dirección de las luchas económicas ha sido el conservadurismo de considerables capas de aquél sector de miembros de los sindicatos revolucionarios que mientras en teoría aceptan plena y totalmente las nuevas tácticas y decisiones de la Internacional Comunista, en la práctica se han mostrado incapaces de cumplirlas…
5. La tarea más importante de los comunistas y la oposición revolucionaria debe ser, además, concentrar las fuerzas, así como la atención, en las principales ramas de la industria y en las fábricas que desempeñan un papel decisivo en las luchas de clase…
8. La conducción de las luchas económicas requiere la creación de órganos de autodefensa proletaria para proteger y organizar las asambleas de fábrica, para proteger a los piquetes de huelga, para luchar contra los esquiroles, el fascismo en la fábrica y todo tipo de organizaciones de amarillas, etc.
9. El aumento del desempleo como consecuencia de la racionalización afecta en primer lugar a las filas de la oposición revolucionaria. La burocracia sindical en muchas ocasiones se aprovecha de la existencia de estos desempleados de la oposición revolucionaria para impedirles participar en la actividad sindical dentro de los sindicatos reformistas. La oposición revolucionaria debe, por todos los medios a su alcance, proteger los derechos de los desempleados en los sindicatos, aun cuando ellos formen organizaciones de desocupados (Gran Bretaña) o cualquier otro tipo de asociaciones (por ejemplo, en Alemania), bajo el liderazgo abierto de los elementos revolucionarios…
13. En cuanto a los métodos prácticos para la organización de la lucha huelguística, el X Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista recomienda a todos los Partidos Comunistas tomar como base las decisiones elaboradas en la Conferencia Internacional de Huelga de Estrasburgo.
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