Publicado en Agitación 3
La LOMCE, ley ataca directamente a la estructura de la educación pública.
Los gobiernos capitalistas mercantilizan nuestra educación, segregan al alumnado, gestiona el centro como una empresa dando lugar a la privatización y a la subida de tasas. Pero este proceso de privatización de la educación pública no ha comenzado ahora, ni con el gobierno de Rajoy y Wert, ni con la crisis actual, sino que es un proceso que viene de mucho antes, que se inicia con fuerza especialmente a partir de los 90’. El proceso, que proviene del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC y es impulsado por la UE, se ha venido materializando poco a poco en las sucesivas leyes educativas españolas llevadas a cabo por los gobiernos tanto del PSOE como del PP. Gracias a la lucha de los trabajadores, de los estudiantes, de los profesionales de la enseñanza durante años se han conseguido ciertos derechos y se ha podido ralentizar este proceso.
Con esta nueva ley la educación primaria quedaría dividida en áreas y no en ciclos con reválidas de “carácter informativo” en el 3º y 6º curso. Estas reválidas las realizaran “especialistas externos”, es decir, empresas privadas que evaluarán a alumnos y profesores creando un ranking de centros, siendo los colegios concertados, en su mayoría, los centros de primera y los públicos quedarían en un segundo plano. En la segunda revalida para poder acceder a secundaria el gobierno central tendrá la última palabra.
La ESO se dividirá en dos ciclos: el primero de tres años con una reválida al final, y el segundo constará de un solo año (4ºESO).
Éste será de carácter orientador ya que será diferente para los alumnos que quieran hacer una modalidad académica o formativa (FP o Bachillerato) No hay ningún punto de flexibilidad, nos dan a elegir dos caminos sin retorno, no queda alternativa. Esta elección quedara reflejada en el expediente. Al final de este ciclo tendremos otra reválida, imprescindible para pasar de curso. Además, la nota de esta reválida contará un 30% de la nota final y la nota que saquemos durante el curso un 70%. Todo esto conllevará un aumento del fracaso escolar. Los programas para mejora del aprendizaje y el rendimiento quedan encaminados a la segregación de los alumnos, separándoles en cursos muy tempranos 2ºESO y viendo la rigidez se intuye que servirán de puente a la nueva formación profesional básica (en la que ya no se consigue título).
En el Bachillerato desaparece la PAU y habrá otra reválida. Esta reválida la realizaran empresas privadas, que podrán subir las tasas de estas pruebas y beneficiar a los colegios que ellos quieran, los colegios concertados. Después de todo esto las universidades podrán hacer una prueba seleccionadora de tipo examen o entrevista, según elijan éstas.
El aumento de la ratio y la eliminación de desdobles incrementan las materias instrumentales (Lengua, Matemáticas e Inglés) a la par que una disminución o supresión de materias como TIC (Tecnología, Información, y Comunicación), música y Artes Plásticas. Esto supondrá que los jóvenes tendrán menos cultura general, preparando a los alumnos para la superación pruebas externas y preparar unas pruebas no es lo mismo que aprender.
El profesorado, pieza de esta empresa, encargada de transmitir la información que el sistema capitalista previamente elige en pos de sus intereses de clase, dejaría de organizar el contenido, de ajustarlo a cada alumno. Los ejes del aprendizaje fundamentales quedarían destruidos. A la par el director se convertiría en un mero gestor del centro con la perspectiva de negocio, de sacar rentabilidad a costa de la educación pública. Elegirán el profesorado que más les interese, sin respetar listas de interinos.
Centros escolares autoritarios y jerarquizados donde no tenemos voz. En eso se convertirá nuestra educación pública, con reformas que ilegitiman al consejo escolar y lo designan como organismo meramente consultivo.
Hasta ahora todos los miembros de la comunidad educativa tenían voz y voto para decidir sobre todas las resoluciones importantes, como el presupuesto y proyecto del centro, elección y cese de dirección y los encargados de recoger y elaborar propuestas de sus sectores educativos. Se ve clara la línea de este proceso, hacer de centros escolares una empresa donde la segregación, homogenización, el centralismo, la rigidez, la excelencia está a la orden del día. Y poco a poco ceder a los grupos de poder más concesiones con financiaciones al OPUS, fundaciones como la de botín, un nuevo “mercado de libros” en el cual las editoriales podrían incluir contenidos.
Por ellos desde la juventud comunista de Castilla y León rechazamos estas reformas impuestas por la UE de los monopolios, defendiendo la educación pública y de calidad.
La LOMCE, ley ataca directamente a la estructura de la educación pública.
Los gobiernos capitalistas mercantilizan nuestra educación, segregan al alumnado, gestiona el centro como una empresa dando lugar a la privatización y a la subida de tasas. Pero este proceso de privatización de la educación pública no ha comenzado ahora, ni con el gobierno de Rajoy y Wert, ni con la crisis actual, sino que es un proceso que viene de mucho antes, que se inicia con fuerza especialmente a partir de los 90’. El proceso, que proviene del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC y es impulsado por la UE, se ha venido materializando poco a poco en las sucesivas leyes educativas españolas llevadas a cabo por los gobiernos tanto del PSOE como del PP. Gracias a la lucha de los trabajadores, de los estudiantes, de los profesionales de la enseñanza durante años se han conseguido ciertos derechos y se ha podido ralentizar este proceso.
Con esta nueva ley la educación primaria quedaría dividida en áreas y no en ciclos con reválidas de “carácter informativo” en el 3º y 6º curso. Estas reválidas las realizaran “especialistas externos”, es decir, empresas privadas que evaluarán a alumnos y profesores creando un ranking de centros, siendo los colegios concertados, en su mayoría, los centros de primera y los públicos quedarían en un segundo plano. En la segunda revalida para poder acceder a secundaria el gobierno central tendrá la última palabra.
La ESO se dividirá en dos ciclos: el primero de tres años con una reválida al final, y el segundo constará de un solo año (4ºESO).
Éste será de carácter orientador ya que será diferente para los alumnos que quieran hacer una modalidad académica o formativa (FP o Bachillerato) No hay ningún punto de flexibilidad, nos dan a elegir dos caminos sin retorno, no queda alternativa. Esta elección quedara reflejada en el expediente. Al final de este ciclo tendremos otra reválida, imprescindible para pasar de curso. Además, la nota de esta reválida contará un 30% de la nota final y la nota que saquemos durante el curso un 70%. Todo esto conllevará un aumento del fracaso escolar. Los programas para mejora del aprendizaje y el rendimiento quedan encaminados a la segregación de los alumnos, separándoles en cursos muy tempranos 2ºESO y viendo la rigidez se intuye que servirán de puente a la nueva formación profesional básica (en la que ya no se consigue título).
En el Bachillerato desaparece la PAU y habrá otra reválida. Esta reválida la realizaran empresas privadas, que podrán subir las tasas de estas pruebas y beneficiar a los colegios que ellos quieran, los colegios concertados. Después de todo esto las universidades podrán hacer una prueba seleccionadora de tipo examen o entrevista, según elijan éstas.
El aumento de la ratio y la eliminación de desdobles incrementan las materias instrumentales (Lengua, Matemáticas e Inglés) a la par que una disminución o supresión de materias como TIC (Tecnología, Información, y Comunicación), música y Artes Plásticas. Esto supondrá que los jóvenes tendrán menos cultura general, preparando a los alumnos para la superación pruebas externas y preparar unas pruebas no es lo mismo que aprender.
El profesorado, pieza de esta empresa, encargada de transmitir la información que el sistema capitalista previamente elige en pos de sus intereses de clase, dejaría de organizar el contenido, de ajustarlo a cada alumno. Los ejes del aprendizaje fundamentales quedarían destruidos. A la par el director se convertiría en un mero gestor del centro con la perspectiva de negocio, de sacar rentabilidad a costa de la educación pública. Elegirán el profesorado que más les interese, sin respetar listas de interinos.
Centros escolares autoritarios y jerarquizados donde no tenemos voz. En eso se convertirá nuestra educación pública, con reformas que ilegitiman al consejo escolar y lo designan como organismo meramente consultivo.
Hasta ahora todos los miembros de la comunidad educativa tenían voz y voto para decidir sobre todas las resoluciones importantes, como el presupuesto y proyecto del centro, elección y cese de dirección y los encargados de recoger y elaborar propuestas de sus sectores educativos. Se ve clara la línea de este proceso, hacer de centros escolares una empresa donde la segregación, homogenización, el centralismo, la rigidez, la excelencia está a la orden del día. Y poco a poco ceder a los grupos de poder más concesiones con financiaciones al OPUS, fundaciones como la de botín, un nuevo “mercado de libros” en el cual las editoriales podrían incluir contenidos.
Por ellos desde la juventud comunista de Castilla y León rechazamos estas reformas impuestas por la UE de los monopolios, defendiendo la educación pública y de calidad.
¡VIVA LA LUCHA DE LOS ESTUDIANTES!