Integración, fenómeno de larga duración
texto de Theotonio dos Santos
publicado en enero de 2013 en Alai - tomado de La Historia del día
El artículo está integrado en el libro breve: Integración suramericana: Temas estratégicos - año 2012
Comienza el texto: Con este artículo pretendemos demostrar una tesis central: la integración suramericana –que se convirtió en el principal objetivo de la actual política externa brasileña– es más que una cuestión económica, la integración es un fenómeno de larga duración, expresión de un destino histórico. El continente americano, antes de la llegada truculenta de Cristóbal Colón, albergaba una población de cincuenta a setenta millones de habitantes que estaban relativamente integrados, sobre todo a través de las conquistas Aztecas en el sur de América del Norte y del avance del imperio Inca en la región Andina. Hoy sabemos también que la región amazónica comprendía cerca de cinco millones de habitantes y había una alta comunicación de estos imperios en su interior, entre ellos y entre los pueblos que no estaban incorporados a ellos.
La violenta colonización española y portuguesa (además de las incursiones de otros centros imperiales europeos) buscó administrar esta vastísima región articulándola demográfica, económica, social y culturalmente bajo una dirección única, a la vez que reorientó sus economías hacia el mercado mundial en expansión del siglo XV al XVIII bajo la égida del capitalismo comercial-manufacturero. En las regiones de menor densidad habitadas por poblaciones originarias, asistimos al fenómeno del comercio de esclavos, traídos de África en condiciones infrahumanas.
La lucha por la liberación de las Américas rompió esta dimensión continental. Las colonias inglesas consiguieron su liberación en el siglo XVIII, inspiradas en una ideología liberal y republicana que vino a revolucionar el mundo a finales del siglo, a través de la Revolución Francesa y su expansión por toda Europa y sus colonias, particularmente en el Caribe. La onda democrática por ella desencadenada llegó a la América española y portuguesa bajo la forma de la invasión napoleónica que condujo a la gesta independentista que cumple ahora 200 años. A pesar de iniciarse en los cabildos de las colonias españolas, ella recorrió toda la región con una concepción unitaria de la cual Bolívar fue el intérprete máximo. En Brasil con la llegada de la corte portuguesa en 1808 se mantuvo la unidad en torno al príncipe portugués que declaró la independencia.
No debemos olvidar las variadas rebeliones indígenas como la tentativa de Tupac Amaru de reconstruir el imperio Inca o las revueltas afro-americanas bajo la forma de los quilombos, cuya expresión más representativa fue la de Zumbi de los Palmares. No faltaron tampoco brotes de rebeldía contra la colonización o incluso propuestas independentistas lideradas por una ya poderosa oligarquía local (Tiradentes)...
texto de Theotonio dos Santos
publicado en enero de 2013 en Alai - tomado de La Historia del día
El artículo está integrado en el libro breve: Integración suramericana: Temas estratégicos - año 2012
Comienza el texto: Con este artículo pretendemos demostrar una tesis central: la integración suramericana –que se convirtió en el principal objetivo de la actual política externa brasileña– es más que una cuestión económica, la integración es un fenómeno de larga duración, expresión de un destino histórico. El continente americano, antes de la llegada truculenta de Cristóbal Colón, albergaba una población de cincuenta a setenta millones de habitantes que estaban relativamente integrados, sobre todo a través de las conquistas Aztecas en el sur de América del Norte y del avance del imperio Inca en la región Andina. Hoy sabemos también que la región amazónica comprendía cerca de cinco millones de habitantes y había una alta comunicación de estos imperios en su interior, entre ellos y entre los pueblos que no estaban incorporados a ellos.
La violenta colonización española y portuguesa (además de las incursiones de otros centros imperiales europeos) buscó administrar esta vastísima región articulándola demográfica, económica, social y culturalmente bajo una dirección única, a la vez que reorientó sus economías hacia el mercado mundial en expansión del siglo XV al XVIII bajo la égida del capitalismo comercial-manufacturero. En las regiones de menor densidad habitadas por poblaciones originarias, asistimos al fenómeno del comercio de esclavos, traídos de África en condiciones infrahumanas.
La lucha por la liberación de las Américas rompió esta dimensión continental. Las colonias inglesas consiguieron su liberación en el siglo XVIII, inspiradas en una ideología liberal y republicana que vino a revolucionar el mundo a finales del siglo, a través de la Revolución Francesa y su expansión por toda Europa y sus colonias, particularmente en el Caribe. La onda democrática por ella desencadenada llegó a la América española y portuguesa bajo la forma de la invasión napoleónica que condujo a la gesta independentista que cumple ahora 200 años. A pesar de iniciarse en los cabildos de las colonias españolas, ella recorrió toda la región con una concepción unitaria de la cual Bolívar fue el intérprete máximo. En Brasil con la llegada de la corte portuguesa en 1808 se mantuvo la unidad en torno al príncipe portugués que declaró la independencia.
No debemos olvidar las variadas rebeliones indígenas como la tentativa de Tupac Amaru de reconstruir el imperio Inca o las revueltas afro-americanas bajo la forma de los quilombos, cuya expresión más representativa fue la de Zumbi de los Palmares. No faltaron tampoco brotes de rebeldía contra la colonización o incluso propuestas independentistas lideradas por una ya poderosa oligarquía local (Tiradentes)...
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