Hace un par de semanas, compañeros de Opinión Socialista de Rosario entrevistaron al compañero Walter Nardi, dirigente del Sindicato de Aceiteros para alcanzar la solidaridad de nuestra corriente e interiorizarnos más del conflicto. Creemos que la lucha de este sector es un caso testigo de lo que la lucha y la organización puede lograr. La resolución del conflicto sobrevino luego de esta entrevista, por ello adjuntamos como epílogo un breve párrafo aparecido en Clarín el 13 de febrero.
O.S: Buenas tardes. Somos de Opinión Socialista y esta entrevista tiene por objeto, además de acercar la solidaridad con la lucha que están llevando adelante, recabar un poco más de información sobre cómo marcha el conflicto y cuáles son las perspectivas que ustedes tienen sobre la resolución del mismo.
Walter Nardi: Agradecemos, antes que nada, la solidaridad. Y bueno, con el tema de la negociación, qué decirte… viene muy complicada. Hay cuestiones coyunturales que están trabando la cosa. A ver, ¡cómo te lo podría decir sin usar una puteada?... eh… Todo esto es una guacheada por parte del gobierno al estar cercenando el poder adquisitivo de los trabajadores de todas formas. Porque no es solo el impuesto a las ganancias, con el que ellos hacen caja, sino también tenemos el tema de los aportes a las obras sociales, que no vuelven a ellas, el tema de los topes salariales, en los que si no recuperaste lo que se perdió durante el año, te ves claramente afectado en tu nivel de vida. Y acá también entra a jugar la cuestión de clase, porque si bien este gobierno es el que abrió las paritarias últimamente está demostrando que de nacional y popular tiene poco. (…) Y al contrario, vemos que desde 2003 a esta parte ha habido un crecimiento patrimonial de las empresas que dista mucho (puesto que hablan tanto de redistribución de la riqueza) de lo que ha sido el nivel de vida de los trabajadores.
O.S: El caso de las aceiteras es un buen ejemplo de eso que decis…
W.N.: Clarísimo. Las aceiteras fueron las empresas que más movilidad tuvieron y de las que han sido más beneficiadas… Por ejemplo, acá en la provincia de Santa Fe y debido a una ley, no recuerdo si de 2002 o 2003, la ley Reutemann , se le han aplicado exenciones a la industria que se radicara en la provincia y eso las seguido favoreciendo hasta hoy en que la situación económica general y las ganancias de estas empresas dista mucho de ser la misma que entonces.
O. S: Me imagino que estas políticas tendientes a favorecer a las empresas fomentaron también el trabajo desregulado, tercerizado, en negro.
W.N.: Sin dudas, aunque luchamos contra eso de manera decidida. Primero con la aplicación del convenio de actividades bajo el principio de actividad principal y luego con el articulo 44 de nuestro convenio colectivo que prohíbe que las actividades habituales sean realizadas por tercerizados. Quiero decir que nosotros hicimos una gran internalización del problema de la tercerización; hoy se puede decir que sólo son tercerizados los trabajadores que no hacen trabajos habituales: ni los de mantenimiento, ni los que cortan el pasto, ni los de limpieza, lo son. Son tercerizados los que hacen trabajos de montaje que no son mantenimiento. Esto, como decía, nos costó muchos años… En Dreyfus, por ejemplo, tenías a 150 en planta permanente y el resto eran tercerizados, y con distintos convenios: de la UOCRA, de la UOM, Carga y Descarga, etc.
O. S: ¿Y cómo decidieron cerrar el pedido de aumento en un 26 %?
W.N.: Nosotros venimos discutiendo desde el 2003, con la apertura de paritarias, con la meta siempre del salario mínimo, vital y móvil que garantiza el artículo 14 bis de nuestra constitución y el 116 de la Ley de Contrato de Trabajo que es la que te da la posibilidad de tener una vida digna con las necesidades básicas satisfechas. La actualización al día de hoy de ese salario da 7640 pesos; lo que representa a la escala salarial que tenemos nosotros un 23, 3%. Lo cual no es una locura, creo. Y si bien nosotros estamos pidiendo, en comparación a otros gremios afines u opositores al gobierno, un pedido más bajo, partimos de que tenemos una base salarial más alta.
O. S.: Igual, lo que tiene que ver con el registro de los índices de inflación lo han previsto, no?
W.N.: Por supuesto. Este año, inclusive, al haber recibido los datos del IPC INDEC… lamentables… nos fijamos en varios otros IPC; hasta el año pasado teníamos en cuenta para negociar los datos del IPC de la provincia que aportaba cifras reales; este año, creo que en connivencia con el gobierno nacional, han dado la cifra del 17 % que uno comprueba fácilmente como una cifra irrisoria. Por lo que la forma de hacer las mediciones fue tomar los datos de varios IPC de distintas provincias, conformar varias canastas y de allí sacamos un promedio. Ese es el número que llevamos a las negociaciones. Como ves no es un número caprichoso que sale de la nada o que parte de que nos guiamos por la productividad de las empresas. Si fuera así, si nos guiaramos por la rentabilidad de las empresas o por el costo laboral el pedido tendría que ser del 230% porque el impacto del costo laboral en la industria aceitera es de un 2 o un 3%. Me puedo equivocar por un punto; pongamos un 4% y exageramos. El impacto del costo laboral para empresas como Dreyfus, Molinos Río de la Plata, Cargyll, etc., es muchísimo menor al 3%.
O. S: Entonces, ¿cómo ven la salida del conflicto? ¿Viene duro? Encuentran que hay ánimo de negociación en la patronal?
W.N.: Mirá, había en su momento, una perspectiva de negociación. Como que se había acordado un número bastante similar al 23 % que decíamos, y la traba la puso y la sigue poniendo, según las empresas, el mismo gobierno. Por supuesto que las empresas se amparan en la decisión del gobierno pero fíjate que el gobierno tiene sus modos de disciplinar y perjudicar a las empresas que se quieran salir del cerco y no acatar sus directivas. Puede mediante la quita delos certificados de exportación, mediante la AFIP, mediante el control de precios, etc. Lo que verdaderamente no entendemos es, cómo, muchas veces, el gobierno dice que, ante la crisis económica que asola a Europa, hay que reavivar el mercado interno, y después cercena el salario de los trabajadores que es el que revitaliza ese mercado. Porque solo a partir de un mayor poder adquisitivo se fomenta el consumo. Un laburante no acumula ni saca su dinero al exterior. La plata de su salario se gasta en comida, en la compra de un autito mejor, o bien en el equipamiento y refacción de su casa. O sea que hay una contradicción muy burda porque si pretenden mantener los salarios planchados, la economía no se mueve. Y eso se está viendo.
O. S: Por último, ¿existe para ustedes la posibilidad de que los laburantes, los distintos gremios y organizaciones, articulen una coordinación para enfrentar a las patronales y al gobierno para romper contundentemente los topes salariales y el ajuste?
W.N.: Nosotros, el año pasado, cuando rompimos el tope salarial, salimos a discutirlo. Dijimos que se podía. Con la unidad y la concientización de los trabajadores se podía. Lamentablemente, no todos los dirigentes somos iguales ni nos guían los mismos intereses. Todavía creemos que todo pasa por un trabajo de mayor concientización en cada gremio, de mayor compromiso de sus dirigentes con sus bases y desde la unidad en la lucha, para que eso ocurra. No somos un gremio cerrado. Hemos compartido nuestros estudios de actualización salarial que referí; y es más, creo que haber roto el año pasado el tope salarial, sirvió para que otros gremios cercanos sacaran mucho más que el 24% que sacamos nosotros aunque con una base salarial más baja. En fin, creo que entre los puntos principales para combatir está el trabajo en negro, no registrado y la subocupación. Porque desde ya no creemos que sea solo el 7, 9% de la población activa la que está desocupada sino mucho más, y eso es un problema al que hay que darle la prioridad que tiene.
El último viernes en la noche, la paritaria del gremio aceitero acordó un aumento de 22% a 25%, según las categorías con un básico inicial de $ 7.564.Esto se aproxima al reclamo del gremio que iba de 23 a 26%. Además, se acordó el pago de una suma de $ 5.850 por única vez y a percibir en febrero. Originalmente, el gremio, que engloba a 15.000 trabajadores, había pedido llevar el básico inicial de $ 6.200 a $ 7.646, un 23% más y aumentos superiores para las restantes categorías, con el objetivo de disminuir el achatamiento de la pirámide salarial. La firma se logró luego de negociaciones que se prolongaron casi 40 días por un convenio que había vencido el 31 de diciembre de 2012. En el medio hubo una huelga y tuvo que intervenir el Ministerio de Trabajo que dictó la conciliación obligatoria. Esta paritaria es tomada como caso testigo por varios motivos, ya que marca los aumentos que van a pedir los otros gremios en negociaciones masivas que arrancan el mes de marzo. El Gobierno no quiere que ningún gremio obtenga más del 20%. De allí que en las actas que firmaron los aceiteros figure que el aumento es de 20%. Pero cuando se calculan los porcentajes de cada categoría el alza va del 22 al 25%, incluyendo la suma no remunerativa. Así, uno de los primeros convenios del año, cierra con un básico que se acerca al costo de vida familiar y por encima del techo del 20% que pretende el Gobierno. Sin embargo, como el grueso del gremio está alcanzado por el impuesto a las Ganancias, el aumento efectivo que irá al bolsillo del trabajador será inferior a lo acordado finalmente en el convenio (Clarín, 13 FEB 2013)
O.S: Buenas tardes. Somos de Opinión Socialista y esta entrevista tiene por objeto, además de acercar la solidaridad con la lucha que están llevando adelante, recabar un poco más de información sobre cómo marcha el conflicto y cuáles son las perspectivas que ustedes tienen sobre la resolución del mismo.
Walter Nardi: Agradecemos, antes que nada, la solidaridad. Y bueno, con el tema de la negociación, qué decirte… viene muy complicada. Hay cuestiones coyunturales que están trabando la cosa. A ver, ¡cómo te lo podría decir sin usar una puteada?... eh… Todo esto es una guacheada por parte del gobierno al estar cercenando el poder adquisitivo de los trabajadores de todas formas. Porque no es solo el impuesto a las ganancias, con el que ellos hacen caja, sino también tenemos el tema de los aportes a las obras sociales, que no vuelven a ellas, el tema de los topes salariales, en los que si no recuperaste lo que se perdió durante el año, te ves claramente afectado en tu nivel de vida. Y acá también entra a jugar la cuestión de clase, porque si bien este gobierno es el que abrió las paritarias últimamente está demostrando que de nacional y popular tiene poco. (…) Y al contrario, vemos que desde 2003 a esta parte ha habido un crecimiento patrimonial de las empresas que dista mucho (puesto que hablan tanto de redistribución de la riqueza) de lo que ha sido el nivel de vida de los trabajadores.
O.S: El caso de las aceiteras es un buen ejemplo de eso que decis…
W.N.: Clarísimo. Las aceiteras fueron las empresas que más movilidad tuvieron y de las que han sido más beneficiadas… Por ejemplo, acá en la provincia de Santa Fe y debido a una ley, no recuerdo si de 2002 o 2003, la ley Reutemann , se le han aplicado exenciones a la industria que se radicara en la provincia y eso las seguido favoreciendo hasta hoy en que la situación económica general y las ganancias de estas empresas dista mucho de ser la misma que entonces.
O. S: Me imagino que estas políticas tendientes a favorecer a las empresas fomentaron también el trabajo desregulado, tercerizado, en negro.
W.N.: Sin dudas, aunque luchamos contra eso de manera decidida. Primero con la aplicación del convenio de actividades bajo el principio de actividad principal y luego con el articulo 44 de nuestro convenio colectivo que prohíbe que las actividades habituales sean realizadas por tercerizados. Quiero decir que nosotros hicimos una gran internalización del problema de la tercerización; hoy se puede decir que sólo son tercerizados los trabajadores que no hacen trabajos habituales: ni los de mantenimiento, ni los que cortan el pasto, ni los de limpieza, lo son. Son tercerizados los que hacen trabajos de montaje que no son mantenimiento. Esto, como decía, nos costó muchos años… En Dreyfus, por ejemplo, tenías a 150 en planta permanente y el resto eran tercerizados, y con distintos convenios: de la UOCRA, de la UOM, Carga y Descarga, etc.
O. S: ¿Y cómo decidieron cerrar el pedido de aumento en un 26 %?
W.N.: Nosotros venimos discutiendo desde el 2003, con la apertura de paritarias, con la meta siempre del salario mínimo, vital y móvil que garantiza el artículo 14 bis de nuestra constitución y el 116 de la Ley de Contrato de Trabajo que es la que te da la posibilidad de tener una vida digna con las necesidades básicas satisfechas. La actualización al día de hoy de ese salario da 7640 pesos; lo que representa a la escala salarial que tenemos nosotros un 23, 3%. Lo cual no es una locura, creo. Y si bien nosotros estamos pidiendo, en comparación a otros gremios afines u opositores al gobierno, un pedido más bajo, partimos de que tenemos una base salarial más alta.
O. S.: Igual, lo que tiene que ver con el registro de los índices de inflación lo han previsto, no?
W.N.: Por supuesto. Este año, inclusive, al haber recibido los datos del IPC INDEC… lamentables… nos fijamos en varios otros IPC; hasta el año pasado teníamos en cuenta para negociar los datos del IPC de la provincia que aportaba cifras reales; este año, creo que en connivencia con el gobierno nacional, han dado la cifra del 17 % que uno comprueba fácilmente como una cifra irrisoria. Por lo que la forma de hacer las mediciones fue tomar los datos de varios IPC de distintas provincias, conformar varias canastas y de allí sacamos un promedio. Ese es el número que llevamos a las negociaciones. Como ves no es un número caprichoso que sale de la nada o que parte de que nos guiamos por la productividad de las empresas. Si fuera así, si nos guiaramos por la rentabilidad de las empresas o por el costo laboral el pedido tendría que ser del 230% porque el impacto del costo laboral en la industria aceitera es de un 2 o un 3%. Me puedo equivocar por un punto; pongamos un 4% y exageramos. El impacto del costo laboral para empresas como Dreyfus, Molinos Río de la Plata, Cargyll, etc., es muchísimo menor al 3%.
O. S: Entonces, ¿cómo ven la salida del conflicto? ¿Viene duro? Encuentran que hay ánimo de negociación en la patronal?
W.N.: Mirá, había en su momento, una perspectiva de negociación. Como que se había acordado un número bastante similar al 23 % que decíamos, y la traba la puso y la sigue poniendo, según las empresas, el mismo gobierno. Por supuesto que las empresas se amparan en la decisión del gobierno pero fíjate que el gobierno tiene sus modos de disciplinar y perjudicar a las empresas que se quieran salir del cerco y no acatar sus directivas. Puede mediante la quita delos certificados de exportación, mediante la AFIP, mediante el control de precios, etc. Lo que verdaderamente no entendemos es, cómo, muchas veces, el gobierno dice que, ante la crisis económica que asola a Europa, hay que reavivar el mercado interno, y después cercena el salario de los trabajadores que es el que revitaliza ese mercado. Porque solo a partir de un mayor poder adquisitivo se fomenta el consumo. Un laburante no acumula ni saca su dinero al exterior. La plata de su salario se gasta en comida, en la compra de un autito mejor, o bien en el equipamiento y refacción de su casa. O sea que hay una contradicción muy burda porque si pretenden mantener los salarios planchados, la economía no se mueve. Y eso se está viendo.
O. S: Por último, ¿existe para ustedes la posibilidad de que los laburantes, los distintos gremios y organizaciones, articulen una coordinación para enfrentar a las patronales y al gobierno para romper contundentemente los topes salariales y el ajuste?
W.N.: Nosotros, el año pasado, cuando rompimos el tope salarial, salimos a discutirlo. Dijimos que se podía. Con la unidad y la concientización de los trabajadores se podía. Lamentablemente, no todos los dirigentes somos iguales ni nos guían los mismos intereses. Todavía creemos que todo pasa por un trabajo de mayor concientización en cada gremio, de mayor compromiso de sus dirigentes con sus bases y desde la unidad en la lucha, para que eso ocurra. No somos un gremio cerrado. Hemos compartido nuestros estudios de actualización salarial que referí; y es más, creo que haber roto el año pasado el tope salarial, sirvió para que otros gremios cercanos sacaran mucho más que el 24% que sacamos nosotros aunque con una base salarial más baja. En fin, creo que entre los puntos principales para combatir está el trabajo en negro, no registrado y la subocupación. Porque desde ya no creemos que sea solo el 7, 9% de la población activa la que está desocupada sino mucho más, y eso es un problema al que hay que darle la prioridad que tiene.
El último viernes en la noche, la paritaria del gremio aceitero acordó un aumento de 22% a 25%, según las categorías con un básico inicial de $ 7.564.Esto se aproxima al reclamo del gremio que iba de 23 a 26%. Además, se acordó el pago de una suma de $ 5.850 por única vez y a percibir en febrero. Originalmente, el gremio, que engloba a 15.000 trabajadores, había pedido llevar el básico inicial de $ 6.200 a $ 7.646, un 23% más y aumentos superiores para las restantes categorías, con el objetivo de disminuir el achatamiento de la pirámide salarial. La firma se logró luego de negociaciones que se prolongaron casi 40 días por un convenio que había vencido el 31 de diciembre de 2012. En el medio hubo una huelga y tuvo que intervenir el Ministerio de Trabajo que dictó la conciliación obligatoria. Esta paritaria es tomada como caso testigo por varios motivos, ya que marca los aumentos que van a pedir los otros gremios en negociaciones masivas que arrancan el mes de marzo. El Gobierno no quiere que ningún gremio obtenga más del 20%. De allí que en las actas que firmaron los aceiteros figure que el aumento es de 20%. Pero cuando se calculan los porcentajes de cada categoría el alza va del 22 al 25%, incluyendo la suma no remunerativa. Así, uno de los primeros convenios del año, cierra con un básico que se acerca al costo de vida familiar y por encima del techo del 20% que pretende el Gobierno. Sin embargo, como el grueso del gremio está alcanzado por el impuesto a las Ganancias, el aumento efectivo que irá al bolsillo del trabajador será inferior a lo acordado finalmente en el convenio (Clarín, 13 FEB 2013)