Stalin: El método dialéctico
del texto de José Stalin titulado ¿Anarquismo o socialismo?.
¿Anarquismo o Socialismo?: con este título escribía Stalin (firmando como Koba y escribiendo en ucraniano) una serie de artículos en el transcurso de 1906-1907 para periódicos políticos y sindicales de Georgia (Ajali Droeba, ChveniTsjovreba y Dro). Los últimos capítulos del libro desaparecerían durante el registro y detención de su autor, y por tanto nunca sería completada la serie. Pese a ello, los artículos conservados constituyen una interesante síntesis de algunos de los pilares fundamentales del marxismo y del bolchevismo, en el marco de la confrontación teórica con algunos de los pensadores y dirigentes anarquistas georgianos y rusos del momento. Estos artículos fueron recopilados y adaptados en un mismo volumen, que se puede descargar en 50 páginas de formato doc desde el link:
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El texto titulado El método dialéctico forma parte del anteriormente nombrado ¿Anarquismo o Socialismo?.
Se publica en el Foro en dos mensajes por cortesía del blog Fracción proletaria.
En el mundo todo está en movimiento… Cambia la vida, crecen las fuerzas productivas, se desmoronan las viejas relaciones sociales… (C. Marx)
El marxismo no es sólo la teoría del socialismo. Es una concepción integral del mundo, un sistema filosófico del cual se desprende lógicamente el socialismo proletario de Marx. Este sistema filosófico se llama materialismo dialéctico.
Por eso, exponer el marxismo significa exponer a la vez el materialismo dialéctico.
¿Por qué se llama este sistema materialismo dialéctico?
Porque su método es dialéctico, y su teoría, materialista.
¿Qué es el método dialéctico?
Se dice que la vida social se encuentra en estado de incesante movimiento y desarrollo. Y esto es cierto: la vida no puede ser considerada como algo estático e inmutable; la vida nunca se detiene a un mismo nivel, se halla en eterno movimiento, en eterno proceso de destrucción y de creación. Por eso, en la vida siempre existe lo nuevo y lo viejo, lo que crece y lo que muere, lo revolucionario y lo contrarrevolucionario.
El método dialéctico dice que hay que considerar la vida precisamente tal y como es en realidad. Hemos visto que la vida se encuentra en incesante movimiento; por tanto, debemos examinar la vida en su movimiento y preguntar: ¿hacia dónde marcha la vida? Hemos visto que la vida ofrece un cuadro de constante destrucción y creación; por tanto es deber nuestro examinar la vida en su destrucción y creación y preguntar: ¿qué es lo que se destruye y qué es lo que se crea en la vida?
Lo que en la vida nace y de día en día crece, es invencible; detener su movimiento hacia delante es imposible. Es decir, si, por ejemplo, en la vida nace el proletariado como clase y crece de día en día, por débil y poco numeroso que sea hoy, al fin y al cabo ha de vencer. ¿Por qué? Porque crece, cobra vigor y marcha adelante. Por el contrario, lo que en la vida envejece y camina hacia la tumba, ha de ser inevitablemente derrotado, aunque hoy represente una fuerza poderosa. Es decir, si, por ejemplo, la burguesía pisa un terreno cada vez menos firme y retrocede de día en día, por fuerte y numerosa que sea hoy, ha de ser, al fin y al cabo, derrotada. ¿Por qué? Porque como clase se descompone, se debilita, envejece y se convierte en una carga superflua en la vida.
De aquí surgió el conocido planteamiento dialéctico de que todo lo que realmente existe, es decir, todo lo que crece de día en día es racional, y todo lo que de día en día se descompone es irracional y, por lo tanto, no ha de evitar la derrota.
Ejemplo. Por los años 80 del siglo pasado, entre los intelectuales revolucionarios rusos se suscitó una gran polémica. Los populistas sostenían que la fuerza principal capaz de encargarse de la «emancipación de Rusia» era la pequeña burguesía del campo y de la ciudad. ¿Por qué?, les preguntaban los marxistas. Porque, decían los populistas, la pequeña burguesía del campo y de la ciudad constituye ahora la mayoría, y, además, es pobre y vive en la miseria.
Los marxistas replicaban: es cierto que la pequeña burguesía del campo y de la ciudad constituye ahora la mayoría y realmente es pobre, pero ¿se trata acaso de esto? Hace ya mucho tiempo que la pequeña burguesía constituye la mayoría, pero hasta ahora no ha manifestado, sin la ayuda del proletariado, ninguna iniciativa en la lucha por la «libertad». ¿Por qué? Porque la pequeña burguesía, como clase, no crece; al contrario, se descompone de día en día y se divide en burgueses y proletarios. Por otra parte, tampoco la pobreza tiene aquí, naturalmente, una importancia decisiva: los «vagabundos» son más pobres que la pequeña burguesía, pero nadie afirmará que pueden encargarse de la «emancipación de Rusia».
Como veis, la cuestión no estriba en saber qué clase constituye hoy la mayoría o qué clase es más pobre, sino en saber cuál es la clase que cobra vigor y cuál la que se descompone.
Y puesto que el proletariado es la única clase que crece y cobra vigor sin cesar, la única que impulsa adelante la vida social y agrupa en torno suyo a todos los elementos revolucionarios, nuestro deber es, por lo tanto, reconocerlo como la fuerza principal en el movimiento contemporáneo, formar en sus filas y hacer nuestras sus aspiraciones avanzadas.
Así respondían los marxistas.
Evidentemente, los marxistas consideraban la vida de un modo dialéctico, mientras que los populistas razonaban de un modo metafísico, ya que se imaginaban la vida social inmóvil en un punto.
Así considera el método dialéctico el desarrollo de la vida.
Sin embargo, hay movimiento y movimiento. Hubo movimiento de la vida social durante las «jornadas de diciembre», cuando el proletariado, enderezando sus espaldas, asaltó los depósitos de armas y se lanzó al ataque contra la reacción. Pero asimismo hay que calificar de movimiento social el movimiento de los años precedentes, cuando el proletariado, en las condiciones del desarrollo «pacífico», se limitaba a declarar huelgas parciales y a fundar pequeños sindicatos.
Es evidente que el movimiento reviste distintas formas.
Pues bien, el método dialéctico afirma que el movimiento tiene doble forma: evolutiva y revolucionaria.
El movimiento es evolutivo cuando los elementos progresivos continúan espontáneamente su labor cotidiana e introducen en el viejo régimen pequeños cambios, modificaciones cuantitativas.
El movimiento es revolucionario cuando esos mismos elementos se unen, se penetran de una misma idea y se precipitan contra el campo enemigo, para destruir de raíz el viejo régimen e introducir en la vida cambios cualitativos, instaurando un nuevo régimen.
La evolución prepara la revolución y crea el terreno para ella, y la revolución corona la evolución y contribuye a su obra ulterior.
Procesos semejantes se dan también en la vida de la naturaleza. La historia de la ciencia demuestra que el método dialéctico es un método auténticamente científico: comenzando por la astronomía y concluyendo por la sociología, en todas partes halla confirmación la idea de que en el mundo no hay nada eterno, de que todo cambia, de que todo se desarrolla. Por consiguiente, todo en la naturaleza debe ser examinado desde el punto de vista del movimiento, del desarrollo. Esto significa que el espíritu de la dialéctica penetra toda la ciencia contemporánea.
Y por lo que se refiere a las formas del movimiento, por lo que se refiere a que, de acuerdo con la dialéctica, los pequeños cambios, las modificaciones cuantitativas, conducen, al fin y al cabo, a grandes cambios, a modificaciones cualitativas, esta ley rige asimismo, en igual medida, en la historia de la naturaleza. El «sistema periódico de los elementos» de Mendeléiev muestra claramente la gran importancia que en la historia de la naturaleza tiene la aparición de los cambios cuantitativos. De esto mismo es testimonio, en biología, la teoría del neolamarquismo, a la cual el neodarvinismo cede el puesto.
Nada decimos de otros muchos hechos, suficientemente esclarecidos por F. Engels en su «Anti-Dühring».
Tal es el contenido del método dialéctico.
¿Cómo consideran los anarquistas el método dialéctico?
De todos es sabido que el fundador del método dialéctico fue Hegel. Marx depuró y mejoró este método. Naturalmente, esta circunstancia es conocida también de los anarquistas. Ellos saben que Hegel era conservador, y, aprovechándose del caso, fustigan hasta más no poder a Hegel como partidario de la «restauración», «demuestran» con apasionamiento que «Hegel es un filósofo de la restauración…, que ensalza el constitucionalismo burocrático en su forma absoluta, que la idea general de su filosofía de la Historia está subordinada y sirve a la corriente filosófica de la época de la restauración», etc., etc. (v. en el número 6 de «Nobati»[ 2 ] el artículo de V. Cherkezishvili).
Lo mismo «demuestra» en sus obras el conocido anarquista Kropotkin (v., por ejemplo, su «Ciencia y anarquismo» en lengua rusa).
Hacen coro a Kropotkin nuestros kropotkianos, comenzando por Cherkezishvili y terminando por Sh. G. (v. los números de «Nobati»).
Cierto, nadie discute con ellos acera de este punto; al revés, todo el mundo coincide en que Hegel no era revolucionario. Precisamente Marx y Engels demostraron antes que nadie, en su «Crítica de la crítica crítica», que las concepciones históricas de Hegel se hallan en contradicción radical con el Poder soberano del pueblo. Pero, a pesar de ello, los anarquistas «demuestran» y consideran indispensable «demostrar» cada día que Hegel era partidario de la «restauración». ¿Para qué lo hacen? Probablemente, para desacreditar de tal modo a Hegel y dar a entender al lector que en el «reaccionario» Hegel tampoco el método puede dejar de ser «aborrecible» y anticientífico.
Así es como piensan los anarquistas refutar el método dialéctico.
Nosotros declaramos que de ese modo no demostrarán otra cosa que su propia ignorancia. Pascal y Leibniz no eran revolucionarios, pero el método matemático descubierto por ellos está reconocido hoy como un método científico. Mayer y Hemholtz no eran revolucionarios, pero sus descubrimientos en el dominio de la física sirvieron de base a la ciencia. Tampoco eran revolucionarios Lamarck y Darwin, pero su método evolucionista puso en pie a la ciencia biológica… ¿Por qué, pues, no e puede reconocer que, a pesar de su conservadurismo, Hegel consiguió elaborar un método científico, denominado dialéctico?
No, de ese modo los anarquistas no demostrarán otra cosa que su propia ignorancia.
Sigamos adelante. Según la opinión de os anarquistas, «la dialéctica es metafísica», y como «quieren emancipar a la ciencia de la metafísica, y a la filosofía de la teología», por eso precisamente rechazan el método dialéctico (v. «Nobati», núms.. 3 y 9, Sh. G.; y también «Ciencia y anarquismo» de Kropotkin).
¡Vaya con los anarquistas! Como se dice, «hacen pagar a justos por pecadores». La dialéctica ha alcanzado su madurez en la lucha contra la metafísica y en esta lucha ha conquistado su gloria, pero en opinión de los anarquistas resulta que ¡la dialéctica es metafísica!
La dialéctica afirma que en el mundo nada hay eterno, que en el mundo todo es transitorio y mutable; cambia la naturaleza, cambia la sociedad, cambian los usos y costumbres, cambian los conceptos de justicia, cambia la propia verdad; por eso mismo la dialéctica lo considera todo de un modo crítico, por eso mismo niega la verdad establecida de una vez para siempre, y por consiguiente, niega asimismo las abstractas «tesis dogmáticas que, una vez encontradas, sólo hay que aprenderse de memoria» (v. F. Engels, «Ludwig Feuerbach»[ 3 ]).
del texto de José Stalin titulado ¿Anarquismo o socialismo?.
¿Anarquismo o Socialismo?: con este título escribía Stalin (firmando como Koba y escribiendo en ucraniano) una serie de artículos en el transcurso de 1906-1907 para periódicos políticos y sindicales de Georgia (Ajali Droeba, ChveniTsjovreba y Dro). Los últimos capítulos del libro desaparecerían durante el registro y detención de su autor, y por tanto nunca sería completada la serie. Pese a ello, los artículos conservados constituyen una interesante síntesis de algunos de los pilares fundamentales del marxismo y del bolchevismo, en el marco de la confrontación teórica con algunos de los pensadores y dirigentes anarquistas georgianos y rusos del momento. Estos artículos fueron recopilados y adaptados en un mismo volumen, que se puede descargar en 50 páginas de formato doc desde el link:
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El texto titulado El método dialéctico forma parte del anteriormente nombrado ¿Anarquismo o Socialismo?.
Se publica en el Foro en dos mensajes por cortesía del blog Fracción proletaria.
En el mundo todo está en movimiento… Cambia la vida, crecen las fuerzas productivas, se desmoronan las viejas relaciones sociales… (C. Marx)
El marxismo no es sólo la teoría del socialismo. Es una concepción integral del mundo, un sistema filosófico del cual se desprende lógicamente el socialismo proletario de Marx. Este sistema filosófico se llama materialismo dialéctico.
Por eso, exponer el marxismo significa exponer a la vez el materialismo dialéctico.
¿Por qué se llama este sistema materialismo dialéctico?
Porque su método es dialéctico, y su teoría, materialista.
¿Qué es el método dialéctico?
Se dice que la vida social se encuentra en estado de incesante movimiento y desarrollo. Y esto es cierto: la vida no puede ser considerada como algo estático e inmutable; la vida nunca se detiene a un mismo nivel, se halla en eterno movimiento, en eterno proceso de destrucción y de creación. Por eso, en la vida siempre existe lo nuevo y lo viejo, lo que crece y lo que muere, lo revolucionario y lo contrarrevolucionario.
El método dialéctico dice que hay que considerar la vida precisamente tal y como es en realidad. Hemos visto que la vida se encuentra en incesante movimiento; por tanto, debemos examinar la vida en su movimiento y preguntar: ¿hacia dónde marcha la vida? Hemos visto que la vida ofrece un cuadro de constante destrucción y creación; por tanto es deber nuestro examinar la vida en su destrucción y creación y preguntar: ¿qué es lo que se destruye y qué es lo que se crea en la vida?
Lo que en la vida nace y de día en día crece, es invencible; detener su movimiento hacia delante es imposible. Es decir, si, por ejemplo, en la vida nace el proletariado como clase y crece de día en día, por débil y poco numeroso que sea hoy, al fin y al cabo ha de vencer. ¿Por qué? Porque crece, cobra vigor y marcha adelante. Por el contrario, lo que en la vida envejece y camina hacia la tumba, ha de ser inevitablemente derrotado, aunque hoy represente una fuerza poderosa. Es decir, si, por ejemplo, la burguesía pisa un terreno cada vez menos firme y retrocede de día en día, por fuerte y numerosa que sea hoy, ha de ser, al fin y al cabo, derrotada. ¿Por qué? Porque como clase se descompone, se debilita, envejece y se convierte en una carga superflua en la vida.
De aquí surgió el conocido planteamiento dialéctico de que todo lo que realmente existe, es decir, todo lo que crece de día en día es racional, y todo lo que de día en día se descompone es irracional y, por lo tanto, no ha de evitar la derrota.
Ejemplo. Por los años 80 del siglo pasado, entre los intelectuales revolucionarios rusos se suscitó una gran polémica. Los populistas sostenían que la fuerza principal capaz de encargarse de la «emancipación de Rusia» era la pequeña burguesía del campo y de la ciudad. ¿Por qué?, les preguntaban los marxistas. Porque, decían los populistas, la pequeña burguesía del campo y de la ciudad constituye ahora la mayoría, y, además, es pobre y vive en la miseria.
Los marxistas replicaban: es cierto que la pequeña burguesía del campo y de la ciudad constituye ahora la mayoría y realmente es pobre, pero ¿se trata acaso de esto? Hace ya mucho tiempo que la pequeña burguesía constituye la mayoría, pero hasta ahora no ha manifestado, sin la ayuda del proletariado, ninguna iniciativa en la lucha por la «libertad». ¿Por qué? Porque la pequeña burguesía, como clase, no crece; al contrario, se descompone de día en día y se divide en burgueses y proletarios. Por otra parte, tampoco la pobreza tiene aquí, naturalmente, una importancia decisiva: los «vagabundos» son más pobres que la pequeña burguesía, pero nadie afirmará que pueden encargarse de la «emancipación de Rusia».
Como veis, la cuestión no estriba en saber qué clase constituye hoy la mayoría o qué clase es más pobre, sino en saber cuál es la clase que cobra vigor y cuál la que se descompone.
Y puesto que el proletariado es la única clase que crece y cobra vigor sin cesar, la única que impulsa adelante la vida social y agrupa en torno suyo a todos los elementos revolucionarios, nuestro deber es, por lo tanto, reconocerlo como la fuerza principal en el movimiento contemporáneo, formar en sus filas y hacer nuestras sus aspiraciones avanzadas.
Así respondían los marxistas.
Evidentemente, los marxistas consideraban la vida de un modo dialéctico, mientras que los populistas razonaban de un modo metafísico, ya que se imaginaban la vida social inmóvil en un punto.
Así considera el método dialéctico el desarrollo de la vida.
Sin embargo, hay movimiento y movimiento. Hubo movimiento de la vida social durante las «jornadas de diciembre», cuando el proletariado, enderezando sus espaldas, asaltó los depósitos de armas y se lanzó al ataque contra la reacción. Pero asimismo hay que calificar de movimiento social el movimiento de los años precedentes, cuando el proletariado, en las condiciones del desarrollo «pacífico», se limitaba a declarar huelgas parciales y a fundar pequeños sindicatos.
Es evidente que el movimiento reviste distintas formas.
Pues bien, el método dialéctico afirma que el movimiento tiene doble forma: evolutiva y revolucionaria.
El movimiento es evolutivo cuando los elementos progresivos continúan espontáneamente su labor cotidiana e introducen en el viejo régimen pequeños cambios, modificaciones cuantitativas.
El movimiento es revolucionario cuando esos mismos elementos se unen, se penetran de una misma idea y se precipitan contra el campo enemigo, para destruir de raíz el viejo régimen e introducir en la vida cambios cualitativos, instaurando un nuevo régimen.
La evolución prepara la revolución y crea el terreno para ella, y la revolución corona la evolución y contribuye a su obra ulterior.
Procesos semejantes se dan también en la vida de la naturaleza. La historia de la ciencia demuestra que el método dialéctico es un método auténticamente científico: comenzando por la astronomía y concluyendo por la sociología, en todas partes halla confirmación la idea de que en el mundo no hay nada eterno, de que todo cambia, de que todo se desarrolla. Por consiguiente, todo en la naturaleza debe ser examinado desde el punto de vista del movimiento, del desarrollo. Esto significa que el espíritu de la dialéctica penetra toda la ciencia contemporánea.
Y por lo que se refiere a las formas del movimiento, por lo que se refiere a que, de acuerdo con la dialéctica, los pequeños cambios, las modificaciones cuantitativas, conducen, al fin y al cabo, a grandes cambios, a modificaciones cualitativas, esta ley rige asimismo, en igual medida, en la historia de la naturaleza. El «sistema periódico de los elementos» de Mendeléiev muestra claramente la gran importancia que en la historia de la naturaleza tiene la aparición de los cambios cuantitativos. De esto mismo es testimonio, en biología, la teoría del neolamarquismo, a la cual el neodarvinismo cede el puesto.
Nada decimos de otros muchos hechos, suficientemente esclarecidos por F. Engels en su «Anti-Dühring».
Tal es el contenido del método dialéctico.
¿Cómo consideran los anarquistas el método dialéctico?
De todos es sabido que el fundador del método dialéctico fue Hegel. Marx depuró y mejoró este método. Naturalmente, esta circunstancia es conocida también de los anarquistas. Ellos saben que Hegel era conservador, y, aprovechándose del caso, fustigan hasta más no poder a Hegel como partidario de la «restauración», «demuestran» con apasionamiento que «Hegel es un filósofo de la restauración…, que ensalza el constitucionalismo burocrático en su forma absoluta, que la idea general de su filosofía de la Historia está subordinada y sirve a la corriente filosófica de la época de la restauración», etc., etc. (v. en el número 6 de «Nobati»[ 2 ] el artículo de V. Cherkezishvili).
Lo mismo «demuestra» en sus obras el conocido anarquista Kropotkin (v., por ejemplo, su «Ciencia y anarquismo» en lengua rusa).
Hacen coro a Kropotkin nuestros kropotkianos, comenzando por Cherkezishvili y terminando por Sh. G. (v. los números de «Nobati»).
Cierto, nadie discute con ellos acera de este punto; al revés, todo el mundo coincide en que Hegel no era revolucionario. Precisamente Marx y Engels demostraron antes que nadie, en su «Crítica de la crítica crítica», que las concepciones históricas de Hegel se hallan en contradicción radical con el Poder soberano del pueblo. Pero, a pesar de ello, los anarquistas «demuestran» y consideran indispensable «demostrar» cada día que Hegel era partidario de la «restauración». ¿Para qué lo hacen? Probablemente, para desacreditar de tal modo a Hegel y dar a entender al lector que en el «reaccionario» Hegel tampoco el método puede dejar de ser «aborrecible» y anticientífico.
Así es como piensan los anarquistas refutar el método dialéctico.
Nosotros declaramos que de ese modo no demostrarán otra cosa que su propia ignorancia. Pascal y Leibniz no eran revolucionarios, pero el método matemático descubierto por ellos está reconocido hoy como un método científico. Mayer y Hemholtz no eran revolucionarios, pero sus descubrimientos en el dominio de la física sirvieron de base a la ciencia. Tampoco eran revolucionarios Lamarck y Darwin, pero su método evolucionista puso en pie a la ciencia biológica… ¿Por qué, pues, no e puede reconocer que, a pesar de su conservadurismo, Hegel consiguió elaborar un método científico, denominado dialéctico?
No, de ese modo los anarquistas no demostrarán otra cosa que su propia ignorancia.
Sigamos adelante. Según la opinión de os anarquistas, «la dialéctica es metafísica», y como «quieren emancipar a la ciencia de la metafísica, y a la filosofía de la teología», por eso precisamente rechazan el método dialéctico (v. «Nobati», núms.. 3 y 9, Sh. G.; y también «Ciencia y anarquismo» de Kropotkin).
¡Vaya con los anarquistas! Como se dice, «hacen pagar a justos por pecadores». La dialéctica ha alcanzado su madurez en la lucha contra la metafísica y en esta lucha ha conquistado su gloria, pero en opinión de los anarquistas resulta que ¡la dialéctica es metafísica!
La dialéctica afirma que en el mundo nada hay eterno, que en el mundo todo es transitorio y mutable; cambia la naturaleza, cambia la sociedad, cambian los usos y costumbres, cambian los conceptos de justicia, cambia la propia verdad; por eso mismo la dialéctica lo considera todo de un modo crítico, por eso mismo niega la verdad establecida de una vez para siempre, y por consiguiente, niega asimismo las abstractas «tesis dogmáticas que, una vez encontradas, sólo hay que aprenderse de memoria» (v. F. Engels, «Ludwig Feuerbach»[ 3 ]).
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Última edición por pedrocasca el Lun Mar 11, 2013 1:02 pm, editado 2 veces