Cartas desde la cárcel
escritas por Antonio Gramsci
edición del año 2006 realizada en Venezuela
103 páginas de buen formato pdf que se pueden descargar desde el link:
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(probablemente exija tener cuenta en scribd)
Tras la supresión de las garantías constitucionales en Italia y la persecución, abierta del Partido Comunista, Gramsci es detenido y encarcelado a la edad de treinta y cinco años. La determinación que mostraron las autoridades fascistas para anular "el cerebro" y el espíritu resultó vana. Quien fuera infatigable activista en la prensa y en las fábricas de Turín, desplegó en prisión, a pesar de la incomunicación y de sus severos problemas de salud, una portentosa actividad intelectual, que quedó plasmada en sus imprescindibles Cuadernos de la cárcel, fundamentales para la teoría marxista y para el pensamiento filosófico. Permaneció recluido casi hasta su muerte. Nunca volvió a ver a su esposa Julia, que había regresado a Moscú poco antes de su detención. Tampoco a su hijo mayor Delio, ni llegó a conocer al segundo, Giuliano. Tras quedar en libertad, Gramsci muere unos días después, el 27 de abril de 1937, a causa de una hemorragia cerebral.
Pese a la férrea censura, en las Cartas aparece el filósofo, el pedagogo, el lingüista, el curioso que analiza cualquier atisbo de vida ["Has de saber, pues, que tengo un gorrión y tuve otro que murió, creo que envenenado con algún insecto (una cucaracha o un ciempiés). El primer gorrión era mucho más simpático que el actual. Era muy orgulloso y de gran vivacidad. El actual es humildísimo, de ánimo servil y sin iniciativas"], el estudioso que pide y comenta libros o explica los planes de trabajo que culminarán en los Cuadernos. Pero también el esposo que anhela una mejor comunicación con su mujer, el tierno hijo que recuerda a su madre detalles de su infancia y que quiere consolarla, el padre ausente que intenta intervenir con conmovedora vehemencia en la educación de sus hijos ["Querido Delio, me ha gustado tu rinconcito vivo con los pinzones y los pececitos. Si los pinzones escapan alguna vez de la jaulita, no hay que agarrarlos por las alas o las patas, que son delicadas y pueden romperse o dislocarse; hay que coger todo el cuerpo en el puño, sin apretar"], el preso que reafirma el principio moral de la resistencia y la necesidad de mantener las convicciones ... Y, también, el progresivo sufrimiento de un hombre cada vez más aislado política y psicológicamente.
Son la muestra más íntima de la profunda humanidad y la altura moral de quien había escrito: «Cuántas veces me he preguntado si era posible ligarse a una masa cuando no se había querido a nadie, ni siquiera a la propia familia, si era posible amar a una colectividad cuando no se había amado profundamente a criaturas humanas individuales. ¿No iba a tener eso un reflejo en mi vida de militante?, ¿no iba a esterilizar y a reducir a mero hecho intelectual, a puro cálculo matemático, mi cualidad de revolucionario?».
Publicadas diez años después de su muerte, en 1947, las Cartas de Antonio Gramsci ganan el Viareggio, máximo galardón literario de Italia.
escritas por Antonio Gramsci
edición del año 2006 realizada en Venezuela
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Tras la supresión de las garantías constitucionales en Italia y la persecución, abierta del Partido Comunista, Gramsci es detenido y encarcelado a la edad de treinta y cinco años. La determinación que mostraron las autoridades fascistas para anular "el cerebro" y el espíritu resultó vana. Quien fuera infatigable activista en la prensa y en las fábricas de Turín, desplegó en prisión, a pesar de la incomunicación y de sus severos problemas de salud, una portentosa actividad intelectual, que quedó plasmada en sus imprescindibles Cuadernos de la cárcel, fundamentales para la teoría marxista y para el pensamiento filosófico. Permaneció recluido casi hasta su muerte. Nunca volvió a ver a su esposa Julia, que había regresado a Moscú poco antes de su detención. Tampoco a su hijo mayor Delio, ni llegó a conocer al segundo, Giuliano. Tras quedar en libertad, Gramsci muere unos días después, el 27 de abril de 1937, a causa de una hemorragia cerebral.
Pese a la férrea censura, en las Cartas aparece el filósofo, el pedagogo, el lingüista, el curioso que analiza cualquier atisbo de vida ["Has de saber, pues, que tengo un gorrión y tuve otro que murió, creo que envenenado con algún insecto (una cucaracha o un ciempiés). El primer gorrión era mucho más simpático que el actual. Era muy orgulloso y de gran vivacidad. El actual es humildísimo, de ánimo servil y sin iniciativas"], el estudioso que pide y comenta libros o explica los planes de trabajo que culminarán en los Cuadernos. Pero también el esposo que anhela una mejor comunicación con su mujer, el tierno hijo que recuerda a su madre detalles de su infancia y que quiere consolarla, el padre ausente que intenta intervenir con conmovedora vehemencia en la educación de sus hijos ["Querido Delio, me ha gustado tu rinconcito vivo con los pinzones y los pececitos. Si los pinzones escapan alguna vez de la jaulita, no hay que agarrarlos por las alas o las patas, que son delicadas y pueden romperse o dislocarse; hay que coger todo el cuerpo en el puño, sin apretar"], el preso que reafirma el principio moral de la resistencia y la necesidad de mantener las convicciones ... Y, también, el progresivo sufrimiento de un hombre cada vez más aislado política y psicológicamente.
Son la muestra más íntima de la profunda humanidad y la altura moral de quien había escrito: «Cuántas veces me he preguntado si era posible ligarse a una masa cuando no se había querido a nadie, ni siquiera a la propia familia, si era posible amar a una colectividad cuando no se había amado profundamente a criaturas humanas individuales. ¿No iba a tener eso un reflejo en mi vida de militante?, ¿no iba a esterilizar y a reducir a mero hecho intelectual, a puro cálculo matemático, mi cualidad de revolucionario?».
Publicadas diez años después de su muerte, en 1947, las Cartas de Antonio Gramsci ganan el Viareggio, máximo galardón literario de Italia.
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Última edición por pedrocasca el Jue Abr 11, 2013 2:07 pm, editado 1 vez