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    Enver Hoxha - Algunas opiniones previas sobre la revolución cultura proletaria china -discurso pronunciado ante el XVIII Pleno del CC del PTA el 14 de octubre- (1966) - Más textos y críticas sobre la Revolución Cultural en China en los mensajes

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    Mensaje por NG Dom Mar 31, 2013 11:19 am

    Enver Hoxha
    ALGUNAS OPINIONES PREVIAS SOBRE LA REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA CHINA


    Discurso pronunciado ante el XVIII Pleno del CC del PTA [1]
    14 de octubre de 1966

    china - Enver Hoxha - Algunas opiniones previas sobre la revolución cultura proletaria china -discurso pronunciado ante el XVIII Pleno del CC del PTA el 14 de octubre- (1966) - Más textos y críticas sobre la Revolución Cultural en China en los mensajes 11111111111111111p

    Quiero, camaradas, expresar algunas opiniones previas acerca de la Revolución Cultural Proletaria que se está desarrollando en China durante estos meses. Digo opiniones previas, porque esta revolución es un problema grande y serio, que exige de nosotros una mayor profundización, análisis más detallados basados en hechos más completos, en lo posible pidiendo aclaraciones a los camaradas chinos y todo esto analizarlo atentamente bajo el prisma del marxismo-leninismo. Muchas cosas no las tenemos claras, podemos hacer y hacemos suposiciones, pero no pasan de ser suposiciones, que deben ser confirmadas por los hechos, por la vida.

    Pero a pesar de no contar con muchos datos, el Comité Central debe juzgar a partir de los que disponemos y formarse una opinión interna más o menos clara. No se descarta la posibilidad de que en algunos juicios o definiciones no seamos muy precisos debido, a las razones arriba mencionadas. Pero el primer análisis previo y breve (porque en esta reunión del Pleno del Comité Central este problema no está en el orden del día) y las críticas que podemos hacer a los principios y a las formas de esta revolución china, son movidos por buenos fines camaraderiles, por los correctos principios marxista-leninistas, por la necesidad urgente, por el imperativo de la unidad marxista-leninista entre nuestros dos partidos y por las repercusiones que puede tener esta, revolución en el movimiento comunista internacional.

    La Revolución Cultural Proletaria, tal como ha sido planteada y como la están desarrollando los dirigentes chinos, contiene dos aspectos en un solo problema: el aspecto nacional y el aspecto internacional. Tanto uno como el otro, o ambos en su conjunto, interesan a nuestro Partido, al resto de los partidos marxista-leninistas y a todo el mundo.

    Esta Revolución Cultural Proletaria es vista, analizada, interpretada, elogiada o criticada desde distintas posiciones, se hacen numerosas especulaciones en torno a ella, pero podemos afirmar que la interpretación se efectúa principalmente en tres direcciones: la interpretación desde las posiciones de la, burguesía capitalista, la, interpretación desde las posiciones burgués-revisionistas y la interpretación partiendo de las verdaderas posiciones constructivas marxista-leninistas.

    Sería un gran error por parte de los camaradas chinos, si confundieran estas actitudes y las metieran en un mismo saco, teniendo en cuenta que las dos primeras son diametralmente opuestas a la tercera. En ese caso carecerían de objetividad marxista-leninista.

    Por tanto, camaradas, comprenderéis lo difícil, por no decir imposible, que resulta para nosotros hacer una crítica justa, abierta y camaraderil a los camaradas chinos en estas complicadas circunstancias que mencionamos, así coma la crítica a lo que voy a mencionar a continuación, y sobre todo al desenfrenado culto a Mao Zedong. Pero nuestro Partido como siempre, defenderá los principios con valentía, con justeza, sin temor, y sabrá encontrar no sólo la audacia, sino también la sabiduría y la sangre fría que nunca le han faltado y que ha conquistado en difícil lucha, para expresar su opinión al Partido Comunista de China, para discutir con paciencia, camaderilmente con los camaradas chinos, por el bien común, por el bien del marxismo-leninismo.

    Las opiniones que vamos a plantear más adelante están basadas en datos, de los que estáis plenamente al corriente, desde las relaciones entre nuestro Partido y el Partido Comunista de China durante largos años, hasta los puntos de vista del Partido Comunista de China acerca de los grandes problemas internacionales y del comunismo internacional, del intercambio de opiniones mediante cartas y delegaciones por ambas partes, del intercambio de experiencia en el terreno partidario y estatal, etc. Así mismo en lo que se refiere al desarrollo de la Revolución Cultural Proletaria china estáis plenamente al tanto a través de nuestra prensa y más detalladamente del voluminoso material de la ATA que se os ha estado enviando a diario, por eso no voy a referirme a su historia, sino a recordaros brevemente algunos momentos que considero de particular importancia:

    1) Los camaradas chinos, en su congreso, hace diez años, no sólo no tenían clara la traición de Tito, sino que culpaban a Stalin y justificaban a Tito. Respecto a esta posición disponemos de hechos, ya que la plantearon como algo esencial en sus conversaciones con nosotros. Posteriormente, como sabéis, corrigieron esta actitud, pero, incluso más tarde, frente al gran peligro jruschovista continuaron subestimando la peligrosidad titista.

    2) Los camaradas chinos no valoraron debidamente y en la medida necesaria la peligrosidad de los jruschovistas. No aceptaron abiertamente las acusaciones y las calumnias jruschovistas contra. Stalin, pero creyeron una gran parte de ellas, reafirmaron sus opiniones sobre Stalin de los tiempos del Komintern y más tarde, respecte a los supuestos errores cometidos por Stalin en relación con China, «errores» que nos planteó intencionadamente Chou En-lai para «convencemos» durante su última visita a nuestro país, aunque sin lograría. Incluso si aceptáramos por un momento La que nos dijo Chou sobre Stalin, en nuestra opinión no se trata de culpas y errores de principio, como mucho son actitudes tácticas ante diversas situaciones políticas y militares que, sin disponer de documentos y sin verificarlos, y sobre todo habiendo transcurrido tan largo tiempo desde los acontecimientos y no existir documentos al menos para nosotros, pueden ser fácilmente interpretadas de modo unilateral.

    Más tarde los camaradas, chinos comprendieron la peligrosidad de los jruschovistas, pero su táctica fue nuevamente blanda, especialmente al comienzo, e incluso en el XXII Congreso del PCUS, y también después de él cuando nosotros fuimos atacados abiertamente y el fuego revisionista se dirigió sólo contra nuestro Partido, el Partido Comunista de China pretendía que cesara la polémica.

    No obstante, los camaradas chinos, inmediatamente después de la caída de Jruschov, tuvieron una cierta vacilación, abrigaron algunas ilusiones erróneas y llevaron a cabo algunas acciones incorrectas. Vosotros conocéis el episodio de Chou En-lai con el embajador albanés [2] y la actitud de nuestro Partido.

    Otra posición errónea de los chinos que también tuvo consecuencias sobre todo con algunos partidos como los de Corea y Japón fue la propuesta de «crear el frente antiimperialista con los revisionistas». Nosotros rechazamos enérgicamente y con insistencia esta propuesta y los camaradas chinos retrocedieron. Ahora los coreanos y los japoneses han enarbolado esta idea como bandera. Todo esto lo visteis en el material que habéis leído.

    3) Como sabéis, hemos tenido con los camaradas chinos una controversia de principios, no principalmente sobre la lucha de clases, sino sobre la existencia de la clase feudal-burguesa como tal, como entidad que nos combate incluso desde posiciones de poder, cuando en nuestros países quien está en el poder es la dictadura del proletariado. Conocemos nuestra tesis, que basamos en la lucha, en los hechos, en el análisis marxista-leninista. Los camaradas chinos han pretendido lo contrario. Como sabéis les hemos, dicho que eso puede ocurrir en su país pero no en el nuestro, porque nosotros hemos emprendido y continuado consecuentemente la lucha de clases desde los tiempos de la Lucha de Liberación Nacional, después de la guerra, y hasta hoy, la continuaremos contra las reminiscencias de la clase feudal-burguesa etc. En nuestro país no hay burguesía en el poder. Los camaradas chinos intentaban que hiciéramos nuestro su punto de vista extraído quizás tras un análisis de la situación en China. Pero en vano frente a nuestro análisis se vieron obligados a bajar el tono, aunque nosotros dudamos de que se hayan convencido y no continúen pensando que «los albaneses se equivocan en sus análisis». Y bien, hicieron la última tentativa para imponernos su conclusión en la declaración conjunta, cuando nuestra delegación viajó a China [3]. Pero fracasaron de nuevo.

    4) El análisis de las causas de la llegada al poder del revisionismo en la Unión Soviética, cuestión ésta de gran importancia para el comunismo internacional, en nuestra opinión no ha sido realizada con plena objetividad por los camaradas chinos. Culpan únicamente a Stalin. Esto tiene una importancia especial y si no nos equivocamos se hace con cierta tendenciosidad. Nuestro Partido tiene otro punto de vista, nuestro análisis acerca de este importante problema tiene coincidencias con el del Comité Central del Partido Comunista de China, pero también hay aspectos, en los que no coinciden y están en oposición. El intercambio de opiniones, las críticas y las observaciones mutuas son naturales, pero son constructivas cuando se desarrollan por el camino marxista-leninista.

    He planteado, las cuestiones arriba mencionadas no porque, se hayan convertido en un obstáculo en nuestras relaciones con los camaradas chinos, sino para poder en la medida de lo posible, ver más claramente a través de ellas los últimos acontecimientos que se desarrollan en China, porque además de lo que he subrayado, pueden existir otras cosas que desconocemos.

    Hemos conocido y seguimos el desarrollo de los últimos acontecimientos en China únicamente por medio de la prensa clima y de la Hsinhua. El Partido Comunista de China y su Comité Central no han dicho camaraderil mente nada concreto a nuestro Partido y al Comité Central. Opinamos, que ellos, de manera internacionalista sobre la base de nuestros estrechos vínculos y de estar tan próximo a nuestro Partido debían ponernos al corriente de modo especial en estos últimos meses.

    Estáis, al tanto de la exposición que nos hizo Chou En-lai. No dijo más que lo que nos habla informado hasta entonces la prensa china, pero respecto a lo que pasó después y a lo que va a pasar más tarde no sabemos más que lo que ha escrito la prensa. Comprenderéis por tanto camaradas la prudencia que debemos observar para extraer conclusiones completas y bien argumentadas, ya que nos faltan numerosos datos internos de su partido. Conocemos en cierta medida la fisonomía externa de los acontecimientos, su desarrollo exterior así como la orientación del desarrollo de los acontecimientos, pero sus causas, sus razones básicas no las conocemos, podemos imaginar hacer conjeturas, hipótesis, pero la gran seriedad del problema y la propia seriedad de nuestro Partido no permiten que mostremos imprudencia y premura.

    Si no nos equivocamos en la cronología de los acontecimientos las cosas empezaron con un artículo de Lin Piao sobre el ejército, que podemos afirmar que no daba a entender nada especial, excepto el propio fortalecimiento del ejército y la lógica propaganda de éste en estas circunstancias internacionales. El asunto prosiguió con la crítica de algunas novelas y artículos y fue creciendo en las universidades de Pekín, en los rectorados, entre los profesores, el ataque pasó al comité del partido de Pekín (sin que se mencione incluso ahora, el nombre de Peng Cheng), llegó a algunos miembros del Buró, como Lu Din-yi, el del ejército, lugarteniente de Lin Piao, y así sucesivamente hasta la creación de la «Guardia roja» y sus actividades. Durante este período apareció asimismo el segundo artículo de Lin Piao que inflaba el culto a Mao y recomendaba de nuevo la lectura de sus obras. Este artículo fue, por así decirlo, la señal de alarma, etc.

    Hay algunas cosas que nos llaman la atención. En el periódico, chino resulta que el comité del partido de Pekín, naturalmente también Peng Cheng, aunque sin mencionar su nombre (Chou En-lai sí nos lo mencionó), Lu Din-yi, Lo Jui-ching, etc. eran «revisionistas» anti-partido, agentes de la burguesía», etc. apoyaban a los elementos burgueses, literarios, universitarios, etc.; en los periódicos fueron publicados también críticas a muchas otras obras literarias. Por tanto según ellos, esta actividad hostil tiene lugar en el campo de la cultura y de la escuela. Pero estos tres y otros eran miembros del Buró Político del Comité Central. ¿Sólo en este terreno habían traicionado? En este sentido no podemos adelantar nada porque los chinos guardan un silencio absoluto. ¿Cuándo fue descubierto este «gran complot» como dicen ellos? Según afirman fue analizado todo el trabajo, toda la línea, toda la actuación colectiva e individual de la dirección, como se hace habitualmente en tiempos normales y especialmente en momentos anormales. Respecto a eso no podemos decir nada, porque es una cuestión interna de ellos, nosotros no sabemos, sólo podemos decir: ¿cómo no se descubrió anteriormente esa actividad hostil que se manifestaba de hecho abiertamente?

    Es un hecho que el último congreso del PCCh se celebró hace 10 años y el nuevo plan quinquenal está pasando sin ser analizado por un congreso. Esto es anormal, irregular, una violación de los Estatutos y por lo que podemos juzgar desde el exterior no han existido razones objetivas que impidieran su celebración. Eso no es algo simplemente organizativo, sino en primer lugar de principios: la dirección máxima del partido, ni toma decisiones ni se le rinden cuentas, es decir no se le consulta. ¿Por qué? Eso no podemos saberlo, pero podemos afirmar que se trata de una violación muy seria y de aquí pueden derivarse muchas cosas peligrosas.

    Bien el congreso ¿pero el pleno del Comité Central? ¡Cuatro años sin reunirse! ¿Cómo es posible? Los hechos son los hechos. Se ha hecho caso omiso de las principales instancias del partido. ¿Cómo han sido, juzgadas las cosas, con unanimidad o no? ¿Correcta o incorrectamente? Eso no podemos decirlo, nada podemos decir porque no sabemos, pero sí afirmamos que eso es irregular, ilegal, inadmisible, condenable y acarrea graves y peligrosas consecuencias para el partido y el país. En ningún partido marxista-leninista se puede encontrar semejante práctica.

    ¿Qué ha movido a los camaradas chinos a violar los reglamentos más elementales y más vitales para el partido? Podemos imaginar muchas cosas.

    Apoyándonos en la experiencia y en las normas de nuestro Partido, nosotros condenaríamos severamente estas acciones, en tanto que acciones hostiles, las golpearíamos desde la raíz y no permitiríamos que crecieran bajo ningún concepto, porque el ejemplo de la dirección se refleja en la base, con sus cosas buenas y sus cosas malas.

    Puede imaginarse cómo era dirigido todo el partido chino, grande en número, en comités y territorios y con numerosos y complicados problemas.

    Veamos algunas cuestiones. Tras cuatro años se celebró el XI pleno del Comité Central del PCCh. Qué se hizo en él, qué se discutió, qué se decidió, nada sabemos sobre ello, excepto el comunicado sobre la lucha contra el imperialismo y el revisionismo soviético y algunas cosas de que hablaré más adelante. Pero ¿fue analizada la línea del partido, se pusieron de relieve los lados positivos y los errores, fueron puestos o no frente a su responsabilidad los que habían cometido errores, individual y colectivamente, qué medidas se adoptaron para poner las cosas en su sitio, etc.? Se trata de cuestiones internas y hay un silencio absoluto. Tampoco fue anunciada la fecha de celebración del congreso, lo que quiere decir que van a continuar caminando sin congreso y esto da a entender que las cuestiones internas no están aún muy en regla, que no han sido allanadas ni aclaradas. Podemos equivocarnos, mas puede haber incluso fracciones en el seno de la dirección. En el caso de que las haya habido, las divergencias deben ser todavía profundas y, según la opinión y la práctica de nuestro Partido, es difícil liquidarlas con esos métodos y formas que han utilizado hasta hoy los camaradas chinos quienes continúan manteniendo no sólo en el partido sino también en el Comité Central y en el Buró Político a los elementos fraccionalistas y a los enemigos abiertos del partido.

    ¿Qué salió oficialmente de la reunión del Comité Central? Vosotros lo sabéis, sobre todo la declaración de 16 puntos sobre la «Revolución Cultural Proletaria»*, surgió Lin Piao como el segundo después de Mao, fue publicada una nueva lista de los principales dirigentes chinos, en la que pasan a primer plano nuevos camaradas y Liu Shao-ehí, Chu Teh, etc. pasan al octavo y al noveno lugar y aún más abajo. De aquí se desprende, que hubo discusiones. En la reunión y que se adoptaron medidas, pero no sabemos nada en concreto.

    Sabemos que antes de 1a celebración del pleno había sido creada y había entrado en acción la «Guardia roja», es decir que la Revolución Cultural había estallado y el culto a Mao subió con ella al cielo de modo repugnante y artificial tal como sabéis. Todo fue identificado con Mao; el partido y el Comité Central casi no son mencionados y aparece claramente que «el partido subsiste, lucha gracias a Mao, el pueblo vive, lucha, respira sólo gracias a Mao, gracias a los pensamientos de Mao». Y lo peor es que el propio Mao no pone ningún freno a este culto. ¿Acaso han llegado a la conclusión de que el partido está corroído y sólo la autoridad de Mao puede reforzar la situación? Naturalmente, la autoridad de Mao tiene importancia, pero toda acción de los camaradas chinos debe llevarse a cabo en el correcto camino marxista-leninista.

    Es natural que esto nos inquiete mucho y existen razones para que nos preocupemos por los destinos del comunismo internacional, por los destinos de la República Popular China, del socialismo y de las relaciones marxista-leninistas entre nuestros dos partidos y países.

    Los camaradas chinos están dando una importancia sin precedentes a esta «revolución», pero nosotros todavía no vemos que junto a «esta importancia colosal» haya orientaciones claras respecto a dicha «revolución». En los 16 puntos, si son leídos con atención, encontraremos algunas directrices lacónicas y ciertas alusiones generales sobre cuestiones políticas y organizativas de partido, que deben haber sido objeto de discusiones en el pleno y que se entregan a las masas para que las tengan en cuenta. Sobre la base de la clasificación de los comunistas o de los comités que se hace en estos 16 puntos, Lin Piao habla ante la «Guardia roja» diciendo que «en la dirección hay un puñado de capitalistas», etc. Pero en lo que respecta a cómo debe desarrollarse esta Revolución Cultural Proletaria, por qué senderos debe caminar, qué objetivos tiene y a dónde debe llegar, eso por lo menos para nosotros no está muy claro, porque resumirla en la «destrucción de las cuatro viejas» y su sustitución por las «cuatro nuevas» no puede ser una explicación completa, ni clara, pero además si te centras en esas «cuatro viejas» se puede llegar a la conclusión de que los camaradas chinos no piensan tan correctamente sobre la revolución cultural y el desarrollo de la cultura socialista; se crea la impresión de que todo lo viejo, sin distinción, en la cultura china y en la mundial, debe ser rechazado y debe ser creada una nueva cultura, la cultura que ellos llaman proletaria. Por tanto, se trata de la teoría cartesiana de hacer tabla rasa del pasado para construir la nueva cultura, y eso se llevará a cabo con las solas «ideas de Mao», leyendo sus obras y sus citas que hoy en China lo sustituyen todo.

    Voy a leeros ahora una cita de Lenin, pero os recomiendo que estudiéis una vez más el libro suyo publicado en albanés hace 10 años: «Sobre la cultura y el arte». Se debe buscar continuamente en las obras de Lenin y Stalin y estudiar cómo han atado ellos uno u otro problema. He aquí lo que dice Lenin sobre la cultura socialista:

    «Si no nos damos perfecta cuenta de que sólo se puede crear esta cultura proletaria conociendo exactamente la cultura que ha creado la humanidad en todo su desarrollo y transformándola, si no nos damos cuenta de esto, jamás podremos resolver este problema. La cultura proletaria no surge de fuente desconocida, no brota del cerebro de los que se llaman especialistas en la materia. Sería absurdo creerlo así. La cultura proletaria tiene que ser el desarrollo lógico, del acervo de conocimientos conquistados por la humanidad bajo el yugo de la sociedad capitalista, de la sociedad de los terratenientes y los burócratas. Estos son los caminos y los senderos que han conducido y continúan conduciendo hacia la cultura proletaria, del mismo modo que la economía política, transformada por Marx, nos ha mostrado a dónde tiene que llegar la sociedad humana, nos ha indicado el paso a la lucha de clases, al comienzo de la revolución proletaria.

    Cuando con frecuencia oímos, tanto a algunos representantes de la juventud como a ciertos defensores de los nuevos métodos de enseñanza, atacar la vieja escuela diciendo que sólo hacía aprender de memoria los textos, les respondemos que, sin embargo es preciso tomar de esta vieja escuela todo lo que tenía de bueno. No hay que imitarla sobrecargando la memoria de los jóvenes con un peso desmesurado de conocimientos, inútiles en sus nueve décimas partes y desvirtuados el resto; pero de aquí no se sigue en modo alguno que podamos contentarnos con conclusiones comunistas y limitarnos a aprender de memoria consignas comunistas. De este modo no llegaríamos jamás al comunismo. Para llegar a ser comunista, hay que enriquecer indefectiblemente la memoria con los conocimientos de todas las riquezas creadas por la humanidad.

    No queremos una enseñanza mecánica, pero necesitamos desarrollar y perfeccionar la memoria de cada estudiante dándole hechos esenciales, porque el comunismo sería una vaciedad, quedaría reducido a una fachada vacía, el comunista no sería más que un fanfarrón si no comprendiese y asimilase todos los conocimientos adquiridos. No sólo deben ustedes asimilarlos, sino asimilarlos en forma crítica, con el fin de no amontonar en el cerebro un fárrago inútil, sino de enriquecerlo con el conocimiento de todos los hechos, sin los cuáles no es posible ser un hombre culto en la época en que vivimos. El comunista que se vanagloriase de serlo, simplemente por haber recibido conclusiones ya establecidas, sin haber realizado un trabajo muy serio, difícil y grande, sin analizar los hechos frente a los que está obligado a adoptar una actitud crítica, sería un comunista lamentable. Nada podría ser tan funesto como una actitud tan superficial. Si sé que sé poco, me esforzaré por saber más, pero si un hombre dice que es comunista, y que no tiene necesidad de conocimientos sólidos, jamás saldrá de él nada que se parezca a un comunista»
    *.

    En la misma obra Lenin asimismo dice:

    «El marxismo adquirió importancia histórica como ideología del proletariado revolucionario debido a que, lejos de desechar las más valiosas conquistas de la época burguesa, aprendió y re-elaboró por el contrario, todo lo que había de precioso en el desarrollo más de dos veces milenario del pensamiento y la cultura humanos. Sólo la labor efectuada sobre esta base y en este sentido, animada por la experiencia de la dictadura del proletariado, que es la etapa última de su lucha contra toda explotación, puede ser considerada como el desarrollo de una cultura verdaderamente proletaria».**

    Esto está claro, mientras que el camino chino, como se difunde a bombo y platillos, no está muy claro, por lo menos para nosotros no está claro.

    ¿En qué consiste esta Revolución Cultural tal como se está desarrollando de hecho en China?

    La «Guardia roja» está cambiando los rótulos de las calles y los restaurantes porque eran reaccionarios, escribe dazibaos y critica a cualquiera y con todos los métodos, registra domicilios y pone capirotes a los kulaks y reaccionarios, paseándoles por las calles y las plazas; se dice que destruyen las tumbas de los extranjeros imperialistas y, lo que es más peligroso, que atacan las sedes de los comités del partido, queman bibliotecas, pinturas, destruyen antiguos monumentos, etc.

    Resulta difícil para nosotros llamar a esta revolución, tal como la desarrolla la «Guardia roja», Revolución Cultural Proletaria. Pueden quitarse los rótulos de los municipios, los enemigos pueden y deben ser capturados por los órganos de la dictadura sobre la base de las leyes, sí los enemigos se han infiltrado en los comités del partido, que sean depurados por el camino de partido. O bien, a fin de cuentas, arma a la clase obrera y ataca a los comités, pero no con críos [4]. ¿Por qué se realizan de ese modo tan bullicioso semejantes acciones, que tienen un carácter más político que cultural ? Y a todos los que participan en esa actividad se les han cerrado las escuelas y se quedarán un año sin estudiar y sin recibir cultura, se les ha dado un pequeño libro rojo con citas de Mao, un brazalete rojo y se les ha dejado que griten.

    ¿Quiénes son los pioneros de la Revolución Cultural Proletaria? Son los estudiantes y los alumnos de las escuelas y, según los comunicados chinos, están apoyados por los obreros, los soldados y los campesinos. Esto a nuestro entender, puede hacerse, pero no está en un correcto camino de principios, es peligroso y no es serio. Con esos principios, con estos métodos no se puede desarrollar por el verdadero camino marxista-leninista la revolución cultural socialista o proletaria, como desean llamarla los camaradas chinos.

    La revolución cultural socialista es un problema muy serio, muy complicado, y esto lo saben también los camaradas chinos (así lo afirman). Debe ser dirigida por el partido con la mayor seriedad, y éste debe mantenerse vigilante en todo momento para controlar la línea, verificar su aplicación, corregir los errores, guardarse del izquierdismo y el derechismo, más que posibles en este sector tan amplio y delicado.

    Da la impresión de que los camaradas chinos, al descubrir «una grave corriente hostil en la literatura» (y esto ¿por qué no lo han visto antes y no han adoptado medidas?), al descubrir que «hay cuadros dirigentes del partido y del Estado que están en el camino capitalista» (y esto ¿por qué no lo han visto antes y no han tomado medidas?), al despertarse de su pasado sueño y constatar que los capitalistas y los kulaks han engordado y se han reforzado, llegando a la conclusión que tienen todavía, poder (esto ¿por qué se ha permitido?), los camaradas chinos, pues, pueden haber llegado a la conclusión de que todos estos males serán resueltos por la Revolución Cultural Proletaria, por la «Guardia roja», integrada por los jóvenes, y por la elevación a un grado fantástico del culto a Mao.

    Esta es una cuestión que no nos resulta muy clara» se ha apoyado aparentemente en la correcta consigna de la «línea de masas», pero una línea de masas que rebasa las normas, los principios, que deja de lado al partido, su justeza y se basa en el culto al individuo, en la exaltación de los jóvenes no proletarios, que se aprovechan incorrectamente de todos los éxitos logrados por el partido y el pueblo en todos los terrenos. Un camino semejante puede fomentar la anarquía, rebajar la confianza de las masas en la línea del partido.

    Pensamos que esta Revolución. Cultural puede ser una rectificación de toda la línea del partido, pero una rectificación emprendida fuera de las normas leninistas del partido y de las leyes de la dictadura del proletariado, sobre la base del culto a Mao y poniendo en acción en primer lugar a la capa del pueblo más exaltada, más ruidosa, más delicada y más mudable en tanto que capa, y no madurada ni curtida por las dificultades de la vida.

    Si los camaradas chinos no corrigen estos errores comprobados, esto puede traer consigo graves consecuencias, sea inmediatamente, sea más tarde. La experiencia de la Unión Soviética, tras la muerte de Stalin, nos ha enseñado muchas cosas.

    Como resultará evidente para vosotros, muchas de las cuestiones que he planteada, sobre las que intenté hacer una apreciación que también puede ser equivocada, ya que carecemos de datos, son cuestiones internas de China, del Partido Comunista de China, en las que nosotros no tenemos derecho a intervenir, ni a expresar nuestra opinión, si no nos es solicitada. Pero que no tengamos una opinión interna propia, orientadora, aunque sea provisional, con puntos sin esclarecer, e incluso es posible que con algunas conclusiones no correctas, eso no nos esté permitido. Asimismo, no nos está permitido que no seamos prudentes y maduros en semejantes cuestiones de tan gran importancia para la causa del marxismo-leninismo.

    Nuestro objetivo y cuidado mayor es y debe ser, por nuestra parte, no cometer errores y esforzamos por ver más claramente en esta cuestión, y, cuando tengamos la oportunidad, de manera camaraderil, intercambiar opiniones con los camaradas chinos, en favor del gran interés general.

    Mas todo lo que sucede en China no es únicamente una cuestión interna de China y del Partido Comunista de China. Es al mismo tiempo de carácter internacional e internacionalista, puesto que China es un gran país, de gran peso en el movimiento comunista [5] internacional.

    Los dirigentes chinos y la propaganda china dicen que «la Revolución Cultural ha estremecido a todo el mundo». Esto es un hecho.

    El 1º de octubre Chou En-lai dijo aproximadamente: «El mundo se ha dividido en dos partes respecto a la Revolución Cultural, en enemigos que nos combaten y en amigos que están con nosotros y nos defienden».

    Ahora quiero tratar precisamente este aspecto internacional e internacionalista de la Revolución Proletaria china, después de haber tratado el aspecto nacional.

    En la actualidad los camaradas chinos y la propaganda china plantean así el problema: «La época actual es la época del pensamiento de Mao Zedongg, Mao Zedong el más grande marxista de nuestro tiempo. Es el heredero de todos los clásicos del marxismo-leninismo, de la ciencia marxista-leninista y de la ciencia mundial, es el sol» etc. Por tanto el perdimiento de Mao Zedongg debería dirigir el mundo y remitiéndonos a la Revolución Cultural Proletaria, ésta desarrolla bajo la guía personal de Mao Zedong. Esto jamás se ha visto en la historia mundial.

    El que los camaradas chinos planteen o auto planteen de esta forma este gran problema no es correcto, no es marxista y no peca que digamos de sencillez. Pero lo que es más grave, más peligroso, es que quieren y utilizan también en el extranjero las formas y los métodos que utilizan dentro de su país-, es decir que reclaman a los demás que reconozcan y apliquen sin discusión este planteamiento incorrecto y erróneo del problema en formas tan demagógicas, porque en caso contrario para los camaradas chinos, te pasas al otro lado de la barricada al de los enemigos.

    Ahora algunas orientaciones para nosotros mismos:

    a) Quiero subrayar algunas cosas que el Partido debe tener bien en cuenta, para que cada comunista trabaje con prudencia y no espere directrices desde arriba sobre cada posición. Las posiciones del Partido, de los comunistas y los cuadros deben orientarse- por las directrices del Congreso, del Comité Central, del Buró Político y del Gobierno. Se expresan claramente en los documentos y en nuestra prensa diaria, por tanto asimilémoslas y guiémonos por ellas.

    b)La línea de lucha contra el imperialismo y el revisionismo moderno por parte de nuestro Partido es correcta, de modo que hay que marchar con firmeza por ese camino, porque es decisivo.

    c)Las relaciones económicas y de amistad se mantendrán y se desarrollarán por nuestra parte únicamente en el correcto camino marxista-leninista.

    d)El culto a Mao a quienquiera que sea debe ser combatido y en nuestro país todo debe marchar como antes, por el camino marxista-leninista. En esto ni la más mínima concesión, ni el más mínimo oportunismo. Ante las justas posiciones de nuestro Partido, los camaradas chinos deben tener clara esta cuestión. Incluso si no- la tienen clara o si les molesta, nosotros no podemos actuar de otro modo, porque esta es una cuestión de
    principios. Respetamos a Mao en el camino y en las normas marxista-leninistas. Utilizaremos respecto a él sólo las definiciones oficiales de nuestro Partido.

    e) Como habéis constatado, nuestra prensa no habla de la Revolución Cultural china de la manera y en las formas en que lo hace la propaganda china, pues nosotros, camaderilmente, sin exacerbar nada, hemos evitado esto por las razones arriba mencionadas. Es posible e incluso probable que a los camaradas chinos no les haya gustado esto, pero nosotros no podemos actuar de otra manera hasta que todo sea más claro y justo en nuestra opinión.

    f) La propaganda sobre China en nuestro país, sobre sus éxitos en todos los aspectos, incluida la¡ cultura, las obras de Mao, etc., debe desarrollarse sobre la base de normas justas como hasta hoy y debe evitar con tacto toda demanda de exceso por parte de los camaradas chinos, evitar las concesiones y los sectarismos, porque ni las primeras ni los segundos sirven a nuestra gran causa, que, en bien del comunismo tenemos el deber de templar por el justo camino marxista-leninista.

    Con el informe que vamos a presentar ante el Congreso, pienso que al determinar nuestra línea respecto a numerosas cuestiones, determinamos indirectamente también algunas de estas posiciones sobre los puntos de vista de los camaradas chinos, quienes por decirlo así, deben tomar esas posiciones como objeciones nuestras sobre todo respecto al culto y a la Revolución Cultural tal como los concebimos nosotros. Vendrá a nuestro Congreso una delegación del Partido Comunista de China y tenemos la esperanza de aclarar aún más estos problemas en tanto que camaradas.

    Esto era lo que tenía que deciros. El Comité Central debe decimos si consideramos correctamente estas cuestiones. Opino que todas ellas deben permanecer como internas, del Comité Central, debido a que son bastante delicadas.

    Toda el Pleno del Comité Central manifestó su acuerdo con las cuestiones planteadas por el camarada Enver Hoxha.

    Notas:

    [1] Este Pleno se desarrolló con el fin de examinar y aprobar el informe que sería presentado ante el V Congreso del PTA, pero el camarada Enver Hoxha fuera del orden del día pronunció ante el Pleno el discurso «Algunas opiniones previas sobre la Revolución Cultural Proletaria China» acerca del que había recibido también la aprobación del Buró Político del CC del PTA, en la reunión del 10 y 11 de octubre de 1966.

    [2] Los dirigentes chinos calificaron la destitución de Jruschov como un «cambio radical», saludaron este cambio a través de un telegrama dirigido a la nueva dirección revisionista soviética y decidieron, enviar a Moscú una delegación de partido y gubernamental para asistir a los festejos del 7 de Noviembre. Esta misma actitud trataron de imponérsela también al PTA a través de Chou En-lai, quien solicitó al embajador de la RPA en Pekín que informara de que «había propuesto a los soviéticos que invitaran también a Albania a los festejos del 7 de Noviembre». Insistió en que «los camaradas albaneses» enviasen allí una delegación de partido y gubernamental. El PTA rechazó esta propuesta mediante una carta especial dirigida al CC del PCCh:

    «Opinamos —se señalaba en la carta— que no es permisible para nosotros que en estas condiciones en las que el gobierno soviético ha roto por propia iniciativa las relaciones diplomáticas y ha perpetrado contra nosotros monstruosos actos antimarxistas, ignorar estas cosas, sólo por el hecho de que fue eliminada la persona de Jruschov».

    Chou En-lai fue a Moscú con la misión de unirse con los nuevos dirigentes soviéticos, pero sufrió un vergonzoso fracaso (Véase: Enver Hoxha. «Reflexiones sobre China», t. 1. págs. 131-142, 185-188, Tirana» 1979, ed. en español).

    [3] En mayo de 1966.

    * Véase: Enver Hoxha. «Reflexiones sobre China».- t. I, pág. 264, Tirana, 1979, ed. en español.

    * V. I. Lenin. Obras, t. XXXI, págs. 319-320, ed. en albanés.
    ** Ibídem, pág. 356.


    [4] Se trata de los guardias rojos, que eran escolares.

    [5] Así se la consideraba en esa época.


    Última edición por NG el Dom Jul 28, 2013 4:36 am, editado 7 veces
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    Mensaje por NG Dom Mar 31, 2013 11:21 am

    El texto fue digitalizado y corregido en parte por el camarada Dzerjinskii y corregido en parte por NG:

    Link de la obra en castellano en formato PDF:
    https://mega.co.nz/#!yUhGiSBC!DI9rkwZ3AIWXZC7Dav4i9hwhqDRy_ksOlRyeDmhqVwI
    (Subido por el camarada Pedro José Madrigal Reyes)

    Link para ver online la obra y descargarla en PDF desde scribd:
    http://es.scribd.com/doc/134972778/Algunas-opiniones-previas-sobre-la-Revolucion-Cultural-Proletaria-China-Enver-Hoxha
    (Subido por el camarada Pedro José Madrigal Reyes)
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    Mensaje por NG Miér Mayo 01, 2013 2:39 am

    Sería recomendable añadir y leer los demás textos de Enver Hoxha sobre la revolución cultural en China, que podemos encontrar en los obras escogidas del albanés, así como en sus dos tomos de notas políticas llamadas Reflexiones sobre China, para llegar a entender mejor ese proceso desde un punto de vista marxista-leninista y la evolución cualitativa del propio autor al analizar los hechos pese a la poca información que podía rescatar de la época, aún así, información muy superior a la de otros historiadores y dirigentes contemporáneos:

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    http://www.enverhoxha.ru/Archive_of_books/from_comrades/ESP/enver_hoxha_obras_escogidas_tomo_IV_esp.pdf

    Enver Hoxha

    REFLEXIONES SOBRE LA REVOLUCIÓN CULTURAL.
    LA ANARQUÍA NO SE COMBATE CON LA ANARQUÍA

    28 de abril de 1967
    Instituto de estudios marxista-leninistas adjunto al CC del PTA
    Obras Escogidas. Tomo IV Páginas 264 a 273. Casa editora «8 Nëntori»
    Tirana 1979

    Como es natural, debido a la falta de pruebas, podemos equivocarnos, puesto que en esta cuestión tan grande y al mismo tiempo tan complicada, es característico que no se observe una continuidad a la hora de informar de los hechos por parte del Partido Comunista de China.

    La prensa oficial china y, en primer lugar el diario «Reiimin Ribao» que es el órgano del Comité Central, refleja esta inseguridad, se guarda de expresar lo que en verdad piensa y de comentar los acontecimientos. Por eso en lugar de ello se dedica sobre todo a demostrar que «las ideas de Mao han sido y son justas», que «Mao ha comprendido todo correctamente, ha previsto todo de manera acertada y todos deben seguir sus enseñanzas», que son presentadas en forma de citas y que, desde hace un año, llenan los periódicos, cubren las paredes, el cuerpo de la gente y los objetos.

    Parece que los camaradas chinos explican los acontecimientos como si fueran producto de las ideas de Mao, y de este modo todo artículo y todo escrito está orientado solamente a convencer al lector de que Mao es «genial», en lugar de explicar en concreto lo que ocurre en realidad. Se trata de una seria deficiencia en la presentación de las cosas.

    Pero tengo la impresión de que esto no es casual, de que esto refleja una situación caótica y un método de trabajo y de lucha inapropiado para colocar las cosas en su sitio. Pienso, y pudiera ser también que me equivoque, que la Revolución Cultural fue iniciada sin unas perspectivas claras, sin haber definido el camino que debía seguir, sin haber previsto lo que podía y lo que no podía esperarse de ella. Pienso que no existía el estado mayor de la revolución, que se fue a la revolución sin el partido.

    ¿Qué ocurrió con el partido? ¿Dónde está el partido? ¿Quién lo dirigía? El partido, según los datos de que disponemos, no estaba en las manos de Mao, eran otros quienes lo manipulaban. Por consiguiente, el partido, en tanto que partido marxista-leninista, no apareció en la revolución y no dirigió la revolución. Esta revolución fue dirigida por algunos cuadros y comunistas, con Mao a la cabeza, pero no en tanto que partido.

    La «Guardia roja» se lanzó a revolución, pero ésta no era ni el partido, ni la organización de la juventud comunista, ni la de los sindicatos, clase obrera. Este es un importante factor negativo en el punto de vista de los principios y en el aspecto organizativo. La «Guardia roja» se lanzó a la revolución, pero ¿qué iba a hacer, qué camino iba a seguir? Tengo la impresión de que desde el principio esto no fue claramente definido, incluso después la «Guardia» recibió la instrucción de demostrar su fuerza, su fidelidad a las ideas de Mao, de desenmascarar a los revisionistas y arrebatarles el poder.

    El problema principal ha sido, pues, el problema del poder. Luchar por la toma del poder significa que lo detenta algún otro que no renuncia a él, por ello hay que lanzarse a la revolución» Resulta pues, que se hizo la revolución para tomar el poder, pero-sin el partido a la cabeza, o mejor dicho el partido tenía el poder, pero no estaba en el camino correcto.

    ¿Estaba o no el partido en el camino justo? Si no lo estaba, se debe decir claramente ¿por qué, en qué consistían los errores, quiénes los habían cometido y cómo debían ser corregidos? Si el partido estaba en el camino justo, ¿por qué no dirige, de hecho, la revolución? Si los revisionistas están en minoría, ¿por qué el partido no acaba de una vez con ellos, sobre todo ahora que la revolución está en curso?

    Estas cuestiones no están claras, permanecen obscuras; puede ser que la revolución las aclare y las resuelva.

    Pienso que la revolución es la cosa más seria que puede hacerse y no admite ni la espontaneidad, ni la falla de disciplina férrea, ni las vacilaciones en los principios, ni la anarquía, ni la confusión. Todos estos elementos que no deberían aparecer, nos los encontramos en la Revolución Cultural china. Y no sólo no han tocado fondo, sino que tal y como van las cosas, seguirán existiendo durante largo tiempo en detrimento de la revolución y del socialismo en China.

    Una revolución que no golpea a los cabecillas de la traición o que por lo menos no los cita nominalmente, no es una revolución.

    Pero tomemos la cuestión de la denuncia. ¿Se hace esto correctamente y quién es el que la dirige? El hecho es que no la hace el partido, en tanto que fuerza organizada y dentro de las normas; el hecho es que el partido no actúa, que está paralizado, por no decir desbaratado. La denuncia es llevada a cabo por la «Guardia roja» mediante los dazibaos. Esta y todos «los que hacen la revolución» dicen lo que quieren, insultan y desacreditan a quienes les da la gana. En una palabra, no es el partido quien, en tanto que tal, dirige todas estas acciones, sino Mao y una serie de camaradas que difícilmente pueden ser controlados en toda la inmensidad de China, donde efectivamente no hay un partido y donde el enemigo ha venido trabajando intensamente desde hace decenas de años. No se puede combatir la anarquía con la anarquía.

    Pienso que el gran error de Mao y de los otros camaradas consiste en que no tratan correctamente la «cuestión del partido», la cuestión de su línea y de sus cuadros. El problema, a mi entender, debe plantearse así; ¿El partido, a lo largo de estos 17 años, ha errado o no?

    Desde luego, el Partido Comunista de China ha errado gravemente. Alguien lo condujo por un camino equivocado y el partido no estuvo en condiciones de ver a dónde lo llevaban. Por lo tanto, no son unas cuantas personas las que se han equivocado, Es indispensable que en primer lugar el partido analice su línea equivocada y la rectifique. Si el partido no ve su error, éste no se puede corregir. En China las cuestiones no son planteadas de este modo y el partido es tratado irrespetuosamente.

    El problema se plantea de la siguiente manera: ¿Quién tiene razón y quién esta equivocado? ¿Son «Liu Shao-chi y Teng Siao-ping quienes han cometido errores» y Mao no? Evidentemente, alguien errado y ese alguien es la banda de Liu Shao-chi. Ahora bien, junto con Liu y Teng Siao-ping ha errado todo el partido, y por consiguiente también el propio Mao que ha permitido que el partido se equivocara. Entonces, el partido debe analizar, juzgar toda esta situación y tomar las medidas oportunas. De hecho el partido ha sido dejado a un lado, y se ha permitido que otros, la juventud, los «guardias rojos», criticasen al partido desde fuera, no directamente al partido sino a las personas, y esto en todas partes y contra cual-quier individuo. Las personas deben ser criticadas también con dazibaos pero ¿hay o no partido que dirija, que sancione, que diga: «Esto está bien o esto está mal»? Hace todo un año que no se observa tal cosa.

    En el Partido Comunista de China ¿quién está exento de errores? Resulta que sólo Mao y otras dos o tres -personas. Entonces ¿cómo se arreglarán las cosas con este sinfín de cuadros engañados, que han cometido errores, aunque sea involuntariamente, durante años enteros? ¿Se apoyarán en ellos, separarán el grano de la paja y construirán el partido a fin de que actúe normalmente y de manera revolucionaria? Esto todavía no se ve claro, pues¬to que incluso la liquidación del grupo traidor de Liu- Teng no acaba todavía.

    Muchos cuadros, a mi entender, han sido desenmascarados y rehabilitados sin seguir un camino justo. El partido no se ha reunido para analizar su trabajo y juzgar a los cuadros uno por uno, colocándoles ante sus responsabilidades, y haciéndoles aparecer en los dazibaos, si el caso lo requería. Chen Yi, por ejemplo, es objeto de graves acusaciones, en los dazibaos. Goza de la protección de Mao y está a la cabeza del Ministerio de Asuntos Exteriores. Esto no es serio y está al margen de las normas organizativas del partido; ahora bien hay millones de cuadros en la misma situación.

    Con un artículo «sobre la forma de tratar a los cuadros», o limitándose a declarar ¡«abajo la anarquía»! difícilmente se pueden arreglar las cosas, porque estas voces no llegan al oído del partido, en tanto que partido, en tanto que destacamento organizado de la clase obrera. El partido está en la confusión y se le mantiene en la confusión y se justifica esto diciendo que «se está haciendo la revolución». Sin el partido no hay verdadera revolución, sin el partido la revolución cojeará, chocará con serios imprevistos.

    ¿Por qué no se comienza por fortalecer el partido a nivel de base, si es difícil hacerlo a nivel de dirección? ¿Por qué se pretende arreglar los asuntos sólo por arriba? Es evidente que los camaradas no se apoyan en el partido en tanto que partido organizado, o en vías de reorganización después de la conmoción sufrida. Se limitan, a nombrar comités como el de Pekín (que ha sido cambiado tres veces, y sin embargo han bautizado esto de acontecimiento de gran importancia internacional).

    A mi entender (y puede ser que no tenga razón, ya que continuamos estando a oscuras respecto a numerosos hechos de la vida interna de su partido) en las acciones de los camaradas chinos existe una acentuada dosis de liberalismo y de oportunismo. Naturalmente esto es muy nocivo. Estas tendencias no deben ser nuevas ni fortuitas. El hecho de que a lo largo de 17 años se hayan afirmado en su partido dos líneas, que han coexistido sin muchas fricciones entre sí (hasta ahora que se reconoce la supuesta existencia de fracciones, estas líneas parecían incluso tan ajustadas entre sí, que semejaban una sola), confirma el oportunismo socialdemócrata existente en la línea.

    No se puede justificar un error o mejor dicho dejar de aplicar de manera correcta línea marxista-leninista, invocando las condiciones específicas de China. Es indispensable que en China, al igual que en todas partes, el marxismo-leninismo sea aplicado de manera no dogmática. Las leyes de la revolución, de la lucha de clases, de la naturaleza y del papel del partido maarxista-leninista no pueden ser manipuladas a tu antojo, so pretexto de aplicar una «política flexible», o por la necesidad de «compromisos justos» dictados por las circunstancias. Si no se preservan los principios, las alianzas y los compromisos toman un camino erróneo y ponen en peligro la línea, el partido, la buena marcha de la revolución.

    El hecho es que el Partido Comunista de China ha vivido durante decenas de años tolerando dos líneas en su seno. Si se parte del principio de que se precisan dos líneas activas en el partido, entonces éste no puede ser marxista-leninista. En el seno del partido debe desarrollarse también una lucha de clases, incluso encarnizada, para liquidar cuanto antes y definitivamente la fracción antipartido, la fracción antimarxista. No hemos visto una lucha de este tipo en el Partido Comunista de China, incluso cuando algunos dirigentes (que no han estado solos) han sido condenados como fraccionalistas. Por el contrarío, no sólo han permanecido en el partido, sino también en la dirección central.

    Incluso ahora, frente a esta grave situación, cuando se desarrolla la revolución para arrancar el poder de las manos de los revisionistas, observamos la misma especie de diletantismo, de tolerancia, de indolencia y de liberalismo hacia los elementos antipartido y hostiles a la clase. Vemos que se carece de la férrea disciplina que debe existir en el partido y en la revolución, no vemos manifestarse clara y debidamente el centralismo democrático, sobre todo en los períodos revolucionarios, no sólo no vemos la verdadera autoridad de un dirigente, que es indispensable, sino tampoco la autoridad de toda una dirección colectiva, tanto en el centro como en las provincias, que también es indispensable en todo momento y sobre todo en el curso del desarrollo de la revolución.

    Es un error de magnitudes catastróficas dejar al partido en la oscuridad y hacer que las masas se le opongan, poner la dirección del partido, la auténtica dirección colectiva, bajo el fuego incontrolado, no dirigido, o inspirado de manera espontánea e irregular, de las amplias masas o de los «guardias rojos». Tales concesiones no pueden ser justificadas con la consigna de la «política de masas». La política de masas debe estar dirigida por el partido levantado sobre la base de justos principios organizativos, de una línea política e ideológica clara, de un centralismo marxista-leninista y de una disciplina férrea. Habíamos pensado, porque éste era la impresión que daba, que todas estas justas normas y principios existían en el Partido Comunista de China.

    Seguramente, el grupo de Liu Shao-chi había deformado, o había puesto al servicio de un objetivo hostil, antimarxista y en contra de la clase, los principios y las normas del partido. Pero era un error colosal no desarrollar una lucha dura, tenaz y continua a nivel de todo el partido y no sólo en la dirección, para elaborar y aplicar la línea partiendo de posiciones de clase, de posiciones marxista-leninistas, de posiciones de partido. Esto no tiene ninguna justificación. Ello prueba que la línea no ha estado clara para nadie.

    Es un gran error que se continúe sin decir al partido dónde se ha equivocado. Sólo se le dice que todos los errores son imputables al grupo de Liu-Teng. Pero éste no es más que un aspecto pues todo el partido ha trabajado y ha cometido errors siguiendo esta línea. Esforzarse por hacer consciente al partido de sus errores a través de los errores y de la traición de Liu-Teng, como se hace al margen de él con dazibaos aislados, desorganizados, no es correcto, no es beneficioso, no templa debidamente al partido en el camino del reconocimiento y la rectificación de sus errores, y ello acarreará amargas consecuencias cuando se proceda a reorganizar el partido.

    Además de sostener una serie de actitudes no marxistas como es la de elevar a plataforma nacional e internacional el culto a Mao, la propaganda china sigue una práctica análoga en lo que concierne a la Revolución Cultural Proletaria, diciendo que es «tan grande, si no más, que la obra de Marx y la Revolución de Octubre» [1], etc. Esto es una jactancia vana y sin ninguna base.

    Leyendo la propaganda china resulta que ¡todo debe pasar por esta fase suya, que su Revolución Cultural es universal! La cuestión no es ni puede ser así. Si un partido marxista-leninista, que ha tomado el poder y construye el socialismo, cae en un profundo letargo hasta el extremo de que la nueva burguesía revisionista y las clases derrocadas están a punto de reconquistar el poder, como ocurre actualmente en China, entonces es preciso tomar de nuevo el poder, volver a hacer la revolución, que sólo puede ser calificada de proletaria en función de los objetivos que se ha fijado alcanzar y en función de su desarrollo consecuente en base al marxismo-leninismo.

    Un partido marxista-leninista como nuestro Partido, que construye el socialismo correctamente, que desarrolla la lucha de clases de hecho y no de palabra, que profundiza con éxito la revolución proletaria, no puede marchar por el camino preconizado por los chinos. El camino seguido por nuestro Partido es revolucionario consecuente y marxista-leninista. Un partido marxista-leninista como el nuestro construye el socialismo, profundiza la revolución, pero no hace una revolución como la que se desarrolla hoy en China, porque nuestro Partido no ha permitido ni permite que nadie le arrebate el poder, lo mantiene firmemente en sus manos de acero y jamás correrá el riesgo de sufrir un accidente, sí marcha siempre decidido y vigilante, como lo hace, por el camino marxista-leninista.

    Reflexiones sobre China Tomo I

    Notas:

    [1] En los análisis realizados posteriormente sobre la base de los nuevos datos, el camarada Enver Hoxha escribe:

    «La Gran Revolución Cultural Proletaria no era ni revolución, ni grande, ni cultural y, sobre todo, no era en absoluto proletaria. Era un putsch de palacio a nivel panchino para liquidar a un puñado de reaccionarios que habían tomado el poder». (Enver Hoxha «El Imperialismo y la Revolución», pág, 403, Tirana, 1979, ed. en español).

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