La Revolución Cultural China o Gran Revolución Cultural Proletaria - artículo que refleja el documento de los 16 puntos en los que se basó la Revolución de 1966.
DOCUMENTO DE LOS 16 PUNTOS
sobre textos de Bandera Roja, No. 10, año 1966; Pekín Informa, No. 34, 24 de agosto de 1966
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La Gran Revolución Cultural Proletaria (Gran Revolución Cultural o simplemente Revolución Cultural) fue una campaña de masas en la República Popular China organizada por el líder del Partido Comunista de China Mao Zedong a partir de 1966, y dirigida contra altos cargos del partido e intelectuales a los que Mao y sus seguidores acusaron de traicionar los ideales revolucionarios, al ser, según sus propias palabras partidarios del camino capitalista. Supuso una radicalización de la revolución china. Mao apoyado por un sector dirigente del Partido (Banda de los Cuatro) utilizó una gigantesca movilización estudiantil (Guardias rojos) para desacreditar al ala derecha, pro-capitalista (encabezada por Liu Shaoqi, Peng Zhen y Deng Xiaoping) del aparato del Partido Comunista Chino. Este proceso da lugar a la conformación de Comités Populares de obreros, soldados y cuadros del partido que a lo largo y ancho del país los cuales funcionan como órganos de doble poder popular en las distintas tareas de administración y gobierno, bajo la dirección del Partido y Mao Tse Tung. Esta situación duró aproximadamente hasta 1976, momento en que un golpe de Estado militar encabezado por Deng Xiaoping, con una durísima represión, restaura en el poder a la facción encabezada por él mismo, procediéndose al arresto de la Banda de los Cuatro y la vuelta al statu quo, emprendiendo los cambios en la economía que, bajo el nombre de socialismo con características de mercado, iniciarán la vuelta a la economía de mercado capitalista que hoy es característica de China.
Introducción (tomada de la web antorcha.org)La Revolución Cultural fue uno de los acontecimientos más extraordinarios del siglo XX. Era la revolución dentro de la revolución, la demostración de que la revolución no es un acto, un instante sino la apertura de un periodo de profundos cambios y convulsiones con la participación activa de los obreros, los oprimidos y las masas populares en general. La revolución socialista no se circunscribe a la expropiación, ni a los planes económicos sino que necesariamente debe modificar en profundidad también las instancias políticas y culturales y para eso no basta un partido, ni un ejército sino que debe promover a millones de personas a liberarse de las cadenas y ataduras de todo tipo. Sólo así puede germinar no ya una sociedad, sino un hombre nuevo.
Ante todo la Revolución Cultural fue un movimiento de las masas. En mayo de 1966 empezaron a surgir los dazibaos o carteles murales en la Universidad de Beijing denunciando el revisionismo, pero luego el fenómeno se generalizó y aparecieron murales -muchos de ellos grandes obras de arte- por todas partes. El espectáculo de las masas populares destituyendo a los más altos dirigentes del Estado y del propio Partido Comunista, será difícil de olvidar y constituye un acontecimiento de gran alcance internacional. No hay muchos ejemplos históricos de un Jefe del Estado (y viejo militante del Partido Comunista) como Liu Shaoqi, el alcalde de la capital (también veterano militante comunista) Peng Zhen y el Secretario General Deng Xioping, denostados públicamente y arrastrados por el lodo de una crítica implacable y masiva. En cualquier otro país del mundo eso constituye un delito y conduce a las masas a la cárcel, mientras que en China fueron ellos -y otros muchos- los que tuvieron que soportar los ataques y acabaron detenidos o trabajando en los empleos más humildes. Esto sacudió a todo el mundo: mientras en las revueltas antirracistas de Estados Unidos o en las calles de París la policía disparaba y golpeaba a los manifestantes, en China los manifestantes sacaban a los burócratas de sus madrigueras y los exponían públicamente a la crítica de las masas.
El alcance propagandístico de aquella convulsión fue tremendo, llevando la crítica contra el revisionismo por los cinco continentes y favoreciendo la formación de partidos verdaderamente comunistas en muchos países.
Al mismo tiempo, la Revolución Cultural tuvo sus defectos, limitaciones y dificultades, hasta el punto de que no pudo completar su programa de impedir el retorno de China al capitalismo. El más importante es que careció de un partido comunista dirigente, y lo que es aún peor: la Revolución estuvo enfilada contra el propio Partido Comunista, que había marginado a Mao, cayendo en manos de los revisionistas.
Ante todo la Revolución Cultural fue un movimiento de las masas. En mayo de 1966 empezaron a surgir los dazibaos o carteles murales en la Universidad de Beijing denunciando el revisionismo, pero luego el fenómeno se generalizó y aparecieron murales -muchos de ellos grandes obras de arte- por todas partes. El espectáculo de las masas populares destituyendo a los más altos dirigentes del Estado y del propio Partido Comunista, será difícil de olvidar y constituye un acontecimiento de gran alcance internacional. No hay muchos ejemplos históricos de un Jefe del Estado (y viejo militante del Partido Comunista) como Liu Shaoqi, el alcalde de la capital (también veterano militante comunista) Peng Zhen y el Secretario General Deng Xioping, denostados públicamente y arrastrados por el lodo de una crítica implacable y masiva. En cualquier otro país del mundo eso constituye un delito y conduce a las masas a la cárcel, mientras que en China fueron ellos -y otros muchos- los que tuvieron que soportar los ataques y acabaron detenidos o trabajando en los empleos más humildes. Esto sacudió a todo el mundo: mientras en las revueltas antirracistas de Estados Unidos o en las calles de París la policía disparaba y golpeaba a los manifestantes, en China los manifestantes sacaban a los burócratas de sus madrigueras y los exponían públicamente a la crítica de las masas.
El alcance propagandístico de aquella convulsión fue tremendo, llevando la crítica contra el revisionismo por los cinco continentes y favoreciendo la formación de partidos verdaderamente comunistas en muchos países.
Al mismo tiempo, la Revolución Cultural tuvo sus defectos, limitaciones y dificultades, hasta el punto de que no pudo completar su programa de impedir el retorno de China al capitalismo. El más importante es que careció de un partido comunista dirigente, y lo que es aún peor: la Revolución estuvo enfilada contra el propio Partido Comunista, que había marginado a Mao, cayendo en manos de los revisionistas.
DOCUMENTO DE LOS 16 PUNTOS
sobre textos de Bandera Roja, No. 10, año 1966; Pekín Informa, No. 34, 24 de agosto de 1966
Los 16 puntos son la línea de la Revolución Cultural donde se establecen los objetivos y los blancos; los medios y los métodos; los amigos y los enemigos y la forma de tratar a unos y a otros.
El documento se puede descargar (en formato .pdf – 8 páginas – 59 KB) desde el enlace:[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]