[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Enver Hoxha sobre Rumanía - Obras escogidas de 1958-1968 Tomo II:«La segunda cuestión que planteé a Krilov era:
“En la carta se dice que el CC del PCUS ha favorecido la elección de Janos Kadar como primer secretario del Partido de los Trabajadores Húngaros, pero no sabemos claramente dónde se ha formado el Comité Central del Partido de los Trabajadores Húngaros, ¿en Crimea?” Y ¿qué me respondió Krilov? Contestó con lo siguiente:
“No. Las cosas han debido desarrollarse así: Los camaradas húngaros han ido a Crimea y han discutido sobre la elección de un secretario para ocupar la dirección de su partido; el CC del PCUS ha mostrado sus preferencias por Kadar”. Dije entonces a Krilov que esto significaba que el CC del PCUS no era partidario de Gero, sino de Kadar. Me respondió;
“Sí, así deja entrever la carta”. Después de esto yo le planteé otra pregunta:
“¿Cómo puede explicarse entonces que Gero apareciera como primer secretario?” La respuesta de Krilov fue:
“Ha sido el Pleno del Partido de los Trabajadores Húngaros quien lo ha elegido”. Para dar por terminada la cuestión le pregunté al embajador soviético que si el gobierno de Janos Kadar había sido formado en estrechamente en colaboración entre el CC del PCUS y Tito, y el admitió esto afirmando:
“Sí, así parece ser”.
A continuación le puse al corriente de nuestra preocupación, diciéndole que el Buró Político del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania ha considerado esta cuestión como muy importante, por eso es tema de discusión de casi todas las noches., Le dije que mi opinión personal, al mismo tiempo punto de vista unánime del Buró Político del Comité Central de nuestro Partido, no concuerda con la actuación de la dirección del PCUS y de Tito, que, entre otras cosas, discuten incluso sobre la composición del Gobierno húngaro. Luego Krilov me preguntó qué pensábamos de la partida de Imre Nagy a Rumania
[2] y si estábamos de acuerdo.
A esta pregunta le respondí:
“Hemos declarado y repetimos que Imre Nagy es un traidor que ha abierto las puertas al fascismo. Tito ha dicho que ‘Imre Nagy está con nosotros’, en tanto que los albaneses decimos que Imre Nagy y sus compinches son decididamente antisoviéticos. ¿Cómo es posible que un traidor que ha hecho matar a soldados soviéticos, que ha hecho un llamamiento a los imperialistas para que le ayudasen en la contrarrevolución, pueda ir hoy a Rumanía, a un país amigo? Los camaradas soviéticos muestran una gran debilidad en este asunto. Primero le habían dicho a Tito que ‘Imre Nagy habría hecho mejor en ir a la embajada norteamericana’, mientras que ahora dicen ‘entréguenoslo para enviarle a Rumanía’. Esto no nos parece nada justo. En nuestra opinión, que Nagy vaya a Rumanía significa lo mismo que si hubiese ido a la Unión Soviética. Y no podemos, camarada Krilov, —proseguí—
oponernos a nuestro pueblo y a nuestro Partido que no están de acuerdo con el respaldo que se le da a Imre Nagy. Estimamos haber expuesto correctamente a nuestro pueblo y a nuestro Partido los hechos y la situación actual. Planteamos esta cuestión de manera camaraderil y declaramos a la Unión Soviética nuestro desacuerdo con ella al respecto. Mañana tal vez podríamos precisar aún más nuestro juicio sobre los acontecimientos de Hungría, manteniéndonos siempre consecuentes con nuestra justa línea, pero por el momento nos pronunciamos sobre la base de los datos de que disponemos y de las conclusiones que se desprenden de las cartas intercambiadas entre el CC del PCUS y el CC de la LCY. En su carta Tito nos califica de ‘personas malignas’ y declara que nosotros estamos contra el socialismo. Esto no lo admitimos de ninguna manera. Muy por el contrario somos gente buena, somos marxista-leninistas decididos a luchar hasta el fin por la causa del socialismo. Es Tito el que está contra el socialismo, muchas pruebas lo testimonian.” [...]
Ahora, camaradas del Buró, juzguemos estos asuntos porque son muy serios. Soy de la opinión de que no debemos suavizar nuestra actitud de principios, aceptando la partida de Imre Nagy a Rumanía, como dice en su carta el CC del PCUS. ¿Cómo es posible defender a un individuo que ha abierto las puertas a la contrarrevolución en Hungría? ¿Y cómo es posible al mismo tiempo esforzarse por ocultar los graves errores que Tito ha cometido y sigue cometiendo? Esto no me parece admisible, ésta no es una línea consecuente, correcta ni revolucionaria. Vuelvo a subrayar que yo le comuniqué a Krilov que nosotros no estamos de acuerdo con estas cuestiones. Las cosas que están pasando no nos gustan, porque nos preguntamos a dónde pueden conducir. Y en relación a lo que estamos discutiendo nada se nos ha dicho para que nos convenzamos de las ventajas de seguir este camino. [...]
Si por el momento las circunstancias exigen que no digamos abiertamente que Tito y compañía están destruyendo nuestro campo, vendrá el día en que lo diremos abiertamente. Dado que nos apoyamos firmemente en el marxismo-leninismo, nuestro Partido y nuestro pueblo comprenden claramente por qué, por ejemplo, estamos contra el hecho de que Imre Nagy encuentre asilo en Rumanía. Al respecto propongo agregar al discurso de Mehmet
[6] una parte relativa a Imre Nagy, en la cual se diga que nuestro Partido y nuestro pueblo están convencidos de que aquellos que dan asilo o apoyan a este traidor no contribuyen a la construcción del socialismo. Estamos diciendo abiertamente al pueblo que es un enemigo, un traidor. Si se nos pregunta por qué Dej acepta darle asilo en Rumanía, diremos que es un problema suyo, pero que nosotros no estamos de acuerdo con esa actitud». (Enver Hoxha, De ninguna manera debemos transigir con los principios -Intervención en la reunión del Buró Político del CC del PTA, 13 de noviembre de 1958-)
«Con el fin de ofrecer una vez más la posibilidad de cambiar de postura a la dirección yugoslava, en 1957 fue organizado en Rumanía un encuentro entre las delegaciones del PCUS y de la LCY. Pero después de este encuentro, los yugoslavos incluso empeoraron aún más las cosas. Rehusaron firmar la Declaración de Moscú de los partidos comunistas y obreros de noviembre de 1957 y, en abril de 1958, en el VII Congreso de la LCY, sistematizando aún más sus puntos de vista revisionistas y antimarxistas, aprobaron un programa para el futuro que persigue el objetivo de dividir al movimiento comunista y obrero internacional, minar a los partidos comunistas y obreros, paralizar el ímpetu revolucionario de la clase obrera y, en definitiva, allanar el camino al imperialismo norteamericano para esclavizar a los diversos pueblos. En ese congreso, los dirigentes de la LCY aparecieron ante los ojos de su propio pueblo y de los pueblos del mundo entero, ante los ojos de todos los comunistas, como renegados del socialismo, como agentes encargados de defender al imperialismo, en particular al imperialismo norteamericano, como enemigos jurados del socialismo, de la Unión Soviética y del campo socialista. Los esfuerzos de los partidos comunistas y obreros para encauzar a Yugoslavia por el justo camino no dieron resultados, pero gracias a estos esfuerzos el titismo fue desenmascarado ante la opinión pública mundial». (Enver Hoxha, Sobre los punto de vista antimarxistas y antisocialistas expresados una vez más en el VII Congreso de la LCY y en su programa, así como la lucha intransigente que debe desarrollarse para desenmascarar y destruir política y teóricamente al revisionismo contemporáneo -Informe presentado ante el X Pleno del CC del PTA 20 de junio de 1958-)
«En esta carta de la que hablamos se decía al respecto:
“En cuanto a la fecha de la convocatoria de la reunión, podemos realizar conversaciones preliminares con los representantes de su Partido con ocasión del III Congreso del Partido Obrero Rumano el 20 de junio, después de las cuales, de común acuerdo con los comités centrales de los partidos hermanos, decidiremos definitivamente la fecha de la reunión. Naturalmente esto no excluye el intercambio de puntos de vista si así se desea entre los representantes de los partidos hermanos en Bucarest, pero sin que se tome decisión alguna”. El Comité Central de nuestro Partido, en la respuesta enviada al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética notificaba su total acuerdo con la idea de postergar la reunión y de discutir en Bucarest la fecha de su convocatoria. Para ello, el Buró Político del Comité Central autorizó al camarada Hysni Kapo, que encabezaba la delegación de nuestro Partido al III Congreso del Partido Obrero Rumano, a intercambiar puntos de vista con los representantes de los partidos hermanos que asistían a dicho congreso, para determinar la fecha de la reunión propuesta en las cartas del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Pero en la práctica nuestra delegación encargada de asistir al Congreso del Partido Obrero Rumano y de ponerse de acuerdo sobre la fecha de la reunión de los representantes de los partidos comunistas y obreros del campo socialista, se encontró en Bucarest ante una reunión internacional preparada de antemano. Esta reunión era lo contrario a lo que se había decidido, lo contrarío incluso al contenido mismo de las cartas del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética mencionadas más arriba. También el orden del día era enteramente diferente: en lugar de proceder a un intercambio de puntos de vista para fijar la fecha de la reunión de los representantes de los partidos comunistas y obreros, como se decía en la carta del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, se acusaba al Partido Comunista de China. A tal efecto, solamente 10 horas antes de la reunión, se distribuyó a todos los delegados extranjeros (la mayoría de los cuales eran sólo simples miembros de los comités centrales) un texto de 65 páginas, redactado por los camaradas soviéticos, en el que se exponían los puntos de vista del Partido Comunista de la Unión Soviética sobre los desacuerdos que habían surgido entre ellos y los camaradas chinos. Y sobre una cuestión tan importante y delicada, se exigía a los representantes de más de 50 partidos comunistas y obreros de diferentes países que habían ido a Bucarest para otra cosa, definir en diez horas, su posición y acusar al Partido Comunista de China». (Enver Hoxha, Carta del CC del PTA dirigida a todas las organizaciones de base del partido, concerniente al desarrollo de la reunión de Bucarest de junio de 1960 y los desacuerdos surgidos entre el PCUS y el PCC, 9 de agosto de 1960)
«En 1945, cuando el pueblo albanés estaba en peligro de pasar hambre, el camarada Stalin ordenó que cambiaran el rumbo los buques cargados de cereales destinados al pueblo soviético que, en aquel entonces, también sufría escasez de los mismos, enviando inmediatamente el cargamento al pueblo albanés. En cambio, la actual dirección soviética se ha permitido los innobles actos ya señalados. ¿Acaso son admisibles tales presiones económicas, y es admisible que se amenace al pueblo albanés, tal como lo hizo la dirección soviética después de la Reunión de Bucarest? ¡De ninguna manera! Sabemos que la ayuda dada a nuestro pequeño pueblo, que antes de la guerra estaba sumido en una gran miseria, que vio su país calcinado y devastado por la Segunda Guerra Mundial y que, lejos de doblegarse, luchó bajo la gloriosa dirección del Partido Comunista de Albania dando muestras de gran heroísmo y se liberó, es una ayuda internacionalista.
Mas, ¿por qué razón, después de lo de Bucarest, la actitud de la dirección soviética respecto a nosotros cambió, llegando al punto de dejar que el pueblo albanés padeciera hambre? Así procedió también la dirección rumana que no accedió a dar ni un grano de trigo a nuestro pueblo en el marco del acuerdo de “clearing”, en un momento en que Rumanía comerciaba con cereales con los países capitalistas, y así nos vimos obligados a comprar maíz con divisas a los agricultores franceses. Meses antes de la Reunión de Bucarest, el camarada Dej invitó expresamente a una delegación de nuestro Partido para sostener conversaciones acerca de las perspectivas de desarrollo de Albania. He aquí una preocupación loable y marxista. El camarada Dej dijo a nuestro Partido:
“Nosotros, los otros países de democracia popular, no debemos discutir más sobre la cantidad de créditos que se han de conceder a Albania, sino que en Albania se ha de decidir la construcción de estas o aquellas fábricas, la elevación del nivel de los medios de producción, y, en cuanto a los millones de rublos que estas realizaciones puedan costar, poco importa”, y el camarada Dej añadió incluso:
“Hemos hablado al respecto también con el camarada Jruschov y él está de acuerdo con nosotros”.
Pero llegó la Reunión de Bucarest y nuestro Partido adoptó la actitud que se conoce. Los camaradas rumanos olvidaron lo que habían dicho anteriormente y escogieron el camino de dejar que el pueblo albanés sufriera hambre». (Enver Hoxha, Discurso pronunciado en la conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú el 16 de noviembre de 1960)
Notas:[2] Después del fracaso de la contrarrevolución en Hungría, los revisionistas yugoslavos dieron asilo al traidor Imre Nagy, quien encontró refugio en la embajada yugoslava de Budapest. Más tarde, por intervención de la dirección jruschovista soviética fue enviado a Rumanía.
[6] Se trata del informe que habría de presentar el Presidente del Consejo de Ministros de la RP de Albania por el camarada Mehmet Shehu, en la reunión de la Asamblea Popular el 14 de noviembre de 1956 acerca de la visita de la delegación gubernamental de la RP de Albania a la RP de Mongolia y a la RPD de Corea. En este informe se habla asimismo de la acogida que fue reservada en la RP de China a la delegación del Partido del Trabajo de Albania que asistió al VIII Congreso del Partido Comunista de China, encabezada por el camarada Enver Hoxha.
Tomo III:«Los puntos de vista que Chou En-lai expresó al embajador rumano en Pekín son bastante alarmantes. Chou En-lai cae en un grave error al empujar a los rumanos al camino de plantear sus reivindicaciones territoriales a la Unión Soviética, Este no es el camino correcto para atraer a los rumanos a nuestra línea. Ahora no es el momento ni la ocasión para plantear estos problemas, que proporcionan armas a Jruschov para acusarnos de chovinistas. La lucha ideológica y política contra Jruschov no debe perderse en delicadas cuestiones de reivindicaciones territoriales. Por su parte, los dirigentes rumanos, tanto por sus posiciones ideológicas y políticas como por consideraciones militares, no sólo no han planteado, sino que es más, no plantearán reivindicaciones territoriales a la Unión Soviética. Si lo hicieran, saldrían perdiendo en todos los sentidos, porque los otros les plantearían muchas más reivindicaciones. Por lo tanto, la cuestión de las reivindicaciones y la manera como Chou En-lai la ha expuesto, no es justa desde el punto de vista de los principios y tampoco responde a la táctica del momento.
Es seguro que los rumanos, no sólo no estarán de acuerdo con el problema planteado por Chou, sino que lo considerarán como un pensamiento ingenuo de los dirigentes chinos, e incluso los juzgarán mal. Pero lo más importante es que Chou En-lai no plantea la cuestión de las reivindicaciones territoriales, como algo puramente táctico, sino como una cuestión de principios. Las reivindicaciones de los chinos parten de posiciones peligrosas y nacionalistas dado que ellos mismos tienen pretensiones sobre Mongolia exterior. La base en que se apoyan no tiene nada en común con la lucha contra el jruschovismo y Jruschov. Los chinos quieren que todos los Estados revisen el problema de sus fronteras con la Unión Soviética. Plantear este problema en estos momentos no es correcto, por el contrario es un gran error de principios. En estos momentos, las reivindicaciones territoriales, aún suponiendo que sean justas, no pueden ser solucionadas, ellas refuerzan en cambio las posiciones chovinistas de Jruschov y simultáneamente le ayudan en la traicionera lucha sin principios que ha desarrollado y desarrolla contra Stalin. Esto es escandaloso. Para nosotros esto es totalmente inaceptable.
La integridad territorial de la Unión Soviética no debe ser tocada en estos momentos, independientemente de que la historia haya podido dejar una serie de problemas sin resolver. Hoy toda la lucha debe estar dirigida contra los renegados jruschovistas, pero no con los argumentos y los métodos que utilizan los chinos. [...]
El camarada Stalin fue muy justo y prudente, y se atenía a los principios en estos problemas tan delicados y complejos. Cuando las relaciones con la Yugoslavia titista habían entrado en el período de más grave crisis, cuando la enemistad entre nosotros y los titistas había llegado al punto culminante, cuando todos luchábamos contra los revisionistas de Belgrado, que se oponían al socialismo y al movimiento comunista, en una conversación que tuve con Stalin, entre otras cosas me dijo que la Federación yugoslava, en tanto que unión de diversas repúblicas, en su aspecto formal, es progresista. Considerándola desde este punto de vista, no hay razón alguna para que ella se disgregue, pero el titismo y los titistas, en tanto que traidores al marxismo-leninismo, deben ser combatidos ideológica y políticamente. La lucha contra ellos no debe ser desarrollada desde las posiciones chovinistas y partiendo de las reivindicaciones territoriales, y tampoco debe llevarse a cabo contra los pueblos de Yugoslavia, sino que es preciso ayudar a las naciones que la integran, para que gocen del derecho a la autodeterminación e incluso a la misma secesión de la Federación. A Yugoslavia y al pueblo yugoslavo no debemos tocarlos ni atacarlos, sino convencerlos de que a su cabeza se encuentra una dirección traidora que los lleva hacia el precipicio. Que sea el propio pueblo yugoslavo quien pronuncie su palabra, que sean los propios comunistas yugoslavos quienes pronuncien la suya. Esta era la actitud de principios de Stalin y nosotros siempre hemos estado completamente de acuerdo con ella. La cuestión de las reivindicaciones territoriales para todos los países que mencionan los camaradas chinos, sólo puede ser planteada cuando se haya aplastado el revisionismo y cuando los partidos bolcheviques, marxista-leninistas, se hayan colocado a la cabeza de esos países». (Enver Hoxha, La lucha contra el jruschovismo no debe perderse en reivindicaciones territoriales, 22 de agosto de 1964)
«Hemos contestado a los chinos en relación con la cuestión de las invitaciones para la fiesta del 15.° aniversario de la proclamación de la República. En la respuesta los criticábamos enérgica, pero justamente, debido a que están cometiendo errores de bulto e inadmisibles.
Primero, les dijimos que era totalmente inconcebible e intolerable que en la fiesta participara la delegación del Partido Obrero Rumano y del Gobierno rumano y que los representantes de los partidos y de los países amigos no asistieran a ella. Opinamos que por una cuestión táctica o por una cuestión de reciprocidad diplomática, no es conveniente oscurecer o poner trabas innecesarias a una cuestión grande y clara. No podemos concebir cómo el Partido Obrero Rumano y el Gobierno rumano, que hasta ayer nos han atacado públicamente a todos, que han sido plenamente solidarios con todos los revisionistas modernos y que actualmente mantienen (y es muy posible que en el futuro sigan igual) posturas ideológicas y políticas revisionistas, sean el único partido y el único Estado que estén representados en la gran fiesta del pueblo chino. No consideramos justo que a su gran fiesta, sólo asistan ese partido y ese gobierno que ayer, en las conmemoraciones del 20.° aniversario de su propia liberación, presentaron un informe centrista-revisionista; que con el máximo cuidado evitaron golpear incluso con una sola palabra al imperialismo norteamericano y a los revisionistas modernos; que tienen relaciones muy amistosas con el gran renegado Tito; que establecen lazos amistosos con el imperialismo norteamericano y con los otros imperialistas, y reciben créditos de ellos.
¿Qué pensarán los comunistas del mundo cuando vean que en la fiesta de China los rumanos ocupan la cabecera y que los partidos marxista-leninistas no figuran por ningún lado? Es bueno no dar lugar a que se piense, incluso partiendo del aspecto superficial de las cosas, que el Partido Comunista de China aprueba la línea centrista de los rumanos y que se ha enfriado con los aliados marxista-leninistas fieles a él. Los rumanos no basan la lucha contra el renegado grupo de Jruschov en el marxismo-leninismo, sino únicamente en antagonismos económicos o en algunas consideraciones nacionalchovinistas. Es preciso mostrarnos muy prudentes en los pasos que demos con ellos. Esta es nuestra opinión, que sólo podrá cambiar si cambia positivamente la de los rumanos y en la misma medida que ésta lo haga. Es justo que con motivo del aniversario hayan invitado a muchas delegaciones de amigos que no son comunistas. Pero convocar únicamente a ellos y al partido y al gobierno rumanos, y no a nuestros partidos marxista-leninistas y a nuestros gobiernos; es inadmisible para estos partidos y la opinión mundial. [...]
Por nuestra parte jamás abandonaremos nuestra sagrada lucha ideológica y política contra los revisionistas modernos, encabezados por Tito y Jruschov. Para nosotros, actuar de manera distinta, sería cometer un error colosal. En el curso de la conversación que nuestro camarada Manush Myftiu desarrolló con Georghiu-Dej en Rumanía, hemos explicado claramente nuestra actitud táctica a los rumanos y estamos seguros de que él y sus camaradas no se forjarán ninguna ilusión; saben que no nos hemos movido ni nos moveremos jamás de los principios. Así está muy bien y puede beneficiar a los rumanos, si es que todavía les queda algo de bueno. En relación con los rumanos, partimos del principio de que decirles la verdad puede serles amargo, pero la verdad es siempre la verdad y es preciso echarla de la boca.
Les hemos dicho a los chinos que estamos convencidos de que las opiniones que les manifestamos son sinceras. De manera franca y camaraderil les decimos lo que pensamos, porque para nosotros y para ustedes, por encima de todo está la amistad grande, sincera y marxista-leninista entre nuestros partidos, entre nuestros pueblos. Cuidamos y cuidaremos esta amistad como a las niñas de nuestros ojos y el verdadero afecto está cimentado en la gran sinceridad que existe entre los amigos. Puede ser que a los dirigentes chinos no les guste en absoluto nuestra crítica, pero nos da lo mismo, porque lo vuelvo a repetir, es un error que a su fiesta inviten únicamente a Rumanía. Esto significa adoptar públicamente una posición centrista». (Enver Hoxha, Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles, 4 de septiembre de 1964)
«En suma, para ellos la caída de Jruschov lo es todo. Lo más esencia!, según ellos se ha alcanzado y es cuestión de tiempo que todo se arregle. Nosotros, dicen los camaradas chinos, debemos dar la mano a los «camaradas soviéticos» a los camaradas de Jruschov, olvidar lo pasado, hacer borrón y cuenta nueva, debemos comprender a los «camaradas soviéticos». Así, según ellos, debemos ayudar a estos bonitos camaradas soviéticos. Muerto Jruschov, se murió el jruschovismo. Ya no queda nadie para reconocer los errores cometidos, para autocriticarse; por lo demás los «queridos camaradas soviéticos», con la caída de Jruschov, se han hecho la autocrítica que debían hacerse. Ahora —siguen diciendo los camaradas chinos por boca de Chou En-lai e incluso ante todos los embajadores—, no nos queda otra cosa que preparar rápidamente las maletas puesto que el tiempo apremia, y marchar a Moscú, para abrazarnos el día de la fiesta de la Gran Revolución Socialista de Octubre. El gesto es solemne y teatral (porque Chou En-lai también habla de la puesta en escena que hicieron con motivo de su fiesta nacional del 1º de Octubre), pues también la fiesta es solemne. Por lo tanto, vayamos a Moscú como revolucionarios que somos y con los «grandes revolucionarios» que encontremos allí forjemos la unidad. ¡Qué comedia!
Chou En-lai, no contento con esto, se puso de pie y en presencia de los otros embajadores le dijo al nuestro:
«Sé que ustedes no tienen ni siquiera relaciones diplomáticas, porque los soviéticos las han cortado, pero ahora no hay nadie que se autocritique, dado que Jruschov ha sido destituido; que Mehmet Shehu haga rápido sus maletas y vaya a la fiesta de Moscú». Y luego agregó:
«¡Inmediatamente después de ustedes, vendrá a verme Chervoneko a quién pediré que el Soviet Supremo invite a la fiesta a los 12 países socialistas!» ¡Qué bajeza! Tampoco se olvidó de decir a los embajadores, y esto seguramente refiriéndose al rumano (y según me han dicho se habían entendido previamente con los rumanos) que,
«si alguien entre ustedes tiene una propuesta particular, puede hacérsela directamente a los soviéticos». En otras palabras,
«pueden proponer que también los yugoslavos sean invitados a la fiesta, nosotros no tenemos nada en contra e incluso, en el fondo, esto nos alegra»* ¡Qué traición! Esta decisión, esta manera de pensar, este modo de plantear esta cuestión tan importante para los destinos del comunismo, todo esto no tiene nada de marxista, todo esto es antimarxista, oportunista, revisionista, es la traición. Esto es completamente idéntico a la actitud de Jruschov cuando fue por primera vez a Belgrado para abrazarse con Tito, excusarse de los «crímenes de Stalin» contra él y rehabilitar a ese traidor.
Tal cosa confirma todo lo que expuse más arriba, a saber, cómo los chinos han desarrollado la polémica, coma comprendían la lucha contra el revisionismo, pero esto, al mismo tiempo, demuestra que son unos idealistas y unos fatalistas, que reducen la lucha contra el revisionismo moderno a una «cuestión de personas», que la consideran bajo un ángulo individualista, desconociendo los principios, que la ven desde posiciones chovinistas, dominantes, estando movidos por consideraciones de prestigio, etc. ¡Qué faltos de dignidad se muestran frente al enemigo de clase, a los enemigos de la revolución, a los enemigos de nuestra ideología! Por otra parte, además de lo indicado antes, de esta escenificación escandalosa de Chou En-lai debemos sacar otras conclusiones lógicas, que, desgraciadamente, confirman su traición. ¿Cuáles son estas conclusiones?
1 - Reunir junto con nosotros al embajador de Rumanía, e incluso al de Cuba, significa: «ustedes, camaradas rumanos (que hasta ayer han estado en el camino de la traición), y ustedes, camaradas cubanos, (a pesar de haber loado a Jruschov), merecen plenamente el honor de alinearse entre los que han derrocado a Jruschov.¡Nosotros, los papas de Pekín, así lo consideramos, Amén!»
2 — «En cuanto a ustedes, albaneses, no nos importa en absoluto lo que piensen de estas situaciones, lo que piensen de nuestras propuestas. Ustedes deben hacer sin más ni más lo que nosotros decimos. Dejen de lado todo reproche hacia los «camaradas soviéticos», incluso poco importa que los «camaradas soviéticos», durante cinco años, hayan hecho tantas cosas contra ustedes, y que hayan llegado al punto de calificarles de agentes del imperialismo y de romper las relaciones con su Estado; ¡bajen la cabeza y rápido a Canossa!». ¡Qué mentalidad de feudal y de fascista inmundo! Ningún burgués podría hablar de esta manera. Es más la dignidad y las reglas burguesas no permiten una arrogancia tan descarada. Pero nosotros, como es sabido, les hemos echado inmediatamente nuestra respuesta, como un hierro candente a la cara.
3 — Todo esto era una provocación que se nos hacía y por otra parte, era una escena montada para dar a entender a los soviéticos, rumanos y cubanos y a otros de su misma calaña que «de ahora en adelante me separo de los albaneses, ya no me solidarizo con ellos ni en las cuestiones políticas ni en las ideológicas, ¡De ahora en adelante los albaneses actuarán por su cuenta y ellos son los responsables de lo que hagan!». Esto es evidente, porque los camaradas chinos sabían de sobra que no seguiríamos este camino de la traición como ellos, que les responderíamos, por eso han anticipado su respuesta a los soviéticos y a los otros acerca de esta cuestión. [...]». (Enver Hoxha, Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles, 4 de septiembre de 1964)
«Cabe preguntarse: ¿Es que ayudando con tanto celo a los revisionistas, se ayuda a los revolucionarios soviéticos? Comportarse así, significa no ser revolucionario, ¿Acaso es un gesto revolucionario, en un momento en que los enemigos de la revolución sufren una grave derrota, en un momento pues favorable para la revolución, darse prisa en ir a tender la mano a los contrarrevolucionarios para ayudarles cuando no dan ninguna señal de corregirse, sino que, por el contrario, declaran alto y claro que seguirán la línea de traición de los XX y XXII Congresos?! No, es contrarrevolucionario, antimarxista, revisionista.
A fin de cuentas, no se les exige, camaradas chinos, que se lancen a «grandes ataques», porque hace tiempo que ustedes han cesado estos ataques polémicos, pero ¿no podían haber aguardado por lo menos algunos meses a ver qué es lo que harían estos «camaradas soviéticos»? Lo justo, lo legítimo, lo digno para su partido y su Estado ¿no hubiera sido que los enemigos derrotados pidieran ir a su encuentro, que se vieran obligados a ir a su encuentro? Todo esto es el abecé. ¿Por qué precisamente ahora, en estos momentos, se muestran tan magnánimos, llegando al mismo oportunismo- hacía los enemigos, cuando hasta ayer ustedes exigían a la Unión Soviética incluso los «territorios que les había arrebatado», incluso «Mongolia que habían arrancado a China», daban razón a los rumanos en sus «reivindicaciones sobre Bucovina», etc., y decían que «Stalin ha cometido errores en la cuestión de las fronteras»- y que hacían todo esto, llegando incluso a reconciliarse con los rumanos, los polacos, los alemanes y otros revisionistas de la misma especie, para presionar a la Unión Soviética y aislarla? ¿Qué son estas actitudes? ¿Cómo las cambian tan rápidamente en pocos meses? ¿Por qué la tomaron con nosotros, cuando de manera camaraderil les criticamos por estas actitudes erróneas? Su animosidad contra nosotros, porque les dijimos la verdad, sigue mientras que sus injustificadas actitudes «izquierdistas», sus posiciones sectarias, inclusive hostiles hacia la Unión Soviética, han virado completamente hacia la derecha y las califican de marxistas, al mismo tiempo que nos guardan rencor porque les decimos: «Discutamos y no se den prisa». Evidentemente los camaradas chinos están en un error no tienen una línea estable; en su línea se notan oscilaciones tanto a la derecha como a la izquierda, y su política asimismo no puede tener una estabilidad de principios», marxista-leninista». (Enver Hoxha, Los chinos buscan imponernos sus opiniones, 3 de noviembre de 1964)
«Las acusaciones según las cuales el Partido del Trabajo de Albania y sus dirigentes están supuestamente escindiendo con sus actos la unidad de los países del Tratado de Varsovia y del campo socialista, no son más que mentiras y se formulan con negros designios, para encubrir la actividad inamistosa que desde hace algún tiempo los dirigentes de ciertos partidos comunistas y obreros de los países socialistas de Europa vienen desarrollando contra nuestro partido y nuestro pueblo. Es precisamente esa actividad, y no las actitudes del Partido del Trabajo de Albania, la que mina la unidad y la cohesión de los países miembros del Tratado de Varsovia y del campo socialista. A pesar de los actos injustos de que son objeto, no obstante las calumnias, las múltiples presiones y las dificultades que se les crean, el Partido del Trabajo de Albania y sus dirigentes jamás han dado motivo para que se debilite nuestra unidad, sino por el contrario han luchado y lucha por su robustecimiento, jamás han proporcionado ni proporciona armas a los enemigos para que golpeen nuestra unidad. Son precisamente algunos dirigentes del Partido Comunista de la Unión Soviética, con N. S. Jruschov a la cabeza, y de los otros partidos comunistas y obreros de los países socialistas de Europa, acaudillados por A. Novotny, W. Ulbricht, V. Gomulka, T. Yivkov, J. Kadar y G. Gheorgiu-Dej que con sus actos cada vez más flagrantes contra el Partido del Trabajo de Albania y contra el pueblo albanés, suministran armas a nuestros enemigos comunes para atacar tanto nuestra unidad en general como la República Popular de Albania. Son ellos que, con plena conciencia, han trasladado las divergencias ideológicas entre nuestros partidos al terreno de las relaciones entre nuestros Estados socialistas, imponiendo el bloqueo económico, político y militar contra la República Popular de Albania. Son ellos que, de laVdiscusión de estos problemas por vía de partido, han pasado a su discusión pública, como actuó W. Ulbricht en la conocida declaración que hizo después de la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros de Moscú, o como hizo en su partido la dirección del Partido Comunista de Bulgaria. Son ellos que, en lugar de trabajar, según la Declaración de Moscú, para eliminar gradualmente las divergencias existentes y los fenómenos negativos que se venían observando en las relaciones entre nuestros partidos, prefirieron seguir otro camino: el de la creciente agudización de dichas divergencias, de las presiones cada vez más brutales, de los ataques sin principio y de las innumerables provocaciones contra el Partido del Trabajo de Albania y la República Popular de Albania. Son precisamente ellos los que debilitan y minan la unidad y la cohesión del campo socialista y del Tratado de Varsovia, con la decisión sin precedentes que adoptaron en la reunión del 3 de agosto de negar a la delegación plenipotenciaria del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania el legítimo derecho de participar en la mencionada reunión y de exponer la opinión de nuestro Partido sobre un problema tan importante, como es el problema alemán, y precisamente en un momento sumamente delicado de la situación internacional, cuando más que nunca se exige que estemos unidos como un solo hombre frente a los imperialistas norteamericanos y a los otros que nos amenazan con la guerra». (Enver Hoxha, Los chinos buscan imponernos sus opiniones, 3 de noviembre de 1964)
Tomo IV:«La lucha heroica y consecuente de los marxista-leninistas arrancará muchas máscaras. Si no es hoy, en un futuro próximo serán indudablemente desenmascaradas las maquinaciones de quienes quieren jugar el papel de centristas
[1], de quienes de palabra defienden los principios,» pero de hecho los deforman al socaire de la «independencia», de las «condiciones específicas», y todo para disimular su alejamiento progresivo del marxismo-leninismo y de la unidad Internacionalista de los marxista-leninistas en el mundo. Es necesario que los marxista-leninistas refuercen su unidad sin prestar atención a las calumnias y las consideraciones de los revisionistas. Respecto a las formas de organización que debe tomar esta unidad, es preciso meditarlas y concretarlas». (Enver Hoxha, El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen de los comunistas, Artículo publicado en «Zéri i popullit», 11 de mayo de 1966)
«Pensamos que Kim Il Sung y sus compañeros se equivocan en algunas de sus posiciones sobre el revisionismo moderno soviético y, en caso de que no cambien de camino, para desgracia del Partido del Trabajo de Corea y del pueblo coreano, se transformarán en revisionistas modernos como los demás. La verdad es amarga pero hay que decirla antes de que sea tarde. Las teorías de Kim Il Sung y de los japoneses de que «Jruschov que es malo fue destituido, y existen esperanzas de que se corrijan los que están en el poder y uno de los caminos para corregirles es unirnos con ellos»
[6] supuestamente contra el imperialismo, demuestran que no enfocan bien la cuestión, que no están ya en condiciones de hacer verdaderos análisis de clase, están entrando en caminos sospechosos. Y para qué hablar ya de los dirigentes rumanos, que no son sino revisionistas descarados; el camino medio que intentan sostener y que pregonan como una política «inteligente y elástica», no es sino la política del pavor que llevan en la sangre. Los rumanos temen a los soviéticos, a los búlgaros, a los húngaros, por eso se han unido con Tito, se unen con los imperialistas, nos sonríen a nosotros por oportunidad. Los rumanos llaman a esto un camino particular ««marxista-leninista especial y auténtico». Según ellos, todas son vías «marxista-leninistas auténticas», la de los soviéticos, la de los titistas, la de los búlgaros, la de Kim II la de los japoneses y las de los demás.
Los rumanos arman escándalo sobre el Tratado de Varsovia y posan de «valientes». Esta es la línea de Tito y de los imperialistas. Si Rumanía abandona el Tratado de Varsovia, está bien. Pero ¿dónde irá? De la cama de un enemigo, iría a parar a la del otro. En la OTAN, o en el Tratado de Varsovia, para nosotros es igual. Para nosotros es lo mismo si estos dos tratados permanecen como están, porque los dos nos combaten. Sí se transforman en uno solo, para nosotros continúan siendo enemigos y enemigos unidos contra nosotros. Incluso si los dos se desintegran y se rompen, no lo harán en interés de la revolución. Entonces, ¿cuál es el objetivo de la propaganda de la dirección rumana? Intentar demostrar a la Unión. Soviética que son «fuertes» porque están con Tito y los imperialistas. Hacen ruido para mantener en píe las reivindicaciones territoriales
[7], para recibir dinero de los imperialistas, como recompensa por actuar en pro del debilitamiento de la fuerza de la Unión Soviética, y también para operar la transformación capitalista de Rumanía, antes de que los soviéticos emprendan un ataque contra ella, utilizan la carta china, sólo para esta oportunidad y en la medida en que no daña la política y la estrategia general del imperialismo.
Los rumanos nos sonríen también a nosotros, me han invitado a mí, a ministros, a trabajadores del Partido a pasar las vacaciones, nos invitan de forma privada a la reunión del Tratado de Varsovia y otras pamplinas. Nosotros no tragamos esto. Les responderemos abiertamente para que comprendan que sus maniobras no surten efecto. Los revisionistas modernos de todo color, recurren a todo tipo de maniobras no sólo para evitar los golpes y su desenmascaramiento cada vez mayor sino también para dar la impresión de que «algo está sucediendo, algo se siente en el aire», una sonrisa allá, otra acá, un acto: «democrático», un acto diplomático. Son métodos de una diplomacia burguesa trasnochada ya, pero a los que ellos vuelven, por no disponer de otros, disfrazándolos, y utilizándolos en las nuevas coyunturas. Estos lacayos están dispuestos a besarte la mano hoy, para mordértela mañana. ¡Pero no aceptamos ni que nos la besen, y menos aún que nos la muerdan! Tiemblan ante nuestras posiciones porque, estas posiciones correctas, decididas, les han demolido y desbaratado. La práctica perseverante, decidida y revolucionaria de esta política marxista-leninista es la prolongación de la lucha de clases en la arena internacional, es el desbaratamiento de las alianzas imperialista-revisionistas establecidas contra los países socialistas y destinadas a que el capitalismo revestido con todo tipo de ropajes y de máscaras domine el mundo.
La reunión del Tratado de Varsovia no reviste para nosotros ningún interés, aparte de que la vamos a convertir en un objeto de desenmascaramiento de los revisionistas. Las contradicciones cada vez más agudas entre las camarillas revisionistas forman parte del juego de ajedrez imperialista, del juego de destruir y construir nuevos puentes o de parchear los existentes entre los diversos imperialistas y revisionistas. Junto a su proceso de desintegración se desarrolla también el de una nueva integración entre ellos. En Europa, la Francia capitalista por sus intereses, actúa contra la hegemonía americana y presiona a Inglaterra y particularmente a Bonn, a los que intenta separar de los Estados Unidos de América y atarles a ella misma. Su táctica es: acercamiento con la Unión Soviética, en la medida posible, no sólo para utilizarla como medio de chantaje contra los Estados Unidos de América y Bonn, sino también para, introducir su influencia en los países revisionistas de Europa del Este. [...]
La creación de los partidos comunistas marxista-leninistas en los países donde los revisionistas están en el poder jugará un papel decisivo, por eso debemos ayudar a toda costa a los jóvenes partidos hermanos marxista-leninistas como nuestro primer deber internacionalista, como algo que exige nuestro deber revolucionario.
Opinamos que la nueva burguesía que ha alcanzado el poder mediante la contrarrevolución, enmascarada con fraseología marxista como en la Unión Soviética, en Polonia, en Checoslovaquia, en la República Democrática Alemana., en Hungría, en Yugoslavia, en Bulgaria, en Rumanía, en Mongolia, etc., no puede ser derrocada sino con la revolución. Los revisionistas modernos están decididos a aplastar la revolución por la fuerza de las armas» por eso, particularmente en estos países, deben crearse verdaderos partidos revolucionarios marxista-leninistas que preparen y dirijan la revolución. Juzgamos que sin la creación de estos partidos que hayan hecho suya la doctrina de la revolución proletaria, la pasada experiencia de la lucha revolucionaria así como la actual, que tengan clara y desarrollen correctamente la lucha contra el imperialismo y el revisionismo moderno, la revolución no se puede llevar a cabo con éxito. La revolución precisa una dirección experimentada» templada y decidida a conducirla hasta el fin.
Naturalmente, nosotros no exportaremos revoluciones ni seremos quienes ordenemos a los demás que hagan esto o aquello. Tampoco ayudaremos a la revolución en estos países con intervenciones armadas. Esto es muy claro para nosotros. Pero consideramos como nuestro primer deber ayudar a la revolución proletaria en todos los países y particularmente en los países revisionistas. Nuestra ayuda multilateral y de todo tipo debe tener corno base y objetivo la lucha aguda y sin compromisos contra el imperialismo con el norteamericano al frente y contra los revisionistas modernos con los soviéticos a la cabeza
[9]. [...]
Los revisionistas modernos trabajan intensamente, inventan numerosas «teorías» y hacen todo lo posible por combatir la unidad marxista-leninista proletaria internacional, que les resulta mortal. Los jruschovistas, incluyendo a los rumanos, desacreditaron la gran idea de la unidad marxista-leninista internacional, para sustituirla por su hegemonía revisionista. Por eso, nosotros debemos levantar en alto la gran bandera de Marx, Engels, Lenin y Stalin, la bandera de la férrea unidad proletaria internacional, y desbaratar toda hegemonía revisionista». (Enver Hoxha, Nuestro partido desarrollará como siempre en consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases, De una conversación con Chou En-lai 24 de junio de 1966)
«Según nuestro punto de vista, la dirección rumana es revisionista-nacionalista. Debe haber en su seno tanto tendencias prosoviéticas como antisoviéticas, pero en ningún caso discurren por la vía marxista-leninista. En la situación creada a partir de la invasión de Checoslovaquia y cuando los soviéticos han manifestado abiertamente sus inclinaciones a invadir Rumanía. La dirección rumana ha mantenido, por así decirlo, cierta actitud de oposición. En un principio cuando Dubchek que había asumido la tarea de restaurar el capitalismo en Checoslovaquia, resistió, los rumanos hablaban con más arrojo contra los revisionistas soviéticos pensando que iban a contar con una cierta protección de los Estados Unidos de América y de los demás Estados capitalistas occidentales. Pero cuando vieron que, después de la ocupación de Checoslovaquia, los imperialistas norteamericanos no movían un dedo contra los revisionistas soviéticos, bajaron el tono. [...]
En aquellos momentos en que la dirección yugoslava se amedrentó, nuestro Partido consideró necesario publicar una declaración
[2] contra la concentración de fuerzas militares soviéticas en Bulgaria y contra la amenaza que esto representaba para Yugoslavia y Rumanía. Según nuestra declaración, en caso de ser atacados estos países, nosotros los defenderíamos, nos mantendríamos a su lado, pero al igual que siempre poniendo los puntos sobre las «íes», sin ocultar nuestros puntos de vista incompatibles con los de los titistas; incluso hicimos públicas una vez más nuestras divergencias ideológicas con la dirección rumana. Hemos juzgado que esta actitud resuelta por parte nuestra iba en interés del socialismo y de la defensa de nuestra patria, ya que si Yugoslavia era atacada es de imaginar que lo sería también Albania. Estamos preparados en todo momento para defender nuestra patria si el enemigo nos declara la guerra. Nuestro pueblo no teme la guerra. Esto lo saben muy bien nuestros amigos, los partidos marxista-leninistas hermanos, y también nuestros enemigos. Nuestra declaración de respaldo a los pueblos de Yugoslavia, de Rumanía, de Bulgaria, etc., en caso de una agresión de los socialimperialistas soviéticos, fue acogida por dichos pueblos con entusiasmo. La heroica actitud del pueblo albanés y esta declaración han influido enormemente en la actitud de los pueblos de los Balcanes». (Enver Hoxha, Comprender y organizar correctamente el trabajo clandestino y legal del partido, cuestión fundamental de la revolución -Extractos de una conversación mantenida con un amigo cingalés 17 de mayo de 1969-)
«La visita de Nixon a China y las conversaciones con él, no pueden sino crear en la gente sencilla, en los pueblos, en los revolucionarios, ilusiones dañinas respecto al imperialismo norteamericano, a su estrategia y su política. Ejercerá una influencia negativa en la resistencia, y en la lucha del propio pueblo norteamericano contra la política y los actos agresivos del gobierno de Nixon, quien aprovechará la ocasión para ser reelegido como presidente. La visita de Nixon a China debilitará la oleada de indignación contra el imperialismo norteamericano en todo el mundo. Así, pensamos nosotros, se le da al imperialismo norteamericano la posibilidad de obtener un período de tranquilidad relativa, que intentará aprovechar para consolidar sus posiciones, para acumular fuerzas y prepararse para nuevas aventuras militares.
Puede imaginarse qué pensarán los obreros italianos que se enfrentaron con la policía y manifestaron su odio contra la última visita de Nixon a Italia, los trabajadores japoneses que no permitieron a Eisenhower ni pisar su tierra, los pueblos de América Latina que protestan, y se levantan contra los Rockefeller y todos los demás emisarios del gobierno de Washington. Tan sólo los titistas yugoslavos y los revisionistas rumanos recibieron con flores al presidente Nixon en sus capitales. [...]
La visita de Nixon a China alentará también la corriente centrista y ofrece argumentos a sus adeptos para probar la «justeza» de su línea oportunista. Los togliattistas italianos y los rumanos declaran abiertamente que ahora se abren nuevas perspectivas, entre otras cosas para el restablecimiento de la unidad en el movimiento comunista, que por este camino se pueden solucionar también las divergencias entre China y la Unión Soviética. Se trata de deseos de revisionistas y oportunistas curtidos que aprovechan la ocasión para presentar las divergencias entre el Partido Comunista de China y la dirección revisionista de la Unión Soviética, no como profundas divergencias ideológicas en torno a cuestiones cardinales y de principio, como son en realidad, sino como desacuerdos en el plano simplemente estatal, que pueden solucionarse por medio de encuentros y conversaciones directas entre las altas personalidades estatales.
La visita del presidente americano a China no puede sino suscitar interrogantes, incluso malentendidos entre la gente sencilla, en la que pueden surgir dudas acerca de si China está cambiando de actitud frente al imperialismo norteamericano y está entrando en el juego de las superpotencias. No es casual que el mundo capitalista y revisionista haya recibido con tanto entusiasmo la iniciativa de Nixon de viajar a China. Toda la propaganda de los imperialistas, los revisionistas, los titistas, los rumanos, etc., haciendo coro, elogia a China y a América por esta nueva apertura en sus relaciones. Los revisionistas modernos soviéticos, titistas, rumanos, y otros como ellos. .., dicen que China ha entrado en un nuevo camino, en los rieles de la política de los compromisos sin principios. Piensan sacar de ello importantes provechos políticos, ideológicos y económicos». (Enver Hoxha, El recibimiento de Nixon en Pekín no es correcto, no lo apoyamos -Carta dirigida al CC del PC de China 6 de agosto de 1971-)
Notas:[1] Alusión al Partido Comunista de Rumanía, al Partido Comunista del Japón y al Partido del Trabajo de Corea.
[6] Este punto de vista mantenían también los dirigentes chinos. Esto había sido manifestado por Chou En-lai a nuestro Partido durante la visita que realizó a Albania del 31 de diciembre de 1963 al 9 de enero de 1964, así como por Liu Shao-chi a una delegación albanesa en Pekín, (Véase: «Reflexiones sobre China», t. I, págs. 121-130, Tirana, 1979, ed. en español).
[7] Dos años antes de esta conversación, el camarada Enver Hoxha escribía al respecto:
«Chou En-lai cae en un grave error al empujar a los rumanos al camino de plantear sus reivindicaciones territoriales a la Unión Soviética. Ahora no es el momento ni la ocasión para plantear estos problemas, que proporcionan armas a Jruschov para acusarnos de chovinistas. La lucha ideológica y política contra Jruschov no debe perderse en delicadas cuestiones de reivindicaciones territoriales» («Reflexiones sobre China», t. I, pág. 78, Tirana, 1979, ed. en español).
[9] El Partido Comunista de China no se declaró abiertamente y de inmediato en contra de los revisionistas. Ya en abril de 1962, el camarada Enver Hoxha subrayaba:
«Los comunistas revolucionarios esperan que el Partido Comunista de China asuma una posición abierta contra el revisionismo jruschovista». Incluso cuando se pronunció de manera declarada, tanto contra los revisionistas soviéticos, como contra los revisionistas yugoslavos, la línea del Partido Comunista de China continuó teniendo acentuadas vacilaciones oportunistas que llegaban hasta la conciliación con ellos (Véase: «Reflexiones sobre China», tomo I, pág. 7, Tirana, 1979, ed. en español).
[2] «Las presiones militares, base del diktat y del chantaje político de los dirigentes revisionistas soviéticos». Artículo publicado en «Zéri i populliit», 11 de abril de 1969.