Todos los conocemos, cualquier trabajador los identifica rápidamente.
Son aquellos “compañeros” que representan los intereses de los capitalistas.
Son aquellos que nos dicen que no existe la lucha de clases.
Son aquellos que niegan el socialismo como única salida para la clase obrera.
Son aquellos que tras décadas de traiciones a la clase obrera se sorprenden de que los trabajadores no secunden sus luchas.
Son aquellos que utilizan la excusa de que los trabajadores no les siguen para no luchar. Son aquellos que únicamente se dedican a la lucha económica, despreciando la lucha ideológica contra la burguesía y la lucha por la conquista del poder político.
Son aquellos que nos dicen que el Estado es un instrumento de conciliación entre clases. Son aquellos que nos dicen que Marx está anticuado, que estamos en el siglo XXI.
Son aquellos que se lucran con la tragedia de los ERE, recibiendo dinero por cada expediente.
Son aquellos que nos instan a depositar un voto para las opciones reformistas que ejecutan los intereses del capital.
Son aquellos que niegan la unidad de las luchas, de los representantes de los trabajadores.
Son aquellos que consideran a los trabajadores como una mercancía con la que chalanear para mejorar su situación personal.
Son aquellos que niegan el antagonismo entre la clase obrera y la burguesía.
Son aquellos que nos dicen que el problema es de la maldad de un empresario concreto, y no un problema derivado del mismo sistema y de sus crisis estructurales y cíclicas.
Son aquellos que niegan las leyes de desarrollo del capitalismo, que niegan la extracción de plusvalía por parte del empresario.
Son aquellos que repiten como papagayos las mentiras y difamaciones de la burguesía contra el socialismo.
Son aquellos que se dedican a reventar las luchas en pos de sus intereses personales.
Son aquellos que contribuyen a propagar la ideología burguesa en el seno del movimiento obrero.
Son aquellos que negocian con el enemigo de clase, escogiendo el mal menor, ante su propia incapacidad de dirigir una lucha debido a su alejamiento del socialismo científico y de la lucha de clases.
Son aquellos que bajo pretexto de estar en el siglo XXI, se comportan como los Tío Tom, siempre al servicio del amo, contra sus hermanos de clase.¡Como si en el siglo XXI no existiese el capitalismo!
Son aquellos en definitiva, cómplices de los seis millones de parados, de la derrota histórica de la clase obrera y de todas las medidas que la burguesía ejecuta contra la clase obrera para proteger sus intereses. Señalémoslos, pues es hora de hacer balance y exigir rendición de cuentas.
El capitalismo no tiene ya nada que ofrecer, y mientras estos cómplices de la guerra contra los obreros sigan gozando del reconocimiento de nuestra clase, la derrota seguirá produciéndose. Una tras otra.
Su propia incapacidad para vencer en la lucha económica, para para un ERE, los delata. Afortunadamente cada vez más obreros se alejan de semejantes mercachifles al servicio del patrón, sin embargo no es suficiente. No será suficiente hasta que los mandemos al basurero de la Historia y la clase obrera vuelva a ligarse a su Partido, el Partido Comunista, como la herramienta que permite superar la derrota actual en la guerra de clases. Todo ello superando la lucha económica y dando la batalla en el terreno ideológico y político.
La hora del capitalismo y des sus cómplices entre los trabajadores ha llegado, no tienen nada que ofrecernos salvo mayores derrotas y sufrimientos. El capitalismo se desmorona, está caduco, podrido, y estos cómplices de la burguesía se encargan de darle oxígeno. Es nuestro deber, el deber de los comunistas, invertir esta derrota, que sean los cómplices de la burguesía y los propios burgueses los que lleven las de perder. Sólo se conseguirá en el socialismo.
Nuestro tiempo pues, es la época de la lucha por el socialismo
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Son aquellos “compañeros” que representan los intereses de los capitalistas.
Son aquellos que nos dicen que no existe la lucha de clases.
Son aquellos que niegan el socialismo como única salida para la clase obrera.
Son aquellos que tras décadas de traiciones a la clase obrera se sorprenden de que los trabajadores no secunden sus luchas.
Son aquellos que utilizan la excusa de que los trabajadores no les siguen para no luchar. Son aquellos que únicamente se dedican a la lucha económica, despreciando la lucha ideológica contra la burguesía y la lucha por la conquista del poder político.
Son aquellos que nos dicen que el Estado es un instrumento de conciliación entre clases. Son aquellos que nos dicen que Marx está anticuado, que estamos en el siglo XXI.
Son aquellos que se lucran con la tragedia de los ERE, recibiendo dinero por cada expediente.
Son aquellos que nos instan a depositar un voto para las opciones reformistas que ejecutan los intereses del capital.
Son aquellos que niegan la unidad de las luchas, de los representantes de los trabajadores.
Son aquellos que consideran a los trabajadores como una mercancía con la que chalanear para mejorar su situación personal.
Son aquellos que niegan el antagonismo entre la clase obrera y la burguesía.
Son aquellos que nos dicen que el problema es de la maldad de un empresario concreto, y no un problema derivado del mismo sistema y de sus crisis estructurales y cíclicas.
Son aquellos que niegan las leyes de desarrollo del capitalismo, que niegan la extracción de plusvalía por parte del empresario.
Son aquellos que repiten como papagayos las mentiras y difamaciones de la burguesía contra el socialismo.
Son aquellos que se dedican a reventar las luchas en pos de sus intereses personales.
Son aquellos que contribuyen a propagar la ideología burguesa en el seno del movimiento obrero.
Son aquellos que negocian con el enemigo de clase, escogiendo el mal menor, ante su propia incapacidad de dirigir una lucha debido a su alejamiento del socialismo científico y de la lucha de clases.
Son aquellos que bajo pretexto de estar en el siglo XXI, se comportan como los Tío Tom, siempre al servicio del amo, contra sus hermanos de clase.¡Como si en el siglo XXI no existiese el capitalismo!
Son aquellos en definitiva, cómplices de los seis millones de parados, de la derrota histórica de la clase obrera y de todas las medidas que la burguesía ejecuta contra la clase obrera para proteger sus intereses. Señalémoslos, pues es hora de hacer balance y exigir rendición de cuentas.
El capitalismo no tiene ya nada que ofrecer, y mientras estos cómplices de la guerra contra los obreros sigan gozando del reconocimiento de nuestra clase, la derrota seguirá produciéndose. Una tras otra.
Su propia incapacidad para vencer en la lucha económica, para para un ERE, los delata. Afortunadamente cada vez más obreros se alejan de semejantes mercachifles al servicio del patrón, sin embargo no es suficiente. No será suficiente hasta que los mandemos al basurero de la Historia y la clase obrera vuelva a ligarse a su Partido, el Partido Comunista, como la herramienta que permite superar la derrota actual en la guerra de clases. Todo ello superando la lucha económica y dando la batalla en el terreno ideológico y político.
La hora del capitalismo y des sus cómplices entre los trabajadores ha llegado, no tienen nada que ofrecernos salvo mayores derrotas y sufrimientos. El capitalismo se desmorona, está caduco, podrido, y estos cómplices de la burguesía se encargan de darle oxígeno. Es nuestro deber, el deber de los comunistas, invertir esta derrota, que sean los cómplices de la burguesía y los propios burgueses los que lleven las de perder. Sólo se conseguirá en el socialismo.
Nuestro tiempo pues, es la época de la lucha por el socialismo
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