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    "El Príncipe Moderno: el partido político en Gramsci (parte II)" - publicado en abril de 2013 en el blog Marx desde cero

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Miér Abr 17, 2013 10:54 am

    "El Príncipe Moderno: el partido político en Gramsci (parte II)"

    publicado en abril de 2013 en el blog Marx desde cero

    El Príncipe Moderno: el partido político en Gramsci (II)

    Una vez visto qué son los intelectuales, sus clases, el papel que juegan en la sociedad hay que preguntarse ¿cuál organización de intelectuales más orgánicamente ligada a una clase social?, ¿qué tipo de organización de intelectuales es la más apta para dar a una clase social conciencia de su lugar y función en la sociedad?. Para Gramsci el partido es el organismo intelectual por excelencia, el que concreta más ampliamente el sentido de la noción de intelectual: el partido es el intelectual colectivo ­–en expresión de Togliatti-. Es la fuerza unificadora de la clase, el ámbito de formación del núcleo dirigente de la misma, y de desarrollo de espíritu innovador, de ataque práctico a la clase dirigente tradicional, a través de la elaboración de una conciencia de cuestionamiento activo a su dominación. El partido tiene la visión política general que no anida en organizaciones de finalidad económico-corporativa, como los sindicatos.

    Para Gramsci la pertenencia a un partido político no está re­gulada por fenómenos de carácter pasional. Como bien indicaba Lukàcs en su Historia y conciencia de clase, el lugar que ocupa una clase social en el seno de una sociedad define una cierta función histórica de donde se deriva la posibilidad de una determinada concepción del mundo. El papel del partido es el de actualizar estas posibilidades, volver real lo que no existe más que en potencia más o menos desarrollada en el seno de la clase social.

    Una clase, por definición, no puede ocupar posiciones diferentes en el seno de una estructura social. Su función histórica, delimitada por ese lugar, no puede ser múltiple. Así un solo partido exterioriza de manera completa esta función; la verdad teórica, dice Gramsci, es que cada clase se expresa por un solo partido. Siendo éste el principio metodológico (cada partido es la expresión de una clase social), Gramsci procede a continuación, a dar cuenta de la multiplicidad de combinaciones existentes entre clases sociales y partidos:

    “Puede observarse que en el mundo moderno, en muchos países, los partidos políticos orgánicos y fundamentales, por necesidades de la lucha o por otra causa, se han dividido en fracciones, cada una de las cuales toma el nombre de “partido” e incluso de partido independiente”.[1]

    La relación entre partido y grupo social es vista por Gramsci no como una relación instrumental, de representación directa de intereses, sino como una actividad de construcción hegemónica, que construye alianzas en base a la búsqueda de “equilibrios” sociales:

    “Cada partido es la expresión de un grupo social y nada más que de un solo grupo social. Sin embargo, en determinadas condiciones sociales, algunos partidos representan un solo grupo social en cuanto ejercen una función de equilibrio y de arbitraje entre los intereses del propio grupo y el de los demás grupos y procuran que el desarrollo del grupo representado se produzca con el consentimiento y con la ayuda de los grupos aliados, y en algunos casos con el de los grupos adversarios más hostiles.”[2]

    En la línea permanente de Gramsci, de examinar el vínculo base-superestructuras en toda su complejidad, la relación partido-clase no es lineal, sino de doble vuelta. Si bien los partidos políticos no son sino la nomenclatura de las clases sociales, también es cierto que no son solamente una expresión mecánica y pasiva de las clases mismas, sino que reaccionan enérgicamente sobre ellas para desarrollarlas, extenderlas, universalizarlas.

    Pero, Gramsci insiste, cualesquiera que sean las divergencias que oponen a los partidos que representan a las diferentes fracciones de una misma clase, estos partidos «independientes» están unificados por la defensa de los mismos intereses fundamentales y por la participación en una misma visión del mundo. También se hallan unificados por lo que Gramsci llama «el partido ideológico».

    Así pues, Gramsci distingue entre el partido político, en sentido estricto, y el partido ideológico formado por el conjunto de las organizaciones intelectuales ligadas a algunas de las clases sociales sin estar por esto bajo la directa dependencia de un partido político particular:

    Distinciones del concepto de partido: a) El partido como organización práctica (o tendencia práctica), es decir, como instrumento para la solución de un problema o de un grupo de problemas de la vida nacional o internacional (…). b) ) El partido como ideología general, superior a las diversas agrupaciones más inmediatas.[3]

    Las grandes tareas del partido, las de alcance histórica son las de “la formación de una voluntad colectiva nacional-popular de la que el Moderno Príncipe es precisamente la expresión activa y operante y la reforma intelectual y moral[4], mientras que en las actividades cotidianas, el partido debe ser el representante y el guía de la clase obrera y, por mediación de éstas en el conjunto de las masas populares. Debe ser el instigador de la reforma moral e intelectual por la que las masas populares se aparten de la influencia ideológica de las clases dominantes para acceder a la forma de cultura superior. Debe ser el iniciador de la formación de una voluntad colectiva. El partido ejerce una función hegemónica sobre las masas populares en la medida que les dirige (formación de una voluntad colectiva), intelectual y moralmente (reforma moral e intelectual).

    Su función es política por excelencia, es la dirección espiritual del Estado. En tanto intelectual orgánico, actúa como productor de consenso y por ende, en el plano de las conciencias individuales, para transformar su acción en el plano del colectivo, del grupo y de la clase social. En esta fase, el partido fusiona la dirección de la reforma intelectual y moral con las transformaciones económicas, con la eliminación de la plusvalía y de la acumulación capitalista.

    A la cabeza de este proceso de universalización de los valores del prole­tariado como clase hegemónica se encuentra el “Moderno Príncipe”, es decir, el partido revolucionario, que en esta nueva era representa el papel del príncipe Maquiavelo en la lucha contra los intereses corporativos de la burguesía comunal y por la formación del Estado burgués. Este “Príncipe Moderno” es un partido que busca crear un nuevo Estado, y que en esta lucha crea los instrumentos culturales e ideo­lógicos que permiten difundir a la clase revolucionaria en tanto clase hege­mónica con el pueblo-nación. El “Moderno Príncipe”, el partido, es el instrumento de crítica consciente de la vieja sociedad, de su ideología y su moral, ligada a la negación de las relaciones económicas de explotación, y constructor de la nueva sociedad.

    El problema consiste en conseguir un partido que integre a la vez al partido ideológico y al partido como organización práctica (los grandes intelectuales y los simples militantes), así como las diferentes tendencias de los distintos sectores de la clase obrera que pudieran cristalizar en fracciones. Para construir un partido de este tipo,

    hay que basarse en un carácter “monolítico” y no sobre cuestiones secundarias; por consiguiente debe observarse atentamente que exista homogeneidad entre dirigentes y dirigidos, entre los jefes y la masa[5].

    Gramsci distingue tres condiciones que permiten un grado de monolitismo:

    Debe existir una homogeneidad ideológica que unifique las tres capas del partido (los dirigentes, los cuadros medios y los simples militantes).
    El partido comunista es el partido de la clase obrera. Por consiguiente es necesario, no solamente que exprese las aspiraciones de esta clase, sino sobre todo que esté constituido por elementos del proletariado.
    Es preciso, finalmente, que la estructura del partido una dentro de un solo bloque las diferentes capas que lo constituyen
    La estructura del partido

    Todo miembro del partido, inclusive el más oscuro militante, ejerce una función educativa y de organización: todo miembro del partido es un intelectual. Pero no todos los miembros de un partido trabajan al mismo nivel de responsabilidades. Gramsci distingue tres grupos fundamentales, en el seno del partido:

    1. Los soldados son

    hombres comunes, medios, cuya participación está posibilitada por la disciplina y la fidelidad, y no por un espíritu creador y muy organizador[6]. Ellos son una fuerza en la medida en que hay alguien que los centralice, organice y discipline, pero si falta esta otra fuerza de cohesión, se dispersarán y se anularán en una pulverización impotente[7]. Sin ellos el partido no existiría[8].

    2. Los capitanes constituyen

    el elemento principal de cohesión, que centraliza en el ámbito nacional, que da eficacia y potencia a un conjunto de fuerzas que, abandonadas a sí mismas, contarían cero o poco más; este elemento está dotado de una fuerza intensamente cohesiva, centralizadora y disciplinadora, y también, o incluso tal vez por eso, inventiva (si se entiende “inventiva” en cierta orientación, según ciertas líneas de fuerza, ciertas perspectivas, y también ciertas premisas)[9].

    A estos capitanes Gramsci les denomina en otros lugares el estado mayor del partido. Elaboran la línea política del partido, apoyándose en la clase obrera, constituyen el centro dirigente del partido. El Comité central es el único centro dirigente del partido. Los derechos de la minoría son reconocidos en tanto que normalmente forman parte del Comité Central

    sin embargo, el “reconocimiento” de la minoría no puede inspirar medidas que llegasen a alcanzar la cohesión del partido o que limitasen el proceso de formación “orgánica” –y no “parlamentaria”- de su centro dirigente[10]

    3. Los mandos intermedios forman

    un elemento medio que articule el primero con el segundo, los ponga en contacto no solamente “físico”, sino también moral e intelectual[11].

    Tienen como misión equilibrar estos dos elementos poniéndolos en relación; deben transmitir a la cima las preocupaciones de la base y educar a ésta, a fin de que participe activamente en la orientación del partido.

    En la concepción gramsciana, en el partido revolucionario hay tres mo­mentos que lo definen como tal: la unidad ideológica en torno a la filosofía de la práctica; la composición interna pero dominantemente proletaria en todos los niveles de organización, y la formación de un bloque que reúna los tres estratos en permanente movimiento y relación que él distingue en el partido, a saber bases, cuadros y dirigentes (o lo que es lo mismo, soldados, capitanes y mandos intermedios).

    Gramsci, como decíamos al inicio, se vincula a la idea de Marx de que una clase social no puede lograr la conciencia de clase sino a través de su organiza­ción. Al respecto, Lenin señala: “ninguna clase en la historia ha conquis­tado el poder sin crear sus propios dirigentes políticos, sus propios repre­sentantes de vanguardia, capaces de organizar y dirigir el movimiento”.

    Para Gramsci, los dirigentes políticos, los representantes de vanguardia de los que habla Lenin, son los intelectuales, pero no cualquier tipo de inte­lectual sino un intelectual orgánico de la clase obrera, que provisto de una cultura científica realiza una revolución teórico cultural, da conciencia de clase política al proletariado y le da a conocer su misión histórica, definien­do y realizando un bloque de alianzas políticas y sociales cuyo objetivo sea la conquista del Estado.

    Así, Gramsci termina con una concepción restringida de los intelectuales, presente y difundida en Europa Occidental en los primeros diseños del siglo XX, otorgando al partido como tal y en particular al partido comu­nista el papel de intelectual orgánico, que debe conquistar el prestigio y la supremacía en el conjunto de la sociedad.

    NOTAS:

    [1]Mach., pp. 20-21

    [2] Notas sobre Maquiavelo, p. 44

    [3] M. S., p. 172

    [4] Cuadernos III, p. 228

    [5] Mach., p. 28; O.C. p. 218 (La política…p. 94)

    [6] Mach., p. 23; O.C. p. 211-212 (Antología, p.347)

    [7] Mach., p. 24; O.C. p.212 (Id., pp. 347-348)

    [8] Mach., p. 23-24; O.C. p. 212 (Id. id.)

    [9] Mach., p. 24; O.C. p. 212 (Id., p.347)

    [10] Per una lettera del compagno Ferragini, L’Unità, 1 ottobre 1925

    [11] Mach, p. 24; O.C., p. 212 (Id., id.)
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    Mensaje por pedrocasca Miér Abr 17, 2013 10:55 am

    En el Foro hay publicados un importante número de temas relacionados con Antonio Gramsci, incluyendo su propia sección y la posibilidad de descargar algunas de sus obras. Se localizan con facilidad utilizando el buen Buscador del Foro o el conocido buscador Google.

    También hay bastantes temas publicados en el blog Marx desde cero, que se localizan de igual manera.
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    Mensaje por pedrocasca Miér Abr 17, 2013 10:56 am

    Está publicado en el Foro el tema:

    "El Príncipe Moderno: el partido político en Gramsci (parte I)" - publicado en marzo de 2013 en el blog Marx desde cero

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    Mensaje por pedrocasca Miér Abr 17, 2013 10:59 am

    Esta publicado en el Foro este texto que tiene relación con los temas sobre Gramsci y el partido político:

    "Notas sobre la estructura del Cuaderno 13" - texto de Dora Kanoussi - publicado en el blog Marx desde cero en marzo de 2013

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