Kissinger cuenta cómo EE.UU. influyó en la apertura de la China comunista
El ex consejero de Seguridad Nacional y ex secretario de Estado lanza la próxima semana su libro On China, donde repasa las relaciones entre ambos países.
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Hace cuatro décadas, el entonces Presidente de Estados Unidos Richard Nixon envió a su consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, a restablecer los contactos con China, que se habían roto a fines de los 40. Era la primera vez que viajaba un alto funcionario norteamericano a ese país tras la revolución comunista. Una visita que cambió la historia del país asiático y del mundo para siempre.
Esta es la historia que Henry Kissinger cuenta en primera persona en su libro On China, que saldrá a la venta el próximo 17 de mayo. El ex secretario de Estado analiza en su obra cómo el acercamiento, las negociaciones y esta nueva relación entre Washington y Beijing ayudaron a dar forma a la China de hoy.
Como protagonista de esta historia, Kissinger se basa en sus propios registros y conversaciones con líderes chinos durante los últimos 40 años y examina cómo el país asiático, a pesar de ser un Estado comunista (y en plena Guerra Fría) se acercó a la diplomacia occidental. Además, reflexiona sobre las consecuencias actuales del equilibrio de poder entre las dos naciones este siglo XXI.
Según señala The New York Times, el libro explica cómo funcionaba la "realpolitik" de Kissinger. "Las relaciones de China y Estados Unidos", escribe en la obra, "son esenciales para la estabilidad y seguridad mundial". Asegura, además, que a pesar de la Guerra Fría, el entendimiento de los dos países "llevó progreso a una generación entera en ambos lados del Pacífico".
También se adentra en los episodios clave en la política exterior de China, desde la época clásica hasta nuestros días, con un énfasis particular en las primeras décadas después del ascenso de Mao Zedong. También se refiere al inicio de los encuentros entre China y las potencias europeas, la formación y ruptura de la alianza chino-soviética, la guerra de Corea, la labor de Richard Nixon en su histórico viaje a Beijing y las crisis en el Estrecho de Taiwán.
Kissinger revela las conversaciones que sostuvo con Mao, Zhou Enlai y Deng Xiaoping (a quien describe como "el pequeño hombre de ojos melancólicos") y cómo ellos dieron forma a la China moderna. Además, no esconde su simpatía hacia ellos. "A pesar de su insistente propaganda comunista, este acercamiento (entre EE.UU. y el gigante asiático) los condujo (a los dirigentes chinos) a transformarse en 'agentes libres' en la Guerra Fría", estableciendo una sociedad estratégica con EE.UU. y conteniendo a la Unión Soviética, dice Kissinger en el libro.
Aunque las relaciones fueron fructíferas, como describe en la obra, también fueron muy complicadas. Respecto de la Masacre de la Plaza Tiananmen en 1989, Kissinger asegura que la posición de condena por parte de Estados Unidos dejó descolocado a Deng Xiaoping.
"No podía entender por qué tomábamos una posición así si ningún interés estadounidense resultó dañado", señala el ex secretario de Estado. A pesar de esta situación, la cual dejó "en shock" a Deng, igual alaba al ya fallecido dirigente. "En una década y media cambió al país, convenció a los comunistas para una reforma y el tradicional aislamiento chino dio paso a un país globalizado y moderno".
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El ex consejero de Seguridad Nacional y ex secretario de Estado lanza la próxima semana su libro On China, donde repasa las relaciones entre ambos países.
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Hace cuatro décadas, el entonces Presidente de Estados Unidos Richard Nixon envió a su consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, a restablecer los contactos con China, que se habían roto a fines de los 40. Era la primera vez que viajaba un alto funcionario norteamericano a ese país tras la revolución comunista. Una visita que cambió la historia del país asiático y del mundo para siempre.
Esta es la historia que Henry Kissinger cuenta en primera persona en su libro On China, que saldrá a la venta el próximo 17 de mayo. El ex secretario de Estado analiza en su obra cómo el acercamiento, las negociaciones y esta nueva relación entre Washington y Beijing ayudaron a dar forma a la China de hoy.
Como protagonista de esta historia, Kissinger se basa en sus propios registros y conversaciones con líderes chinos durante los últimos 40 años y examina cómo el país asiático, a pesar de ser un Estado comunista (y en plena Guerra Fría) se acercó a la diplomacia occidental. Además, reflexiona sobre las consecuencias actuales del equilibrio de poder entre las dos naciones este siglo XXI.
Según señala The New York Times, el libro explica cómo funcionaba la "realpolitik" de Kissinger. "Las relaciones de China y Estados Unidos", escribe en la obra, "son esenciales para la estabilidad y seguridad mundial". Asegura, además, que a pesar de la Guerra Fría, el entendimiento de los dos países "llevó progreso a una generación entera en ambos lados del Pacífico".
También se adentra en los episodios clave en la política exterior de China, desde la época clásica hasta nuestros días, con un énfasis particular en las primeras décadas después del ascenso de Mao Zedong. También se refiere al inicio de los encuentros entre China y las potencias europeas, la formación y ruptura de la alianza chino-soviética, la guerra de Corea, la labor de Richard Nixon en su histórico viaje a Beijing y las crisis en el Estrecho de Taiwán.
Kissinger revela las conversaciones que sostuvo con Mao, Zhou Enlai y Deng Xiaoping (a quien describe como "el pequeño hombre de ojos melancólicos") y cómo ellos dieron forma a la China moderna. Además, no esconde su simpatía hacia ellos. "A pesar de su insistente propaganda comunista, este acercamiento (entre EE.UU. y el gigante asiático) los condujo (a los dirigentes chinos) a transformarse en 'agentes libres' en la Guerra Fría", estableciendo una sociedad estratégica con EE.UU. y conteniendo a la Unión Soviética, dice Kissinger en el libro.
Aunque las relaciones fueron fructíferas, como describe en la obra, también fueron muy complicadas. Respecto de la Masacre de la Plaza Tiananmen en 1989, Kissinger asegura que la posición de condena por parte de Estados Unidos dejó descolocado a Deng Xiaoping.
"No podía entender por qué tomábamos una posición así si ningún interés estadounidense resultó dañado", señala el ex secretario de Estado. A pesar de esta situación, la cual dejó "en shock" a Deng, igual alaba al ya fallecido dirigente. "En una década y media cambió al país, convenció a los comunistas para una reforma y el tradicional aislamiento chino dio paso a un país globalizado y moderno".
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