"En el país negro"
cuadro del pintor socialista belga Constantin Meunier
(por cortesía del blog La espina roja)
El título del cuadro, En el país negro, recupera el nombre comúnmente atribuido al Borinage, región del Hainaut, al oeste de Mons, en Bélgica. En el siglo XIX, esta zona se transformo debido a la explotación de filones hulleros, la implantación de fábricas y los "corons", las ciudades construidas para la población que trabaja en la mina.
El efecto producido es de una sobrecogedora tristeza. Las altas chimeneas sembradas en el campo devastado, proyectan espesos humos negros en un cielo oscuro. Las lomas oscuras de los escoriales se escalonan en masas terrosas en el horizonte. Ninguna figura viene animar la soledad implacable de esta llanura erizada de instalaciones industriales de ladrillos rojos.
Para este paisaje sin concesión, terrible y fascinante, Meunier adopta un punto de vista en altura que le permite abarcar con la mirada una amplia extensión de territorio. La composición se apoya en dos líneas que se cortan en diagonal: la barra transversal que dibuja el viaducto de madera y la zanja entre dos escoriales de donde emerge un tren. Este esquema triangular se repite en las alineaciones de las colinas.
El color se coloca por pinceladas fragmentadas, según los principios de los neo-impresionistas. El artista ha mezclado en su paleta ámbar con negro o amarillo, para crear una gama de tonos terrosos que calienta el rojo del ladrillo.
En 1896, Siegfried Bing dedica una exposición particular a Meunier en su galería "L'Art Nouveau". Ésta reúne un conjunto de bronces, de yesos, de acuarelas, pasteles o dibujos y cuatro cuadros, incluido este. La prensa alaba este cuadro, subrayando el papel de la pintura, que aporta como un decorado de una singular extrañeza a sus emocionantes esculturas de mineros.
cuadro del pintor socialista belga Constantin Meunier
(por cortesía del blog La espina roja)
El título del cuadro, En el país negro, recupera el nombre comúnmente atribuido al Borinage, región del Hainaut, al oeste de Mons, en Bélgica. En el siglo XIX, esta zona se transformo debido a la explotación de filones hulleros, la implantación de fábricas y los "corons", las ciudades construidas para la población que trabaja en la mina.
El efecto producido es de una sobrecogedora tristeza. Las altas chimeneas sembradas en el campo devastado, proyectan espesos humos negros en un cielo oscuro. Las lomas oscuras de los escoriales se escalonan en masas terrosas en el horizonte. Ninguna figura viene animar la soledad implacable de esta llanura erizada de instalaciones industriales de ladrillos rojos.
Para este paisaje sin concesión, terrible y fascinante, Meunier adopta un punto de vista en altura que le permite abarcar con la mirada una amplia extensión de territorio. La composición se apoya en dos líneas que se cortan en diagonal: la barra transversal que dibuja el viaducto de madera y la zanja entre dos escoriales de donde emerge un tren. Este esquema triangular se repite en las alineaciones de las colinas.
El color se coloca por pinceladas fragmentadas, según los principios de los neo-impresionistas. El artista ha mezclado en su paleta ámbar con negro o amarillo, para crear una gama de tonos terrosos que calienta el rojo del ladrillo.
En 1896, Siegfried Bing dedica una exposición particular a Meunier en su galería "L'Art Nouveau". Ésta reúne un conjunto de bronces, de yesos, de acuarelas, pasteles o dibujos y cuatro cuadros, incluido este. La prensa alaba este cuadro, subrayando el papel de la pintura, que aporta como un decorado de una singular extrañeza a sus emocionantes esculturas de mineros.
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Óleo sobre lienzo de Constantin Meunier (alrededor de 1893)
81 x 94,5 cm - Museo de Orsay de París
Óleo sobre lienzo de Constantin Meunier (alrededor de 1893)
81 x 94,5 cm - Museo de Orsay de París
Última edición por pedrocasca el Mar Jul 16, 2013 7:33 pm, editado 1 vez