La clase trabajadora sigue dando lecciones y refutando, con su práctica espontánea, los erróneos análisis de muchos de los autoproclamados comunistas. Un nuevo ejemplo de ello pudimos verlo anoche en Madrid, donde se había convocado, en principio, una concentración frente a la sede del Partido Popular.
Esta convocatoria creó cierta polémica al haberse difundido bajo el nombre de “Barbacoa Destituyente” -juego de palabras que muchos creyeron literal-. Todos aquellos comunistas que realizan pseudoanálisis desde la comodidad de sus casas -pues desconocen de facto el estado de ánimo y conciencia de las masas-, veían en esto una ofensa, un auténtico despropósito, el cual no sólo había de ser ignorado, sino que incluso debía ser ridiculizado. A continuación relataremos los hechos acaecidos anoche, a fin de demostrar lo erróneo de los análisis ya citados:
A partir de las 20:00 horas fue comenzando la gente a congregarse en los aledaños de la calle Génova. La primera hora de la misma, fue colmada por cánticos netamente reformistas y dirigidos, únicamente, contra el Gobierno del Partido Popular. Tras ello, diversos miembros de las Asambleas Populares de Madrid, comenzaron a movilizar a la gente para iniciar una manifestación puramente improvisada, a lo que todos los camaradas presentes del PCOE Madrid contribuimos de manera activa, dirigiendo y agrupando a los allí congregados. En este momento, y tal y como debe hacer todo comunista, nos colocamos desde el minuto cero en la cabecera de la misma, conversando con los compañeros de las Asambleas acerca de las mejores formas para organizar el recorrido.
Comenzamos a marchar por la calle Hortaleza al grito de “Luchar, crear, Poder Popular” y, volviendo la vista atrás, divisamos una inmensa e interminable columna popular. Para evitar que los más retrasados se rezagaran, y conseguir uniformidad, y en continuo diálogo con las y los compañeras, aminoramos la marcha. Creímos, de igual modo, más oportuno torcer hacia Fuencarral para que se percibiera de una manera más explícita el clamor del pueblo de Madrid. Así lo hicimos, llenando esta calle con un ritmo tranquilo pero determinante. En este punto, y cómo también es deber de todos los comunistas, sustituimos los cánticos reformistas por los consecuentemente revolucionarios y anticapitalistas, que eran seguidos por la amplia mayoría de los manifestantes. La vanguardia práctica de la manifestación ejercía ya, no solo la organización efectiva de la misma, sino el más que necesario trabajo de elevación de conciencias.
En este punto llegamos a la intersección entre Fuencarral y Gran Vía. Las unidades de UIP presentes, completamente desbordadas, intentaban cortar el paso hacia la Gran Vía para que nos dirigiésemos a Sol, donde los cuerpos represivos se sienten más cómodos al poder rodear, y controlar, sin problemas, a los manifestantes. Sus intentos fueron en vano, pues rebasamos sus cordones sin mayor esfuerzo. La manifestación, circulando cada vez por lugares más amplios y visibles -al grito de “Que viva la lucha de clase obrera”-, seguía ganando en combatividad.
Continuamos por Gran Vía con Alcalá -rebasando decidida y ampliamente los cordones de los antidisturbios en este punto tan decisivo, donde siempre intentan dividir las manifestaciones- tomando la calle Alcalá hacia Cibeles, donde, de nuevo, la policía intentaba dirigirnos a su antojo -esta vez hacia Neptuno, donde teníamos constancia que había más unidades de UIP-. De nuevo, sus esfuerzos fueron infructíferos, ya que la gente estaba decida -gracias, en buena medida, a nuestra constante iniciativa- a manifestarse por donde creyese oportuno.
Tornando en sí la plaza de Cibeles, enfilamos Castellana arriba hacia Colón al grito de “A-Anti-anticapitalistas” -ejerciendo en todo momento de vanguardia, junto a los compañeros de las distintas Asambleas-, evitando que el grueso volviera a subir Alcalá hacia Sol -lo que hubiera supuesto su disolución-. Al llegar a Colón, volvimos a conseguir que la marcha no regresara a las vallas dispuestas en Génova por los UIP, encaminándola conscientemente hacia el Barrio de Salamanca, al grito de “Vamos al barrio de la burguesía”. La entrada a los aledaños de Goya, supuso un punto de inflexión en la, ya muy combativa, marcha nocturna; dejando una estampa preciosa de gritos revolucionarios entre zonas caras y niños ricos estupefactos. De esta forma, volvimos a desbordar a una UIP que retrocedia y ya ni intentaba frenarnos, pues sabía que era incapaz, a causa de la organización, de la rabia y la fuerza acumuladas. Tras pasar Velazquez, llegamos a la Puerta de Alcalá, para terminar concluyendo en Cibeles, produciéndose conatos de cargas -donde una camarada de la FJCE fue levemente herida, entre otros tantos manifestantes-, que no pasaron a mayores por la entera disposición de la gente a enfrentarlas, echándose repetidas veces encima de la UIP. Tras ello, se produjeron seguidas agresiones policiales en el entorno de Gran Vía, con especial mención a los abusos ejercidos -no fruto de un día, sino constantes- contra la inmensa mayoría de la prensa no-alineada.
Extraigamos algunas conclusiones de lo vivido ayer.
Resulta obvio que convocar una movilización bajo la denominación de “Barbacoa Destituyente” no es algo que se le ocurriría a una clase obrera consciente de sí misma, mas ahí reside el quid de la cuestión. En vez de tomar por estúpidas a las capas populares y renegar de ellas en su movimiento espontáneo, la tarea de los comunistas es elevar progresivamente su conciencia, fundirse con ellas, dotarlas de las herramientas de organización que necesitan para su camino hacia la emancipación, dirigiendo su lucha para que ésta no caiga nunca en el saco roto del reformismo, sino que adquiera un carácter netamente revolucionario.
Esos, y no otros, eran los objetivos que perseguíamos los camaradas del PCOE al asistir a la movilización de ayer. Realizar agitación comunista entre las masas, establecer contacto con las vanguardias prácticas de la clase trabajadora y ganar, progresivamente, a éstas para el Socialismo Científico. Demostramos, también, que para hacer un trabajo consecuente no es menester agitar banderas con las siglas de nuestra organización; sólo es necesario estar allí, saber qué hacer y cómo hacerlo.
Los que dan la espalda al movimiento espontáneo de las masas -porque éste no tiene el nivel mínimo de consciencia que consideran necesario para dejarse ver- no podrán extraer estas lecciones, ni contribuirán en absoluto a la consecución de los objetivos históricos del proletariado en particular, y de las clases populares en general.
Del mismo modo, somos perfectamente conscientes de que lo acontecido ayer es, si bien trascendente, pequeño visto en perspectiva. El trabajo de los comunistas pasa, irremediable y principalmente, por organizar a la clase obrera en sus centros de trabajo, en sus barrios, en sus centros de estudio; en definitiva, creando el Poder Popular que choque frontalmente con el poder estatal burgués. Solo así conseguiremos organizar a la clase obrera, en alianza con el resto de capas populares, para dirigirlas, inexorablemente, hacia el triunfo de la inevitable -y vital- Revolución Socialista. De lo contrario veremos, en su lugar, cómo a lo largo de los próximos días, semanas y meses, crecerá la reacción, la represión -y el fascismo-, siendo víctimas de la más brutal ofensiva del capital que jamás haya tenido lugar.
¡LA CORRUPCIÓN ES PARTE DEL SISTEMA!
¡CONTRA EL CAPITALISMO, POR EL SOCIALISMO!
¡LUCHAR, CREAR, PODER POPULAR!
Partido Comunista Obrero Español en Madrid.
Federación de Jóvenes Comunistas en Madrid.
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