[PCOE MADRID] Ante la última ofensiva sistémica contra las mujeres

El Patriarcado es una de las partes integrantes de la sociedad de clases que más daño provoca y, paradójicamente, una de las que menos se habla. Las mujeres fuimos las víctimas de la primera división social del trabajo y, desde entonces, nuestra existencia ha estado subyugada a los intereses del hombre, tanto del de la clase dominante como del de la clase dominada. Así, nunca hemos podido ser dueñas de nuestras vidas, siempre -excepto en países socialistas, donde se daban importantes pasos adelante- se nos ha negado nuestra soberanía como género independiente de los deseos del hombre.

Por mucho que cierta gente se empeñe en negarlo, esto sigue siendo así a día de hoy. Podemos verlo sin dificultad en nuestro día a día, en nuestro centro de trabajo, en nuestro hogar, en la calle, etc. El Patriarcado, como sistema de dominación que es, tiene también sus expresiones ideológicas -en el sentido marxista de la palabra-, y una de ellas son las leyes, lo jurídico.

En este contexto, hemos podido ver en los últimos días una serie de ataques contra nuestra dignidad que merecen, por su gravedad, ser analizados.

Por un lado, nos enterábamos el jueves pasado que el gobierno burgués -y por ende patriarcal- del PP, quiere estrechar los requisitos para poder optar a la reproducción asistida. Su propuesta es paradigmática, pues muestra con infinita claridad la indisoluble ligazón entre el Capitalismo y el Patriarcado. Veamos.

Primero, quedan excluidas de la reproducción asistida todas las mujeres solteras y las lesbianas. Además, las mujeres heterosexuales con pareja sólo podrán optar a la fecundación in vitro si tienen menos de 40 años y a la inseminación artificial si tienen menos de 38. Estas restricciones legales son la materialización jurídica de los roles heteropatriarcales. Así, la maternidad queda reducida a su concepción burguesa -matrimonio entre hombre y mujer con hijos- y es negada de facto a las parejas homosexuales y a las mujeres solteras que desearan tener hijos. Si a esto le sumamos la legislación sobre el aborto, podemos ver en perspectiva cuál es el panorama para nosotras, las mujeres, bajo el Capitalismo y el Patriarcado: si queremos tener hijos fuera de la heteronormatividad, se nos niega toda posibilidad; si, simplemente, no queremos tenerlos, se nos niega el derecho al aborto. En cualquiera de los casos, nosotras nunca tenemos la opción de decidir sobre nuestras vidas.

Pero, además, esto también tiene una profunda lectura de clase, pues el Patriarcado sobrevive únicamente gracias al Capitalismo. Si nos fijamos, esta legislación sólo afecta a la sanidad pública. Por lo que la mujer burguesa -aunque siga sufriendo una brutal opresión de género- puede optar a la reproducción asistida a través de la sanidad privada, ya que podrá permitírselo económicamente, alternativa que resultará imposible a la mujer trabajadora.

Por otro lado, anoche leíamos que van a modularse los criterios a la hora de realizar las estadísticas sobre violencia de género. No podemos pensar que las estadísticas actuales sean acordes con la realidad, pues ésta es mucho más grave de lo que nos presentan, pero los nuevos cambios introducidos harán aún menos visible la opresión a la que estamos sometidas y sus consecuencias más explícitas.

En esta línea, desde ahora, pasarán a contabilizarse como violencia de género sólo las agresiones que requieran más de 24 horas de atención médica. Asimismo, resultarán invisibles las agresiones que produzcan lesiones leves o moderadas, así como todas las agresiones psicólogicas. Además, teniendo en cuenta que las mujeres maltratadas van al hospital en una proporción menor a una de cada diez, comprobamos que las cifras estarán aún más alejadas de la dramática realidad que vivimos las mujeres.

Todo esto no es arbitrario. La burguesía -clase fundalmentalmente compuesta por hombres- necesita reafirmarse ideológica y políticamente en todos los ámbitos sociales -género, clase raza, etc..- y por ello ejerce esta ofensiva que, también, abarca todas las ramas de la vida social. Por ello, en tiempos de crisis general del capitalismo, busca extender y profundizar su dominación, no sólo con la clase obrera en general, sino también para con las mujeres en particular. Así, la burguesía -como clase dominante en el Capitalismo y como género opresor en el Patriarcado-, al no ver una oposición real, una confrontación efectiva con su dominio, se siente lo suficientemente fuerte como para impulsar los cambios superestructurales -jurídicos, por ejemplo- que garanticen y blinden su total poder sobre las mujeres -en el caso concreto del que hablamos, aunque sea extensible a la relación entre clases, etc.-

Por todo lo expuesto anteriormente, podemos concluir que es absolutamente necesaria e imprescindible la organización revolucionaria que choque frontalmente contra el Capitalismo y el Patriarcado. Las luchas parciales, que disocien la emancipación del proletariado de la liberación completa de la mujer -así como la lucha contra el racismo o la heteronormatividad-, no podrán sino fracasar estrepitosamente. Como dijera Lenin, todo lo que tienen los explotados es la organización. Por ello, resulta indispensable la unidad de acción de todos los oprimidos en un Frente Único, pues sólo así, golpeando unidos como un solo puño, podremos tumbar el Capitalismo y, junto a él, al Patriarcado, para edificar una sociedad en la que, por fin, las mujeres podamos ser dueñas de nuestras vidas y tratemos de tú a tú a los hombres, como los iguales que debemos ser.

¡QUE VIVA LA LUCHA DE LAS MUJERES!

¡CONTRA EL CAPITALISMO Y EL PATRIARCADO, FEMINISMO DE CLASE Y REVOLUCIONARIO!

¡MUJER, ORGANÍZATE Y LUCHA!

Partido Comunista Obrero Español en Madrid.

Federación de Jóvenes Comunistas de España en Madrid.