VENEZUELA, la REVOLUCIÓN y el SOCIALISMO
Camaradas del PCV asaltan la odiada sede de la Seguridad Nacional en Caracas el 23 de enero de 1958Especial de Tribuna Popular Nº 222/Por: Mikel Koba.- Los Partidos políticos conquistan su rol hegemónico en la lucha o lo pierden en función de diversos factores.
Al menos en dos oportunidades los comunistas venezolanos perdieron la ocasión de ocupar tal rol: su división en tres organizaciones enfrentadas entre sí en los años 40 dejó un vacío político que le permitió a Rómulo Betancourt crear AD y dar el Golpe de Estado en 1945 ayudado por el embajador norteamericano de la época; y, en 1958 el PCV cosechó un enorme prestigio popular pero cometió un error histórico reconocido por el gran camarada que fuera Alonso Ojeda Olaechea: “el error fundamental del Partido fue no haber tenido objetivos de poder el 23 de enero” (Dos nombres. Una vida de acción y de pasión, p.132).
La Juventud Comunista rechaza en 1958 la visita a Caracas del vicepresidente norteamericano NixonComo dice el igualmente extraordinario comunista y dirigente histórico del PCV, Jesús Faría: “el PCV no se opuso con la fuerza necesaria a la convocatoria de las elecciones de aquel año” (Mi línea no cambia, es hasta la muerte, p.220), que condujeron nuevamente –con el architraidor Betancourt al frente– al nefasto régimen neocolonial del puntofijismo.
Luego vino, según Faría, “algo peor que un error”: el V Pleno del Comité Central de Emergencia (CCE) en diciembre de 1962 impulsó una lucha armada que nos llevó a la derrota en los años 60. El PCV se debilitó durante tiempo y la clase obrera asimismo quedó debilitada objetiva y subjetivamente para los años 90.
Jesús Faría, lider obrero petrolero y Secretario General del Partido Comunista de VenezuelaEsta realidad llevó a lo que el soviético Víctor Afanásiev llama “la intelectualidad democrática” y, en particular, a los “oficiales progresistas” (Fundamentos del comunismo científico, p. 103) a tener una influencia decisiva en el proceso de liberación nacional.
Al PCV le corresponde el mérito de haber impulsado en 1936 a la clase obrera como clase para sí, haber fundado en 1957 la unidad cívico-militar para derrocar a Pérez Jiménez y haber abierto en sus documentos y luchas la vía de la Revolución nacional-democrática. Pero a finales del siglo XX la dirección política correspondió al Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) y a su líder indiscutible y carismático, el Comandante Hugo Chávez.
No es un fenómeno exclusivo de Venezuela: en Cuba no fue el Partido Socialista Popular (nombre del histórico Partido Comunista) sino marxistas-leninistas como Fidel, Raúl y el Che quienes lideran la Revolución y el nuevo Partido Comunista surgirá con ese nombre 6 años después de la toma del poder; en El Salvador una escisión del Partido Comunista, las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí, lideradas por su antiguo Secretario General, Salvador Cayetano, dirigió la unidad revolucionaria y la guerra popular en los años 80; en Egipto los comunistas y los militares progresistas liderados por Nasser tuvieron una difícil relación; en Etiopía los oficiales progresistas liderados por Mengistu Haile Mariam optaron por el socialismo científico tras tomar el poder creando más tarde el Partido de los Trabajadores; en Argelia los comunistas perdieron para los años 40 el liderazgo y el ritmo revolucionario lo marcó el Frente de Liberación Nacional (FLN); en Siria el Partido Comunista apoyó en 1962 la toma del poder por una fracción del Baas que proclamó el “socialismo científico”.
A quien pueda objetar la “calidad” del pretendido socialismo en esos y otros casos hay que recordarle que se trataba de Revoluciones de Liberación Nacional en países coloniales o semicoloniales que optaron por la orientación socialista bajo la influencia universal que ejercía la Unión Soviética. Un mal manejo de la fecunda teoría leninista de la transición al socialismo conduce al error de llamar “socialismo” lo que no es sino el esbozo inicial de la primera fase de la liberación nacional que será tan complicada como dura haya sido la opresión ejercida por el imperialismo contra el país en cuestión. Y es necesario recordar que Venezuela fue en el siglo XX el modelo más evidente de dominio neocolonial como lo destacan no pocos investigadores.
El PCV ha tenido el gran acierto a principios de 2007 de decidir democráticamente su no autodisolución y tener así la oportunidad de intentar contribuir a tareas estratégicas: la unidad de la clase obrera y su maduración política como “una de las fuerzas motrices principales de la revolución” en acertada expresión de Afanásiev, la hegemonía del marxismo-leninismo como doctrina científica revolucionaria que es ya patrimonio de todo el pueblo, la elaboración de una teoría coherente de la transición en compañía de todo el Pueblo, las alianzas sociales que junto a la clase obrera garantizan una mayoría patriota en la etapa que vivimos (contando con el campesinado, la intelectualidad, las capas intermedias, los oficiales chavistas, los pueblos indígenas), la acertada política del “Bloque Político Revolucionario” acordada en el último Congreso y el internacionalismo proletario.
Los comunistas no estamos aferrados a siglas históricas sino al cumplimiento de las tareas de cada etapa revolucionaria. El histórico PC alemán se integró en el Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) en 1949 sobre una base leninista. El PSP cubano desapareció para integrarse en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) en 1961.
Que se cree en el futuro un partido obrero marxista unido integrado por varios destacamentos actuales lo dirá la lucha de clases. Lo que sí es fundamental e irrenunciable es la necesidad urgente de iniciar planificadamente un proceso de industrialización que, entre otros objetivos, debe crear un nuevo proletariado de alta cultura técnica, profundo compromiso patriota y elevada conciencia marxista.
Los países que alcanzaron la fase socialista, como la URSS, China, la RPDC, Cuba, Argelia, Vietnam o Rumanía, crearon un proletariado numeroso, compacto y hegemónico tras su industrialización socialista y no antes. De hecho en los países con una clase obrera más desarrollada, que son los imperialistas occidentales, la Revolución ha sido impedida de momento por varias razones. Esta se ha producido rompiendo los eslabones débiles de la cadena imperialista, como teorizó Lenin, donde el campesinado es mayoritario (China, Vietnam, Camboya, Laos, Argelia, Nicaragua,…).
En Venezuela el proletariado tiene que librar una lucha enérgica para sacudirse la ideología imperialista, economicista, consumista, apolítica y corrupta implantada por partidos populistas y reformistas (AD, COPEI, MAS, Causa R,…) y asumirse como clase para sí.
Camaradas del PCV asaltan la odiada sede de la Seguridad Nacional en Caracas el 23 de enero de 1958
Al menos en dos oportunidades los comunistas venezolanos perdieron la ocasión de ocupar tal rol: su división en tres organizaciones enfrentadas entre sí en los años 40 dejó un vacío político que le permitió a Rómulo Betancourt crear AD y dar el Golpe de Estado en 1945 ayudado por el embajador norteamericano de la época; y, en 1958 el PCV cosechó un enorme prestigio popular pero cometió un error histórico reconocido por el gran camarada que fuera Alonso Ojeda Olaechea: “el error fundamental del Partido fue no haber tenido objetivos de poder el 23 de enero” (Dos nombres. Una vida de acción y de pasión, p.132).
La Juventud Comunista rechaza en 1958 la visita a Caracas del vicepresidente norteamericano Nixon
Luego vino, según Faría, “algo peor que un error”: el V Pleno del Comité Central de Emergencia (CCE) en diciembre de 1962 impulsó una lucha armada que nos llevó a la derrota en los años 60. El PCV se debilitó durante tiempo y la clase obrera asimismo quedó debilitada objetiva y subjetivamente para los años 90.
Jesús Faría, lider obrero petrolero y Secretario General del Partido Comunista de Venezuela
Al PCV le corresponde el mérito de haber impulsado en 1936 a la clase obrera como clase para sí, haber fundado en 1957 la unidad cívico-militar para derrocar a Pérez Jiménez y haber abierto en sus documentos y luchas la vía de la Revolución nacional-democrática. Pero a finales del siglo XX la dirección política correspondió al Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) y a su líder indiscutible y carismático, el Comandante Hugo Chávez.
No es un fenómeno exclusivo de Venezuela: en Cuba no fue el Partido Socialista Popular (nombre del histórico Partido Comunista) sino marxistas-leninistas como Fidel, Raúl y el Che quienes lideran la Revolución y el nuevo Partido Comunista surgirá con ese nombre 6 años después de la toma del poder; en El Salvador una escisión del Partido Comunista, las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí, lideradas por su antiguo Secretario General, Salvador Cayetano, dirigió la unidad revolucionaria y la guerra popular en los años 80; en Egipto los comunistas y los militares progresistas liderados por Nasser tuvieron una difícil relación; en Etiopía los oficiales progresistas liderados por Mengistu Haile Mariam optaron por el socialismo científico tras tomar el poder creando más tarde el Partido de los Trabajadores; en Argelia los comunistas perdieron para los años 40 el liderazgo y el ritmo revolucionario lo marcó el Frente de Liberación Nacional (FLN); en Siria el Partido Comunista apoyó en 1962 la toma del poder por una fracción del Baas que proclamó el “socialismo científico”.
A quien pueda objetar la “calidad” del pretendido socialismo en esos y otros casos hay que recordarle que se trataba de Revoluciones de Liberación Nacional en países coloniales o semicoloniales que optaron por la orientación socialista bajo la influencia universal que ejercía la Unión Soviética. Un mal manejo de la fecunda teoría leninista de la transición al socialismo conduce al error de llamar “socialismo” lo que no es sino el esbozo inicial de la primera fase de la liberación nacional que será tan complicada como dura haya sido la opresión ejercida por el imperialismo contra el país en cuestión. Y es necesario recordar que Venezuela fue en el siglo XX el modelo más evidente de dominio neocolonial como lo destacan no pocos investigadores.
El PCV ha tenido el gran acierto a principios de 2007 de decidir democráticamente su no autodisolución y tener así la oportunidad de intentar contribuir a tareas estratégicas: la unidad de la clase obrera y su maduración política como “una de las fuerzas motrices principales de la revolución” en acertada expresión de Afanásiev, la hegemonía del marxismo-leninismo como doctrina científica revolucionaria que es ya patrimonio de todo el pueblo, la elaboración de una teoría coherente de la transición en compañía de todo el Pueblo, las alianzas sociales que junto a la clase obrera garantizan una mayoría patriota en la etapa que vivimos (contando con el campesinado, la intelectualidad, las capas intermedias, los oficiales chavistas, los pueblos indígenas), la acertada política del “Bloque Político Revolucionario” acordada en el último Congreso y el internacionalismo proletario.
Los comunistas no estamos aferrados a siglas históricas sino al cumplimiento de las tareas de cada etapa revolucionaria. El histórico PC alemán se integró en el Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA) en 1949 sobre una base leninista. El PSP cubano desapareció para integrarse en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) en 1961.
Que se cree en el futuro un partido obrero marxista unido integrado por varios destacamentos actuales lo dirá la lucha de clases. Lo que sí es fundamental e irrenunciable es la necesidad urgente de iniciar planificadamente un proceso de industrialización que, entre otros objetivos, debe crear un nuevo proletariado de alta cultura técnica, profundo compromiso patriota y elevada conciencia marxista.
Los países que alcanzaron la fase socialista, como la URSS, China, la RPDC, Cuba, Argelia, Vietnam o Rumanía, crearon un proletariado numeroso, compacto y hegemónico tras su industrialización socialista y no antes. De hecho en los países con una clase obrera más desarrollada, que son los imperialistas occidentales, la Revolución ha sido impedida de momento por varias razones. Esta se ha producido rompiendo los eslabones débiles de la cadena imperialista, como teorizó Lenin, donde el campesinado es mayoritario (China, Vietnam, Camboya, Laos, Argelia, Nicaragua,…).
En Venezuela el proletariado tiene que librar una lucha enérgica para sacudirse la ideología imperialista, economicista, consumista, apolítica y corrupta implantada por partidos populistas y reformistas (AD, COPEI, MAS, Causa R,…) y asumirse como clase para sí.